España: La oportunidad de la ciencia

Europa/España/LaTribuna/PERE PUIGDOMÈNECH

No hay mayorías para reformar la investigación, pero los métodos actuales se pueden mejorar

La ciencia española ha atravesado entre 2009 y 2018 uno de los períodos más difíciles de su historia. El Gobierno que se ha instalado recientemente incluye un Ministerio de Ciencia y Universidades. Nos tenemos que remontar al período 1979-81 para encontrar un Ministerio de Universidades e Investigación que, ciertamente, pasó sin pena ni gloria. En otros períodos, la Ciencia, junto con Educación o con Industria y Tecnología, había disfrutado de una atención particular de los poderes públicos que le había permitido desarrollarse hasta un cierto punto. La nueva estructura ha despertado sin duda expectación y sería una lástima que se frustrase.

Los datos que organizaciones independientes como la Fundación COTEC o la Confederación de Sociedades Científicas Españolas (COSCE) han presentado sobre la actual situación de la ciencia española dan un panorama ciertamente desolador. España tiene el récord en Europa de disminución de inversión en ciencia y tecnología en el período 2009-2016 y algo parecido ha ocurrido con las convocatorias de personal, con lo que el efecto sobre las nuevas generaciones ha sido devastador. Basta pasearse por los laboratorios europeos para darse cuenta del número de jóvenes científicos de nuestro país que llevan a cabo una investigación de calidad gracias a la formación que han recibido en casa.

Volver a encarrilar la ciencia y tecnología hacia un sistema eficiente y ambicioso puede requerir reformas de fondo y quizá no hay tiempo ni mayoría. Pero hay acciones que sencillamente implicarían deshacer decisiones administrativas de los equipos anteriores que solo han servido para poner trabas a una gestión eficiente de la ciencia. En otros casos bastaría cumplir la legislación vigente o aquellos compromisos que el Gobierno anterior había asumido pero no ejecutado. La experiencia ha demostrado que tratar de lograr pactos amplios puede servir solamente para disminuir planteamientos si una de las partes no está dispuesta a cumplir con lo pactado. Por ejemplo, la gestión de la concesión de proyectos y ayudas se lleva a cabo por parte de la Agencia Estatal de Investigación. En el acuerdo de investidura de 2016 se incluía su reforma siguiendo el modelo del Consejo Europeo de Investigación con separación de las decisiones científicas de las administrativas y evaluación internacional. Nada de esto se ha hecho hasta ahora.

Pueden revocarse decisiones administrativas de los equipos anteriores que solo han servido para poner trabas a una gestión eficiente de la ciencia

La necesidad de incorporar personal joven a nuestros centros de investigación y universidades es otra urgencia. Tampoco en este caso son necesarias grandes reformas para crear nuevos recorridos profesionales para los científicos huyendo del sistema funcionarial que ha demostrado de forma repetida no estar adaptado al trabajo de investigación. El conjunto de contratos Ramón y Cajal, I3, de investigador distinguido o las experiencias ICREA en Catalunya o Ikerbasque presentan alternativas que no necesitan de cambios estructurales pero sí aumento de dotaciones y mejoras en el sistema de evaluación.

La ciencia en el mundo, y también en España, se lleva a cabo principalmente en las universidades. La reforma de nuestro sistema universitario es urgente pero puede ser difícil en la situación política actual. Revolviendo en los cajones del ministerio se podrían encontrar informes sucesivos de comisiones de análisis, por ejemplo el de 2011. Quizá bastaría recuperar algunas de las ideas incluidas en estos informes. Urge también reconsiderar la función de los organismos públicos de investigación (CSIC; pero también INIA, CIEMAT, etcétera). Representan cerca del 50% de la inversión del Estado en investigación y el período que acabamos de pasar los deja envejecidos y desorientados. Puede ser una oportunidad para definir su función. El Estado tiene un mecanismo de evaluación de centros, el programa Severo Ochoa, que permitiría analizar aquellos que funcionan. Y hay formas de gestión en Catalunya y el País Vasco, e incluso en Madrid como el CNIO y el CNIC, que han probado su eficacia y podrían generalizarse donde fuera posible.

En las actuales circunstancias políticas ni hay tempo para muchas decisiones estratégicas ni mayorías para reformas de fondo. Pero la situación es demasiado crítica para no aprovecharla e iniciar un camino con ambición. Para ello sería necesario revertir algunas acciones administrativas, cumplir con la legislación vigente y utilizar de forma inteligente procedimientos existentes, emprender un diálogo con los sectores implicados para reformas en profundidad y recuperar como mínimo los niveles de financiación que existían hace casi diez años.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2018/08/07/opinion/1533637456_531748.html

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El personal docente y la reforma de la educación

Por Jesús De la Rosa

A la Reunión Internacional de Reflexión sobre los Nuevos Roles de la Educación Superior a Nivel Mundial promovida por la UNESCO y celebrada en Caracas, Venezuela, los primeros días de mayo del 1991, asistió una nutrida delegación dominicana integrada por rectores y dirigentes de nuestras universidades. Quien esto escribe tuvo la oportunidad de estar presente en tan importante evento. Dicha actividad formó parte de todo un proceso de reflexión que sobre la educación superior lanzara la UNESCO, compuesto por diversas reuniones y conferencias internacionales sobre temas de gran relevancia y prioridad estratégica para casi todas las regiones del mundo.

En la Reunión de Caracas, celebrada en las últimas décadas del pasado siglo 20, se plantearon cuestiones de extrema importancia, tales como la reunión de voluntades; la expresión global de sentimientos y anhelos de cara a los pueblos de todo el mundo; la explicitación de los escenarios futuros que de forma colectiva y solidaria deberían continuar moldeándose, y otras de tanto interés y utilidad como las mencionadas.

En dicho evento se pusieronde manifiesto los factores que más han contribuido para que la ciencia y la tecnología hayan alcanzado un lugar destacado en todos los países del mundo industrializado. Entre estos, se mencionaron los acelerados cambios en el economía internacional; la acumulación de conocimientos y la asombrosa disponibilidad de tecnologías y de procesos tecnológicos que se observan en países industrializados; los avances en la información y comunicación; la aparición de nuevos conceptos como el de “calidad total” que presentan serios desafíos a la gestión y a la productividad en gobiernos, empresas e instituciones; la aplicación amplia de nociones de eficiencia y eficacia en casi todos los recursos disponibles para hacer frente a innumerables necesidades y problemas de orden económico y social; la progresiva desaparición del potencial de recursos naturales sobre el cual se forjó la sociedad moderna; y los fenómenos de globalización e interdependencia que demandan decisiones audaces y precisos e ingentes esfuerzos de reflexión sobre los nuevos procesos y mecanismos que deberán sustentar las relaciones internacionales de ayuda y cooperación.

Todos plantean a la comunidad académica “retos de trascendencia en la búsqueda de elementos que permitan llegar a una dinámica concertación entre los distintos actores de la sociedad y consensos globales sobre el futuro que guiará el desarrollo de la ciencia y la tecnología”

En la Reunión de Caracas se puso muy de manifiesto que en el plano internacional el acceso a la ciencia y la tecnología implica el comprender cabalmente ciertos aspectos básicos. Y que de poco o de nada serviría la información si su impacto es limitado, tanto en el mundo productivo como el de la academia. Se afirmó que la velocidad de los cambios y de crecimiento constante en el dominio tecnológico que se registran en una gran parte del mundo obligana los países en desarrollo a encarar el reto de abordar, en niveles de excelencia comparable, aquellas áreas o campos considerados los más estratégicos para futuro desempeño en el campo internacional.

Según cifras oficiales, el crecimiento de la matrícula en la educación superior en la República Dominicana refleja claramente una tendencia de notable expansión cuantitativa, pasando de 1,987 estudiantes en 1950 a 3,729 en 1960, a 322,311 educandos en el año 2005 a 372,433 en el año 2009, y a 442,153 en el año 2011. Ese extraordinario crecimiento de la matrícula de la educación superior, ¿nos ha favorecido o, por el contrario, nos ha perjudicado? No hemos podido evitar que dicho crecimiento haya provocado graves problemas en lo que se refiere a la calidad de la, así como desequilibrios que plantean problemas difíciles de resolver. A ello nos referiremos en una próxima entrega.

Fuente del artículo: http://hoy.com.do/el-personal-docente-y-la-reforma-de-la-educacion-2/

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