# Despatriarcalizar la educación

Por Lupita Ramos Ponce

Esta semana me encuentro en Bogotá, Colombia, a invitación de la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE),  para participar en el Seminario Internacional “Por una Educación Emancipadora y Garante de Derechos” en donde compartí en un panel sobre “Despatriarcalización y educación: tarea urgente y pendiente” con las colegas  Deisy Aparicio, estudiante colombiana, Amaranta Gómez activista mexicana y Janneth Lozano, feminista de REPEM.

Tuve la oportunidad de reflexionar con un amplio auditorio de referentes en la educación de más de 20 países de América Latina y el Caribe sobre el patriarcado y cómo se hace presente en los sistemas educativos de la región, pero sobre todo, reflexionamos también que en la educación radica la vocación para transformar al sistema patriarcal.

Esta es la mirada que desde CLADEM le dimos al Derecho, es decir, si el Derecho había servido como un instrumento de opresión y de legitimación del propio patriarcado para la exclusión y discriminación de las Mujeres, nos planteamos la posibilidad de reformular y comenzar a utilizar el Derecho como una herramienta de cambio, a partir de la transformación del Derecho mismo.

Exactamente esto es lo que ocurre con la educación, es decir, si la educación ha servido de sostén y reproductor de un sistema heteropatriarcal que oprime, excluye y discrimina a las niñas y mujeres y a poblaciones en sus más amplias diversidades sexo/genéricas, ¿cómo hacemos ahora para construir pedagogías transformadoras y emancipadoras en América Latina y el Caribe? No es una tarea fácil ante la normalización y socialización de la cultura patriarcal dominante, caracterizada por ser transmisora de la desigualdad de género, por lo que la educación ahora tiene que dar un giro completo para que sea el motor de la transformación de la ciudadanía en clave de igualdad y justicia social.

Las mujeres somos la mitad de la población mundial, vivimos en un mundo donde las niñas y las mujeres ocupamos el 70% de la población pobre, es decir, personas cuya vida depende de menos de un dólar al día, según datos del PNUD; donde el 90% de las familias pobres están encabezadas por una mujer; donde las mujeres son únicamente propietarias del 1% de las tierras; o donde las mujeres suponen dos tercios de la población analfabeta.

La educación debe ser capaz de visibilizar las desigualdades, tomar conciencia sobre ellas, romper con los mecanismos de su normalización y crear, generar y construir alternativas de acción. En estos términos, una educación como práctica de libertad transforma y apoya relaciones sociales humanas en igualdad y con justicia social que no reproduce los mecanismos que relegan a las niñas y a las mujeres a los espacios privados, al trabajo infantil doméstico, a los matrimonios y embarazos no deseados, a las tradiciones culturales dañinas y machistas, a los trabajos informales infravalorados, al abandono de las escuelas o a la dificultad de acceder a puestos de liderazgo. Este año se cumplen 50 años de la publicación de “La pedagogía del oprimido” de Paulo Freire,  honremos su memoria promoviendo  una educación emancipadora y garante de derechos. Una educación que reconozca a las niñas, adolescentes y jóvenes como sujetas de derechos.

Las pedagogías emancipadoras en nuestro continente necesitan despatriarcalizar la educación y promover la formación del profesorado con enfoque de género como una herramienta esencial de esta pedagogía transformadora.

lupitaramosponce@gmail.com

@lupitaramosponce

Fuente: http://www.cronicajalisco.com/notas/2018/89784.html

Imagen tomada de: https://www.google.com.ni/url?sa=i&source=images&cd=&cad=rja&uact=8&ved=2ahUKEwjfwvCb26HeAhUhhOAKHba-BiAQjRx6BAgBEAQ&url=http%3A%2F%2Fwww.coordinadoradelamujer.org.bo%2Fobservatorio%2Findex.php%2Fdocumentos%2Fdescargar%2Farchivo%2FCartillaDespatriarcalizacionFINAL_236.pdf&psig=AOvVaw30bqx-cAJgKf25gS93PefE&ust=1540561006268896

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Acoso escolar, juego didáctico del patriarcado

Por: Alexis Bolívar

En mi adolescencia sufrí acoso y maltrato en la escuela por no cumplir los parámetros de masculinidad impuestos por la sociedad. Recibí hostigamiento de algunos profesores, de muchos compañeros y compañeras de clases y del entorno familiar. La causa de todo esto me llevó en algún momento de mi vida a sufrir de depresión que fue ocultada por pena y por miedo. El discurso familiar era reiterativo, pelea como un macho, habla como un macho, camina como un macho, pero siempre fui un fracasado en esa área porque nunca supe ser un macho.

El acoso escolar es una forma de maltrato psicológico, verbal y físico que se produce de manera frecuente en las escuelas y liceos. El acoso escolar puede tornarse homofóbico y está determinado por la constante violencia hacia las personas que parecen ser homosexuales sin que necesariamente lo sean. Estos acosos se ejercen muchas veces por el amaneramiento de los cuerpos en caso de los chicos o por la robustez en caso de las chicas. Mayormente este acoso se destaca por el hostigamiento a través de insultos, apodos, imitaciones y muchas veces llegan a la agresión física.

Cuando se sufre de acoso escolar es difícil obtener excelentes calificaciones, por nada del mundo te logras concentrar en tus estudios y poco a poco vas perdiendo interés en asistir a clases, mayormente vives solitario y careces de poco interés de cualquier actividad escolar.

El acoso escolar es un juego didáctico del patriciado y es la manera como educa para sobrevivir en el futuro. Este sistema está basado en la autoridad y el liderazgo del macho, en el predominio del hombre sobre las mujeres, del hombre “fuerte” hacia el hombre “débil”, del padre sobre la madre y los hijos.

Simone de Beauvoir en su libro “el segundo sexo” decía que una mujer no nace sino que esta se hace, a través de una serie de prácticas educativas que abarca la familia, el Estado, la religión, el arte, la cultura, entre otras. Así mismo debemos asumir que el hombre es una construcción social.

Según Robert Moore y Douglas Gillette, “el patriarcado es un ataque a la masculinidad plena, así como la feminidad plena. Aquellos que se encuentran atrapados en las estructuras y en la dinámica del patriarcado buscan dominar no solo a las mujeres sino también a los demás hombres. El patriarcado se basa en el temor, en el miedo que sienten los hombres ante las mujeres, el miedo del adolecente y del varón inmaduro a las mujeres y los hombres de verdad”

Para cesar el acoso en las escuelas, es imprescindible la deconstrucción del sistema patriarcal desde la raíz, a través, de la incorporación de la perspectiva de género en la educación que contribuya en el aprendizaje y el desarrollo integral de las niñas y niños desde el ingreso a la educación básica, aunque esta lucha no es aislada, es necesaria la transformación y la integración de la familia, movimientos sociales y la sociedad misma.

En Venezuela gozamos de un privilegio, estamos en una etapa de transformación donde estos cambios son oportunos para la despatriarcalización de la enseñanza. Tenemos una gran responsabilidad en el aporte y incorporación del nuevo curriculum de educativo.

Fuente: http://www.albatv.org/Acoso-escolar-juego-didactico-del.html

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