Educación: lenguaje, odio y paz

Por: Ángel Pérez Martínez

En tiempos de paz reclamo del sector educativo repensar el uso y la importancia del lenguaje. Los docentes son ejemplo en el uso del lenguaje frente a la comunidad educativa, pero de manera especial frente a los más de 12 millones de niños y jóvenes que van a diario a las instituciones escolares.

No hay duda que ya es ganancia para este país que la paz sea un hecho social y político de magnitudes inimaginables. A pesar de vivir más de 60 años en guerra, a la mayoría de los habitantes de las grandes ciudades la guerra nunca los tocó. Luego, para el desarrollo de la democracia y el futuro del país es un éxito lograr que los colombianos se interesaran por la paz y que hoy estemos ad portas de un plebiscito en el cual tendremos la oportunidad de expresar el apoyo o no a los acuerdos, y sin duda, también a la paz.

Sin embargo, este gran hecho social y político nos desnuda como sociedad, en la discusión de la paz ha primado la guerra, la confrontación y el odio en sectores educados y dirigentes, basta con observar el lenguaje en redes sociales como Facebook o twitter para sorprenderse de la beligerancia verbal y las frases ofensivas de odio o amenaza, se llega hasta el maltrato al otro en la defensa o no del proceso de paz.

El profesor Abel Rodríguez, exsecretario de Educación de Bogotá, en reciente foro sobre la paz y la educación, expresó su preocupación sobre como el sector educativo en las escuelas y en las aulas reproduce este lenguaje de la guerra, el del ojo por ojo, el del diente por diente, el de la confrontación y la violencia verbal que proviene de las familias o de los entornos violentos, con los cuales conviven parte de los estudiantes y que exacerban algunos medios de comunicación: palabras como desertar, combatir, frentear, exterminar, aniquilar, mortandad académica y frases asociadas a irrespeto, grosería, odio y ofensas asociadas a descalificar al otro o ridiculizarlo por torpe o bruto (lo menos que se dice)  llegaron a la escuela y se quedaron.

Sin embargo, si los acuerdos de la Habana son un punto de partida para alcanzar una paz duradera y estable requerimos con urgencia lograr que la escuela establezca acciones educativas donde prime una cultura de la paz y la convivencia a partir de establecer Proyectos Educativos Institucionales, PEI, centrados en estos bienes superiores de la vida humana. En el PEI se debe reflejar la intención del uso del lenguaje como parte de una cultura formadora en paz y como eje ordenador de los diálogos y las expresiones entre maestros y estudiantes (de manera especial entre estos últimos) producto de una inteligencia razonada, y ojalá de sensibilidad humana, mediante la cual se escucha y se comunica en la escuela. Insisto, una de las pocas instituciones capaz de cambiar imaginarios colectivos es la educación.

La paz es un hecho social, la cual aceptamos de manera razonada en nuestra Constitución como un bien supremo, donde el uso del lenguaje es fundamental para su garantía y supremacía.  Rafael Echeverría en su libro Ontología del Lenguaje sostiene que el lenguaje nos constituye, en la medida que “el lenguaje nace de la interacción social entre los seres humanos y que todo fenómeno social es siempre un fenómeno lingüístico. El lenguaje no sólo nos permite hablar «sobre» las cosas: el lenguaje hace que sucedan cosas. Este postulado abandona la noción que reduce el lenguaje a un papel pasivo o descriptivo”. Lo anterior significa que el uso del Lenguaje puede ayudar a generar una cultura y una forma de ver y entender la paz, también una particular forma de ser, no desde la confrontación o la guerra, sino desde el respeto por el otro, por lo que piensa y dice (aceptación del otro como un ser diferente de mí), con la posibilidad de responder, pero sin agresión (Humberto Maturana llama a esto amor), en parte esta será una mejor paz.

Una sociedad donde la paz sea posible debe formar y ser ejemplo en un lenguaje que destaque las virtudes humanas (juicios e ideales que aseguran mejor paz y convivencia), o como sostiene la propuesta de la Red de Educadores por la Paz: “educar para potenciar los valores del diálogo, lo cual significa educar para la mediación; educar para la comprensión y el manejo positivo de los conflictos; educar para el desarrollo del espíritu crítico y; educar para el ejercicio de la responsabilidad individual y social (autolimitación). Por lo anterior, en un escenario de paz estable y duradera la educación tendrá enormes responsabilidades, no será fácil cambiar la actitud guerrera de nuestra sociedad.

Un buen ejemplo de virtud humana es la frase del músico carranguero Jorge Velosa: “Lo poco que cuesta un tiple y lo bonito que suena, lo mucho que cuesta un rifle y lo feroz que truena”

Fuente: http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/educacion-lenguaje-odio-y-paz-por-angel-perez/231536

Fuente de la imagen: http://contraluzcucuta.co/articulos/opinion-es-necesaria-una-educacion-para-la-paz/

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Entrevista con Alexandra Nariño: “Mi compromiso con la lucha sigue intacto”

Habla exclusivamente a Resumen Latinoamericano la guerrillera e internacionalista holandesa Alexandra Nariño (FARC-EP) sobre los cuatro años de negociaciones por una Colombia en Paz. La entrevista se realizó unos días antes que las dos delegaciones de Paz informaron el mundo que habían llegado al final de las negociaciones en la Habana. 

-Casi cuatro años de negociaciones sobre la Paz en Colombia; ¿cómo valoran las Farc lo acordado cuando faltan solo unos detalles para acordar? –Han sido cuatro años en que indudablemente se han logrado conquistas importantes para la democratización del país. El acuerdo sobre la solución al problema de las drogas ilícitas, por ejemplo, es un esperanzador documento que demuestra un cambio en la visión que se tiene sobre este flagelo. Se pasa de un tratamiento meramente punitivo al entendimiento que el cultivo de coca es un problema social, y que son los grandes narcotraficantes los que deben ser perseguidos y procesados, no el campesino que no tiene otros medios de subsistir. – El tema del consumo es tratado como un problema de salud pública. Son avances muy dicientes, en un país en el que el pequeño cocalero ha sido castigado con persecución y por encima fumigaciones. En cuanto a justicia, creemos que se logró llegar a un acuerdo que superó ya la visión punitiva de la justicia (“llenando cárceles no se construye país”), pero sin caer en el intercambio de impunidades. En conclusión, hay muchos aspectos interesantes que, claro está, hasta el momento solo están en el papel. La implementación de todos ellos va a ser clave, y para eso necesitamos a la comunidad internacional, para que juegue un papel como veedores, acompañantes y verificadores de los acuerdos.-¿Cuál ha sido el tema más complicado? –El tema más complicado tal vez haya sido el hacerle entender al gobierno que la guerrilla no llegó derrotada a la Mesa, que somos una fuerza social y política que tenemos unos planteamientos serios y una base social. Considero que es relativamente normal que en una guerra se utilizan los medios de comunicación para crear una imagen desastrosa del enemigo. Pero creo que es bastante nefasto para unas negociaciones, cuando el gobierno empieza a creer esos imaginarios creados por los medios. Esto le ha llevado en algunas ocasiones al Gobierno a tratar de tomar decisiones unilaterales, y la guerrilla reiteraba, una y otra vez, que en la Mesa había dos partes sentadas, que el diálogo es entre dos, que el proceso de paz no se podía convertir en un monólogo ni en una imposición. 

-Durante el tiempo en La Habana la delegación de las Farc ha tenido varios eventos con movimientos sociales que han llegado desde Colombia, entre ellos mujeres. ¿Ha sido para los delegados de las FARC también un aprendizaje? 

–Claro que sí. Hemos aprendido mucho y en muchos campos diferentes. Aquí el intercambio con diferentes organizaciones sociales ha sido muy fructífero y cada vez más numeroso. Al principio el gobierno era más bien reluctante frente a la participación de la sociedad en los diálogos, pero a medida de que el proceso haya ido avanzando, se ha vista cada vez más participación. Se recibieron delegaciones de víctimas del conflicto, representantes de organizaciones de mujeres, de la población LGBTI, de las comunidades negras, de las comunidades indígenas, estudiantes, profesores, ¡hasta empresarios! De cada uno de ellos y ellas se aprende algo sobre el conflicto en Colombia, sobre la necesidad de pararlo, sobre la reconciliación, pero también sobre la necesidad de luchar por los derechos de las mujeres, por ejemplo. 

Una europea que pelea en la selva colombiana. Me imagino que los medios de comunicación, más uno u otro político de la derecha holandesa, se han expresado sobre tu presencia tanto en Colombia como ahora en La Habana. 

–Pues, realmente. Al principio la reacción de los medios holandeses fue abrumadora y muy negativa en el sentido de que se trataron durante un tiempo de descalificar mi papel de diferentes maneras, tildándome de carita bonita, arma mediática y disminuyendo mi papel real aquí. Pienso que a la medida que el proceso de paz ha ido avanzando, hemos podido abrirnos un espacio para mostrar una realidad que mucha gente desconocía totalmente, incluso dentro de Colombia. Es decir, se han ido desmontando muchos mitos que existían sobre nosotros y en casi 4 años de diálogo hemos demostrado todos los días que somos una organización esencialmente política, eso ya hoy día nadie lo niega. Es otro punto de partida ya, también para mí como integrante de la organización. 

-El proceso que viene ahora y la transformación de las Farc a una organización política sin armas, ¿hay muchos nervios en juego entre los delegados y cuál es el sentimiento de los guerrilleros allá en Colombia? ¿Cómo concretamente trabajarán desde que el guerrillero entrega su fusil y comienza una nueva vida? ¿Van a disolverse o seguirán en forma orgánica cada frente con nuevas tareas colectivas? 

–Primero hay que dejar muy en claro – y lo explico porque en otros países la gente a veces tiene ideas equivocadas al respecto – que las FARC-EP éramos una organización político-militar que por necesidad luchaba en la ilegalidad. Y que ahora vamos a hacer el tránsito hacia una organización política no armada que va a ocupar espacios electorales y políticos legales para seguir haciendo política.

No diría que “nervios”; más bien utilizaría la palabra expectativa, tanto para nosotros los delegados aquí en La Habana como la guerrillerada allá en Colombia. Queremos seguir cohesionados y en esa dirección estamos haciendo todos los planes para el futuro. Queremos hacer política, porque es el espacio por el que hemos luchado durante tantos años. No nos vamos a disolver para irnos todos para nuestras casas. No tendría sentido, habría sido en vano la lucha. Seguiremos luchando por los objetivos que nos hemos propuesto todos estos años, ahora por la vía democrática de masas: la toma del poder para el pueblo colombiano. 

Como se sabe ya, nos vamos a organizar primero en Zonas Veredales Transitorias de Normalización, donde va a tener lugar la dejación de armas en fases, pero donde al mismo tiempo se va a intensificar la educación y la formación profesional de la gente, y donde también se va a seguir haciendo política desde la base, como siempre lo hemos hecho en los territorios donde operamos. Al mismo tiempo se debe iniciar la implementación de los acuerdos y la creación de proyectos productivos para estas áreas. Todas estas cosas están siendo discutidas en este momento, pero las líneas generales están claras.

¿Qué será de Alexandra Nariño cuando se firma la paz? ¿Volverás a Holanda o seguirás en Colombia? 

–Mi compromiso con la lucha sigue intacto. Pienso que en Colombia queda mucho por hacer; la firma del acuerdo debe ser el inicio de nuestra participación política, de la implementación de planes y programas en el tan olvidado campo, de la erradicación voluntaria de cultivos de coca, acompañada de inversión social en esas comunidades, de la búsqueda de la verdad y la reconciliación. ¡Son muchas cosas las que tenemos por delante!

Fuente de la entrevista:http://www.rebelion.org/noticia.php?id=216090
Fuente de la imagen: https://c6.staticflickr.com/6/5519/14629088965_7c32b06542_c.jpg
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Una carta abierta de Martha C. Nussbaum a los colombianos

28 Agosto 2016/Fuente y Autor: revistaarcadia

La filósofa norteamericana envió esta carta a los colombianos sobre la firma del acuerdo de paz: un llamado a la tolerancia, a abogar por la educación y por enfrentar nuestras diferencias sin odio. «La reconciliación debe ser una política del desarrollo humano».

Apreciados amigos,

Su país ha llegado a un momento histórico. Después de muchos años de conflicto, el proceso de paz ha dado un enorme paso adelante. Con el acuerdo definitivo anunciado este 24 de agosto, la gente puede esperar el desenlace final con alguna confianza. Sin embargo, en un momento así, es muy posible que haya bastante incertidumbre, puesto que muchas posturas diferentes compiten por la aceptación de la gente. Con toda humildad me permito ofrecer unas pocas sugerencias acerca de cómo enfrentar este futuro.

No me siento cómoda sugiriendo a las personas de otra nación acerca de asuntos que les son propios y no míos. Lo hago así, con una reticencia considerable, por tres razones. Primero, como filósofa he escrito acerca de asuntos de la justicia social y también sobre los sentimientos políticos, sobre el perdón y la reconciliación y creo que la filosofía de hecho tiene algo meritorio que ofrecer en este momento crítico. Segundo, siento una gran amistad hacia la gente de Colombia, donde como visitante he sido recibida calurosamente y también retada con preguntas provocadoras e inquisidoras, y donde me ha impresionado enormemente la calidad del debate público. Tercero, provengo de una nación que finalizó una guerra civil prolongada y amarga, y que todavía forcejea con el legado de aquella guerra distante. Por tanto, espero que los pensamientos provenientes de dicha perspectiva puedan ser de utilidad.

Lo primero que deseo decir, desde lo profundo de mi corazón, es que el espíritu de la revancha y la retribución es el veneno de cualquier relación humana, sea personal o política. La retaliación no corrige males que ya han sucedido, y generalmente solo acumula más amargura para el futuro. Lo que es crucial es girar hacia el futuro, no vivir en el pasado y asumir una postura política basada en la esperanza, el trabajo y el reconocimiento de los demás.

Ningún mal fue más atroz que la esclavitud, y sin embargo nuestro gran líder afroestadounidense Martin Luther King, Jr. repudió totalmente el espíritu de venganza, instando a los negros y a los blancos a unir las manos por la conquista de un mundo mejor. Ese mundo mejor, es todavía, muchos años después, trabajo en progreso, pero cuando un asesino racista mató a los integrantes de un grupo de una iglesia en Carolina del Sur, los integrantes de la iglesia dijeron que estaban tratando de trascender sus muy entendibles deseos de venganza personal y de lograr una mentalidad de perdón, compasión y amor a la condición humana.

Una política de la reconciliación debe también ser una política de la verdad y la justicia. No se puede alcanzar ninguna reconciliación genuina si los argumentos no se basan en la evidencia, los hechos y la lógica. Y no se creará ningún nuevo futuro genuino a menos que todos nos unamos en el compromiso de mantener las normas requeridas para que la justicia avance. El compromiso hacia el futuro es lo principal, y en la búsqueda de dicho pacto social se podría sabiamente tomar la decisión de no procurar retribución por el pasado. La nueva Suráfrica fue creada por la disposición de Nelson Mandela para trabajar constructivamente con los anteriores opresores, reconocer sus preocupaciones y desplegar confianza en ellos como conciudadanos. En cada contexto, bien sea el deporte o la formación del servicio civil, demostró respeto por sus anteriores enemigos, formando una nueva colaboración.

Al mismo tiempo, una política de la reconciliación debe ser una política del desarrollo humano. Me han impresionado profundamente los valientes experimentos económicos observados en mi reciente visita a Medellín, donde descubrí que lo que escribo –sobre la búsqueda de las “capacidades humanas”– se estaba convirtiendo en una esperanza material auténtica para muchas personas afligidas por la pobreza. Estos esfuerzos para la creación de oportunidades e inclusión deben continuar, puesto que ningún compacto social puede permanecer mientras las personas sean conscientes de las grandes desigualdades de riqueza y oportunidad.

Y una política de la reconciliación también debe preocuparse profundamente por la forma de la educación. A todos los niveles, desde la escuela primaria hasta la educación superior, un compromiso con el fortalecimiento de los valores humanos necesita abarcar tanto el currículo y la pedagogía, dando a los jóvenes la capacidad del pensamiento crítico y la argumentación respetuosa, impartiendo entendimiento de un amplio rango de perspectivas sociales e históricas y también de cultivar la capacidad de imaginar estas perspectivas desde dentro, a través del compromiso con las obras de arte, la literatura y la música. El estudio de la filosofía, la literatura y las artes no es inútil: es de importancia urgente, puesto que todas las personas, cualquiera que sea su trabajo futuro, serán ciudadanos, responsables por el futuro del pacto social.

En todas las democracias las personas disienten, y algo que me impresionó grandemente de los colombianos es el amplio interés en el debate público y en el intercambio respetuoso de las ideas. Deseo que mi propio país pueda alcanzar eso. Espero que ustedes se aferrarán a estos compromisos admirables en este momento difícil y no buscarán el camino más fácil pero vacío de la retórica narcisista.

Estoy emocionada por su futuro. Admiro su fortaleza nacional, su compromiso con el desarrollo humano, sus instituciones y su cultura política. De modo que contemplaré, con afecto y esperanza, a medida que avanza su proceso de reconciliación.

Su amiga,

Martha C. Nussbaum

* Traducción de Pedro Patiño García, profesor de la Escuela de Idiomas de la Universidad de Antioquia.

Fuente de la noticia:http://www.revistaarcadia.com/noticias/articulo/martha-nussbaum-colombia-proceso-de-paz-posconflicto-historia-debate-dialogo/53617

Fuente de la imagen: https://static.iris.net.co/arcadia/upload/images/2016/8/25/53620_1.jpg

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Rwanda: Jomo Kenyatta University of Agriculture and Technology Commemorates

Resumen:

El personal y los estudiantes de la Universidad Jomo Kenyatta de Agricultura y Tecnología (JKUAT) Viernes visitaron el Kigali Centro Memorial en honor a las víctimas del genocidio de 1994 contra los tutsis. La visita estuvo en el marco de la conmemoración del 22 aniversario de las víctimas que perecieron en el genocidio en Ruanda. JKUAT Comunidad organizó el evento junto a los otros ruandés quienes encendieron la antorcha de la esperanza y recordaron los sucesos como una forma de asegurarse de que el genocidio y su ideología sean arrancados de los ruandeses y en todo el mundo.

 Staff and students of Jomo Kenyatta University of Agriculture and Technology (JKUAT) Friday visited the Kigali Genocide Memorial Center to honor victims of the 1994 genocide against the Tutsi.

The visit was in line with Rwanda’s 22nd commemoration of victims who perished in the genocide.

JKUAT Community organized the event to stand with the other Rwandese to light the torch of hope and remember to ensure that the genocide and its ideology are uprooted from Rwandans and across the world.

After laying wreaths on the mass graves, Dr. Wilson Cheruiyot, the director of JMUAT Kigali campus told students and lecturers that visiting the memorial is an occasion to strengthen their contribution in fighting genocide and its ideology.

He pledged the university’s support in working with other institutions to foster peace building, fighting divisionism and discrimination to ensure total healing. He promised support to the genocide survivors.

«On behalf of JKUAT fraternity and on my own behalf, we feel the same pain from the dark moments that this country went through. The tragic loss of innocent lives should never happen again,» he said adding that JKUAT whose vision is global excellence in training, research and innovation for development, will continue to extend its support to genocide survivor students, providing them with quality education that would improve their lives and contribute to the social and economic transformation.

He urged students to take the advantage of the social media in fighting genocide ideology and denial; urging lecturers to serve as good role models and strive to produce good intellectuals with constructive knowledge.

Cheruiyot observed that the commemoration should be a reminder on shared commitment to respect humanity.

«We must note that this commemoration has a huge magnitude in its role in building a better country,» he added.

JKUAT has introduced different public lectures, where they invite some public speakers from the government or any other organization for public lecture on how to commemorate, and showing students that reconciliation is possible even after such horrible atrocities.

The JKUAT students were called upon to join the Association of Genocide Survivor Students (AERG) so that they can stand together in promoting reconciliation and general development in the country.

In an exclusive interview with The New Times, Cheruiyot said that genocide deniers have not witnessed the aftermath of genocide and its skin-deep scars and called upon such people to visit Rwanda to enable them understand that tragic history. «I can say that when we talk about genocide, the outside world might not understand what took place but when somebody comes and visits Rwanda, they can have picture of what happened. The memorial tells it all; I wish all deniers could come and see this evidence, they would go and spread a message of what happened.»

Javan Kayonga, the guild president at JKUAT addressed the community with an emphasis to youth who should know that commemoration is important and urged them to learn from experiences and make sure the genocide ideology is thoroughly defeated.

The message of the JKUAT is «Remember, unite, renew»

About JKUAT

JKUAT Kigali Campus, located in Kicukiro District, was established in September 2013, offering a blend of Agricultural, Technological and Management based academic courses. These programmes run throughout the year on both fulltime and part-time bases.

All programmes are Senate approved and teaching and examination is as defined by the JKUAT senate regulations. With a strong team of qualified members of staff drawn from JKUAT, other reputable institutions of higher learning in Kenya and other parts of the world, all staff members who teach must be approved by the University Senate.

JKUAT Kigali Campus prides itself as a university of global excellence in training, research and innovation for development, and quick to adapt its learning delivery platform to rapidly evolving learning environments. This has resulted in the creation of a vibrant ambience on campus that engages students in a variety of learning activities.

The cultural ethos of the institution is rooted in its philosophy: character is life. At JKUAT Kigali Campus, strong emphasis is placed on theory and practice, and on character formation, aimed at producing well rounded and well grounded graduates.

Fuente: http://allafrica.com/stories/201607010002.html

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#AdiosAlaGuerra: Se firma Cese de Fuego definitivo entre FARC y Gobierno colombiano

Kaosenlared/24 de junio de 2016

Se establecerá una hoja de ruta para que en 180 días después de la firma de la paz definitiva se haya terminado la dejación de armas.

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP) y el Gobierno colombiano firmaron este jueves el esperado acuerdo del cese al fuego bilateral y definitivo, un paso decisivo para poner fin a un conflicto interno de más de 50 años.

El acuerdo del cese al fuego no es el último paso del proceso paz colombiano, pero es el más importante porque las partes se comprometen a cesar las operaciones militares ofensivas y dar por terminada la confrontación y uso de las armas en la política..

El garante de Cuba, Rodolfo Benítez, leyó el comunicado conjunto número 76 con los puntos en los que se llegó a acuerdos: cese al fuego y dejación de armas; acuerdo sobre garantías de seguridad y lucha contra las organizaciones criminales incluyendo las denominadas sucesoras del paramilitarismo y sus redes de apoyo; y acuerdo sobre refrendación.

El documento establece que una vez entre en vigencia el acuerdo a partir del primer día, “la Fuerza Pública reorganizará sus esquemas para que las FARC-EP puedan retornar y reorganizarse en 23 zonas”.

A partir del día cinco se “desplazarán a esas zonas siguiendo las rutas establecidos en el acuerdo”.

Serán 23 zonas veredales transitorias de normalización, que tienen como objetivo la dejación de armas y la reincorporación de la vida civil de los guerrilleros. Serán ocho campamentos, indicó el garante de Cuba.

Así mismo, las FARC-EP designarán a 60 integrantes –hombres y mujeres- que podrán moverse por diferentes zonas del país para dar cumplimiento a lo acordado.

“También designarán 10 personas que podrán moverse a nivel municipal en cumplimiento con tareas relacionadas con el acuerdo de paz”, incluye el acuerdo. Se garantizará a todos los rebeldes medidas de seguridad.

“Alrededor de cada zona habrá una zona de seguridad donde solo habrá equipo de monitoreo. Será de un kilómetro a la redonda”, leyó Benítez.

Las delegaciones, en el acuerdo, pidieron al secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, agilizar la misión técnica que se encargará de verificar la dejación de armas.

Sobre la dejación de armas, el acuerdo anunciado fija que existirá solo un “punto de almacenamiento donde estarán los contenedores en los que estarán las armas. Siempre resguardadas por el mecanismo de monitoreo de la ONU”.

Al firmar el cese al fuego ambas partes se comprometen a contribuir al surgimiento de una nueva cultura que proscriba la utilización de las armas en el ejercicio de la política.

Además, asumen trabajar por lograr un consenso nacional en el que todos los sectores apuesten por un ejercicio de la política en el que primen los valores de la democracia y el debate civilizado y no haya espacio para la intolerancia y la persecución por razones políticas.

Se establecerá una hoja de ruta para que a más tardar a 180 días después de la firma del acuerdo final se haya terminado el proceso de dejación de las armas.

El objetivo del presente acuerdo es la terminación definitiva de las acciones ofensivas entre la fuerza pública y el grupo insurgente.

Se crearán las condiciones para la implementación del acuerdo final y preparar la institucionalidad y al país para la reincorporación a la vida civil de las FARC-EP.

El mecanismo de monitoreo y verificación será tripartito y estará integrado por representantes del Gobierno colombiano, la fuerza pública, las FARC-EP y un componente internacional constituido por la Misión Política de observadores no armados de la ONU, integrada principalmente por observadores de los países miembros de la CELAC.

Esta Misión Política presidirá en todas las instancias el monitoreo y se encargará de dirimir controversias, presentar recomendaciones y generar reportes.

Desde el día después de la firma del acuerdo firmal la fuerza pública reorganizará las tropas para facilitar el desplazamiento de las estructuras de las FARC-EP a las zonas y para dar cumplimiento al acuerdo del cese al fuego. Desde el día 54 las comisiones de los frentes de la insurgencia se desplazarán a las zonas siguiendo las rutas establecidas de común acuerdo.

Serán 23 zonas territoriales, temporales y transitorias y 8 campamentos. En cada una habrá equipos de monitoreo local, facilidades para el acceso y tendrán una extensión razonable con límites que correspondan a la vereda donde se ubican, los cuales podrán ser ampliados previo acuerdo.

La salida de combatientes de las FARC-EP de los campamentos se hará sin armas y de civil. En este punto, las partes acordaron el compromiso de que no haya ninguna limitación en el normal  desenvolvimiento de la vida de las comunidades.

Las autoridades civiles no armadas permanecerán y continuarán ejerciendo sus funciones en las zonas.

¿Cuáles son las bases del conflicto armado colombiano?

En el hecho histórico participaron el mandatario colombiano Juan Manuel Santos y el comandante de las FARC-EP, Timoleón Jiménez. También están presentes el presidente de Cuba, Raúl Castro y representantes de los países garantes.

Como “países acompañantes” estuvieron la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, y el jefe de Estado venezolano, Nicolás Maduro. El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, diplomáticos de EE.UU. y la Unión Europea también presenciaron el evento.

Las cifras de la guerra

En 2012, el Centro Nacional de Memoria Histórica publicó un informe titulado ¡Basta ya! Colombia: memorias de guerra y dignidad, en el que reflejaban el alcance y daño social que ha ocasionado el conflicto colombiano, el más duradero del mundo moderno.

Desde 1958 hasta 2012 la guerra en Colombia ha arrojado más de 220 mil fallecidos y 79 mil desaparecidos de manera forzosa; mientras que en asesinatos selectivos se cuentan unos 173 mil colombianos, la mayoría de ellos a manos de grupos paramilitares de la extrema derecha.

Estas bandas también ocupan el primer lugar en cuanto a masacres perpetradas con mil 156 víctimas. Otro drama que refleja este organismo público es de los desplazamientos violentos, que desde 1985 hasta la fecha de publicación del informe superaban los 10 millones de colombianos.

¿Es suficiente el cese al fuego bilateral para lograr la paz en Colombia?

En contexto

Las FARC-EP y el Gobierno colombiano dialogan en La Habana (capital cubana) para lograr una salida pacífica al conflicto armado que vive la nación suramericana desde hace más de 50 años.

Los diálogos comenzaron en 2012 y hasta ahora han logrado avances en temas como reforma rural integral, participación política, fin del conflicto, víctimas y drogas ilícitas. Con este nuevo acuerdo quedan pocos puntos para poner fin a la guerra.

Tomado de: http://kaosenlared.net/wp-content/uploads/2016/06/150923234817_saludo_santos_timochenko_624x351_afp.jpg

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