La importancia del semillero de investigación Botiquín Verde en la dinámica escolar

05 de julio de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Elsa Patricia Parra Murillo

Existe un cultivo de aromáticas medicinales que funciona como un aula experimental ubicada en la huerta escolar, que se ha podido mantener y que provee la enfermería del colegio. 

El Colegio INEM Francisco de Paula Santander3 es el contexto formal donde los estudiantes comparten y socializan sus saberes, participan en propuestas de aprendizaje tales como el semillero de investigación; exploran escenarios sociales y naturales como la enfermería, la huerta escolar u otros ambientes de aprendizaje; observan y aprenden a interpretar la cotidianidad, y; reconocen necesidades y problemas. Para las docentes es la oportunidad de desarrollar y formar habilidades científicas con sus estudiantes de una manera colaborativa.

El semillero de investigación Botiquín Verde

Es un proyecto escolar del área de ciencias naturales y educación ambiental, cuyo objeto de estudio son las plantas aromáticas medicinales. En este proyecto participan algunos estudiantes de básica secundaria y profesoras de Ciencias Naturales, quienes en contra jornada realizan actividades teórico-prácticas como: consolidación de un grupo de estudio, exploración del objeto de aprendizaje, ejercicios de etnobotánica, desarrollo de laboratorios, prácticas de estadística,  consulta bibliográfica, formulación de preguntas problema, recopilación, interpretación y organización de información científica, y socialización de resultados en diferentes escenarios.

Los desarrollos del semillero de investigación han permitido promocionar la cultura científica en la comunidad educativa. Ha sido reconocido como un grupo inquieto que utiliza elementos del medio para suplir una necesidad del entorno escolar, a través de la estrategia pedagógica de investigación por problemas (IEP)4.

Algunos autores caracterizan y reconocen elementos importantes en los semilleros de investigación como la motivación, la participación y el aprendizaje continuo sobre la metodología de la investigación en diversos escenarios y contextos, con el propósito de buscar una verdad o solución que beneficie a las partes y que represente la construcción o apropiación de conocimiento (Torres, 2005).

El colegio INEM tiene una población alta de estudiantes, los cuales en su gran mayoría han frecuentado la enfermería de la institución presentando diferentes síntomas que no son considerados tan complejos como para requerir acciones médicas inmediatas, pero que dentro del ámbito del colegio deben ser tenidos en cuenta.

Con frecuencia, son aquellos que interfieren en el desarrollo del quehacer educativo, como el caso de las cefaleas, los dolores de estómago, los cólicos premenstruales, los golpes por caídas, entre otros. Con el Botiquín Verde y el cultivo de plantas aromáticas medicinales en la huerta escolar, se busca rescatar el conocimiento ancestral, utilizar sus principios activos en la disminución de síntomas recurrentes en la comunidad y brindar la posibilidad de disminuir el uso de medicamentos que causan efectos secundarios.

Es así como el proceso de indagación favorece el desarrollo de habilidades científicas y comunicativas a través del trabajo colaborativo por roles. Este se caracteriza como un trabajo conjunto entre profesores y estudiantes, que negocian y comparten significados relevantes a una tarea de solución de problemas (Sotomayor, G. 2010), convirtiéndose el semillero en un ambiente de aprendizaje.

Las búsquedas en la sistematización del proyecto

La estructura macro del Botiquín Verde, se materializa en una estrategia pedagógica y didáctica que se consolida bajo tres referentes globales como son: la Ley General de Educación en Colombia, que reglamenta el proceso de formación permanente, personal, cultural y social; los Estándares Básicos de Competencias en Ciencias Naturales del MEN, cuando proponen que la formación de ciencias en los niños(a) y los jóvenes les permite asumirse como ciudadanos(a) responsables en un mundo independiente y globalizado, conscientes de su compromiso tanto con ellos mismos como con las comunidades a las que pertenecen, y; la política de Colciencias a través de su Programa Ondas, al determinar que el fomento de la cultura ciudadana y democrática de la ciencia, la tecnología y la innovación en la población infantil y juvenil colombiana genera una movilización social y forma capacidades regionales para estimular la investigación en las instituciones educativas del país.

El campo de observación en la sistematización de la experiencia después de sus tres años de conformación, consiste en determinar cómo ha permitido la apropiación de habilidades y actitudes científicas en los estudiantes participantes del semillero para cualificar el proceso. Desde esta apreciación, los datos colectados y su interpretación corresponden al avance de investigación educativa cualitativa.

Los instrumentos seleccionados fueron una entrevista semiestructurada que busca recoger percepciones, detalles, opiniones y actitudes, en un grupo focal de 5 estudiantes, que oscila entre 14 y 18 años que ya hubieran finalizado su proceso de formación en el semillero, así como la aplicación de una encuesta para cotejar las percepciones y generar confiabilidad en el establecimiento de categorías que, para el caso, se convierten en ejes de análisis.

La información obtenida se consolidó teniendo en cuenta su pertinencia, en cuanto a lo directamente relacionado con el aspecto a indagar y lo relevante por la recurrencia del tema de investigación, criterios expuestos por Cisterna, (2005). Dentro de la transcripción de las respuestas dadas por el grupo focal se determinaron las categorías y subcategorías emergentes, para la triangulación de la información.

Lea la experiencia completa en este enlace.

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/columnas/la-importancia-del-semillero-de-investigacion-botiquin-verde-en-la-dinamica-escolar

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Libro: Rezago escolar y trabajo infantil en el Perú

Walter Alarcón Glasinovich [Autor]
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ISBN: 978-612-4043-78-9
desco. DyA. WL.
Perú – Lima
Abril de 2016Este documento presenta la situación y dinámica del atraso o rezago escolar durante la última década (2004-2014), deteniéndose en explorar los factores sociales asociados a este problema. Nos importa en particular dar cuenta de la vinculación de la participación laboral de los menores de edad y su incidencia en el atraso escolar. Por ello, un segundo eje es la descripción y el análisis de la situación reciente del trabajo infantil y adolescente en el Perú, concentrándonos en los últimos tres años (2012-2014).

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Fuente de Reseña del Libro:
http://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana-cm/libro_detalle.php?id_libro=1301&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1240
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¿Ser Docente o Ser Ausente?

Por Dra. María Guadalupe Barradas Guevara

¿Cómo saber lo que nos conviene sin saber en dónde nos encontramos?

Se ha dicho que cuando existe la vocación de educar, la enseñanza debe ser necesariamente un acto de amor y de fe hacia los demás. Es decir; un proceso compuesto de actos intencionales, que busquen el bien en el otro. La enseñanza debe ser una continua búsqueda de la perfectibilidad humana, que implique la promoción de cambios en las personas, de cambios profundos y radicales; de cambios que transformen de manera auténtica a los alumnos.

Sin embargo, aunque uno de los temas frecuentes en discusiones y diálogos entre los docentes, sea el desarrollo de sus alumnos, no todo maestro, en el impulso de este proceso, produce aprendizajes en ellos, aunque cuando se logra, siempre existe una enseñanza implícita. Por esta razón, veo cada vez más endeble la legitimidad de las premisas subyacentes a esta profesión, puesto que ser docente se ha convertido a través de la historia en algo rutinario, desencantado y desesperanzador. ¿Qué vientos en contra tienen estos maestros? ¿Serán ellos mismos? ¿Será el poco interés que presentan los maestros o los alumnos en su propia construcción? ¿Serán el desaliento de la educación?

En México, como en muchos otros países, son muchas las tensiones que envuelven el ser docente, desde las propias confrontaciones sociales y la devaluación de su práctica, hasta la contradicción permanente en la que vive por la naturaleza de su trabajo. Latapí (2002) señala que la profesión de maestro a nivel básico, y también en el medio superior y superior, en México tiene muchos rasgos oscuros:
1. El sueldo escaso y lo que ese sueldo significa de bajo reconocimiento social;
2. Las condiciones laborales poco estimulantes, tanto en el medio rural como en el urbano marginado: instalaciones y muebles deteriorados, carencia de apoyos didácticos, presión de muchas obligaciones burocráticas y, a veces, una gran soledad;
3. La pobreza de los alumnos que les dificulta aprender, y con frecuencia la indisciplina, rebeldía o altanería de algunos muchachos en el aula;
4. La ignorancia o indiferencia, a veces, de los padres de familia que no los corrigen ni estimulan;
5. Y la competencia descorazonadora a la que se enfrenta el docente, al rivalizar con la “televisión”, los videos y las bandas de rock para conquistar el interés de los alumnos, en batallas perdidas de antemano.

A este lado oscuro de la profesión docente se debe, también, añadir la corrupción en el medio magisterial. Hay reglas de juego poco edificantes, simulaciones a las que hay que resignarse, abusos que callar aunque molesten y poderes nada éticos con los que hay que transigir. Termina diciendo Latapí (2002), por otro lado, ser maestro tiene, afortunadamente, otros rasgos que se inscriben en su lado luminoso y se descubren, cuando se logran trascender las pequeñas miserias de la cotidianidad y recuperar lo esencial, lo que alguna vez fue atractivo, es lo que se conoce como “vocación”: el amor a los niños y a los jóvenes, el deseo de ayudarles, de abrir sus inteligencias, de acompañarlos en su proceso para llegar a ser hombres y mujeres de bien.

Partiendo de lo anterior y tratando de contestar el gran dilema de este artículo “Ser docente” o “Ser ausente”. ¿Cuál de los dos nos lleva a un estado concreto dentro de la práctica educativa? ¿Los maestros están o fingen que están?

Sin saber qué contestar, y como docente que soy, considero que esto depende a las circunstancias o momentos que se nos presenten:
a. Aulas con alumnos preocupados y motivados por ser mejores.
b. Aulas con alumnos despreocupados y desmotivados por ser mejores.

Los primeros remiten a aquellos alumnos sabedores que a través de la educación garantizan su desarrollo y perfección, o como diría Aristóteles, “un hombre virtuoso”, el cual está estrechamente ligado a la excelencia de la propia vida. Puesto que, sólo la persona virtuosa es sabia, prudente, valiente, justa y sólo de este modo puede ser feliz. Y las virtudes se adquieren ejercitándose en ellas al través de la creación de hábitos (citado por Lonergan, 2001). Y es en este tipo de aulas que el maestro puede ser docente, pese a todas las incertidumbres laborales, a su sueldo escaso, a los desesperanzadores resultados que tiene la sociedad, puesto que su labor, está determinado por la fe de la perfección humana, entendida como un proceso compuesto de actos intencionales, que busquen el bien en el otro. Este tipo de maestro entiende que la enseñanza es una continua búsqueda de la perfectibilidad humana, que implica la promoción de cambios en las personas, de cambios profundos y radicales; de cambios que transformen de manera auténtica a sus educandos.

Por otra parte, el aula del tipo dos, tienen alumnos determinados por la pobreza de su autonomía, por su mediocridad, para ello José Ingenieros en su libro: “El Hombre Mediocre”, dice:

(…) Están fuera de su órbita de ingenio, la virtud y la dignidad, privilegios de los caracteres excelentes; sufren de ellos y los desdeñan. Son ciegos para las auroras; ignoran la quimera del artista, el ensueño del sabio y la pasión del apóstol. Condenados a vegetar, no sospechan que existe el infinito más allá de sus horizontes. (…)
(…) No viven su vida para sí mismos, sino para el fantasma que proyectan en la opinión de sus similares. Carecen de línea; su personalidad se borra como un trazo de carbón bajo el esfumino, hasta desaparecer. Trocan su honor por su prebenda y echan llave a su dignidad por evitarse un peligro; renunciarían a vivir antes que gritar la verdad frente al error de muchos. Sus cerebros y su corazón están entorpecidos por igual, como los polos de un imán gastado (2000, p. 45).

Este tipo de aula es la que lleva a los docentes a “Ser Ausentes”, porque, ¿cómo luchar con clases de este tipo, en donde los alumnos no tienen ningún interés por el conocimiento, por la razón o la construcción de ellos mismos? ¿Cómo pretender ser docentes en este tipo de aulas, en las cuales no podemos por más que tratemos educar?

Estimado lector, de lo que hablo aquí, considero que no debe sorprendernos, porque en este siglo XXI, la mayoría de nuestros alumnos en verdad no quieren aprender y mucho menos estudiar.

Al igual que otros filósofos, psicólogos o pedagogos, considero que el ser educador tiene como responsabilidad buscar estrategias para motivar a todos nuestros alumnos y tratar de “Ser docente”. Pero a diferencia de ellos considero que debemos explorar nuestras fortalezas y debilidades y reconocer cuándo en verdad no podemos hacerlo, como en la Oración de la Serenidad de Einhol Niebuhr, que nos dice: Señor, concédenos serenidad para aceptar las cosas que no podemos cambiar, valor para cambiar las que sí podemos y sabiduría para discernir la diferencia (2015).

Luego entonces, si recordamos la pobreza de nuestras aulas, que tienen alumnos que no quieren estudiar y lo relacionamos con la Plegaria anterior, pareciera que es mejor “Ser Ausente”; reconocer que el mundo difícilmente puede cambiar; cumplir con nuestras obligaciones de enseñar a través de cuatro pasos fundamentales:
1. Saludar a los alumnos
2. Sonreír artificialmente
3. Dar la clase
4. Escapar
Porque no importa cuánto nos esforcemos: Nada se podrá cambiar.

Por lo tanto, debemos reconocer qué tipo de maestro debemos ser, ya que, aunque Aristóteles, en su libro de Metafísica, haya dicho que: “Todos los hombres desean por naturaleza saber”, no hablaba de todos los hombres, sino, sólo de los que eran reconocidos como ciudadanos griegos. Los otros eran los esclavos, los seres inferiores, gentes ignorantes, carentes de toda libertad posible, correspondientes al tipo de la segunda aula, la de los alumnos despreocupados y desmotivados. Teniendo como conclusión, que dependiendo de las circunstancias a veces en lugar de “Ser docente” el educador un es “Ser Ausente”.

Referencias
Aristóteles. (s. f.). Metafísica. Traducción de Valentín García Yebra. Recuperado de: http://www.mercaba.org/Filosofia/HT/metafisica.PDF
Barradas Guevara, Ma. Guadalupe. (2009). La dimensión moral del docente: una mirada al trabajo del maestro de diferentes áreas de conocimiento. Tesis Doctoral. México: Universidad Iberoamericana Puebla.
Ingenieros, José. (2000). El hombre mediocre. Editado por elalepeh. Recuperado de: http://www.cecies.org/imagenes/edicion_176.pdf
Einhol, Niebuhr. (2015). La Oración de la Serenidad. Recuperado de: http://codependencia.net/index.php?option=com_content&view=article&id=71&Itemid=92
Latapí, P. (2002, 8 de noviembre). ¿Cómo aprenden los maestros? Conferencia Inaugural del: Foro de formación y actualización de docentes y su relación con la equidad y la calidad de la educación. Observatorio Ciudadano de la Educación y Contracorriente A.C. Recuperado de: http://www.observatorio.org/colaboraciones/latapi2.html
Lonergan, Bernand. (2001). Método en Teología. Salamanca, España: Ediciones Sígueme.

Imagen tomada de: http://pavelaguilar.com/wp-content/uploads/2015/08/El-gran-ausente.png

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