Emiratos Arabes/Dubai/10 de septiembre de 2016/noticias.terra.com.mx
¡Cuidado de aquél que se enferme, pues además de no tener acceso a un servicio de salud, es tratado peor que a un animal!
Es un lugar de ensueño, pero creado por migrantes que tienen más de cuatro años sin ver a su familia, sin comer apropiadamente, sin dormir ni descansar como todo ser humano debería hacerlo. En este lugar los trabajadores son obligados a compartir la habitación hasta con 10 o 12 personas, y por si fuera poco, muchas veces no reciben paga alguna por su trabajo… No, no crean que son los jornaleros que trabajan en los diferentes campos de cultivo en México, tampoco son los centroamericanos que deben pasar por territorio mexicano para llegar a Estados Unidos. Son los inmigrantes de Pakistán, Afganistán y Bangladesh que trabajan en Dubai y que hoy día laboran en condiciones que se asemejan a un estado de esclavitud. Son los hombres y mujeres que llegaron a esta lujosa ciudad con la esperanza de un trabajo bien remunerado, y que, desafortunadamente, no lo obtuvieron. Sus historias también pertenecen a nuestras ‘Voces desde la Frontera’.
De acuerdo con Human Rights Watch, los trabajadores extranjeros en Dubai viven en condiciones ‘menos que humanas’. Dicha organización ha estimado que las condiciones de trabajo en el sector de la construcción son de un riesgo muy alto. Asimismo, los sueldos son escandalosamente bajos y en cuanto a la libertad con que viven, se sabe que los empleadores les confiscan los pasaportes, lo cual los deja con una libertad nula para poder ir y venir a sus países de origen.
El tipo de vida que tienen estos migrantes es desgarrador, como el que relato de Sahinal Monir, un albañil de 24 años de Bangladesh. Señala que trabajan 14 horas al día en el calor del desierto que llega a 55 grados en el verano, y en el que a los turistas se les aconseja no pasar más de cinco minutos. Su paga es de 500 dirhams al mes (menos de 180 dólares al mes), menos de un cuarto de lo que le prometieron.
No es el único testimonio, Nadim Udin, un benglái de 42 anños, relata: “Llegué hace seis años, ahora soy electricista. Reparo los auriculares que se reparten en Emirates Airlines”. Desafortunadamente, Nadim no tiene elección. “Mi familia es pobre y sólo Dubai nos ofrece un visado para trabajar”.
Las condiciones en que estos migrantes desarrollan el trabajo los coloca en un estado total de esclavitud, sin que ellos vean una salida pronta a esa situación, tan complicado es el caso que ya ha habido muchos suicidios entre estos trabajadores.
Las mujeres no se salvan de vivir así. Ellas son empleadas como trabajadoras domésticas y sufren confinamiento, privación de alimentos, y abuso sexual grave, psicológico y físico.
En este mundo existen varias historias de migrantes que al salir de la ciudad de origen llegan a una economía en progreso y se convirtieron en ricos y poderosos… desafortunadamente, para muchos otros, ese sigue siendo sólo un sueño…