Democracia racial todavía es mito en América Latina

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En América Latina y el Caribe, unos 200 millones de personas se autoidentifican como descendientes de africanos, lo que representa más de un tercio de su  población. Sin embargo la “democracia racial” sigue siendo un mito. 

En países como Brasil, República Dominicana, Haití y otras islas del Caribe, la población afrodescendiente es mayoritaria. Según la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas Afrocaribeñas y de la Diáspora, y si se suma la población indígena, asciende regionalmente a casi la mitad.

“Sin embargo existe un énfasis en hacernos parecer como minoría. No permitir acceso a condiciones de vida digna, solo se explica por el racismo que continúa siendo una ideología relevante”, destacó a IPS su coordinadora, la nicaragüense Dorotea Wilson.

«Existe un énfasis en hacernos parecer como minoría. No permitir acceso a condiciones de vida digna, solo se explica por el racismo que continúa siendo una ideología relevante”: Dorotea Wilson.

Según la lideresa de la red que articula a las organizaciones regionales de mujeres afrodescendientes, “aún hay países donde siendo la mayoría, la población negra o indígena no es partícipe de la vida económica ni política”.

De hecho, en algunos países ni aparecen en  censos o estadísticas. “Cuando no se reconocen los problemas y necesidades de un sector de la población, no se diseñan políticas públicas para mejorar su situación”, señaló Wilson desde la sede de la red en Managua.

Según la Comisión Económica de América Latina y el Caribe (Cepal), la población afrodescendiente de la región representa 30 por ciento de su población total de 625 millones de personas, mientras en los países caribeños sube a 70 por ciento.

Pese a eso, es la que más sufre por la discriminación y violación de sus derechos. La pobreza los afecta en 92 por ciento y las desigualdades se acentúan en las mujeres negras.

“La ausencia de políticas públicas que favorezcan la situación de las mujeres afrodescendientes ayuda a que los problemas que se relacionan con la incidencia de la pobreza en los grupos étnicos se agudicen”, remarcó Wilson, una de las luchadoras por los derechos de los afrodescendientes y de las mujeres más reconocidas de la región.

Problemas como la inseguridad sobre sus tierras; la deficiencia de servicios básicos de salud, educación, agua potable, alcantarillado, electricidad y caminos; la elevada tasa de enfermedades contagiosas e infecciosas; el escaso apoyo para programas de empleo productivo y la defensa de su patrimonio cultural, especificó.

Desde el 21 de marzo, Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, y hasta el martes 27, en el mundo se celebra la semana de solidaridad con los pueblos que luchan contra el racismo y la discriminación racial.

Democracia racial todavía es mito en América Latina

La nicaragüense Dorotea Wilson, coordinadora general de la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora. Crédito: Cortesía de la Red.

“Las Naciones Unidas, producto del debate y la presión de los movimientos afrodescendientes del mundo, aprobó la Declaración y el Programa de Acción de Durban, reconociendo así la situación de los afrodescendientes, la historia de la esclavitud, y contribuyó a que los Estados empiecen a identificar la situación y diseñar políticas públicas”, recordó Wilson.

Sin embargo “falta muchísimo por hacer”, dijo. “Es fundamental” que los Estados incluyan en los censos la variable étnico racial y de género, y en función de eso y otros aspectos diseñar e implementar políticas públicas contra la pobreza, y que la población afrodescendiente sea parte de la ciudadanía de nuestros países y del continente”, exhortó.

“La democracia racial fue denunciada como mito y transformada en los años 80 como principal blanco de los ataques del movimiento negro, como una ideología racista”, explicó a IPS la abogada y activista de derechos humanos Anhamona de Brito,  de Brasil, el país del mundo con la mayor población de origen africano fuera de Africa.

Sin embargo “falta muchísimo por hacer”, dijo. “Es fundamental” que los Estados incluyan en los censos la variable étnico racial y de género, y en función de eso y otros aspectos diseñar e implementar políticas públicas contra la pobreza, y que la población afrodescendiente sea parte de la ciudadanía de nuestros países y del continente”, exhortó.

“La democracia racial fue denunciada como mito y transformada en los años 80 como principal blanco de los ataques del movimiento negro, como una ideología racista”, explicó a IPS la abogada y activista de derechos humanos Anhamona de Brito,  de Brasil, el país del mundo con la mayor población de origen africano fuera de Africa.

Brito fue también superintendente de Derechos Humanos del estado de Bahia, y secretaria de Políticas afirmativas del gobierno federal, entre otros cargos.

“La perspectiva de la democracia racial sirvió para inculcar una falacia en el imaginario colectivo: el de que en Brasil los blancos tenían una débil o casi ninguna conciencia de raza, donde el mestizaje era desde el período colonial, diseminado y moralmente consentido, donde los mestizos – mientras estuvieran educados- serían regularmente incorporados a las elites”, afirmó De Brito.

Democracia racial todavía es mito en América Latina

La brasileña Midiã Santana, con su reconquistado pelo afro, como una reafirmación de su identidad de mujer negra. La periodista ha creado el sitio Lista Negra, dedicado a promover a jóvenes emprendedores afrodescendientes en su estado, Bahia, donde 80 por ciento de la población tiene origen africano. Crédito: Cortesía de Midiã Santana

En consecuencia, “donde el prejuicio racial nunca fuese suficientemente fuerte como para crear ‘una línea de color’”, añadió. 

“Sabemos hoy que esa mezcla entre jóvenes blancos, negros e indígenas se dio a través de violaciones de mujeres negras e indígenas de parte de los colonizadores”, acotó a IPS la periodista y escritora Rosiane Rodrigues, investigadora del brasileño Instituto de Estudios Comparados en Administración Institucional.

“Por lo tanto podemos pensar que el ‘emblanquecimiento’ y mestizaje del brasileño se da en primera instancia a partir de violaciones. Es necesario que recordemos eso. Descender de un estupro no es un dolor fácil para nadie”, agregó.

Según Rodrigues, el mito de la democracia racial fue fundamental para enmascarar las relaciones de desigualdad, discriminación y exterminio de negros e indígenas, presuponiendo que ese mestizaje se dio “espontáneamente en condiciones de igualdad”.

En 2016,  una comisión parlamentaria de investigación concluyó que cerca de 30.000  jóvenes de entre 15 y 29 años son asesinados anualmente en Brasil, 77 por ciento de ellos negros, lo que equivale a un joven afrodescendiente muerto cada 23 minutos.

“Brasil es un país de proporciones continentales y hablar de una única forma de racismo es peligroso”, destacó Rodrigues.

“El genocidio que Brasil ha promovido contra jóvenes negros es la punta del iceberg de sus relaciones raciales. Por cierto el más cruel”, aclaró. 

Pero la discriminación se expresa también formas más sutiles como contó Midiã Santana, periodista, con maestría en Cultura y Sociedad por la Universidad Federal de Bahia, y creadora del sitio Lista Negra, que busca divulgar el trabajo de emprendedores negros de su estado, Bahia, con casi 80 por ciento de  población negra.

“Yo tenía el pelo ondulado y abundante y en la adolescencia lo sometí a una técnica que se llama alisamiento definitivo. Sabía que tenía un cabello bonito pero quería ser parte de un grupo que la sociedad considera como el más aceptado”, dijo a IPS.

Hace tres años Santana decidió experimentar la llamada transición capilar, una técnica que en tres años revierte el alisado químico, y que en Brasil y otros países de América Latina  refleja una nueva conciencia y resistencia afro.

“A partir de mi proceso de transición capilar conseguí reconocerme como la mujer negra que soy. Comencé a identificarme más conmigo misma y como bonita, a partir de que mi cabello volvió a ser lo que era”, relató Santana.

“Esto me hizo entender que el racismo en Brasil también está en la estética y que el empoderamiento negro también se da a través de la belleza. Entendí que mi cabello también era una cuestión de afirmación y representatividad”, subrayó.

En Brasil se ha avanzado en el combate al racismo con medidas como su reconocimiento como un problema, la implementación de cuotas raciales, y la inclusión de contenidos  sobre la historia de África y de los pueblos indígenas en los currículos escolares.

No obstante para Rodrigues aunque muy importantes para enfrentar el racismo, “fueron muy tímidas”, después de 380 años de esclavitud.

Brito destacó también que las políticas para reducir la pobreza extrema y aumentar el empleo contribuyeron indirectamente a mejorar la situación de los negros.

Algo para la abogada inclusive más efectivo desde el punto de vista de la justicia social, que la base legal creada para penalizar prácticas racistas en Brasil porque todavía hay mucha resistencia de las instituciones para implementarlas de manera certera.

Pero Rodrigues lamentó que el gobierno conservador de Michel Temer “está terminando o inviabilizando varias de esas iniciativas y haciendo retroceder el avance conquistado en las últimas décadas por relaciones raciales más justas”.

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2017/03/democracia-racial-todavia-es-mito-en-america-latina/

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Inquietante balance de la ONU sobre derechos de pueblos indígenas

10 agosto 2017/Fuente: El Espectador

A diez años de la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, expertos de 40 entidades de Naciones Unidas advirtieron que los indígenas siguen sufriendo el racismo, discriminación y desigualdad en el acceso a servicios básicos y educación.

Pese al reconocimiento internacional de sus derechos y ciertos progresos, los pueblos indígenas siguen siendo mayoritariamente objeto de discriminación, racismo y marginación, según advirtió este miércoles Naciones Unidas.

La organización conmemoró este 9 de agosto el Día Internacional de los Pueblos Indígenas y aprovechó para hacer balance de la situación de estas comunidades.

Diez años después de la histórica Declaración de la ONU que consagró los derechos indígenas, la realidad para la mayor parte de estos pueblos sigue siendo sombría.

«Aunque los pueblos indígenas han logrado avances significativos en la defensa de sus derechos en foros internacionales y regionales, la implementación de la Declaración se ve obstaculizada por una persistente vulnerabilidad y exclusión», advirtieron 40 entidades de Naciones Unidas y organizaciones internacionales.

Esa exclusión es aún mayor para «mujeres, niños, jóvenes y personas con discapacidades», según subrayaron en un comunicado conjunto.

La Declaración adoptada por la Asamblea General de la ONU el 13 de septiembre de 2007 estableció una serie de estándares mínimos para garantizar la dignidad y el bienestar de los pueblos indígenas.

«La Declaración, cuya negociación llevó más de 20 años, se consolida como una referencia de progreso y derechos, y un marco para la reconciliación», recordó la relatora especial de la ONU para los Pueblos Indígenas, Victoria Tauli-Corpuz.

Lo hizo en un escrito firmado junto a la presidenta del Foro Indígena de la ONU, Mariam Wallet Aboubakrine, y el Mecanismo de Expertos sobre sus derechos, en el que reconocieron, sin embargo, que una década después siguen existiendo «enormes desafíos».

«Los pueblos indígenas siguen sufriendo el racismo, la discriminación y la desigualdad en el acceso a los servicios básicos, incluidas la sanidad y la educación», señalaron los expertos.

«Cuando se dispone de datos estadísticos, se aprecia claramente que están excluidos en todos los aspectos, enfrentándose a niveles de pobreza desproporcionadamente mayores, una menor esperanza de vida y peores resultados educativos», insistieron.

Según la ONU, entre los grandes problemas de los indígenas figura la pérdida de sus tierras y los derechos sobre los recursos, que son «pilares centrales de sus medios de vida e identidades culturales».

El gran jefe Wilton Littlechild, de la tribu Cree de Canadá y miembro del Foro Indígena de Naciones Unidas, denunció este miércoles en una conferencia de prensa ciertos retrocesos en los últimos años, tras el impulso logrado anteriormente.

Entre los mayores problemas, Littlechild destacó que nuevamente se está cuestionando el derecho de las comunidades indígenas «a participar en la toma de decisiones», incluso dentro del sistema de la ONU.

La Declaración de 2007 reconocía, entre otras cosas, el derecho de los pueblos indígenas a la libre determinación y, dentro de él, el derecho a la autonomía y el libre gobierno en las cuestiones relacionadas con sus asuntos internos y locales.

La lucha de las comunidades indígenas por poder definir su futuro se ha podido visualizar recientemente, por ejemplo, en la fiera oposición de la tribu Standing Rock Sioux al el oleoducto Dakota Access en Estados Unidos.

El pasado mes de abril, el presidente boliviano, Evo Morales, hizo en la ONU un llamamiento a todos los pueblos indígenas a unirse frente a las políticas capitalistas que, a su juicio, están en la causa de guerras, desigualdades y daños al medio ambiente.

Morales, de la etnia aimara, se encargó de pronunciar entonces el discurso central del acto con el que la ONU conmemoró oficialmente los diez años de la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.

Fuente: http://www.elespectador.com/noticias/el-mundo/inquietante-balance-de-la-onu-sobre-derechos-de-pueblos-indigenas-articulo-707259

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Día mundial de Nelson Mandela

6 de diciembre de 2016/Fuente: telesur

La Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)  proclamó en 2009 el 18 de julio como el Día Internacional de Nelson Mandela  (1918-2013) para reconocer el aporte de Madiba a la cultura de la paz y la libertad. Mandela, considerado como el hombre que cambió para siempre la historia de Sudáfrica, se destacó por defender los derechos humanos y por trabajar en favor de la paz. También procuró la resolución de conflictos, la reconciliación, la igualdad entre géneros, así como los derechos de los niños y grupos vulnerables.

Semblanza de un líder

Nelson Mandela lideró uno de los movimientos más importantes contra el apartheid. En 1994 tomó posesión del primer gobierno que puso fin a una larga historia de racismo en su país. Fue hijo de un jefe de una tribu que lo llamó Rolihlahla, que significa revoltoso. A los siete años cambiaron su nombre por Nelson para que pudiera asistir a la escuela metodista. Más tarde sería llamado Madiba.  Tras la muerte de su padre, Nelson quedó bajo el cuidado de un primo, el jefe Jongintaba, de quien aprendió a tomar conciencia del sentido de la justicia.

Cuando cumplió 16 años, formó parte del consejo tribal y tres años después (1937) ingresó al internado Ford Hare para cursar estudios superiores.

En 1941 cuando supo que el jefe Jongintaba había concertado para él un matrimonio, abandonó su aldea y partió a Johannesburgo. Conoció a Walter Sisulu, quien influyó en sus ideas políticas, le ayudó a conseguir trabajo y a finalizar sus estudios de derecho y le presentó a su prima Evelyn Mase, con quien contrajo matrimonio en 1944.

Lucha por la igualdad

Mandela fue uno de los fundadores de la Liga de la Juventud del Congreso, que más adelante se constituiría como el grupo dominante del Congreso Nacional Africano.

Tras el triunfo del Partido Nacional de los Afrikaaners (blancos descendientes de los boers holandeses que colonizaron el país), el gobierno de Daniel Malan (1948-1954) llevó a cabo un sistema de  segregación y discriminación no sólo social, sino económica, política, cultural y territorial en perjuicio de la población negra, llamado  apartheid o «desarrollo separado de cada raza en la zona geográfica que le es asignada», según la definición oficial.

Los gobiernos posteriores, presididos por Strijdom y Verwoerd, continuaron la misma política. En 1949 prohibió los matrimonios mixtos y más adelante otras leyes terminaron de configurar el sistema segregacionista, tales como el reconocimiento oficial de las razas, segregación al momento de utilizar los servicios, incluso en espacios como playas, separación en el transporte público y en las fábricas.

En 1952 Mandela presidió la federación del Congreso Nacional Africano de la provincia sudafricana de Transvaal, y dirigía a los voluntarios que desafiaban al gobierno. En ese momento se convirtió en el líder del movimiento. Durante la represión hubo más de ocho mil detenciones, entre ellos Mandela, quien fue confinado en Johannesburgo.

Tras cumplir su condena, reapareció en 1955 y promovió la Carta de la Libertad donde dejó plasmada su idea de lograr un Estado multirracial, democrático e igualitario, así como una reforma agraria y una política de justicia social en cuanto al reparto de la riqueza.

En 1956 el gobierno creó siete reservas o  bantustanes, territorios marginales donde pretendían confinar a la mayoría negra (más del 70 por ciento de la población).

Esta población no sólo era marginada, sino también era condenada a la miseria. En respuesta a esto, el Congreso Nacional Africano levantó su voz de protesta y ocurrieron manifestaciones que dejaron como resultado la detención de la mayoría de sus dirigentes, entre ellos, Mandela, quien fue acusado de traición. Durante el juicio ocurrió la  matanza de Sharpeville (1960). La policía disparó contra  una multitud desarmada que protestaba contra las leyes racistas y 69 personas fueron asesinadas. El gobierno decretó estado de emergencia y varios líderes fueron arrestados, entre ellos Mandela, quien permaneció detenido varios meses.

En 1961 Mandela fue elegido secretario honorario del Congreso de Acción Nacional de Toda África. Consistió en un nuevo movimiento clandestino que adoptó el sabotaje como medio de lucha contra el gobierno de la recién proclamada República Sudafricana. Su estrategia se centró en atacar instalaciones de importancia económica o de alto valor simbólico.

En 1962, viajó a varios países africanos para recaudar fondos y dar a conocer la causa africana. A su regreso fue detenido y condenado a cinco años de prisión. Fue declarado culpable de sabotaje, traición y conspiración para derrocar al gobierno en el  juicio de Rivonia (1963-1964) junto a ocho dirigentes de la Lanza de la Nación.

En esa oportunidad dirigió a los jueces un célebre alegato final, sin embargo, fue condenado a cadena perpetua. Ese mismo año fue nombrado presidente del Congreso Nacional Africano. Durante 27 años estuvo encarcelado (1963-1990). En 1984 el gobierno le ofreció la libertad a cambio de establecerse en uno de los bantustanes, pero Mandela no aceptó.

Un nuevo comienzo para Sudáfrica

En 1990, Frederick de Klerk legalizó el Congreso Nacional Africano y liberó a Mandela. Ambos participaron en el proceso de negociación y desmantelamiento del apartheid y en 1993 compartieron el Premio Nobel de la Paz.

En 1994, Mandela se convirtió en el primer presidente negro de Sudáfrica (1994-1999). A partir de ese momento llevó adelante una política de reconciliación nacional. Durante su mandato inició el Plan de Reconstrucción y Desarrollo que consistió en destinar suficientes recursos para mejorar la calidad de vida de los sudafricanos negros en áreas como la educación, vivienda, salud y empleo. De igual modo, impulsó una nueva constitución aprobada en 1996.

En 1998 presentó el informe de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación donde no sólo se reflejaba los abusos y crímenes de los gobiernos segregacionistas sino también los cometidos por los movimientos de liberación, incluido el Congreso Nacional Africano.

En junio de 1999, Thabo Mbeki se convirtió en el sucesor de Mandela. Después de ese momento, sus apariciones públicas fueron esporádicas. En 2010 estuvo presente en las ceremonias del Mundial de Fútbol Sudáfrica. En 2013, a los 95 años de edad murió Mandela tras una larga lucha contra una afección pulmonar.

El legado de Mandela

Mandela destacó por su lucha contra el yugo colonial y por cuestionar un sistema basado en la discriminación y la desigualdad.

Logró abolir el apartheid basado en la reconciliación y no en la venganza «en un contexto social y económico en el que más de un 90 por ciento de la población vivía en situaciones de pobreza y exclusión”, resaltaba la profesora española Ruiz-Giménez.

Asimismo, sentó las bases de un gran cambio social en un país en que sólo el 10 por ciento lo tenía todo y el 90 por ciento no tenía nada. Mandela buscó mejorar las condiciones de vida de toda la población.

Su prioridad siempre estuvo basada en la defensa de los derechos humanos. También fue mediador en conflictos como el de Burundi y planteó una política exterior contra la indiferencia.

Hace ocho años Nelson Mandela dejó de ser terrorista para EE.UU.

Hace siete años  Mandela salió de la lista de terroristas de Estados Unidos (EE.UU.) por dirigir en 1960 el Congreso Nacional Africano (CNA), que luchaba contra el sistema legalizado de segregación racial.

Más de una década después de que cayera el apartheid, en julio de 2008 el entonces presidente de EE.UU., George W. Bush, sacó a Mandela de la lista de terroristas, en medio de críticas internacionales por haber incluido al líder que luchó por los derechos humanos.

No dejes de ver el documental “Tras los pasos de Mandela”

 

Fuente: http://www.telesurtv.net/news/Dia-mundial-de-Nelson-Mandela–20150717-0066.html

Imagen: www.telesurtv.net/export/sites/telesur/img/multimedia/2015/07/17/mandelalide1.jpg_2105880508.jpg

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