Venezuela: El Primer Congreso Nacional de Investigadores contra el Cambio Climático

El Primero Congreso Nacional de Investigadores contra el Cambio Climático

En las instalaciones de la Casona Cultural Aquiles Nazoa en Caracas, se instaló el primer Congreso Nacional de Investigadores contra el Cambio Climático que se extendió hasta el 05 de mayo del año en curso.

La actividad inició con la ponencia del Ministro del Poder Popular para el Ecosocialismo, Josué Lorca, quien detalló que un total de 396 personas se inscribieron en el congreso, más 76 trabajos de investigación que serán debatidos y evaluados durante la cita.

Al lugar, también hizo acto de presencia la vicepresidenta de la República, Delcy Rodríguez, quien insistió en que la actividad debe servir para generar propuestas que permitan frenar la crisis climática, a fin de que sean presentadas ante los venezolanos y la comunidad internacional.

«Es muy importante este congreso para que la investigación, la ciencia y la tecnología, hagan frente a la amenaza más grande que tiene la humanidad y que Venezuela esté al frente y que de aquí salga un plan para que lo pueda presentar a los venezolanos y comunidad internacional», dijo la vicepresidenta.

Destacó que en las próximas décadas, un 20% del planeta será inhabitable. «Hoy se registraban temperatura superiores a los 50 grados centígrados. Un mundo recalentándose, los polos derritiendo, los procesos de vaporización hablan de una emergencia climática, hay que hablarlo sin amarillismo, pero con mucha conciencia», dijo.

Precisó que es necesario actuar con rapidez debido al deterioro ambiental producto de las prácticas capitalistas. «La emergencia es hoy, la urgencia es hoy. Este es un mensaje de aliento, de esperanza para que nos activemos y actuemos de forma muy rápida», indicó.

Fuente de la Información: https://www.farodiroma.it/venezuela-el-primero-congreso-nacional-de-investigadores-contra-el-cambio-climatico/

 

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Guatemala: Mi romance con la Tierra

Mi romance con la Tierra

Carolina Vásquez Araya

Como cualquier hija de vecino, tengo un origen mezclado de raíces europeas con ramajes indios, cultura cosmopolita, arrestos de diletante, gustos caros pero necesidades de poca monta. Y así como yo hay miles, millones de seres humanos que se creen únicos e irrepetibles y actúan en consecuencia como si el sol les alumbrara en exclusiva.

Lo que resulta difícil de aceptar es la realidad simple y cruda de ser un número más entre los miles de millones de entes contaminadores en este planeta pequeño y frágil que nos tocó para nacer, vivir y reciclarnos. Desde la cuna hemos recibido el mensaje falso del dominio humano sobre los elementos, sobre la tierra, el mar y el firmamento, sobre la luna y los planetas; de hecho, nos repitieron hasta la saciedad la escena del alunizaje para grabar en nuestra mente esa noción de superioridad divina que gobierna la conciencia.

Y nos lo hemos creído a pies juntilla, rechazando todo cuanto limite nuestro indiscutible poder sobre el espacio que ocupamos y del cual nos creemos los dueños absolutos. Y así, haciendo gala de nuestro derecho de propiedad, hemos sembrado de basura los mares, convertido vergeles en desiertos áridos e inhóspitos, coronado de laureles y honores a los peores depredadores de las riquezas naturales adjudicándoles el dudoso mérito de generar desarrollo económico, agotado las reservas de agua, talado los bosques y exterminado a insectos, aves, peces, reptiles y mamíferos —por deporte, con saña y porque sí— como si en ello nos fuera la vida.

Hoy vemos con desolación que las advertencias apocalípticas sobre el deterioro ambiental, a las cuales tachamos de exageraciones sin fundamento o pura histeria de unos pocos idealistas, se han transformado en huracanes e inundaciones, sequías, hambre, miseria, epidemias y un futuro cargado de incertidumbre.

Hoy hacemos desfiles para celebrar el Día de la Tierra sobre ciudades contaminadas y contaminantes, sin reparar en nuestro aporte personal a la muerte segura de un mundo que ofreció tanto que, sin nosotros saber apreciar su maravilloso y sutil equilibrio, decidimos explotar hasta su extinción en un afán arrogante por transformarlo todo en objetos desechables. Mi romance con la Tierra -y también el suyo- consiste en manifestaciones carentes de fuerza, en pensamientos idealistas de cómo deberíamos actuar, pero sin la convicción suficiente para hacerlos realidad y aportar al gigantesco desafío de salvar todo esto que nos rodea y en cuya creación ninguno de nosotros ha tenido la menor influencia.

Así como yo, muchos nos hemos alejado de la sagrada regla de la egolatría humana. Por ello, personalmente no creo ni un ápice en el cuento de la superioridad humana por sobre las demás especies, pero tampoco tengo el poder de cambiar ese pensamiento antropocéntrico entre quienes me rodean. A lo largo de los años me he convencido, con pruebas en mano, de que el ser humano en su versión actual y en su promedio más común, no es más que una enfermedad capaz de amenazar y extinguir la supervivencia de otras muchas especies maravillosas y no el motor de desarrollo que la industria del pensamiento nos ha vendido tan caro. La única especie considerada inteligente, es también la única capaz de destruir su propio hábitat y, de ese modo, negar la vida a su propia progenie. Mi romance con la Tierra, por lo tanto, huele a falso cada vez que aporto un gramo de contaminantes.

Somos una especie destructiva, contaminante e incapaz de asumirlo.

Fuente de la Información: https://www.telesurtv.net/bloggers/Miromance-con-la-Tierra-20220424-0001.html

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La quema de residuos sólidos tendría buenos efectos en América Latina

Por: Daniela López/scidev.net

La quema controlada de residuos sólidos urbanos podría disminuir el impacto ambiental y contribuir a generar energía en ciudades no metropolitanas, fuera de las grandes urbes, donde la gestión de los residuos no es adecuada.

Si bien la tecnología de incineración propuesta es común en países desarrollados, en la región más del 30 por ciento de los residuos sólidos urbanos terminan en depósitos abiertos, por lo que su implementación representaría un desafío en términos de políticas públicas.

“Proponemos que se recupere energía de la quema controlada de los residuos sólidos de la ciudad para que esta energía pueda ser enviada a una cantidad importante de viviendas y que se use en lugar de madera”, dijo vía Zoom a SciDev.Net Ián Vázquez Rowe, uno de los autores del artículo publicado en la revista Waste Management.

El estudio evaluó la ciudad de Valdivia, al sur de Chile, como un caso ilustrativo y comparable con otras ciudades no metropolitanas del Sur global. Allí, el 95 por ciento de los residuos sólidos municipales van a botaderos a cielo abierto y presenta una de las tasas de contaminación ambiental más altas de América Latina.

Para fundamentar su propuesta y modelar los sistemas de tratamiento y gestión de residuos, los autores utilizaron un software especializado. Además, calcularon el ahorro de energía para uso residencial en caso de aprovechar los residuos sólidos urbanos bajo seis escenarios diferentes, buscando la mejor solución a estos problemas.

“Tuvimos que recolectar mucha información sobre la tipología de residuos, fracciones, cómo se recoge el residuo, dónde se dispone y después entender la parte energética”, señaló Vázquez Rowe sobre la procedencia de los datos en los que basaron su análisis.

Al final, determinaron que el mejor escenario de conversión de residuos en energía generaría un ahorro de 11,3 por ciento en emisiones de gases invernadero y 21,8 por ciento de material particulado, que puede resultar dañino para la salud humana.

“Un 11 por ciento [de reducción] no es la panacea, ojalá fuese muchísimo más, pero es un buen comienzo. Estamos diciendo que si a todas las actividades de la ciudad somos capaces de aplicar ese 11 por ciento la ciudad estaría cumpliendo con lo estipulado en el tratado de París”, dijo Vázquez Rowe, investigador del departamento de ingeniería de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

“Proponemos que se recupere energía de la quema controlada de los residuos sólidos de la ciudad para que esta energía pueda ser enviada a una cantidad importante de viviendas y que se use en lugar de madera”. (Ian Vázquez Rowe, Departamento de Ingeniería, Pontificia Universidad Católica del Perú)

El Acuerdo de París firmado en 2015 tiene entre sus principales objetivos reducir de forma sustancial las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero para atenuar el calentamiento global.

Sin embargo, para Martín Sabbatella, titular de la Autoridad de la Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR), en la provincia de Buenos Aires, Argentina, el desafío actual está en la recuperación de los recursos renovables y la generación de una conciencia social que permita reducir -o reciclar- antes de que los residuos lleguen a los vertederos.

Él cree que no es el momento oportuno para aplicar la quema controlada, por lo menos en su Cuenca, porque “no hemos desarrollado todas las herramientas existentes para la recuperación y revalorización de los residuos”.

ACUMAR es una entidad autónoma encargada de atender el deterioro ambiental de la cuenca Matanza Riachuelo, integrada por 14 municipios, ninguno de los cuales aplica esta tecnología para los residuos sólidos urbanos. En su lugar utilizan rellenos sanitarios donde encapsulan los materiales de la cubierta superior y aplican un sistema de membranas.

“La gestión integral de residuos sólidos urbanos de la Cuenca está dirigida a disminuir los residuos generados a través de la separación en origen para posteriormente ser reciclados”, añadió.

Fuente: https://www.scidev.net/america-latina/news/quema-de-residuos-solidos-tendria-buenos-efectos-en-la-region/

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