Diálogos sobre la libertad (¿y responsabilidad?) en la educación

Por: Juana M. Sancho

La mejor manera de ser libres consiste en entender por qué pienso como pienso, cómo he creado o me ha creado. En entender el sentido de mi responsabilidad. En aumentar mi capacidad para prever las consecuencias de mis acciones.

Siguiendo con el ánimo con el que empecé la primera columna de este curso, y también con el que parece constituirme, he seguido planteándome un montón de preguntas. Y digo que parece constituirme, porque hace más de veinte años, en un seminario internacional sobre diseño de la enseñanza, tuve el honor de ganar el diploma a la persona que había formulado más preguntas. Así que me alegra que los años no hayan menguado mi curiosidad y ganas de aprender, sino todo lo contrario.

En esta ocasión quiero compartir un tema que me ha interpelado de forma particular en los últimos tiempos, y de forma especial, este comienzo de curso. Me refiero a la noción de libertad en el mundo de la educación. Sigo escuchando discusiones sobre la educación de la infancia que defiende dejar libre al niño y la niña para expresarse dónde y cómo quiera y tomar decisiones a su antojo. Frente a ella, la que postula situarnos –de forma amable y amorosa–, en los límites que nos marca el mundo que nos rodea, para evitar un narcisismos perniciosos y actuaciones prepotentes, autoritarias y tiránicas.

¿Dónde está el equilibrio? ¿Cómo dejar fluir sin desbordar? ¿Cómo acompañar el desarrollo sin coartarlo? ¿Cómo ayudar a entender a los más pequeños (también a los más grandes) que cada acción u omisión comporta unas consecuencias para uno mismo y para otros, incluyendo el propio medio? En las clases en la universidad, los estudiantes reivindican la libertad. Piden que podamos ser libres, incluso para asistir a las instituciones de enseñanza o no. Reclaman que la escuela sea libre y que su opinión sea respetada. Esto me lleva, una vez más, a debatir conmigo misma y con ellos, las nociones que tenemos sobre la libertad.

Para ello, vuelvo a las distintas acepciones sobre la libertad. Como facultad natural que tiene el individuo de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos. Como estado o condición de quien no es o no está preso. Como falta de sujeción y subordinación. En los sistemas democráticos, como derecho de valor superior que asegura la libre determinación de las personas. Como prerrogativa, privilegio, licencia. Como condición de las personas no obligadas por su estado al cumplimiento de ciertos deberes. Como contravención desenfrenada de las leyes y buenas costumbres. Como licencia u osada familiaridad. Como exención de etiquetas. Como desembarazo, franqueza. Como facilidad, soltura, disposición natural para hacer algo con destreza. En todas ellas, no podemos olvidar la premisa de que el individuo “es responsable de sus actos”.

Todas estas nociones me plantean una marea de cuestiones. ¿Libres de quién y de qué? Y sin orden de importancia me pregunto: ¿De los estereotipos sociales, culturales, sexuales, étnicos, que nos constituyen? ¿De las multinacionales que configuran nuestras necesidades y deseos? ¿De las tradiciones culturales y religiosas que definen lo que es y lo que debe ser? ¿De las construcciones sociales y las relaciones de poder impuestas por el sistema económico? ¿De los imaginarios construidos por las distintas ideologías impuestas por los distintos partidos que gobiernan un país? ¿De todos y cada uno de los discursos vehiculados a través de los múltiples medios de información y comunicación?

En este diálogo que comparto sobre el tema de la libertad en la educación, me doy cuenta de que desde muy muy pequeña vinculé la libertad con la responsabilidad. Y, creo que le debo a mi educación mi conciencia sobre los límites y consecuencias de la de libertad. Mi padre repetía que nuestra libertad terminaba donde comenzaba la del otro, que había que encontrar modos de evitar imposiciones abusivas, basadas en relaciones de poder asimétricas, para poder encontrar formas de vida amónicas. Y, sobre todo, de dotarse de unas normas que permitieran el desarrollo personal y social de todos y cada uno. Porque si no existen reglas consensuadas, si todo está permitido, si cada uno hace lo que le viene en gana, quienes siempre llevan las de ganar son los más fuertes y/o los más deshonestos.

A mí estas reflexiones me pusieron los pies en el suelo, además de proporcionarme la única certeza que puedo compartir en este diálogo que sigo manteniendo conmigo y con el mundo. Para mí, la mejor manera de ser libre, de poder tomar las propias decisiones, consiste no en hacer lo que me viene en gana (¿cómo puedo saber si hubiese podido hacer otra cosa si no la conozco?), sino en saber, en entender por qué pienso como pienso, cómo he creado o me han creado, en mi caso, como mujer, profesora, investigadora, amante, amiga, ciudadana… En entender el sentido de mi responsabilidad en cada una de estas facetas de mí misma. En aumentar mi capacidad para prever las consecuencias de mis acciones y omisiones. Creo que nadie es libre. Pero podemos alcanzar niveles de autonomía intelectual y afectiva, a medida que tengamos la suerte de acceder y poner en práctica una educación que nos permita plantearnos éstas y otras muchas cuestiones.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/10/30/dialogos-sobre-la-libertad-y-responsabilidad-en-la-educacion/

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La educación de la primera infancia es fundamental para la IE y los ODS

Por: Internacional de la Educación 

El grupo de trabajo sobre educación de la primera infancia de la Internacional de la Educación ha reiterado la importancia de la educación de la primera infancia a la hora de ayudar a los más jóvenes a alcanzar su máximo potencial así como la contribución del sector a los logros vinculados a los objetivos de desarrollo sostenible.

En su discurso de apertura, David Edwards, secretario general adjunto de la IE, recordó a los participantes la importancia crítica de la ECE. A continuación, destacó las prioridades clave para la IE, incluida su campaña para la puesta en práctica de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS), la respuesta global de la IE ante la privatización y mercantilización en y de la educación y los esfuerzos sindicales mundiales para mejorar los estándares de los profesionales de la docencia y las condiciones de calidad en su empleo. «La ECE está y seguirá estando entre estas y otras prioridades de la IE», concluyó Edwards.

Los ODS necesitan una educación de la primera infancia de calidad

Dennis Sinyolo, de la Internacional de la Educación, se hizo eco de las perspectivas sobre el papel de la ECE en el marco de los ODS. Recordó a los participantes que la consecución del objetivo 2 del ODS 4, que se centra en la educación de calidad, depende de garantizar que, en el año 2030, todos los niños y niñas cursen una educación primaria y secundaria gratuita, equitativa y de calidad, con resultados relevantes y efectivos en su aprendizaje.

Esta reunión se celebra en un momento crucial, ya que quedan menos de 14 años para 2030 y debemos presionar a los gobiernos de todo el mundo para alcanzar los ODS y los compromisos con respecto a la ECE», afirmó Sinyolo.

Directrices de política de la OIT sobre la ECE

El grupo de trabajo señaló también la necesidad de que los sindicatos educativos, docentes y personal de apoyo educativo se familiaricen con las disposiciones de las Directrices de política de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre la promoción del trabajo decente para el personal del sector de la educación de la primera infancia. Además, incidió en que se debe presionar a los gobiernos para que pongan en práctica estas directrices.

La IE contribuyó al desarrollo de las directrices de política de la OIT, que establecen los principios básicos y estándares mínimos del trabajo decente en el sector de la ECE.

El papel del grupo de trabajo sobre ECE para alcanzar el ODS 4.2

El grupo de trabajo sobre ECE fue designado por el Consejo Ejecutivo de la IE tras la decisión tomada en el Congreso Mundial de 2015 en Ottawa, Canadá. Respalda a la IE para poner en marcha su estrategia sobre ECE, incluida la idea de incluir la ECE en un lugar destacado de los planes de sindicatos y gobiernos, así como fomentar la apropiación e implementación del ODS 4.2 y las directrices de política de la OIT sobre la ECE.

También apoya la defensa de la IE de la mejora de la educación de la primera infancia, el desarrollo profesional continuo y las condiciones laborales decentes para los docentes y educadores de ECE, además de la investigación sobre diversos aspectos de la ECE.

A tenor de estos hechos, el grupo de trabajo debatió y adoptó un plan de acción para fomentar la ECE, el estatus profesional, los términos y las condiciones laborales de los docentes y educadores de ECE.

Fuente: https://www.ei-ie.org/spa/news/news_details/4251

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