La virtualidad y la educación superior

Walter Valenzuela H.

El tema de la modalidad virtual, sugiero debe ser combinado con una clase de orientación y supervisión presencial, la cual sería una vez cada quince días.

Cada día es más necesario tener una formación académica a nivel superior, poseer un título universitario que ayude a las personas a poseer una herramienta para luchar por mejorar su calidad de vida. Sin embargo, en un país donde el costo de la vida cada año es superior, el alto costo de la canasta básica, el incontrolable costo del pasaje debido a la irregularidad y desorganización del sistema de transporte público y el llamado tranque vehicular que impera en todos los sectores del país, son algunos de los factores que dificultan que los estudiantes puedan terminar sus carreras universitarias.

Considero que la implementación formal de una metodología virtual en las universidades estatales se hace necesaria; de esta forma se superan algunas necesidades de tiempo de los estudiantes, lo que les permitiría desarrollar un proceso educativo en cualquier lugar, tiempo y espacio.

Con la implementación de la educación virtual se propone una alternativa positiva para aquellos estudiantes a los que se les hace sumamente difícil asistir cinco días a la semana a una universidad, o aquellas personas que residen en áreas de difícil acceso, sin olvidar que hay estudiantes que necesitan trabajar para pagar sus estudios, razón por la cual requieren de cierta flexibilidad en los horarios.

Con este tipo de modalidad se impulsa el desarrollo de competencias en el uso de la tecnología, un aprendizaje autónomo y la colaboración entre los miembros del grupo. El requisito principal es la conectividad al internet, aspecto donde el Estado debería participar, aportar y garantizar el acceso al internet a nivel nacional o por lo menos en las áreas más apartadas. El tema de la modalidad virtual, sugiero debe ser combinado con una clase de orientación y supervisión presencial, la cual sería una vez cada quince días.

El uso de las nuevas Tecnologías de Comunicación e información, TICs y las TACs, Tecnología del Aprendizaje y el Conocimiento es un tema llamativo para todas las personas. Diariamente los jóvenes y las personas no tan jóvenes utilizan sus aparatos inteligentes para descargar aplicaciones, ver tv por internet, revisar sus redes sociales, leer información, escuchar música, dialogar con las amistades, colgar fotos, publicaciones que a su vez motivan a otras personas alrededor del mundo, en diferentes momentos, horas y espacios para publicar su opinión, y de esta forma se inicia un cruce de información e intercambio de opiniones, ideas. ¿Por qué no utilizar esta curiosidad y flexibilidad para trabajar con entornos virtuales, diferentes escenarios, videos, ponencias películas, chats grupales, foros que posibilitan la participación de los estudiantes?

En relación con los costos que el estudiantado debe invertir para completar sus estudios, los materiales pueden ser descargados, textos, conferencias. Se ahorra tiempo, dinero, espacio físico, y se gana calidad de vida. Los turnos de las materias pueden ser flexibles, en ese sentido el estudiante puede conectarse a internet a cualquier hora, lo que equilibra el trabajo con el estudio, te permite convivir con ambas actividades, sin padecer la presión y el estrés singular de aquellos que deben laborar y de asistir en la jornada nocturna a las clases, lo que conlleva que lleguen a sus hogares a altas horas de la noche y, en muchos casos, en la madrugada, lo que involucra un significativo porcentaje de riesgo de peligrosidad e inseguridad latente. Sin olvidar que en un país donde llueve tanto, en muchas ocasiones se cancelan las clases, hay inundaciones, o el estudiante no puede ni siquiera salir de sus hogares.

Corresponde a las máximas autoridades de las universidades estatales implementar los mecanismos para asegurar los estándares mínimos de aseguramiento de la calidad para este tipo modalidad no presencial.

 

Fuente del articulo: http://laestrella.com.pa/panama/politica/virtualidad-educacion-superior/24012530

Fuente de la imagen: https://4.bp.blogspot.com/–SnNXnXQty8/Vz5wzNlKqgI/AAAAAAAAAAs/E3pJoqcxyJ4IL0TTQS4REAhOqIyN3OomQCLcB/s1600/4454

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Entrevista a Thomas Trebat:“Los sistemas escolares no tienen en cuenta para qué preparar a los niños”

10 Septiembre 2017/Fuente: semana/Autor: semana educación

La economía en un país va de la mano de su educación. El economista y experto en América Latina, Thomas Trebat, habló con Semana Educación sobre cómo se apoyan estos sectores mutuamente.

Los expertos coinciden en que la educación juega un papel fundamental para impulsar la economía. Un sistema educativo coherente y pertinente le da un impulso grandísimo al sector productivo.

En el mundo, nunca había sino tan necesario que un país enfoque sus fuerzas en mejorar su talento humano. El rápido desarrollo de la tecnología y la nuevas economías han generado una suerte de cortocircuito entre la academia y el sector laboral, donde los empresarios ya no encuentran las capacidades que necesitan en los jóvenes egresados.

Thomas Trebat es un convencido de que América Latina debe concentrarse más en este asunto. Por mucho tiempo, este economista fue uno de los analistas más influyentes en Wall Street en temas de países en desarrollo y desde 2013 es el director del Columbia Global Center en Río de Janeiro, una iniciativa de la Universidad de Columbia para promover la investigación en relación con diversas instituciones locales en América Latina.

El estadounidense asegura que la pobre educación de la región tiene un impacto directo sobre el lento crecimiento de su economía. Pero, a su vez, es la poca competencia lo que genera empresas perezosas, poco preocupadas por la investigación y la educación de calidad. Por eso, opina Trebat, el país necesita más competencia que impulse a las empresas a desarrollar sus productos e invertir en la formación de su capital humano.

Semana Educación conversó con Trebat sobre cómo ve a la región en desarrollo y qué le falta al sector educativo en materia de pertinencia.

Semana Eduación (S.E.): ¿Cómo beneficia la educación el desarrollo económico de un país?

Thomas Trebat (T.T.): Creo que lo beneficia en varias formas. En el siglo XXI la educación es especialmente necesaria porque nos permite desarrollar capacidades del capital humano que necesita un país. Y además, nos prepara para transformar las tecnologías existentes en nuevas tecnologías. Para que países en desarrollo como Colombia o Brasil logren desarrollarse tienen que tener la habilidad de innovar y hacer nuevas tecnologías que se adapten al contexto. La educación de ciclo básico es suficiente para crear cierto tipo de desarrollo, el que tiene América Latina hoy en día. Pero eso no satisface las ambiciones nacionales. Para que las economías emergentes se conviertan en economías maduras y desarrolladas, el papel de la educación es absolutamente crítico. Y eso es algo que hemos subestimado ampliamente en América Latina. Todos los estudios económicos nos muestran que los países donde la educación está más distribuida en la población, donde las instituciones científicas y matemáticas están en su máximo nivel, donde hay una información abierta que le permita a los ciudadanos aprender entre sí, son las que se desarrollan.

S.E.: ¿Por qué cree que hemos subestimado el papel de la educación?

T.T.: Diría que la causa está muy relacionada con una estructura preexistente de mala distribución de los ingresos, una capacidad física del Estado muy débil y la escasa voz de esas personas que no están recibiendo una buena educación. Por otra parte, las personas que tienen dinero siempre han estado dispuestas a pagar lo que sea por sus estudios y nunca han visto el beneficio de hacer sacrificios por el sector. Ese rezago histórico y ese mal desempeño que hemos tenido, en especial desde los 90s (cuando países como Corea China Singapur India superaron a América Latina), se explican por esas razones. Además, el rápido ritmo de urbanización en las ciudades latinoamericanas ha generado que las demandas de más y mejores escuelas haya sido imposible de atender.

S.E.: ¿Entonces estamos muy mal en educación?

T.T.: Pues, la situación no es tan catastrófica de América Latina. Acá casi todos los niños tienen algún tipo de educación. Pero hay grandes rezagos por el legado histórico. Además, la falta de apertura hace que el ritmo lento de las economías tampoco ayude. Acá el mercado de trabajo no exige mucho, por lo que no hay necesidad de lograr un gran esfuerzo educacional. Eso nos pone en un círculo vicioso donde hay poca educación y un pobre mercado de talento. Eso explica por qué tenemos tantas dificultades para mejorar los niveles de educación.

S.E.: ¿Qué podemos hacer para capacitar mejor a los egresados para los que se espera de ellos en el sector privado?

T.T.: Depende un poco de las demandas hechas por el sector privado. A medida que la economía avanza, muchas industrias demandan más conocimientos del siglo XXI. Yo creo que tenemos que dar más peso a lo que en otros países llaman educación vocacional. La escuela tiene que preparar a sus alumnos para los talentos que hacen falta en empresas modernas. Además, debe haber acuerdos entre el sector privado y el educacional. Eso lo veo muy incipiente en América Latina. Los educadores y los sistemas escolares, a mi modo de ver, no tienen en cuenta para qué estamos preparando a los niños, qué van a hacer con la educación que están recibiendo y si van a encontrar oportunidades laborales. Cuando se empieza a considerar esas cuestiones mejora el crecimiento económico, y ese círculo vicioso del que hablaba antes se vuelve un círculo virtuoso.

S.E.: ¿En qué políticas educativas tendríamos que invertir más para fortalecer nuestra economía?

T.T.: Empiezo por lo básico: hay que mejorar la cobertura de las escuelas públicas alrededor del país, la calidad de los profesores, la banda ancha, la segunda lengua, que se debería aprender en todas las escuelas. Pero además, creo que hay que hacer mucho más hincapié en las ciencias computacionales, la inteligencia artificial y la robótica y mucho menos en profesiones como derecho o economía. Hay que estimular una verdadera inclusión de cursos y ofertas dedicadas a los talentos que sabemos que hay que tener en los próximos 20 o 30 años. La mirada debería ser siempre a largo plazo.

S.E.: ¿Hay suficiente internacionalización en las universidades de la región?

T.T.: No, de ninguna manera, tiene que haber mucho más. Parte de lo que hace la globalización es permitir más comunicación de ideas. Colombia, por ejemplo, se preocupa con el libre comercio con Estados Unidos, pero deja un poco de lado el libre intercambio de ideas. Eso tiene que ser una prioridad. Para lograrlo, es importante crear centros e institutos internacionales de investigación en los países latinoamericanos. Yo, por ejemplo, optaría por una política que le diera la oportunidad a los alumnos más promisorios de salir a estudiar fuera del país, para que traigan de vuelta diferentes conocimientos del exterior. Colombia ya hace un buen trabajo en esto y es líder en este tema en América Latina, pero tiene que hacerlo mucho más.

S.E.: Las instituciones de educación superior de la región tienden a salir mal paradas en los rankings internacionales que priorizan la investigación, como el de Shanghái. ¿Cómo podemos mejorar este aspecto?

T.T.: Yo creo que son tres factores básicos: primero, favorecer un intercambio de ideas libre y cada vez mayor. Además, es importante invertir más en investigaciones. Lo que gastamos en América Latina para este sector es una vergüenza. Tendría que ser al menos dos o tres veces más. Y tercero, el sector privado también debe cumplir un papel: no quedarse contento con sus posiciones en el mercado actual sino buscar siempre mejorar sus productos con más gastos en investigación. Pero para eso, tiene que haber más competencia entre empresas, que es algo en lo que estamos muy mal en América Latina. Esa competición estimularía más gastos en desarrollo e investigación.

Thomas Trebat y otros expertos estarán en la Cumbre Líderes por la Educación 2017, el evento más importante del sector en el país, que tendrá lugar el 20 y 21 de septiembre en el Cubo de Colsubsidio, en Bogotá.

 

Fuente de la entrevista:  http://www.semana.com/educacion/articulo/entrevista-thomas-trebat-economia-y-educacion/539265

Fuente de la imagen: https://static.iris.net.co/semana/upload/images/2017/9/7/539261_1.jpg

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Australia:Teaching-only roles could mark the end of your academic career

Ocdeanía/Australia/Marzo 2017/Noticias/https://theconversation.com

Teaching academic (TA) roles in Australian universities have risen three fold over the past decade, making up around 5% of the academic workforce – and further roll outs are expected. But new research suggests that these roles can be a negative career move for academics.

TA roles feature university teaching as the primary or only focus of an academic’s work. This includes teaching, marking, supervision and administration.

Many teaching academics have no allowance for research time in their role. This is different from traditional academic roles, which include 40% research, 40% teaching and 20% service and leadership.

The rise of TA roles in Australia, Canada, the UK and US is driven by the rapid growth of student numbers in higher education, increased competition for work, and research focused university rankings.

Are there any benefits to this role?

Previous research does show there are benefits to both students and academics, which include:

  • Enhanced teaching quality and the student learning experience by providing dedicated and expert teachers.
  • The creation of diverse academic career pathways by providing an alternative to the traditional academic role.
  • More full-time positions in teaching through reducing the number of people employed on contracts.

Other studies, however, warn that TAs can be treated with less respect than their peers because prestige is traditionally associated with success in research.

How will this rise in TA roles impact on uni sector?

Four in five of Australia’s casual academics – those who are employed on a short-term basis and often paid hourly – have teaching-only contracts, and this is likely to rise. Over 20% of Australian academics are paid by the hour as casual staff.

TA staff are employed in at least 35 of Australia’s 42 universities, regardless of university rank or location.

As the most likely first position for new academics, TA roles attract many early career academics. The majority of TAs also tend to be women at lower academic levels, reflecting the wider marginalisation of women in higher education.

Can it really end your academic career?

Our research involved focus groups held at an Australian university. The research formed part of a university wide review held 12 months after TA roles were introduced. Participants included 115 academic staff employed in a range of roles.

We found that TA roles were perceived as a negative career move for academics transitioning from research roles, and a career limiting move for academics new to the sector. Research from the UK suggests that few promotions to senior positions are based on teaching excellence alone.

One head of department told the researchers that recommending a TA role to a potential early career staff member would be:

ending their career internationally … I have to be upfront and say, “if you see yourself ever moving on, you must have a research career”.

Without senior leadership support and the inclusion of TA roles in university workforce strategies, TA roles are likely to result in fewer promotions and fewer chances to transition into traditional academic roles.

The involuntary transfer of research academics into TA roles may also place teaching excellence at risk if the decision was based on poor research performance rather than on teaching expertise.

Address promotions criteria

Promotions criteria and policies need complete revision if they are to incorporate the TA role and career.

For example, the recognition of teaching excellence is paramount to career progression. As one TA commented:

How can I make a better teacher and how do I prove it?

Ironically, heavy teaching and administrative loads can limit access to professional development opportunities in research and teaching. As such, some TAs are less likely than their peers to develop teaching excellence.

TAs have little time for discipline-based research, which is often not part of their job descriptions. Many TAs disclosed that research:

… has to be conducted in your own time as a “hobby”.

Few TAs believed they would achieve a professorial position. As a mid-career academic explained,

The career path for TA is a dead end … you are a teaching slave and you are basically funding, subsidising, research that can be done by others.

Previous research has shown that universities have been relying on income from teaching to cover the shortfall of funding for research.

Also, few TAs in the study thought they would progress to teaching leadership roles. This relates to the entry point to academic positions, which is a PhD based on disciplinary research. Few TAs have been exposed to educational theory or research methods. One TA explained:

being an education specialist is not something we learned.

The role of rankings

TA positions are often introduced under the guise of increasing teaching excellence in universities, but they also concern research rankings.

University rankings are important because they shape public perceptions of the quality of universities. This has implications for recruiting students, researchers and funding.

Moving less research-active staff into teaching roles reduces the teaching commitments of other academics. This enables other academics to focus on research and make a greater contribution to research rankings. As one TA commented,

Why waste money on something like that when a “real” academic could be out there?

Establishing credible TA career paths

TAs need established and consistent career paths, strong institutional leadership, and professorial TA role models.

Universities can view TA roles as a direct benefit to research at no extra cost. But the success of this strategy depends on creating meaningful work opportunities and career paths for TAs.

Human resources play a critical role in designing and implementing change. The introduction of TA roles needs a “go-slow” approach so that policies and processes can keep up.

Universities need to recognise that some TAs will seek traditional academic roles in the future. Others will seek longer term TA roles with opportunities for career advancement. Both TA cohorts need consistent promotions criteria that are credible and legitimate.

TAs need access to professional learning. All higher education teachers need to engage in research within and about their discipline.

Higher education needs balanced national and international policy that overcomes the inferior status of teaching in ranking exercises. Without these supports, TA roles present a risk to individual and professional well being and the loss of experienced academics from the sector.

Fuente:

https://theconversation.com/teaching-only-roles-could-mark-the-end-of-your-academic-career-74826

Fuente imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/-sQSOZ4W4P-HDJUv5fwQGCdJmtQGUJnMwpPABhkRNOUtuAPv6Qyv3iqdD9aKDr8LznF26zA=s127

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