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Colombia: Pandilleros se arman con lápices y colores

Colombia/05 de Diciembre de 2016/

Quince grupos juveniles son convocados por el Distrito para que se alejen de las drogas y regresen a clases. La otra cara de estos grupos.

“Mi nombre es Joshimar y estoy mamao de pelear en pandillas”, dijo un joven de tez morena, arete plateado y piercing en la lengua. Lo dijo mientras miraba el piso, ante sus 16 compañeros, segundos después de tragar suficiente saliva para que su voz sonara fuerte y clara, como los grandes líderes-buenos o malos-, saben hacerlo en momentos como este.

Joshimar Mojica tiene 23 años y es líder de Los Parcas (Park), uno de los grupos de pandillas del barrio La Pradera, al suroccidente de Barranquilla. A sus 23 años, dice que la calle lo ha obligado a andar armado, con pistolas, machetes y cuchillos. No teme confesar que ha consumido y vendido drogas, ni tampoco que ha salido a atracar.  “Pero luego me arrepiento”, reconoce rápidamente, mientras entrelaza sus dedos inquietos. “Y por eso sé que es hora de cambiar”, agrega ‘El Mico’, como es llamado por sus amigos.

No la sostiene arriba porque, dice, “ojalá el tiempo pudiese regresar”. Hace un mes y medio uno de los tantos enfrentamientos con sus pares de Los Olivos, Los Paragüitas, dejó como saldo un muerto más. Se trataba de Kevin Batlle Becerra, quien era querido por todos y quien se dedicaba a mediar.

Durante el último mes se han registrado 18 aguaceros y en 9 de ellos se han presentado enfrentamientos entre grupos juveniles, una problemática que durante el transcurso del año ha cobrado la vida de nueve personas, según cifras de la Área Metropolitana de Barranquilla AMB.

“Miren esta foto. Así era Kevin cuando vivía, pero ahora ya no está. Yo no quiero que esto le pase a ninguno de ustedes, ni tampoco a los otros. Ya hemos perdido muchos amigos”, exclamó Gabriel Vallejo, más conocido en el mundo del fútbol y de Junior como ‘El Ruso’, mientras enseñaba una imagen de aquel joven que no alcanzó a cumplir su sueño de ser periodista.

El resto de jóvenes, marcados por las peleas de pandillas bajo la lluvia, lo quedan mirando fijamente. ‘El Ruso’ les muestra que tiene la piel, como piel de gallina. Trata de convencerlos, con su experiencia, para que aprovechen esta oportunidad de “tener mejor vida”.

Joshimar Mojica asiente con su cabeza. Lo hacen los demás también. Esta vez no tienen armas ni piedras, solo lápices, colores, libretas y reglas. Ya no están en la calle, sino en un salón de clases, discutiendo sobre literatura, formas positivas de expresarse y consecuencias del consumo de drogas.

Jóvenes escuchan atentamente la clase de una psicóloga sobre las consecuencias de consumir drogas.
Jóvenes escuchan atentamente la clase de una psicóloga sobre las consecuencias de consumir drogas.

La oportunidad. Como medida para evitar más enfrentamientos durante los aguaceros en la ciudad, el Distrito puso en marcha su estrategia lúdica ‘Jugando bajo la lluvia’, para que en vez de peleas, cerca de 600 jóvenes participen de campeonatos de fútbol, baloncesto y vóleibol.

El programa permitirá además que aproximadamente 200 jóvenes regresen al colegio o a la universidad, puesto que el común denominador es la deserción escolar. También ofrecerá rehabilitación para quienes busquen salir de las garras de la drogadicción.

“Cuando empezamos esta tarea encontramos que muchos no han terminado su ciclo educativo, que se quedaron en quinto de primaria, en séptimo, en once y por eso queremos que regresen al estudio el próximo año”, explicó el director del AMB, Jaime Berdugo.

Indicó que para iniciar la intervención se focalizaron 15 grupos en distintos sectores de la ciudad, en las localidades suroccidente y metropolitana y que se focalizaron 6 zonas que comprenden los barrios Pradera, Los Olivos, El Bosque, Malvinas, Carrizal, Las Américas, Santo Domingo, 7 de Abril, Santa María, Galán, Bellarena, San Nicolás, Rebolo, Chinita y La Luz.

Los jóvenes comenzaron el pasado martes a recibir clases inductivas en diferentes instituciones educativas de la ciudad. Los de la Pradera se reúnen de lunes a viernes en la Institución Educativa Distrital Betsabé Espinosa, donde abordan temáticas de carácter psicológico sobre toma de decisiones, salud sexual, así como de racionamiento matemático y comprensión lectora.

“Además los apoyaremos para que, a partir de un estudio de aptitudes realizado por el Sena, puedan estudiar una carrera acorde y finalizada esta, reciban una unidad productiva para su emprendimiento”, señaló Berdugo.

Durante su discurso en el salón, uno de los jóvenes deja ver la desconfianza que aún existe. Luego de que Berdugo les diera la bienvenida, Luis Fernando* se levantó de su puesto y pidió más compromiso “Si vamos a venir aquí es para que cumplan, sino regresamos a las piedras”, advirtió el muchacho de 17 años y trenzas hasta el cuello.

Betsy*, una rubia de cabello mojado, intengrante del grupo Los Zonas-81 que lidera su hermano, explica que “no es fácil estar con ellos (miembros del Distrito)”. “Antes los policías eran nuestros enemigos, pero ahora lo estamos escuchando en un salón”, dice la joven, de 19 años.

Se refiere además a la presencia del intendente Zoilo Asprilla, quien fue el mejor policía de Colombia en 2011 y quien también dio un discurso. El uniformado rompió el hielo al decirles que “yo no me llevo al UPJ a ningún joven que esté rezando en la iglesia. No le digo venga pa ’ acá”, situación que hizo que todos rompieran en risa.

Mojica recuerda que incluso una vez casi lo linchan por atracar a la luz pública. Tampoco puede olvidar la vez que robó a una señora de tercera edad, miembro de una comunidad religiosa.

“Me dio tanto pesar que quería regresarme para devolverle su cartera, pero ya era tarde”, dice ‘El Mico’.

“No quiero tener que hacer eso más”, agrega.

Su nombre es Joshimar y quiere ser topógrafo. Aldair*, el menor del grupo con 14 años, quiere ser futbolista (lateral izquierdo) del Junior. Santos*, hermano de Betsy, sueña con el diseño gráfico. Ella, espera ser una gran contadora.

Todos, absolutamente todos dicen que “no quieren pelear más en pandillas”.

Fuente: http://www.elheraldo.co/barranquilla/pandilleros-se-arman-con-lapices-y-colores-308510
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Colombia: Cuatro de cada diez escolares han probado drogas

Colombia/ 18 de Junio de 2016/El Tiempo

Hay alarma entre padres de familia, autoridades y centros educativos por el aumento en el consumo.

El paquete de ocho a diez pastillas cuesta apenas 500 pesos, lo mismo que una colombina o un par de chicles. Las pepas son cuadradas, diminutas, tienen un color grisáceo y se pueden consumir de dos maneras: bajo la lengua o incrustadas en el párpado inferior. Durante 20 minutos provocan alucinaciones y relajación. Pero lo peor viene después: dependencia.

Desde el año pasado, esta sustancia sintética de fabricación nacional empezó a recorrer salones y pasillos de varios colegios, especialmente del sur de Bogotá. Pero en las aulas también pululan las drogas sintéticas importadas –sobre todo éxtasis– y disfrazadas como dulces, que se venden a un promedio de 30.000 pesos la unidad entre estudiantes de colegios privados del país.

 William Salinas, rector del colegio distrital Andrés Bello, en el barrio Muzú, del sur de la capital, conoce de cerca la problemática. Él señala que el uso de las pepas de 500 pesos (ácidos artesanales, según la Policía) se suma a un consumo cada vez más frecuente de marihuana, cocaína y hasta disolventes industriales (inhalados).

La Secretaría de Educación da cuenta del aumento del uso de drogas, que se duplicó entre el 2014 y el 2015: de 2.494 casos detectados de alumnos de colegios distritales que consumieron algún tipo de droga se pasó a 5.196. La mayoría (62 por ciento) fumó marihuana.

En el caso del Andrés Bello, por lo menos 30 de los 2.600 estudiantes han sido identificados como consumidores habituales de estupefacientes, pero se cree que son muchos más. “El primer contacto con la droga se da mediante el método tradicional: en los alrededores del colegio, los jíbaros les regalan las primeras dosis a los estudiantes, generalmente entre 13 y 17 años, como ‘gancho’ para volverlos adictos y luego convertirlos en sus clientes”, dice Salinas. Solo el año pasado se conocieron en Bogotá más de 2.300 casos de menores que probaron alguna droga por primera vez, de los cuales el 53,5 por ciento tenían entre 12 y 14 años, según el Observatorio de Drogas de Colombia. Y Ricardo Ruidíaz, director de la ONG Amigos Unidos –que investiga temas de violencia, abuso y consumo de sustancias psicoativas en la escuela– indica que un estudio que hicieron en las principales ciudades del país arrojó que cuatro de cada diez escolares, especialmente entre los 12 y los 17 años, consumen o han consumido una droga al menos una vez en su vida.

Lo peor, lamenta Salinas, es que en no pocos casos los papás de los alumnos dicen que “ellos (sus hijos) ya son grandes y saben lo que hacen”. En su plantel constantemente se hacen decomisos de cocaína, marihuana y hasta ‘trilladoras’, como los alumnos llaman a los pequeños aparatos que trituran la marihuana para que quede “menos gruesa” y facilitar así la armada de los cachos (cigarrillos).

‘Mensajeros’ de primaria

Uno de los asuntos que más preocupan al rector Salinas es que mediante amenazas, incluso de muerte, estas redes reclutan a niños de cuarto y quinto de primaria como ‘mensajeros’. “Un niño que no tiene más de 10 años no aguantó más la presión y le contó todo a la mamá. Ella nos puso al tanto, investigamos y supimos que había otros cinco casos de pequeños que se encargaban de ingresar la droga –cuenta el educador–. Los jíbaros les pagaban 20.000 pesos semanales para que ‘comieran’ callados”.

Para analistas como Efrén Martínez, presidente de la ONG Colectivo Aquí y Ahora, la ubicación de ciertos colegios, especialmente públicos, facilita el acceso de los niños y los adolescentes a las drogas. “Sabemos que hay dos jíbaros que viven cerca del colegio: ‘Trenzas’ y ‘Panzas’ –afirma el rector–. Son menores que integran pandillas usadas por redes de microtráfico. En esta zona (localidad de Puente Aranda) hay dos colegios más: uno distrital y uno privado, y muchos de sus estudiantes también han caído en las garras de estas redes. Lo más triste es que la Policía dice que no puede hacer nada, justamente por la laxitud de la ley con los menores de edad”.

El Distrito ha identificado 131 ollas y más de 470 expendios satélite (más pequeños) en los entornos de los colegios públicos. Es emblemático el caso del Agustín Nieto Caballero, contiguo a la olla conocida como ‘cinco huecos’, en el centro, cuyos estudiantes compran droga a través de grietas en las paredes. Además, muchos de ellos son constantemente víctimas de atracos en el tránsito hacia y desde sus hogares. La Policía ha hecho intervenciones, pero la comunidad estudiantil pide que sean permanentes.

Las cifras de la Policía Nacional también evidencian el aumento de la venta de drogas en los colegios y sus entornos, en todo el país. “Este año tenemos incrementos en las incautaciones de droga respecto del mismo lapso del año pasado: 16 por ciento en marihuana, 465 por ciento en coca y 953 por ciento en heroína, entre otras sustancias”, reporta el general Jorge Enrique Rodríguez, director de Seguridad Ciudadana de la institución. En el 2015 hubo 1.006 capturas y este año van 532 por porte de estupefacientes cerca de las escuelas, solo en Bogotá.

La venta y el consumo de drogas han traído otras consecuencias graves, como hurtos hechos por los propios estudiantes como una forma de conseguir recursos para satisfacer su vicio, abandono escolar y hasta amenazas a profesores y directivos que han tratado de enfrentar el problema. De hecho, solo en el 2015, la Asociación Distrital de Educadores (ADE) reportó cerca de 200 casos de solicitudes de traslado de docentes por amenazas, muchas de las cuales tienen que ver con el tráfico de narcóticos.

Un flagelo transversal

En colegios privados, especialmente en los que estudian muchachos de familias acomodadas, el panorama no es muy distinto, comenta Ruidíaz. El investigador señala que mientras en los planteles públicos tomaron fuerza unas pastillas sintéticas nacionales que se consiguen a un precio que oscila entre 5.000 y 20.000 pesos la unidad (fabricadas en Bogotá, Medellín, Bucaramanga y Cali), en los privados comenzaron a verse el año pasado pepas de éxtasis que parecen dulces y se venden en paquetes de reconocidas marcas, incluso de chocolates o brownies. “Las más comunes son la Fantasma Azul, la Criptonita Verde/Supermán y la Orange –dice Ruidíaz–. Todas generan euforia y dependencia, pero las nacionales, hechas con sustancias químicas muy peligrosas, pueden causar intoxicación”. Las importadas, anota, se traen principalmente de Holanda, España, Italia, Alemania y el Reino Unido; al igual que las nacionales, tienen gran demanda en Bogotá, la costa Caribe, Medellín, Bucaramanga, Cali, el Eje Cafetero y Villavicencio.

El director de Amigos Unidos menciona varias señales que pueden alertar a padres y profesores sobre el eventual uso de drogas por parte de los jóvenes: pérdida de peso, caída en el rendimiento académico, ausencia escolar, cambios bruscos en la manera de vestir y/o en el temperamento –generalmente se vuelven agresivos– y frases sobre el suicidio, entre otras.

Carolina Piñeros, directora de Red PaPaz, coincide en que la venta de droga se presenta en colegios de todos los estratos y que en los privados se da mucho el contacto entre expendedores de droga y estudiantes a través de redes sociales. “Se citan en lugares apartados del colegio y así es más difícil detectar el problema”, advierte. Ruidíaz y el general Rodríguez mencionan otras modalidades: el reclutamiento de alumnos para vender en las instalaciones, la venta directa en fiestas y el ‘correo muerto’ (lugares en los que se recoge la droga y se deposita el dinero, sin la presencia del jíbaro).

Jaime Leal, vicerrector del colegio José Joaquín Casas, situado en el norte de Bogotá, es consciente del problema y advierte que “la situación es peor de lo que muchos padres imaginan”. Si bien el directivo afirma que en el caso particular de este centro educativo no existen problema de microtráfico en los alrededores, porque todos los estudiantes deben tomar las rutas dentro de las instalaciones, sí sabe de alumnos que han tenido contacto con diversas drogas. “Hemos conocido, por los mismos estudiantes, que en fiestas y festivales musicales se dan los primeros contactos con sustancias sintéticas y marihuana –dice–. Hoy sorprende la cantidad de muchachos que dicen haber probado alguna droga”.

La situación es aún más preocupante si se tiene en cuenta que estudios hechos por instituciones como la Corporación Nuevos Rumbos revelan que, en el caso de la marihuana, la probabilidad de adicción en los menores de edad que la prueban por primera vez es del 50 por ciento, frente al 10 por ciento en adultos.

Aunque no hay diagnósticos precisos sobre la incidencia de la droga en colegios privados y sus alrededores, porque según Piñeros muchos prefieren manejar estos problemas internamente, el estudio más reciente hecho por la Personería de Bogotá (hace cuatro años) señaló que el 44 por ciento de los estudiantes de estos planteles se sienten inseguros en el entorno escolar, en gran medida por el asedio de las redes de venta de droga. El porcentaje sube al 70 por ciento en los planteles públicos.

Augusto Pérez, director de Nuevos Rumbos, sostiene que la falta de control de los padres y la violencia intrafamiliar son caldos de cultivo para que los menores contemplen las drogas como “una vía de escape”. Y aconseja: “Una buena manera de empezar es evitar el consumo temprano de bebidas alcohólicas. Estudios nuestros y de múltiples instituciones señalan que la inmensa mayoría de jóvenes se inician en la droga después de tener contacto con el licor”.

Ruidíaz concluye con una frase que ha escuchado muchas veces en los últimos cuatro años de estudios y sobre la cual, dice, autoridades, padres y colegios deberían empezar a trabajar para atacar el problema. Según su experiencia, la gran mayoría de los jóvenes que consumen droga dicen hacerlo “porque están cansados de la vida y esa es su forma de pasmarse”.

Hay que dar más información

Varios analistas consultados por EL TIEMPO coinciden en tres puntos: el primero, que no hay suficientes esfuerzos del Estado por lograr programas efectivos de prevención de consumo de drogas en los colegios del país.

Y aunque el general Jorge Enrique Rodríguez, de la Policía Nacional, destaca los trabajos que hoy se hacen con el Ministerio de Educación en los colegios, a través de charlas sobre prevención y riesgos del uso de estupefacientes, lo cierto es que el panorama actual obliga a mejorarlas e intensificarlas cuanto antes.

En segundo lugar, está la necesidad de un ataque más frontal al problema del microtráfico, razón por la cual Carolina Piñeros, de Red PaPaz, aplaudió el reciente anuncio de la Alcaldía de Bogotá de intervenir de manera integral los 30 colegios de mayor riesgo.

Y tercero, los expertos creen que la aprobación del uso medicinal de la marihuana por el Congreso, ha ayudado a aumentar la confusión entre los jóvenes frente a los efectos de la sustancia. “En internet, los estudiantes de hoy encuentran todo tipo de información, mucha de ella sin fundamento, y llegan a creer que la marihuana es inocua. Esto también explica el aumento de su consumo”, concluye el experto Efrén Martínez, del Colectivo Aquí y Ahora.

Fuente: http://www.eltiempo.com/bogota/consumo-de-drogas-en-los-colegios/16624127

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Colombia: ¿Red de prostitución en universidades antioqueñas?

Colombia/ 27 de Abril de 2016/Confidencial Colombia

Luego de la denuncia de una presunta publicidad que incita a la prostitución al interior de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, autoridades intervendrán varias instituciones de educación superior para evitar los expendios de drogas y prostitución al interior de ellas.

Esta no sería la primera vez que se llevará un acabo un operativo de prevención y para desmantelar   este tipo de organizaciones ilegales. El Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid, la semana pasada fue intervenido por las autoridades  para contrarrestar este flagelo que afecta los claustros educativos.

El gobernador de Antioquia, Luis Pérez Gutiérrez, aseguró que en cada consejo de seguridad, que se realizan los lunes, buscará reunirse con los rectores de las universidades para coordinar los operativos.

“Para que evitemos esa gran venta de drogas que hay en las instituciones educativas y para que evitemos que la autonomía universitaria se confunda con una libertad para los bandidos”, dijo Pérez Gutiérrez.

Sin embargo, no solo en el Politécnico Colombiano habrían estás redes. La Policía denunció que en instituciones de educación superior como  la Universidad Eafit, el Inem José Félix de Restrepo, y la Universidad de Antioquia también funcionaría una red de prostitución y de venta de estupefacientes.

Frente  a la denuncia hecha por estudiantes de la universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, la institución señaló que, tiene varias estrategias para evitar la distribución de material publicitario al interior de campus, el cual en caso de ser inapropiado y atentar contra la integridad de su gente es decomisado y el  caso es informado a la Fiscalía.

Asimismo manifestó que, la institución tiene 220 cámaras de seguridad que son monitoreadas las 24 horas del día los siete días de la semana. Además aseguraron que, no cuenta con denuncias ni con material decomisado. No obstante, la universidad está dispuesta para contribuir con las investigaciones.

Finalmente, invitaron a la comunidad educativa denunciar los hechos. Los estudiantes de la Universidad Pontificia Bolivariana pueden reportar estas anomalías al teléfono 3544517 y al celular 3116344203.

Fuente: http://confidencialcolombia.com/es/1/actualidad/22644/Noticias-Colombia-Medell%C3%ADn-Antioquia-Bogota-Cali-Confidencial-%C2%BFRed-de-prostituci%C3%B3n–en-universidades-antioque%C3%B1as.htm

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Argentina. Cerca del 4% de los alumnos secundarios porteños probaron éxtasis alguna vez

Alrededor de 3.700 estudiantes secundarios de Buenos Aires consumieron éxtasis por primera vez en 2015, informó este miércoles la Sedronar, que además observó que hay una «falta de conciencia de riesgo» asociada a esta droga sintética.

Argentina/20 de Abril de 2016/Télam

Alrededor de 3.700 estudiantes secundarios de Buenos Aires consumieron éxtasis por primera vez en 2015, y casi el 4 por ciento de los alumnos porteños de nivel medio lo han probado alguna vez, informó este miércoles la Sedronar, que además observó que hay una «falta de conciencia de riesgo» asociada a esta droga sintética.

A nivel nacional, mientras tanto, «el 2,3 por ciento de los estudiantes secundarios ha consumido alguna vez éxtasis», según el informe de la Secretaría de Prevención de la Drogadicción y lucha contra el Narcotráfico, que añade que lo ocurrido en la fiesta de Costa Salguero «se condice con la falta de conciencia de riesgo asociada al consumo de dicha droga».

A través de un comunicado el organismo explicó que las drogas sintéticas son principalmente aquellas derivadas de las anfetaminas, entre las que se encuentra el éxtasis, «que produce una sensación de extremo bienestar, ilusión de empatía y pérdida de alertas de necesidades básicas insatisfechas como sed, sueño y cansancio».

Estas sustancias comenzaron a verse en Argentina a mediados de la década del 90 «ligadas a prácticas de consumo en clubes nocturnos y fiestas de música electrónica».

Según una encuesta realizada en una fiesta electrónica masiva que tuvo lugar en Buenos Aires en 2014, el 71 por ciento de los entrevistados indicó que había consumido sustancias psicoactivas o pensaba consumirlas durante el evento, consignó el informe.

«Las sustancias consumidas o por consumir eran Alcohol (61%), Bebidas energizantes (43%), Marihuana (37%), Éxtasis (26%) y en menor medida, LSD/Alucinógenos y otras drogas (cocaína, Anfetaminas y Ketamina). El 53% de los entrevistados las había consumido, o pensaba consumirlas, en forma combinada», detalló el informe.

De los que habían consumido o pensaban consumir, el 77 por ciento dijo tener estrategias de autocuidado, entre las que figuraban tener autocontrol y conocer los propios límites, mantenerse hidratado y espaciar entre un consumo y otro; el resto no pudo precisar las estrategias que utilizaban para evitar descompensaciones.

Fuente: http://www.telam.com.ar/notas/201604/144247-cerca-del-4-de-los-alumnos-secundarios-portenos-probaron-extasis-alguna-vez.html

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