Los inmigrantes y los refugiados corren un alto riesgo de segregación en diferentes escuelas y circuitos escolares más lentos en los países europeos

UNESCO – Europa / 2 de diciembre de 2018 / Autor: Informe GEM / Fuente: Blog de la Educación Mundial

El martes, publicamos el Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo (Informe GEM) 2019 sobre la migración y el desplazamiento. Al mirar a las diferentes personas en movimiento, aparecen diferentes problemas y desafíos para diferentes regiones. Hoy veremos un desafío clave para la educación de los inmigrantes en Europa, donde a menudo terminan segregados en diferentes escuelas o en circuitos escolares más lentos, a menudo profesionales. Esto agrava sus desventajas educativas y exacerba los prejuicios, creando una reacción de “ellos” y “nosotros” en los países de acogida.

 

 

Dos tercios de los migrantes van a países de altos ingresos, donde representan casi uno de cada cinco estudiantes. Pero están repartidos desigualmente en las escuelas. En Berlín, por ejemplo, una de cada cinco escuelas primarias inscribe el doble de estudiantes con antecedentes inmigratorios que aquellos que viven en su área de captación. En 2017, en Italia, más del 30% de los estudiantes en un 17% de las aulas de primaria eran estudiantes nacidos en el extranjero de primera generación.

En Francia, cinco veces más niños de inmigrantes no comunitarios que hijos de padres franceses o de la UE asisten a la escuela secundaria inicial en las zonas desfavorecidas. En los Países Bajos, algunas escuelas ahora tienen un 80% de estudiantes inmigrantes. También encontramos que era más probable que los hablantes no nativos en el Reino Unido asistieran a la escuela con hablantes nativos desfavorecidos.

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Esta segregación se ve agravada por los estudiantes nativos que se mudan de las escuelas donde puede haber una alta concentración de inmigrantes a barrios más ricos, por ejemplo, en Dinamarca y los Países Bajos. En los Estados Unidos, por cada cuatro estudiantes nuevos que no hablan inglés en la educación secundaria pública, un estudiante nativo se cambió a una escuela privada. Como discutimos en el Informe GEM del año pasado, la elección escolar está exacerbando las desigualdades; encontramos que contribuyó a incrementar la polarización étnica de las escuelas en Australia.

box 1 spDescribimos algunas de las políticas que los países han probado para abordar esta segregación, ayer, en el evento de lanzamiento global para el Informe en Berlín. La comunidad francófona en Bélgica, por ejemplo, intentó hace algunos años introducir un sistema de lotería para la asignación escolar, que anuló la ley anterior que asignaba a las escuelas por proximidad. Pero esta iniciativa, a su vez, fue sustituida por un enfoque más débil basado en alianzas entre escuelas. Francia intentó cambiar las fronteras de las áreas de captación, pero la consecuencia fue que muchos padres de clase media cambiaron a sus hijos a escuelas privadas en ciudades como Marsella. Italia estableció una cuota de un máximo de un 30% de estudiantes “nacidos en el extranjero” por clase, pero aún así, casi el 20% de las aulas superó este límite.

Si no los separan por escuela, nuestro informe también encontró que muchos países separan a los alumnos de bajo rendimiento en circuitos menos exigentes. Y, si bien la capacitación profesional puede motivar a los estudiantes desfavorecidos desanimados por los circuitos más académicos, también puede comprometer las oportunidades subsecuentes de los estudiantes con antecedentes inmigratorios. Esta manera de clasificar por habilidades también conduce a la desigualdad y a una asociación más fuerte entre el entorno social y los resultados de los estudiantes.

 

Pero este tipo de separación por circuitos empieza a los 10 años en Austria y Alemania. En Alemania, incluso después de tomar en cuenta los puntajes de los exámenes de lectura y matemáticas, era siete puntos porcentuales más probable que se recomendara que los inmigrantes, en comparación con sus compañeros nativos, fueran asignados al circuito más bajo.

También encontramos los mismos problemas en otros países: habían más de cinco veces más estudiantes de ascendencia marroquí en formación profesional en los Países Bajos, por ejemplo, en comparación con los holandeses. Y esta separación por circuitos es una desventaja particular para los estudiantes varones con antecedentes inmigratorios.

Fuente del Artículo:

https://educacionmundialblog.wordpress.com/2018/11/26/los-inmigrantes-y-los-refugiados-corren-un-alto-riesgo-de-segregacion-en-diferentes-escuelas-y-circuitos-escolares-mas-lentos-en-los-paises-europeos/

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Alerta UNESCO sobre desequilibrio educacional

Unesco / www.radioreloj.cu / 6 de Septiembre de 2017

Naciones Unidas.- Las desigualdades entre niños y niñas en la enseñanza de la ciencia y la tecnología persisten en todo el planeta, aún con los esfuerzos realizados en los últimos años para reducir la brecha, alertó hoy la Organización de las Naciones Unidas para la educación, la Ciencia y la Cultura, Unesco.

Esa organización de las Naciones Unidas advirtió que en numerosas situaciones, la ciencia, la ingeniería, la matemática y las tecnologías siguen siendo territorio privilegiado de los varones, con desigualdades impactantes con respecto a las chicas.

De acuerdo con cifras divulgadas, en la enseñanza superior solo el 35 por ciento de los estudiantes inscritos en carreras de ese tipo son del sexo femenino.

El texto de la Unesco señaló que la desventaja de las niñas es el resultado de una superposición de factores anclados a la vez en procesos de socialización y aprendizaje

Fuente:http://www.radioreloj.cu/noticias-radio-reloj/sociedad/alerta-unesco-sobre-desequilibrio-educacional/

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Racionalizar el calendario escolar podría ayudar al alumnado en desventaja social

Por: Saray Marqués

El ‘largo verano del olvido’ dificulta ciertos aprendizajes ¿Tienen los tres trimestres los días contados? ¿Cómo lo hacen nuestros vecinos? ¿Es nuestro calendario escolar irracional o el único posible?

“Hoy no puedo, estamos de vacaciones. La semana que viene, tampoco, que es puente, igual que la siguiente”. Quizá esta sarta de excusas, y más si van dirigidas a una persona de fuera de España, puedan hacer a más de uno replantearse si los tiempos de trabajo y descanso son en nuestro país todo lo racionales que deberían, cuando no sonrojarse.

Si del calendario escolar se trata, habrá cursos, como este, en que el tercer trimestre se pasará en un suspiro, al coincidir la Semana Santa tardía y acumularse en primavera y verano distintos festivos en varias comunidades autónomas.

Récord de festivos

¿Es este año escolar una rareza española? ¿Limita esto las posibilidades de aprender de los niños y jóvenes? Es cierto que el número de festivos es superior que en otros países europeos, según el último informe al respecto de Eurydice: 12 en total, como mínimo, repartidos a lo largo de todo el curso, frente a los ocho de Portugal, los siete de Grecia, o los cinco de Francia e Italia.

Pero el español, con un mínimo de 175 horas al año en primaria y secundaria (la media de la OCDE es de 185), salvo por este detalle, no difiere mucho del calendario de otros países del sur de Europa.

Marcado por un largo periodo de vacaciones estivales, de unas 12 semanas (el doble que en Alemania), es bastante similar al portugués, con al menos dos semanas de descanso en Navidad, de dos a tres días por carnaval, y 10 días de parón en Semana Santa. Tampoco dista mucho del griego o del italiano (donde la Pascua se acorta a la mitad). Son países con tres grandes trimestres, donde el curso empieza tarde, en septiembre, lo que no permite establecer unas “vacaciones de otoño”, como sucede en Francia y en la mayoría de países europeos salvo los del sur y Polonia, Serbia y Montenegro.

El gran parón estival

Distintos autores coinciden en que las largas vacaciones estivales no son lo mejor para garantizar la equidad en educación. Se suele hablar de “el largo verano del olvido”, y cómo este afecta más a los alumnos en situación de desventaja social. Para Barbara Heyns, entre otros, la brecha por razón socioeconómica o de etnia se acrecienta más durante el verano que durante el curso. “Cuanto más largas sean las vacaciones, mayor es el riesgo de que esa brecha impida el aprendizaje adicional de esos niños. Todos conocemos la sensación de estar abrumados o perdidos, mientras los otros parecen dominar ya lo básico y pillar carrerilla a partir de ahí”, explica la analista de la OCDE Claire Shewbridge, coautora junto con Anna Gromada de una reciente revisión de los tiempos escolares en los países socios.

La pérdida de aprendizaje, sin embargo, difiere de unas asignaturas a otras, siendo las matemáticas, por ejemplo, más “democráticas”. Los alumnos, con ligeras diferencias dependiendo del contexto del que procedan, pierden en torno a un mes de instrucción en esta materia. En otras, como las relacionadas con las habilidades comunicativas, se pierde más en entornos desfavorecidos: los alumnos de mayor nivel socioeconómico y cultural siguen aprendiendo, aunque no estén en la escuela, mientras que los menos afortunados se quedan anclados en donde lo dejaron. Tanto es así que para autores como Smith y Brewer, el efecto acumulativo de la diferencia entre lo que unos y otros aprenden en verano es la principal causa de la brecha por razón socioeconómica.

Países como EEUU se han volcado en reducir el impacto negativo de este largo verano del olvido, redistribuyendo sus clases de un modo más homogéneo a lo largo de los 12 meses. Lo han hecho, en el caso de algunos estados, como el de California, con una especial consideración para las condiciones laborales de los profesores, a los que se les ha gratificado con una paga extra y se les ha dotado de más tiempo destinado a su planificación. En la misma línea ha ido el Reino Unido, con el objetivo de reducir el tiempo que los alumnos de entornos desfavorecidos pasan sin supervisión, fuera del colegio.

¿Ha funcionado? No según lo esperado, pues modificar el calendario por sí solo no sirve si no se introducen otros cambios cuantitativos o cualitativos. Solo así el tiempo extra supone una ganancia. Este tiempo puede conllevar un aprendizaje más profundo, sin centrarse solo en lo que entra en el examen, y potenciar unas mejores relaciones entre alumnos y profesores, lo que a su vez afecta positivamente al rendimiento, pero también puede generar fatiga o aburrimiento y el síndrome del profesor quemado (entre las motivaciones para ser profesor, tener tiempo para la familia y vacaciones fue un punto muy valorado en el Reino Unido, Noruega, Turquía y EEUU).

“El mayor descubrimiento de un vistazo a la investigación internacional es la importancia de cómo usamos ese tiempo. El número de días que los chicos acuden a clase es importante, pero la clave es la calidad de las oportunidades de aprender, si se garantiza que la enseñanza está adaptada a sus necesidades e implica un desafío para el alumno, y si el tiempo no se pierde mandando callar, o esperando al alumno o al profesor que llega tarde”, analiza Shewbridge.

Tendencia al cambio

Sea como fuere, entre 2003 y 2012 rara fue la nación que no introdujo algún reajuste en su organización de los tiempos escolares. Así, España se incluye entre los países, con Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega, Polonia y Eslovenia, en que se aprecia una tendencia a incrementar las horas de clase al año, tanto en primaria como en secundaria, aunque aquí se materializara en apenas media hora.

Pero no se trata solo de arañar una hora más o menos, de la cantidad de tiempo en clase, sino de cómo se distribuye este. El francés François Testu, uno de los mayores expertos en el análisis de los tiempos escolares y de cómo su desajuste con los ritmos biológicos de los niños y sus niveles de energía puede ser fuente de fatiga y mermar la capacidad de adquirir conocimientos por parte de estos, aboga por el ciclo 7-2: siete semanas de instrucción y dos de descanso.

Dado que los niños necesitan entre cuatro y siete días libres para recuperar su ritmo de sueño y de atención, las vacaciones servirían así para relajar a los estudiantes para estar preparados para el siguiente periodo de trabajo. Tendría sentido además, un mayor número de pausas, y más cortas, dado que tras 9 o 10 semanas de instrucción se acusa la fatiga acumulada, según Testu.

Aquí, las condiciones climatológicas imprimen su impronta, y si Cantabria ha podido sacar adelante este curso un calendario “más europeo”, arrancando antes, no ha sido posible en otros lugares que se lo han propuesto, como en la Comunidad Valenciana donde el exceso de calor en las aulas supuso un impedimento.

El clima y otros condicionantes

No es extraño que el clima o las tradiciones condicionen el curso, como señala Shewbridge: “En todos los países, las vacaciones han estado influidas por las tradiciones (incluidas las económicas, como la necesidad de que los niños ayudaran con la cosecha y aquellas marcadas por las religiones tradicionalmente dominantes). También influyen los intereses en la economía del turismo, las condiciones laborales establecidas para el cuerpo docente… Estas tradiciones son notablemente difíciles de cambiar, pese a que la investigación en varios países indica que el calendario podría estar mejor organizado para maximizar las oportunidades de aprender de los alumnos”.

En el estudio se menciona cómo en EEUU, antes de la estandarización de los calendarios escolares en el siglo XX, era común que en las escuelas rurales los meses de instrucción fueran tan solo seis, frente a los 11 o 12 en las urbanas.

Hoy, estos últimos condicionantes han desaparecido, con lo que cabe buscar una reorganización de los tiempos escolares que permita sacarle partido a “el recurso más valioso en el proceso educativo: el tiempo del aprendizaje del estudiante”, según la OCDE, que pide que se tenga en cuenta su influencia en el rendimiento tanto como otros como la reducción de la ratio o el incremento de los salarios.

¿Cómo? Familiarizándonos con campos como el de la cronopsicobiología y cuestionando las inercias establecidas: “No somos robots”, asevera Shewbridge, “Estamos expuestos a mayor riesgo de enfermedad y fatiga en determinadas épocas y estaciones del año [en el hemisferio norte, este se da en noviembre, febrero y marzo]. A diferentes edades, los niños tienen distinta capacidad de concentración (y, por supuesto, muchos sistemas educativos tienen cursos escolares más cortos para niños pequeños). También hay algunos ejemplos de innovación en institutos que empiezan su jornada más tarde, lo que encaja mejor con las pautas de sueño de los adolescentes y maximiza sus posibilidades de aprender, ¡esperemos que estos experimentos funcionen!”.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/04/24/racionalizar-el-calendario-escolar-podria-ayudar-al-alumnado-en-desventaja-social/

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Políticas educativas desde la inclusión y la equidad

Por: Antonio Hernández Lobo

Algunos ejemplos de desigualdad educativa se reflejan en la pobreza y la exclusión social, siendo al mismo tiempo causa y consecuencia de las desventajas educativas.

Ahora que estamos inmersos en el debate educativo desde la Subcomisión para la elaboración de un gran Pacto de Estado Social y Político por la Educación en el Congreso, hay un punto en el consenso generalizado acerca de las políticas educativas. Éstas deben dar respuesta a la diversidad y a las necesidades derivadas de ella, para que todo el alumnado pueda terminar con éxito su formación y desarrollar su potencial, independientemente de su origen y circunstancias. Un gran reto al que nos enfrentamos debido a las diferencias socioeconómicas, las bajas tasas de participación en educación infantil, el nivel educativo de los padres y madres así como los antecedentes étnicos o migrantes de su alumnado.

La Declaración de París de 2016 propugna la movilización del sector educativo para promover la inclusión y los valores fundamentales, estableciendo una serie de objetivos concretos a nivel nacional y local, y define cuatro grandes prioridades para la cooperación a nivel europeo.

 Conceder a los jóvenes competencias sociales, cívicas e interculturales, promoviendo los valores democráticos y los derechos fundamentales, la inclusión social, la no discriminación y la ciudadanía activa, estimular el pensamiento crítico y la alfabetización audiovisual, en particular con relación al uso de internet y las redes sociales, para una mayor resistencia frente a la discriminación y el adoctrinamiento, impulsar la educación de los niños y jóvenes desfavorecidos, velando por que nuestros sistemas educativos y de formación respondan a sus necesidades, y promover el diálogo intercultural a través de todas las formas de aprendizaje, en cooperación con otras políticas y agentes.
Algunos ejemplos de desigualdad educativa se reflejan en la pobreza y la exclusión social, siendo al mismo tiempo causa y consecuencia de las desventajas educativas.

Al mismo tiempo, un reciente estudio, presenta las causas y consecuencias de la falta de equidad en educación, para luego proponer retos y posibles soluciones en relación con cuatro grandes áreas,  el aprendizaje a lo largo de la vida, habilidades y empleabilidad, la educación inclusiva para los niños desfavorecidos, la equidad y la eficiencia de los sistemas de educación y formación, y la capacitación de los educadores y el personal de la enseñanza.

Algunos ejemplos de desigualdad educativa se reflejan en la pobreza y la exclusión social, siendo al mismo tiempo causa y consecuencia de las desventajas educativas.

Por tanto, el nivel socioeconómico del alumnado  actúa como determinante en los resultados escolares, y su riesgo de abandono del sistema. La calidad de la educación en la primera infancia es crucial para romper con el círculo de la desventaja social y educativa. Para ello es importante, entre otras cosas, ubicar a los mejores docentes en las zonas más desventajas ayuda a incrementar la eficiencia y equidad de la educación.

En relación con la educación inclusiva para niños en situación de riesgo, tales como inmigrantes o procedentes de minorías étnicas por poner algunos ejemplos, se debe promover y apoyar la participación de las familias y las comunidades locales. Debemos, por tanto apostar por la equidad y la eficiencia de nuestro sistema educativo aplicando de manera eficaz estrategias de mejora, tanto en la atención temprana y en la primera infancia, como en la provisión de educación formal y no formal.

Por lo tanto, y a modo de conclusión, estamos en un momento de debate donde se hace necesario promover una acertada política educativa asegurando una inversión sostenible en la financiación del sistema. Y en este punto hemos de hacer hincapié en la formación y en la capacitación del profesorado y de los equipos directivos de los centros para el trabajo en la  creciente diversidad del aula, observándose en muchos casos la ausencia de programas formativos relacionados con la diversidad de nuestro alumnado a través de pedagogías innovadoras.

Fuente: https://harodigital.com/opinion/politicas-educativas-desde-la-inclusion-la-equidad/

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