El pueblo contra Ser Pilo Paga

Por: Germán Manga

Entregar los recursos oficiales que necesita la universidad pública a un club de universidades privadas, equivale a sacrificar los derechos de la mayoría de los estudiantes más pobres, para que la minoría estudie como si fueran ricos.

Hacen muy bien los alumnos, profesores y rectores de las universidades públicas en salir a las calles a protestar porque el gobierno esté transfiriendo miles de millones de pesos -vitales para fortalecer la educación oficial- a un club de universidades privadas.

Ese original desatino –llamado Ser Pilo Paga- que permite hoy que 30.000 colombianos pobres bien calificados en las pruebas de Estado, estudien donde y como estudian los ricos, es impresentable en un país donde la elitización de la sociedad comienza, se desarrolla y se consuma en el sistema educativo.

Aunque el artículo 67 de la Constitución la consagra como un derecho, el gobierno y el sector privado no han logrado y están lejos de garantizar el acceso de todos los colombianos a la educación de calidad.

El sistema educativo colombiano es inequitativo y elitista, su operación es inmoral, ilegal e impulsa tradiciones que rayan en lo tragicómico. La consagración de los privilegios comienza en preescolar. Los más ricos matriculan a sus hijos en los jardines infantiles que garantizan la entrada a los mejores colegios (y que cobran más que una universidad de elite). A su vez esos colegios realizan exigentes procesos de selección, agregan filtros ilegales como el ‘bono‘ que en algunas entidades pasa de 40 millones por alumno y cobran matrículas y pensiones fuera del alcance de las mayorías. Como en el fútbol hay la A y la B. Educación excelsa para el 4 por ciento de la población -las élites que pagan- y mala para la enorme mayoría de los colombianos, a merced de una educación pública, deficiente, burocratizada y menesterosa.

Las situaciones más críticas se presentan en los dos extremos del proceso. En Colombia solo 48 por ciento de los niños de 3 años están matriculados en una institución educativa, – el promedio es 70 por ciento en los países de la Ocde-. Y en nuestro país apenas ingresan a la universidad 9 por ciento de los estudiantes de las familias más pobres, en contraste con 53 por ciento de los de las familias más ricas.

En definitiva, el problema se concreta en que entre nosotros, ser pobre o ser rico determina qué tipo de educación se recibe y crea diferencias abismales e irrecuperables en el destino de los ciudadanos. Ser pilo paga alimenta y fortalece ese club de los privilegios pues engorda las economías boyantes de las universidades de elite al transferirles los millonarios recursos que necesita la universidad pública para vincular y educar a muchos más de los 500.000 estudiantes de los estratos 1, 2 y 3 que se gradúan cada año.

Por eso se deberían unir a las protestas los jóvenes que no pudieron terminar sus estudios o ingresar a la universidad, los que entraron, pero tuvieron que desertar, o los que terminaron, pero tuvieron que salir al mercado laboral en condiciones de inferioridad en formación con sus coetáneos, por no pertenecer al grupo que puede pagar “la buena educación”. La Colombia de verdad no la de los “pilos afortunados” que publicita el gobierno.

 La prioridad en Colombia no es fortalecer las universidades privadas sino tener una educación pública de cobertura universal y de alta calidad y muy especialmente garantizar a los más pobres el derecho a la educación inicial y a la universitaria.

La educación es uno de los sectores que experimenta con mayor impacto las transformaciones que impulsa la tecnología. Desde ese punto de vista no parece sensato invertir tantos recursos en modelos educativos que comienzan a ser desuetos frente al auge de la educación, la formación para el trabajo y la educación continuada en internet. Con presupuestos como los que se están llevando las privadas, universidades públicas harían maravillas para crear programas online de calidad excelsa, que sí permitirían saltos enormes de cobertura y calidad para vincular a miles de los jóvenes que se están quedando sin educación.

En 2018 el gobierno destinará un billón de pesos a la educación de 40.000 estudiantes del programa Ser Pilo Paga, la misma suma que transferirá a las 32 universidades públicas nacionales y regionales, a cargo de formar a más de 600.000 estudiantes. Mientras muchas de esas universidades oficiales enfrentan dificultades, carencias, insolvencia y grave deterioro de su infraestructura -el déficit del sector se acerca a 500.000 millones de pesos- pocas y las más prósperas universidades privadas reciben con Ser pilo paga una gran cuota de estudiantes de estratos populares, bien calificados, a tarifa plena -como quedó diseñado el programa no ofrecen ni becas, ni descuentos, ni cofinanciación-. Esta es una irritante injusticia y convertirla en política de Estado, como pretende el Ministerio de Educación, sería una monstruosidad salvo que Ser Pilo Paga se convirtiera en un programa exclusivo para universidades públicas, que sería la forma más sencilla y rápida de revertir la insensatez de hoy y sus cuestionables resultados.

Nota: Inquietante el conjunto de falsedades y argumentos amañados con los que Gustavo Petro respondió a mi columna ‘Las basuras de Petro‘ así como la agresividad de sus barras bravas en las redes sociales para apoyarlo, con abundancia de insultos, ofensas y calumnias. No sé si el exalcalde tenga futuro en la política. Lo tendría asegurado, sin duda, como campeón nacional de la posverdad.

Fuente: http://www.semana.com/opinion/articulo/el-pueblo-contra-ser-pilo-paga/543544

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En Corea del Sur desafían el sistema educativo elitista

«SI USTED no tiene la habilidad entonces culpa a sus padres», escribió Jung Yoo-ra en las redes sociales en 2014, después de ser aceptado en una prestigiosa universidad. Su madre, al parecer, había hecho todo lo posible para asegurarle un lugar, induciendo a la Universidad de Mujeres Ehwa a modificar su política de admisiones de una manera hecha a medida para la Sra. Jung. El mes pasado, un tribunal dictaminó que las nueve personas involucradas en este subterfugio habían sacudido fundamentalmente los «valores de equidad que sustentan nuestra sociedad». Por encima de todo, los «sentimientos de vacío y traición que causaron en los estudiantes trabajadores» no podía ser excusado.

La Universidad fue vista una vez como una fuente de movilidad social en Corea del Sur. Pero tan importante es el grado adecuado para las perspectivas de un estudiante en la vida que las familias ricas comenzaron a gastar mucho en coaching para mejorar las oportunidades de sus hijos, dejando atrás a las familias más pobres. En 2007 más de tres cuartas partes de los estudiantes estaban recibiendo algún tipo de enseñanza privada, generando una máxima sobre las tres necesidades para ganar un lugar en una buena universidad: «la riqueza del padre, la información de la madre, la resistencia del niño». Según un informe del Ministerio de Educación, en 2016 los hogares con ingresos mensuales de 7 millones de won (6.230 dólares) o más gastan 443.000 wones al mes en educación privada, nueve veces más que las familias que aportan 1 millón de won o menos.

Muchos surcoreanos creen que los ricos e influyentes no sólo gastan más en educación, sino que también manipulan el sistema, como la madre de la Sra. Jung, una amiga cercana del anterior presidente, lo hizo de manera espectacular. Según el Centro de Investigación Pew, un grupo de expertos, sólo una quinta parte de las personas de entre 18 y 33 años creen que trabajar duro trae éxito. La jerga popular atestigua la percepción: la gente habla de usar «atrás» (respaldo, o conexiones) para conseguir trabajo; Cuando la Sra. Jung se negó a regresar a Corea del Sur para hacer frente a los cargos relacionados con su ingreso a la universidad, la prensa local lo calificó como una «fuga de oro». Y el 34% de los jóvenes dicen que se sienten «aislados debido a las camarillas académicas» en el trabajo.

La injusticia es aún más aguda debido a la feroz competencia por puestos de trabajo. Este año hubo 36 candidatos para cada trabajo, frente a 32 hace dos años. El desempleo juvenil alcanzó un récord de 12% a principios de este año.

Los jóvenes frustrados están empezando a hablar. Los activistas de un grupo llamado Hidden Bag dirigen una pequeña campaña anual para «rechazar la entrada a la universidad», tratando de persuadir a la gente a boicotear todo el proceso. En un reciente festival de cine en Seúl, Hidden Bag proporcionó «kits de curación» para los jóvenes que desean desafiar la «competencia sin fin» y los «límites basados ​​en la educación». Los dulces coloridos, empaquetados para parecerse a la medicina, fueron entregados a los estudiantes para animarlos a tomar una posición. Algunos fueron etiquetados «valor», otros «fuerza». Al rechazar la carrera de ratas, esperan plantear «preguntas fundamentales» sobre los valores prevalecientes. Menos del 70% de los egresados ​​de la escuela fueron a la universidad el año pasado, el nivel más bajo en casi 20 años.

Moon Jae-in, el presidente desde mayo, ha prometido que bajo su administración «el espesor de la bolsa de los padres» no determinará las perspectivas de sus hijos. Esta semana un diputado de su partido presentó una legislación para extender el proceso de «contratación ciega» utilizado en la administración pública, en el que los solicitantes son juzgados sólo en exámenes estandarizados, no en su expediente académico, a empresas estatales también. El autor del proyecto de ley también propone una enmienda basada en otra rareza de la admisión de la Sra. Jung: marcó mal en su examen escrito, pero recibió calificaciones completas para la entrevista. La enmienda requeriría que todas las entrevistas universitarias fueran registradas o minuties para transparencia. Culpa a los padres de la Sra. Jung.

Fuente: https://www.economist.com/news/asia/21725267-courts-and-president-sympathise-south-korea-losing-faith-elitist-education-system

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Italia: Papa denuncia la tendencia a una educación elitista: «Educar es incluir»

Europa/Italia. 10 de junio de 2017.  Fuente: www.ultimahora

El papa Francisco criticó este viernes que algunos países inviertan poco en la formación de los jóvenes, «elitizando la educación» y excluyendo a los más pobres, durante la inauguración de la sede romana de la fundación «Scholas Occurrentes».

«Hay un peligro muy grande en la vida de la educación de los jóvenes. El de la elitización. Cada vez los presupuestos para educación en algunos sitios se van acortando y se crea una élite de quien puede pagar la educación», dijo el pontífice durante una videoconferencia con jóvenes de distintos países.
Y añadió: «Quedan afuera chicos y chicas que no tienen educación. Educar no es saber cosas sino ser capaz de usar los tres lenguajes. El del corazón, de las manos y de la cabeza. Educar es incluir».
Tras escuchar las experiencias de jóvenes de «Scholas» de países como Argentina, Brasil, Colombia, España, México o Paraguay, el papa recordó que «en educación seleccionamos mal», ya que la sociedad está «acostumbrada a excluir, seleccionar, agredir y ningunear».
El papa también alertó de los efectos de la globalización, un fenómeno que en su opinión «es bueno» pero que implica el riesgo de hacer del mundo «una bola de billar» compuesta por personas y pueblos idénticos y sin particularidades.
«En una esfera todo punto es equidistante del centro, todo es igual, y entonces se anulan las características personales de un chico o chica. ‘O te haces igual al sistema o no eres, no existes’. Lo mismo para los pueblos», explicó el papa argentino.
En su opinión, «la verdadera globalización es un poliedro donde sí, buscamos la unidad, pero cada uno mantiene su propia peculiaridad, su propia riqueza».
El papa explicó a los jóvenes, conectados por ordenador, que cada persona «tiene un sentido» que debe ser «compartido con los demás».
«Una vida que no se comparte con los otros, ¿saben para qué sirve? Para el museo, y no creo que ninguno de ustedes quiera acabar en un museo», refirió Bergoglio entre risas.
Su charla con los jóvenes se produjo después de inaugurar en el palacio de San Calixto, en el barrio romano de Trastevere, la sede de la Fundación «Scholas Occurrentes», organización creada por Bergoglio hace veinte años cuando era arzobispo de Buenos Aires.
«Scholas», desde agosto de 2013 organización de derecho pontificio, está presente en 190 países con una red que abarca 446.133 escuelas de todas las confesiones religiosas, laicas, públicas y privadas, según la propia organización.
Su objetivo fundamental es «el apoyo de la cultura del encuentro para la paz mediante la educación, la tecnología, el arte y el deporte» entre los jóvenes.
Fuente noticia: http://www.ultimahora.com/papa-denuncia-la-tendencia-una-educacion-elitista-educar-es-incluir-n1090269.html
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