Deuda y desinversión: La crisis que dejó al mundo sin 44 millones de docentes

Por: Luz Palomino_CIIOVE

Según alerta la Organización de las Naciones Unidas, la comunidad global enfrenta un déficit crítico de 44 millones de educadores para el año 2030, una meta indispensable para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y asegurar una enseñanza de calidad para todas y todos. Sin embargo, la promesa de garantizar este derecho fundamental pende de un hilo debido a una financiación insuficiente.

La advertencia fue emitida durante la Cumbre Mundial sobre Docentes, donde Amina J. Mohammed, secretaria general adjunta de la ONU, denunció que los sistemas educativos a nivel global operan bajo una presión extrema: «El personal docente —en su mayoría mujeres— trabaja sobrecargado, mal remunerado y en número insuficiente».

Cubrir este vacío requeriría una inversión anual de 120,000 millones de dólares en salarios, una cifra que contrasta drásticamente con la realidad económica de numerosas naciones. La propia Mohammed explicó el obstáculo principal: “En demasiados lugares, el pago de la deuda estrangula la inversión social: más del 40% de la población mundial vive en Estados donde se gasta más en intereses de deuda que en educación o salud”.

La crisis se ve agravada por una previsible reducción de la ayuda internacional para la educación y una constante «fuga de talentos». Muchos educadores, especialmente mujeres, abandonan sus puestos para asumir responsabilidades de cuidado familiar, mientras que los jóvenes profesionales desertan de la carrera debido a los bajos salarios, la alta carga laboral y la escasa valoración social.

Aunque hoy hay más  niñas y niños matriculados que nunca, el acceso es profundamente desigual. Mientras en los países ricos la desescolarización ronda el 3%, en las naciones de bajos ingresos esta cifra se dispara a un 36%, siendo la región del África subsahariana la más afectada.

Frente a este panorama, la ONU señala la necesidad de actuar en cinco áreas clave: revalorizar la profesión con condiciones laborales dignas, asegurar financiación mediante alivio de deuda y créditos favorables, promover la igualdad de género, fomentar la transformación digital inclusiva y proteger a los docentes en zonas de conflicto.

El mensaje final es contundente: sin una inversión urgente y estructural, la escasez de profesores dejará sin educación a millones de niños en el mundo, perpetuando ciclos de desigualdad. Como concluyó la representante de la ONU, «sin docentes no habrá derecho a la educación».

 

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