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5 Libros de Orlando Fals Borda: Un legado para construir un mundo más justo (PDF)

Por: Luz Palomino/CII-OVE

En el corazón de América Latina, donde la desigualdad y la injusticia social han marcado su historia, emerge la figura de Orlando Fals Borda como un faro de esperanza y un incansable luchador por la transformación social. Este sociólogo colombiano, pionero de la Investigación Acción Participativa (IAP), nos legó un camino para construir un mundo más justo, donde la voz de l@s oprimid@s sea escuchada y donde la ciencia se ponga al servicio de la gente.

Fals Borda no se limitó a observar y analizar la realidad social desde una perspectiva académica distante. Su compromiso con las comunidades marginadas lo llevó a involucrarse activamente en sus luchas, a escuchar sus voces y a construir conocimiento junto a ellas. La IAP, su metodología más emblemática, es un testimonio de este compromiso. A través de ella, las comunidades se convierten en protagonistas de su propio cambio, identificando sus problemas, analizando sus causas y buscando soluciones de manera colectiva.

La IAP no es solo una metodología de investigación, es una filosofía de vida que reconoce la capacidad de las personas para construir su propio destino. Fals Borda creía en el poder de la organización y la participación comunitaria para transformar la realidad social. Su trabajo nos recuerda que la justicia social no es un regalo que se concede desde arriba, sino una conquista que se logra desde abajo, con la fuerza y la sabiduría de la gente.

El legado de Fals Borda no se limita a la IAP. Su pensamiento crítico y comprometido abarca otros aspectos fundamentales de la realidad social latinoamericana. La memoria histórica, por ejemplo, es un elemento clave en su obra. Fals Borda nos invita a rescatar del olvido las experiencias y las luchas de nuestros pueblos, a honrar la memoria de quienes nos precedieron en el camino hacia la justicia. La memoria histórica es un tesoro que nos permite entender nuestro presente y construir un futuro mejor.

La cultura popular es otro elemento central en el pensamiento de Fals Borda. Él reconoció la riqueza y la diversidad de las culturas campesinas, indígenas y afrodescendientes, y las valoró como fuentes de conocimiento y creatividad. Fals Borda nos invita a dialogar con estas culturas, a aprender de ellas y a reconocer su papel fundamental en la construcción de una sociedad más justa e inclusiva.

El legado de Orlando Fals Borda es un faro que ilumina el camino hacia un mundo más justo. Su obra nos invita a reflexionar sobre el papel de la ciencia y los científicos en la sociedad, sobre la importancia del compromiso social y sobre la necesidad de construir un conocimiento que esté al servicio de la gente. Fals Borda nos muestra que la transformación social es posible si nos comprometemos con ella, si trabajamos junto a las comunidades y si creemos en su capacidad para construir su propio futuro.

En un mundo marcado por la desigualdad y la injusticia, el legado de Orlando Fals Borda cobra una relevancia aún mayor. Su pensamiento nos invita a no bajar los brazos, a seguir luchando por un mundo donde la justicia y la dignidad sean una realidad para todos. Como él mismo decía: «La sociología no es para interpretar el mundo, sino para transformarlo».

Les compartimos cinco libros que pueden descargar gratuitamente:

  1. El problema de como investigar la realidad para transformarla. Por la praxis. (1981): Este texto es una guía práctica sobre la investigación-acción participativa (IAP). La IAP es una metodología clave para involucrar a estudiantes y comunidades en procesos de aprendizaje activo y transformador, donde la educación no se limita a la transmisión de conocimientos, sino que busca generar cambios sociales.Descárgalo aquí: sentipensante.red

  2. Acción y conocimiento: Cómo romper el monopolio con investigación-acción participativa. (1991): Este libro es una reflexión profunda sobre cómo la investigación-acción participativa puede democratizar el conocimiento. En el ámbito educativo, esto significa que los estudiantes no solo son receptores de información, sino actores activos en la construcción de conocimiento, lo que fomenta una educación más crítica y emancipadora.
  3. Investigación Participativa escrito por Orlando Fals Borda y Carlos Rodríguez Brandão: Es una obra fundamental para entender cómo la investigación puede ser una herramienta de empoderamiento y transformación social. En este texto, los autores proponen un enfoque metodológico que rompe con las tradiciones académicas verticales, invitando a las comunidades a ser protagonistas en la producción de conocimiento.                                                                                                                                                     Descárgalo aquí: investigación participativa

  4. Conocimiento y poder popular (1986): En este libro, Fals Borda explora cómo el conocimiento generado desde las bases populares puede empoderar a las comunidades. Para la educación, esto implica reconocer que los saberes comunitarios y tradicionales tienen un valor igual o mayor que los conocimientos académicos, y que la educación debe ser un espacio de diálogo entre ambos.               Descárgalo aquí: conocimiento y poder popular

  5. Ciencia, compromiso y cambio social:

    Un llamado a la acción transformadora: En su obra «Ciencia, compromiso y cambio social», Orlando Fals Borda, nos invita a reflexionar sobre el papel de la ciencia en la transformación de la sociedad. A través de una mirada crítica y comprometida, el autor nos propone una visión de la ciencia que va más allá de la mera observación y análisis, para convertirse en una herramienta activa de cambio social.                                                                                                                                                                                                                                    Descárgalo aquí: 2013_Ciencia_Compromiso_y_Cambio_Social-Fals_Borda

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La ciencia no es cosa de hombres (ni de mujeres): Un debate necesario.

Por: Luz Palomino/CII-OVE 

La ciencia, en su esencia más pura, es un esfuerzo humano por comprender el universo y nuestro lugar en él. No debería conocer de género, raza o credo. Sin embargo, la realidad nos muestra que la ciencia, como muchas otras áreas de la sociedad, ha sido históricamente un campo dominado por hombres. Esta situación no solo es injusta, sino que también limita el potencial de la ciencia para abordar los desafíos que enfrenta la humanidad.

La ciencia no tiene género, pero la historia sí

A lo largo de la historia, las mujeres han sido excluidas de los espacios científicos.Según la UNESCO, menos del 30% de los investigadores en el mundo son mujeres. Esta cifra es aún más baja en campos como la ingeniería y la inteligencia artificial, donde solo 1 de cada 5 profesionales es mujer. Además, solo el 3% de los premios Nobel en ciencias han sido otorgados a mujeres, un dato que refleja la invisibilización histórica de sus contribuciones.

Esto no se debe a una falta de capacidad, sino a barreras estructurales y culturales. Por ejemplo, un estudio de la American Association of University Women (AAUW) reveló que las niñas comienzan a perder interés en las materias sobre: ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, a partir de los 12 años, debido a estereotipos de género y falta de modelos femeninos. Otro estudio de la revista Nature reveló que las mujeres científicas tienen menos probabilidades de recibir financiación para sus investigaciones y de ser publicadas en revistas de alto impacto.

En América Latina, aunque el 45% de l@s investigadores son mujeres, estas suelen concentrarse en áreas como las ciencias sociales y la educación, mientras que su presencia en ingenierías y tecnologías es significativamente menor.

Las causas de esta brecha de género son múltiples y complejas. Entre ellas, destacan:

  • Estereotipos de género: Desde la infancia, se inculcan estereotipos que asocian la ciencia con lo masculino y desalientan a las niñas a seguir carreras estas carreras.
  • Falta de modelos a seguir: La falta de mujeres científicas visibles como modelos a seguir refuerza la idea de que la ciencia no es para ellas.
  • Discriminación y acoso: Las mujeres en la ciencia a menudo enfrentan discriminación y acoso en el ámbito laboral, lo que puede llevarlas a abandonar sus carreras.
  • Dificultades para conciliar la vida personal y profesional: Las mujeres científicas a menudo enfrentan dificultades para conciliar su vida personal y profesional, especialmente en áreas como la maternidad.

El mito de la «ciencia masculina»

La idea de que la ciencia es «cosa de hombres» es un mito que ha sido desmentido por numerosas contribuciones femeninas. Algunos ejemplos incluyen:

  • Marie Curie: Primera mujer en ganar un Nobel y la única en ganarlo en dos categorías (Física y Química).
  • Rosalind Franklin: Su trabajo fue esencial para el descubrimiento de la estructura del ADN, aunque su contribución fue minimizada.
  • Katherine Johnson: Matemática de la NASA cuyos cálculos fueron clave para el éxito de las misiones espaciales.
  • Lise Meitner: Descubrió la fisión nuclear, pero el Nobel de Química de 1944 fue otorgado a su colega masculino.

A pesar de estos logros, muchas mujeres han sido relegadas al olvido o sus descubrimientos han sido atribuidos a hombres. Esto no solo es injusto, sino que perpetúa la idea errónea de que la ciencia es un campo exclusivamente masculino.

La ciencia no es «cosa de mujeres» tampoco

La ciencia no es «cosa de mujeres» ni «cosa de hombres»; es un esfuerzo humano que trasciende el género. La diversidad en la ciencia no se trata de reemplazar un género por otro, sino de garantizar que todas las personas, independientemente de su identidad de género, tengan las mismas oportunidades de contribuir.

¿Por qué es importante la diversidad en la ciencia?

La diversidad no es solo una cuestión de justicia, sino de eficiencia. Según un estudio de la consultora McKinsey, los equipos diversos son 15% más propensos a superar a sus homólogos en innovación y rentabilidad. Además, incluir a personas de diferentes géneros, culturas y perspectivas permite abordar problemas globales de manera más efectiva.

Por ejemplo, en el campo de la medicina, la falta de diversidad en los ensayos clínicos ha llevado a tratamientos menos efectivos para las mujeres. En tecnología, la falta de perspectiva femenina ha resultado en productos que no satisfacen las necesidades de tod@s l@s usuari@s.

Para lograr una ciencia verdaderamente inclusiva, es necesario:

  1. Educar sin estereotipos: Fomentar el interés en la ciencia desde la infancia, sin distinción de género.
  2. Visibilizar a las científicas: Dar a conocer sus contribuciones y crear referentes femeninos.
  3. Políticas de igualdad: Implementar medidas que promuevan el acceso y la permanencia de las mujeres en la ciencia.
  4. Apoyo a la conciliación: Ofrecer opciones de cuidado infantil y horarios flexibles en instituciones científicas.
  5. Apoyar la investigación y los programas que promueven la participación de las mujeres en la ciencia.

La ciencia no es «cosa de hombres» ni «cosa de mujeres»; es un esfuerzo colectivo que debe ser accesible para todos. El Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia es una oportunidad para reflexionar sobre las barreras que persisten y trabajar hacia un futuro más inclusivo. La diversidad en la ciencia no solo es justa, sino necesaria para enfrentar los desafíos globales. Es momento de dejar atrás los estereotipos y construir un mundo donde la ciencia sea verdaderamente para tod@s.

Mientras la ciencia es universal, las oportunidades no lo son. Es momento de actuar, no solo el 11 de febrero, sino todos los días, para construir un futuro donde las niñas y mujeres puedan contribuir plenamente al avance científico y tecnológico.


Fuentes consultadas:

  1. UNESCO (2021). Datos sobre la brecha de género en la ciencia.
  2. American Association of University Women (AAUW). Why So Few? Women in STEM.
  3. McKinsey & Company (2018). Delivering through diversity.
  4. National Geographic (2020). Mujeres en la ciencia: Una historia de invisibilidad.

 

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Día Internacional de la educación: La Escuela, Territorio de los Sueños. Desafíos y Realidades en el Siglo XXI

Luz Palomino/CII-OVE

El Día Internacional de la Educación, celebrado cada 24 de enero, es una ocasión para reflexionar sobre el papel transformador de la educación en la vida de las personas y en el desarrollo de las sociedades. La escuela, como espacio físico y simbólico, representa el territorio donde los sueños de millones de niñ@s y jóvenes comienzan a tomar forma. Sin embargo, en América Latina y el Caribe, este «territorio de los sueños» enfrenta desafíos profundos que amenazan su capacidad para cumplir con esta misión. En esta oportunidad reflexionaremos sobre la importancia de la escuela como espacio de oportunidades, pero también señalando las barreras que impiden que muchos vean sus sueños realizados.

La escuela es, en esencia, un espacio de oportunidades. Es el lugar donde l@s niñ@s y jóvenes no solo aprenden a leer, escribir y resolver problemas matemáticos, sino que también desarrollan habilidades sociales, emocionales y cognitivas que les permiten interactuar con el mundo. Según la UNESCO, cada año adicional de escolarización incrementa en un 10% los ingresos futuros de una persona, lo que demuestra el poder de la educación como herramienta de movilidad social y reducción de la pobreza.

En América Latina y el Caribe, la escuela ha sido un mecanismo clave para la inclusión social. Programas como las transferencias condicionadas (por ejemplo, Bolsa Familia en Brasil o Prospera en México) han logrado aumentar la matrícula escolar en poblaciones vulnerables, demostrando que, cuando se invierte en educación, se abren puertas a un futuro mejor.

A pesar de su potencial transformador, la escuela en el siglo XXI enfrenta desafíos profundos que limitan su capacidad para ser un verdadero territorio de los sueños. Estos desafíos incluyen:

  1. Desigualdades en el Acceso y la Calidad:
    Aunque la cobertura educativa ha mejorado, las desigualdades persisten. Según el Banco Mundial, el 20% de l@s niñ@s más pobres de América Latina tienen cuatro veces más probabilidades de no asistir a la escuela que el 20% más rico. Además, la calidad de la educación varía significativamente entre escuelas urbanas y rurales, así como entre instituciones públicas y privadas. Esto crea un sistema educativo fragmentado, donde las oportunidades no son iguales para tod@s.
  2. Precariedad Docente:
    Los docentes son los pilares de la educación, pero en América Latina enfrentan condiciones laborales precarias. Según la Internacional de la Educación, el 60% de los maestros en la región trabajan con salarios bajos, contratos temporales y poca capacitación. Esto no solo afecta su motivación, sino también la calidad de la enseñanza que reciben l@s estudiantes.
  3. Infraestructura Inadecuada:
    Muchas escuelas en la región carecen de infraestructura básica. Datos de la UNESCO indican que el 30% de las escuelas en América Latina no tienen acceso a agua potable, y el 20% no cuenta con electricidad. Estas condiciones dificultan el aprendizaje y reflejan la falta de inversión en educación.
  4. Impacto de la Pandemia:
    La pandemia de COVID-19 exacerbó las desigualdades educativas. Según la CEPAL, el 30% de los estudiantes no tuvo acceso a internet o dispositivos electrónicos durante los confinamientos, lo que generó una pérdida significativa de aprendizajes. Además, se estima que más de 3 millones de niños y jóvenes abandonaron la escuela en la región debido a la crisis económica y social.
  5. Brecha Digital:
    La tecnología se ha convertido en una herramienta esencial en la educación del siglo XXI, pero la brecha digital sigue siendo un obstáculo importante. En América Latina, el 46% de los hogares no tiene acceso a internet, lo que limita las oportunidades de aprendizaje para millones de estudiantes.

La idea de la escuela como territorio de los sueños es poderosa, pero también cuestionable en un contexto de desigualdades y exclusiones. Para muchos niños y jóvenes en América Latina y el Caribe, la escuela no es un espacio de oportunidades, sino un reflejo de las injusticias sociales. Las brechas de acceso, calidad y financiamiento perpetúan un sistema educativo que, en lugar de reducir las desigualdades, las reproduce.

Sin embargo, esto no significa que la escuela haya perdido su potencial transformador. Por el contrario, es precisamente en este contexto donde la educación adquiere una importancia aún mayor. La escuela puede y debe ser un espacio de resistencia frente a la exclusión, un lugar donde los sueños de igualdad y justicia social se cultiven y se hagan realidad.

Para que la escuela sea verdaderamente el territorio de los sueños en el siglo XXI, es necesario abordar los desafíos estructurales que limitan su potencial. Algunas medidas clave incluyen:

  1. Aumentar la Inversión en Educación:
    Los gobiernos deben priorizar la educación en sus presupuestos, asegurando al menos el 6% del PIB recomendado por la UNESCO. Esto permitiría mejorar la infraestructura escolar, capacitar a los docentes y garantizar recursos pedagógicos de calidad.
  2. Reducir las Desigualdades:
    Es fundamental implementar políticas focalizadas que prioricen a las poblaciones más vulnerables, como comunidades rurales, indígenas y afrodescendientes. Programas de inclusión educativa y becas pueden ayudar a cerrar las brechas de acceso y calidad.
  3. Fortalecer la Educación Pública:
    La educación pública debe ser el eje central de cualquier estrategia educativa. Esto implica mejorar las condiciones laborales de los docentes, actualizar los currículos y fomentar el pensamiento crítico y la creatividad en las aulas.
  4. Integrar la Tecnología de Manera Equitativa:
    La pandemia demostró la importancia de la tecnología en la educación, pero también reveló las brechas digitales. Es necesario garantizar que tod@s l@s estudiantes tengan acceso a internet y dispositivos electrónicos, complementando la educación presencial con herramientas digitales.
  5. Fomentar el Pensamiento Crítico y la Creatividad:
    Los currículos deben actualizarse para incluir habilidades como pensamiento crítico, creatividad y resolución de problemas, esenciales para el siglo XXI. La escuela debe ser un espacio donde los estudiantes aprendan a cuestionar, innovar y transformar su realidad.

La escuela, como territorio de los sueños, enfrenta desafíos profundos en el siglo XXI, pero también tiene el potencial de ser un espacio transformador. En América Latina y el Caribe, es necesario un compromiso político firme, una inversión sostenida y una visión inclusiva para garantizar que la educación sea un derecho accesible para todos. Solo así podremos asegurar que la escuela sea, verdaderamente, el lugar donde los sueños se convierten en realidades y donde se construyen futuros más justos y equitativos. La educación no es solo un derecho fundamental; es la herramienta más poderosa para construir sociedades más inclusivas y sostenibles.

Fuentes Consultadas

  1. UNESCO (2021). Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo.
  2. Banco Mundial (2020). Informe sobre el Desarrollo Mundial: La Educación en América Latina.
  3. Internacional de la Educación (2022). Condiciones Laborales de los Docentes en América Latina.
  4. CEPAL (2021). La Educación en Tiempos de Pandemia: Impacto y Desafíos en América Latina y el Caribe.
  5. Otras voces en Educación 
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CII-OVE: Antecedentes y las causas del actual conflicto docente y social en Panamá

Centro Internacional de Investigación Otras Voces en Educación

El profesor Jose Cambra (Panamá) informa los antecedentes y las causas del actual conflicto docente y social en Panamá

Las últimas semanas se han realizado asambleas y reuniones de los gremios docentes y el movimiento social de ese país, en la que parece ser la antesala de una nueva confrontación entre las políticas neoliberales y las aspiraciones ciudadanas.

Les invitamos a ver el informe presentado por el profesor CAMBRA directivo de la Asociación de Profesores de la República de Panamá (ASOPROF)

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Inscripciones abiertas: 3er Congreso Mundial contra el Neoliberalismo Educativo

Por Luz Palomino/CII-OVE

3er congreso mundial contra el Neoliberalismo: La unidad de l@s trabajador@s de la enseñanza en defensa de la educación pública, se realizará en Río de Janeiro del 11 al 17 de noviembre de 2024 en las instalaciones de la Universidad Federal de Río de Janeiro.

Este encuentro es la continuidad del realizado en Panamá en junio de 2023  (http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/406300), y tendrá como eje central el análisis de la actual ofensiva de mercantilización, privatización y estandarización educativa, en los distintos lugares del planeta, así como visibilizar las resistencias y alternativas que se construyen. Los anfitriones de este congreso son los sindicatos nacionales ANDES-SN, FASUBRA, SINASEFE  y el Centro Internacional de Investigación Otras Voces en Educación, acompañados de organizaciones regionales y trabajadores de la educación del Brasil.

En este formulario pueden inscribirse las y los trabajadores de la educación que quieran participar, o tengan alguna ponencia: https://forms.gle/BzSBWwHPzaMwiJh17

En este formulario pueden inscribirse las y los estudiantes que participaran en el congreso: https://forms.gle/9JPccaWFJ3qT6Tz48

Se emitirá certificado de participación por 40 horas académicas. Cualquier aclaratoria, duda o sugerencia, pueden hacerla escribiendo a la siguiente dirección de correo electrónico: otrasvoceseneducacion1@gmail.com.

Sigamos construyendo estas iniciativas pedagógicas para seguir recorriendo caminos de unidad en la diversidad para defender la educación crítica, la creatividad y el compromiso social. La gente humilde de hoy y las nuevas generaciones de hombres y mujeres que viven del trabajo requieren de un esfuerzo redoblado para evitar que el capitalismo logre sus propósitos en la educación. Te esperamos con los brazos abiertos, con el corazón emocionado y con la conciencia clara del desafío que tenemos por delante.

Construyamos juntos el futuro de libertad, democracia y justicia social a través de la educación, que nuestro pueblo exige.

 

 

 

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Tiempos de tormentas para una comunicación audiovisual crítica

Por: Luz Palomino*

La revolución virtual-digital y la inteligencia artificial (AI) han irrumpido y se han popularizado usando el espectáculo y la farándula como vehículos de difusión, despertando novedosas formas de vivir lo colectivo, con particularidades que no estaban presentes en el reino de lo impreso o la televisión.  La era digital, cambió la “caja fija de los canales” por los dispositivos celulares móviles, la trama larga por la brevedad conceptual e interpretativa, elevó dramáticamente la fusión de colores, luces y sonidos en la construcción de narrativas, y simplificó la síntesis discursiva; brevedad y comprensión unidimensional de un contenido, cambiando el horizonte comunicacional.

La interrogante que surge, es si lo virtual-digital convertido en fenómeno narrativo de masas, logrará escapar a la banalidad del espectáculo, para adentrarse en los territorios de conciencia propia de una subjetividad reflexiva, que sea capaz de aproximarse a las desigualdades sociales más allá de imagen exógena, para despertar pensamiento crítico sobre atrocidades como las que ocurren hoy, con el genocidio palestino y la desigual guerra en el medio oriente, la explotación infantil en las minas africanas para extraer los minerales que requieren el brillo de la tecnología de punta, la tragedia de los osos polares ante el calentamiento global, o la denuncia respecto a los millones de seres humanos que hoy no tienen acceso al agua potable ni a la electricidad.

Harvey (2018) señala que la comprensión de la tecnología -y su uso cultural- son esenciales para entender las dinámicas del modo de producción y acumulación capitalista en cada momento histórico. Pero esto no esconde ni impide las resistencias, los intersticios en los cuales la palabra, el sonido, la imagen, la estética y las representaciones abren fisuras por donde dejar fluir otras formas alternativas, utópicas, contrahegemónicas de entender y situarse en el mundo.  Esto lo vemos en la narrativa venezolana en sus distintos momentos, unas veces como novela, otras como cuento, otras como historias de vida, otras como cotidianidad que confronta.

En este sentido, en siglo XX en Venezuela la novela como género literario se tornó contestaría de la pluma del socialdemócrata Rómulo Gallegos y el comunista Otero Silva, ahora se mostraba en las telenovelas con una crítica creativa que conectaba con el pueblo, y mostraba que la televisión también puede ser un espacio para resistir (Giroux, 1988). Ya para finales del siglo XX la telenovela venezolana se convirtió en una mercancía de exportación que promovía la imagen de una Venezuela saudita y de progreso material permanente.

Sin embargo, la crisis económica generada por los precios del petróleo de comienzos de los ochenta, el desembarco de la globalización neoliberal, dieron inicio a lo que Bonilla-Molina (2024) denomina como el gran periodo de crisis en Venezuela (1983-2024), aún no resuelto.

Precisamente en febrero de 1992 comienza a desarrollarse el internet en Venezuela. Poco a poco el tejido digital se va extendiendo del centro al oriente, occidente y sur del país. La idea de atomización y fragmentación social fue decantando en la necesidad de pertenecer a alguna tribu digital, con la cual compartir intereses, gustos e identidades. Fue el momento de la llegada de las redes sociales al país con Myspace (2000).

Actualmente, las redes sociales más usadas en Venezuela son WhatsApp (79,3% población), Facebook (43,8%), Instagram (33,4%), YouTube (25,9%), TikTok (22.1%) y X (5%), es decir por lo menos el 80% de la población tiene acceso a una red social. Esta realidad impacta en todos los ámbitos, especialmente en el político, social, económico y cultural.

En lo político, vimos como en las elecciones presidenciales de 2024 el gran difusor de contenidos fueron las redes sociales; la batalla electoral se libró más en las redes sociales que en las propias calles. Una vez concluidos los comicios y, a partir de las dudas surgidas por la precaria publicación de los resultados desagredados por mesa y centro de votación, el propio presidente de la República Nicolás Maduro culpó de toda la campaña de denuncias a las redes sociales, instando a sus seguidores a desinstalar WhatsApp, bloqueando X de Elon Musk, cuestionando el bloqueo que le hizo tik tok por el carácter de sus contenidos.

Con la llegada de ChatGPT (2022), Wall-e (2021) para elaborar imágenes y SORA (2024) de OpenAI para la edición de videos, además de toda la batería de IA para elaborar contenidos audiovisuales estamos entrando en una era en la cual “el verbo crea” y el ser humano dispone de una limitada capacidad de acción. Sin embargo, las imágenes y videos que se producen por esta vía, así como las narrativas parecieran ser producidas sin los giros y calidez humana, correctos pero carentes de la emocionalidad subjetiva de la creación humana. Esto está generando un sentimiento de vuelta a lo físico, a las imágenes concretas, a los diálogos cara a cara.

Rompiendo el mito de los adultos como próximos a los libros impresos y los más chicos apegados a lo digital, es más, se está dando un fenómeno que aquellos libros que son leídos en digital e impactan por su contenido, luego son comprados en físico, en libro impreso.  Es como si lo físico fuera una nueva identidad ante la vorágine de lo digital.

          Lo impreso parecía una muerte anunciada y, sin embargo, las estadísticas muestran, curiosamente, un aumento del papel gráfico, el destinado a la prensa, la impresión y libros, que aumenta respecto a 2021 un 11%. Estudios sobre el tema afirman que la forma de consumir cambió radicalmente en 2020 durante el confinamiento.

Los medios audiovisuales no son simple tecnología, o espacio para el desarrollo de técnicas de comunicación. Son un espacio en disputa entre dos formas de entender el mundo, la vida y la convivencia. Una que se relaciona con el otro y la otra como parte de una unidad indisoluble que es la humanidad, para lo cual la crítica transformadora y el pensamiento crítico son fundamentales. La otra que entiende a la tecnología como supremacía, como régimen de verdad (Sadin, 2020), que entiende el encuentro como circunstancial y efímero. Son dos formas de entender y relacionarse con la producción audiovisual, que en ningún caso son neutras. En Venezuela esta disputa ocurre en medio de una terrible situación material de vida de la población y de limitaciones para el ejercicio de la libertad, más allá de la dicotomía entre democracia y autoritarismo, encarnadas por dos facciones en disputa, que usan los medios para esconder sus reales intenciones de control y poder.

*Luz Dary Palomino Mayorga Licenciada en comunicación social. Esp. En Gerencia de los procesos educativos y en políticas públicas del cuidado. Maestrante en asesoramiento y desarrollo humano, y estudiante de la maestría en comunicación digital audiovisual. Profesora universitaria y directora del Centro internacional de investigación Otras Voces en Educación.

Lista de Referencias

Acosta C. (2007). Venezuela es una telenovela. Venezuela: Melvin

Sadin, Eric (2020). La inteligencia artificial o el desafío del siglo. Primera edición editorial caja negra.

Franco Berardi (2019). Futurabilidad: La era de la impotencia y el horizonte de la posibilidad. Caja negra.

Giroux, H (1988) Las resistencias y la reproducción, Ediciones siglo XXI. México

Tiempos de tormentas para una comunicación audiovisual crítica

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Podcast sobre el Derecho Humano a la Comunicación

Realizado por Luz Palomino 

En esta oportunidad conversaremos sobre el derecho humano a la comunicación, la libertad de expresión, el marco normativo convencional y constitucional de este derecho, la comunicación digital y sobre algunas formas actuales de censura vinculado a la realidad nacional y regional. 

Comienzo señalando que el derecho a la libertad de expresión es esencial para el desarrollo y fortalecimiento de la democracia y para el ejercicio pleno de los derechos humanos. El pleno reconocimiento de la libertad de expresión es una garantía fundamental para asegurar el estado de derecho y de las instituciones democráticas. Así ha sido reconocido en numerosas ocasiones por distintos sectores de la sociedad civil, organizaciones internacionales y por la mayor parte de los Estados. Es preciso señalar que este derecho forma parte de la tradición de lucha de los pueblos, a disponer de información de manera oportuna, completa y verdadera, así como a las posibilidades reales de colocar en circulación opiniones.  Esta dinámica se expresa en derechos individuales y colectivos, incluso ambos en tensión.

Este proceso tiene expresiones muy concretas en los marcos constitucionales como el norteamericano que replantea las tensiones entre las sociedades, el Estado nacional y sus gobiernos. Como lo plantea Analia Eliades en su artículo Libertad de Expresión, derecho a la información y derecho a la comunicación: apuntes actuales sobre sus bases constitucionales y pautas interpretativas. Esto se fundamenta en la interrogante “¿a quien o quienes le pertenece la información?”. La respuesta a esta interrogante varía según el paradigma institucional o liberal. La tradición jurídica de los Estados tiende a colocarle limitaciones al ejercicio de este derecho humano, mientras el liberal como lo reseña Owen Fiss en su artículo  Libertad de expresión y estructura social, donde coloca como lugar de enunciación del mismo a la ciudadanía, impulsando la noción de ampliación sistemática de sus formas, expresiones y de conceptualizaciones.

El caso Watergate marcó un hito en el desarrollo de la noción de derecho humano a la comunicación, pues colocó en tensión temas de seguridad ciudadana desde la perspectiva del Estado, versus acceso a la información gubernamental por parte de los ciudadanos, redimensionando el papel de la prensa en este tema. En la actualidad, mientras las normativas internacionales tienden a ampliar este derecho existe una percepción ciudadana sobre el ocultamiento sistemático de información. Reafirmamos que aún estamos muy lejos de aproximarnos a un punto ideal del derecho humano a la comunicación, entendida esta como dinámica bidireccional y de relación entre Estado y ciudadanos.

Entre sus normativas podemos destacar: La Convención Americana sobre Derechos Humanos establece el derecho a la libertad de expresión en su artículo 13 en los siguientes términos:

  • Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito, en forma impresa, artística o por cualquier otro procedimiento de su elección.

Por su parte La Corte Interamericana ha destacado de manera consistente la importancia de este derecho al sostener:

  • La libertad de expresión es una piedra angular en la existencia misma de una sociedad democrática. Es indispensable para la formación de la opinión pública. Es también para que los partidos políticos, los sindicatos, las sociedades científicas y culturales, y en general, quien desee influir sobre la colectividad puedan desarrollarse plenamente. Es, en fin, condición para que la comunidad, a la hora de ejercer sus opiniones, esté suficientemente informada. Por ende, es posible afirmar que una sociedad que no está bien informada no es plenamente libre.

Estos acuerdos internacionales introducen definiciones y alcances en los marcos constitucionales, los códigos civiles, leyes orgánicas, leyes especiales, reglamentos y resoluciones gubernamentales. Pero no se trata de un fetichismo jurídico, se requiere educación ciudadana para su pleno ejercicio y marcos institucionales abiertos, transparentes y seguros para su ejercicio. 

En Venezuela las garantías para la libertad información, libertad de expresión, el derecho al acceso a la información pública, el derecho de honor y a la reputación, están consagrados en los artículos 51,57, 58, 60, 61 y 143 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Estas disposiciones se corresponden con los fundamentos en esta materia establecidas en los artículos 19 y 20 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.

Pese a la progresividad de este marco normativo nacional, en los últimos 10 años las instituciones gubernamentales, legislativas y judiciales de Venezuela han diseñado y ejecutado de manera discrecional una serie de leyes y decretos que restringen estas garantías fundamentales, principalmente, el derecho al acceso a la información pública,  falta de transparencia en los datos oficiales y la información de primera línea en el plano gubernamental, las limitaciones para el acceso a insumos necesarios para el desarrollo de los medios de comunicación, la polarización política que impide crear las condiciones mínimas para la circulación de información y mecanismos explícitos de censura. En el país tiene un enorme desafío vinculado al derecho humano a la comunicación. 

En la actualidad las nuevas tecnologías ponen a prueba los límites cómodamente establecidos por la jurisprudencia para la libertad de expresión y sus continuas colisiones con otros derechos. Los límites y la imposibilidad jurídica de comprensión de estos fenómenos sociales, serán el punto de discusión en los próximos años. Si bien internet ha sido una herramienta liberadora en muchos sentidos, también es cierto que con ella las afectaciones y violaciones a los derechos humanos se replican e intensifican. La discriminación, los discursos de odio y el acoso son tan sólo algunos ejemplos de esto.

Esta nueva comunicación digital representa uno de los escenarios idóneos para el ejercicio del derecho fundamental a la libertad de expresión, es importante recordar que este derecho no es absoluto, y está sujeto a la responsabilidad por las opiniones expresadas cuando estas atenten contra los derechos de los demás, en particular la reputación, la protección de la seguridad nacional, el orden, la salud y la moral publica.

En el caso de Venezuela los medios y la información digital se ha venido desarrollando la práctica gubernamental de bloquear o limitar el acceso a páginas web críticas, mediante mecanismos tecnológicos en los servicios de internet que dependen del gobierno. Páginas web como aporre.org han visto disminuida hasta en un 75% las visitas a su sitio web, ante el impedimento ciudadano para acceder a la misma. La prohibición a los funcionarios gubernamentales a difundir estadísticas sin previa autorización (que casi nunca procede), del ministerio de planificación actúa como mecanismos de censura a la información pública. La polarización política actúa como mecanismo de censura, al referir de manera privilegiada la información que proviene de fuentes alineadas con la línea editorial de un medio, ya sea gubernamental u opositor. El desafío en Venezuela, es reconstruir el tejido jurídico, institucional y ciudadano que garantice el acceso efectivo y real al derecho humano a la comunicación.    

Sin duda, es posible generar una propuesta de regulación democrática y progresiva para llevar mayor calidad a las grandes plataformas de internet a través de instancias de diálogo participativo. Ha llegado el momento de unir esfuerzos para avanzar decididamente en este proceso y asegurar una protección eficaz de la libertad de expresión y un acceso a la información de calidad en la era digital.

Referentes bibliográficos: 

Eliades, A. Libertad de Expresión, derecho a la información y derecho a la comunicación: apuntes actuales sobre sus bases constitucionales y pautas interpretativas. https://perio.unlp.edu.ar/catedras/derechopd/wp-content/uploads/sites/103/2020/03/analia_eliades_-_libertad_de_expresion_informacion_y_comunicacion-1.pdf (Consultado el 20/08/2024)

Fiss, O. Libertad de expresión y estructura social. https://biblioteca.corteidh.or.cr/tablas/r29958.pdf (Consultado el 25/08/20249

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