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Una escuela vinculada a la vida

Por CARLOSMAGRO

“Hace medio siglo, cuando los soviéticos nos superaron con el lanzamiento del Sputnik no teníamos ni idea de cómo íbamos a superarles en la carrera espacial hacia la Luna. Aún, no teníamos la ciencia y la NASA no existía. Pero la gran inversión que se hizo entonces en investigación y educación no solo nos permitió superar a los soviéticos sino que desató una ola de innovación que creó nuevas industrias y millones de nuevos puestos de trabajo”.

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“Ha llegado el momento Sputnik de nuestra generación. Hace dos años afirmé que teníamos que alcanzar un nivel de investigación y desarrollo no visto desde los tiempos de la carrera espacial. En unas semanas enviaré un presupuesto al Congreso que nos ayudará a cumplir con este objetivo. Vamos a invertir en investigación biomédica, en tecnologías de la información y en tecnologías limpias. Una inversión que incrementará nuestra seguridad, protegerá nuestro Planeta y creará un sin número de nuevos puestos de trabajo para nuestro pueblo.”

Con estos vehementes y patrióticos términos se expresaba Barak Obama el 25 de enero de 2011 durante su discurso a la Nación. Obama reclamó entonces un nuevo momento Sputnik para salvar al país y también ¡cómo no! para salvar de paso a todo el Mundo.

El momento Sputnik al que se refería Obama fue más conocido en su época como la crisis del Sputnik. El Sputnik fue lanzado al espacio el 4 de Octubre de 1957 convirtiéndose en el primer satélite artificial en la órbita terrestre. El problema, para Estados Unidos, es fue la Unión Soviética quien lo puso en órbita. A éste primer lanzamiento, le siguió el 3 de noviembre del mismo año, el Sputnik II, conocido por llevar por primera vez un pasajero, la perra Laika. Los lanzamientos de satélites soviéticos continuaron durante los siguientes años. La reacción por parte de Estados Unidos no se hizo esperar. La crisis del Sputnik provocó que Eisenhower incrementara notablemente la inversión en el programa espacial, creara la NASA y una agencia de proyectos de investigación y desarrollo (A.R.P.A) que en 1972 pasaría a llamarse D.A.R.P.A (Defense Advanced Research Projects Agency).

A.R.P.A. sería desde entonces la responsable de gran parte de la investigación en computadores. En 1969 se constituye la primera red científica y académica conocida como ARPANET, antecedente directo de Internet.

circa 1934: Shoppers admiring a fortune-telling robot at Selfridges Store, London. (Photo by London Express/Getty Images)
circa 1934: Shoppers admiring a fortune-telling robot at Selfridges Store, London. (Photo by London Express/Getty Images)

En ese mismo discurso a la nación Obama también habló de “ganar el futuro” y de ganar la carrera por la educación proponiendo la creación de una agencia especial para la educación llamada ARPA-ED, un guiño a la historia que dejó intranquilos a más de uno y que en el borrador de los presupuestos para 2015 ha supuesto una partida de 50 millones de dólares de los 2.900 millones previstos para STEM.

La crisis del Sputnik puso en evidencia un retraso científico frente a la Unión Soviética y las carencias, por tanto, de la formación científica y cuestionó la enseñanza de las ciencias, abriendo un debate para cambiar tanto los curriculums como las metodologías o quiénes debían recibir formación científica.

Han pasado casi 60 años del lanzamiento del Sputnik pero desde hace al menos una década vivimos de nuevo muy preocupados por la escasez de personas formadas en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM usando el acrónimo en inglés). El argumento de la brecha en competencias STEM (STEM Skills Gap) recorre los despachos de los gobiernos. Los principales países occidentales abogan de nuevo hoy, como hace 60 años, por una modernización de la enseñanza de las ciencias en los centros escolares, que sirva para motivar a un mayor número de estudiantes a seguir carreras de ciencias.

Ilustración de un libro infantil. Owen Davey
Ilustración de un libro infantil. Owen Davey

En la Unión Europea, la Estrategia Horizon 2020 dedica un capítulo especial a la ciencia bajo la rúbrica de Ciencia por y para la sociedad con el que se pretende involucrar a la sociedad en la ciencia y en las actividades de investigación e innovación; incrementar el acceso a los resultados de la investigación; asegurar igualdad de género; tener en cuenta la dimensión ética en la ciencia y promover la educación formal e informal en ciencia. Este último punto busca hacer las carreras de ciencia atractivas a los jóvenes y de paso aumentar sensiblemente el nivel de alfabetización científica de la sociedad en general.

El debate, como no podía ser de otra manera, es intenso, abierto y lleno de matices. No falta quien considera que no existe tal brecha y que la carencia de personas formada en ciencia y tecnología no deja de ser un mito.

En la misma década de los años 50, en concreto el 7 de mayo de 1959 en Cambridge, C.P Snow impartió una conferencia titulada Las dos culturas, en la que sostenía que la “ruptura de comunicación entre las ciencias y las humanidades y la falta de interdisciplinariedad es uno de los principales inconvenientes para la resolución de los problemas mundiales.” Desde entonces, son miles las páginas que se han escrito sobre el tema de la incomprensión entre ciencias y letras. El texto tuvo y sigue teniendo muchos críticos pero no dejaba de plantear una cuestión real que lejos de solucionarse para que ha ido a más. No parece que hayamos avanzado mucho. La escuela de hoy con una estructuración del conocimiento muy fragmentario y curricular y una organización departamental parece sigue respondiendo en muchos casos a una visión del mundo escindida al menos en dos culturas. Muy lejos en todo caso de las necesidades multidisciplinares que exigen los problemas actuales.

Laboratorio de ciencias hacia 1950
Laboratorio de ciencias hacia 1950

En los últimos años, uno de las derivadas de las políticas STEM ha sido la incorporación de la A de Arts (STEAM) como medio para fomenta la creatividad y desde ahí favorecer la innovación que esperamos traigan las políticas STEM. Un intento quizá de superar la división entre las dos culturas que señalaba Snow y de ir más allá de la cerrada división de materias para de adecuarnos a lo que entendemos hoy por aprender y educar.

Hoy cada vez es más claro que aprender es adquirir competencias que nos sirvan para interpretar y dar sentido al mundo que nos rodea. Interpretar el mundo es una tarea compleja que nos pide poner sobre la mesa muchos y diversos conocimientos (no solo de un tipo); nos demanda mezclar espíritu crítico y constructivo; y nos exige mucha capacidad de trabajo en equipo. Como dice Daniel Innerarity, debemos ser conscientes de nuestros no-saberes. Debemos asumir que progresamos, más que aumentando nuestros conocimientos, aprendiendo a gestionar el desconocimiento en sus diversas manifestaciones: inseguridad, verosimilitud, riesgo e incertidumbre. Aprender hoy es aprender a gestionar incertidumbres.

Educar, por su parte, dice José Manuel Pérez Tornero, “es informar, formar, conformar, transformar, trasladar, difundir, divulgar, aprender, enseñar a aprender, aprender a enseñar, aprender a aprender. No importan tanto los objetos de conocimiento, como los procesos. No importan tanto los procesos como los métodos. No importan tanto los métodos como los sistemas. No importan tanto los sistemas como los contextos. Y lo importante es crear y proporcionar oportunidades para el aprendizaje, para el diálogo creativo y educativo. Critico y constructivo.”

PerezTornero
PerezTornero

Ayer, en el marco de los #direcTIC mensuales de Educalab (Ministerio de Educación), tuve la suerte de poder conversar durante una hora con Neus Sanmarti. Neus lleva toda una vida vinculada a la educación y a la ciencia. Hace años que decidió aprender ciencias y enseñar ciencias.

Es Doctora en Ciencias Químicas, Profesora emérita de la Universidad Autónoma de Barcelona y Catedrática de Didáctica de Ciencias Experimentales. Durante años fue también directora del Instituto de Ciencias de la Educación (ICE) de la Universidad Autónoma de Barcelona. Entiende la didáctica de las ciencias como una manera de provocar un aprendizaje significativo que responda a los cambios que se están produciendo en la ciencia, en la sociedad y en las maneras de aprender y enseñar. De aprender y educar.

En 2007 publicó un excelente libro, cuya lectura recomiendo, titulado 10 ideas claves. Evaluar para aprender en el que, entre otras cosas, sostenía que aprender es revisar las maneras en las que hacemos las cosas y que en ese sentido la reflexión y la evaluación son el motor del aprendizaje; que la finalidad de la evaluación es la regulación tanto de la enseñanza como del aprendizaje; que lo más importante es aprender a autoevaluarse y que evaluar es una condición necesaria para mejorar la enseñanza (puedes ver aquí y aquí un resumen).

Ayer con Neus, hablamos del Sputnik y me hubiera gustado también hablar con ella de coches voladores y tecnologías poéticas, pero no encajó. Hablamos, claro, de didáctica de la ciencia y de las políticas STEM vistas desde la escuela y desde los especialistas precisamente en didáctica de la ciencia. Nos habló de la importancia de promover el interés por las ciencias pero también de los recelos existentes antes unas iniciativas que surgen en su mayoría fuera de la Escuela, desde la industria, fundaciones privadas y gobiernos y que tienen, para algunos, un enfoque excesivamente utilitarista y economicista. Hablamos también del impulso actual hacia un aprendizaje de la ciencia mucho más centrado en hacer, construir e inventar y no solo en adquirir conocimientos.

Hablamos de competencias, de transversalidad y multidisciplinariedad y, por tanto, de aprendizaje basado en proyectos. Le preguntamos si estábamos preparando a los alumnos a abordar problemas complejos. Y hablamos de cambio educativo y de las dificultades para cambiar las prácticas del aula. De la importancia de los primeros años de práctica docente. Hablamos también de competencia científica y de la importancia de aprender a hacerse preguntas y desarrollar el pensamiento crítico. De la capacidad de evaluación y de reflexión. Y la necesidad de contextualizar los aprendizajes para vincularlos a la vida. También de lectura y de la importancia de leer para aprender ciencias.

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Y terminamos hablando de la situación actual de la educación que ella considera positiva (se ha producido un giro importante en los dos últimos años, sostiene) y de la escuela del futuro que debe ser ante todo una escuela muy relacionada con la comunidad. Una escuela que atienda a sus contextos y que esté integrada con su entorno. Una escuela que sea crítica pero no esté aislada. Que responda a las necesidades de la comunidad. Que sirva para resolver los problemas de la vida. Una Escuela, en definitiva, vinculada a la vida. Una escuela, si me permiten, muy deweyana: “¿Aprender? sí, pero antes que todo vivir. Aprender a través y en relación con la vida.”

Os dejo el vídeo de la conversación. Aprovecho para agradecer a Neus Sanmarti que aceptara conversar con educacontic.

Fuente: https://carlosmagro.wordpress.com/2015/12/24/una-escuela-vinculada-a-la-vida/

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¿De qué se trata “hackear la educación”?

  Por Patricia Carolina Saucedo Añez

Pedro Muller reflexiona acerca de la caducidad de la escuela, una institución pensada para otro contexto histórico. En este sentido, señala la importancia de dos conceptos similares, pero diferentes: “estudiar” y “educarse”:

El educar se va más allá de memorizarse un par de nombres y olvidarlos al siguiente día, consiste en aprender tener la curiosidad de preguntarse qué hay detrás de lo obvio, es adquirir habilidades, ejercitar tu pensamiento lateral un pensamiento divergente o como muchos dicen “fuera de la caja”, educarse también es crear y hacer convertir nada en algo, innovar.

Nosotros aprendemos mejor en grupo es parte de nuestra naturaleza, discutir, pensar y reflexionar sobre un tema en específico sacar conclusiones, como muchos dicen la mejor manera de educarse es aprender.

Para concluir, Pedro nos invita a ver el siguiente video, en el que Logan LaPlante da una charla sobre la importancia de la creatividad y la idea de “hackear la educación” o “hackschooling”, referida a una concepción del aprendizaje como una experiencia grupal, basada en la experiencia del ensayo y error y, por sobre todo, la creatividad:

Puedes continuar leyendo el post de Pedro aquí y seguirlo en Twitter.

El artículo reseñado participó en la cuadragésimo sexta edición de#LunesDeBlogsGV el 23 de marzo de 2015.
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Del aprendizaje expandido a la transformación de la educación

Juan Freire

[Este texto es la introducción y contextualización del curso del mismo nombre (programa del curso en pdf) qorganizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) y el Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y Formación del Profesorado (INTEF) del MECD. Se publicó inicialmente en educaLAB, el blog de INTEF, con el título de La educación expandida]1. El escenario del cambio educativo

Los cambios sociales y tecnológicos de las últimas décadas por una parte obligan, pero por otra ayudan, a la evolución de la educación tal como han hecho en muchos otros ámbitos como la política, la cultura o la empresa. Es esta una relación inicialmente conflictiva pero que si se logra traspasar la fase dialéctica para llegar a un enfoque basado en el diálogo entre agentes puede conducir a mejores procesos de aprendizaje tanto formales como informales. Estos cambios podemos definirlos a partir del desarrollo de tres elementos básicos como son las tecnologías sociales, las nuevas comunidades de práctica y los laboratorios ciudadanos que se convierten en piezas clave para entender el escenario actual.

Las tecnologías sociales se originan con el surgimiento de Internet que ha sido el espacio de acción donde se han desarrollado «todo tipo de tecnologías (infraestructuras, hardware, software, servicios web) que son susceptibles de ser utilizadas para el empoderamiento ciudadano, y especialmente para el desarrollo autónomo de proyectos colaborativos». Estas tecnologías son sociales porque van asociadas al nacimiento de comunidades de práctica que las construyen, las hacen crecer, las gestionan y las utilizan en sus propios proyectos. Pero estas son nuevas comunidades, que a diferencia de las tradicionales son electivas, múltiples, recursivas y combinan procesos y espacios analógicos y digitales. Su mayor novedad en todo caso quizás resida en la escala que alcanzan, dado que la tecnología permite procesos de coordinación entre grandes colectivos que antes eran inviables o muy costosos. De este modo hoy en día contamos con multitudes inteligentes capaces de generar verdadera inteligencia y acción colectivas (más allá de la mera agregación estadística y minería de datos). Estas comunidades son herederas en muchos de sus valores y reglas de gobierno de las comunidades hacker dado que se basan en su funcionamiento en el consenso aproximado, la posibilidad de hacer «fork», y la cultura digital (meritocracia; conciencia de red; «makers» dado que la reflexión se sustenta en la acción, en el hacer).

 

Por último, para completar el dibujo que hacemos del presente debemos incluir los laboratorios ciudadanos que constituyen la evolución de los espacios públicos institucionales dedicados al consumo cultural a otros enfocados a la producción ciudadana. Espacios donde ocurre la producción colaborativa entre diferentes públicos, y que normalmente conlleva la transdisciplinariedad y la participación activa de amateurs y profesionales en el desarrollo de proyectos que generan nuevo conocimiento. Estos laboratorios son diversos en sus orígenes dado que en ocasiones suponen la evolución de centros cívicos y culturales, en otras son espacios de coworking, o incluso las tradicionales bibliotecas que desarrollan nuevos programas para dar servicio a sus usuarios. Pero son también diversos porque son creados y gestionados tanto por instituciones públicas, como por empresas o diferentes tipos de organizaciones ciudadanas.

2. Donde sucede hoy en día la educación

La educación no puede permanecer al margen de las innovaciones sociales y tecnológicas descritas antes. En este nuevo contexto es relevante por una parte comprender que innovaciones afectan a los procesos de aprendizaje y a los roles de las instituciones educativas y por otra reflexionar estratégicamente sobre como debe transformarse la educación para aprovechar de forma óptima este nuevo escenario. No vamos a recopilar aquí los múltiples proyectos que, de manera directa o indirecta, afectan a la educación, pero si utilizaré algunos casos que creo son paradigmáticos de lo que está sucediendo. En el ámbito digital puede valer como referencia lo que están representando los MOOCs (massive open online courses) que demuestran que hoy en día el proceso nuclear en que se han basado la mayor parte de estrategias pedagógicas en las últimas décadas, la transferencia de conocimiento, puede suceder ya de modo igual o más efectivo por otras vías (usando otros canales y con la participación otros agentes). Pero además de los MOOCs han nacido múltiples comunidades digitales centradas en intereses comunes (casi siempre aparentemente alejados del ámbito educativo) que se convierten en espacios de producción de conocimiento y que a la vez permiten el aprendizaje de contenidos y competencias por los participantes.

Pero no toda, ni tan siquiera la mayoría, de la innovación educativa sucede «dentro» de Internet. El valor de las tecnologías sociales no reside tanto en los proyectos digitales en si mismos como en su papel como instrumento para desarrollar proyectos que van más allá de lo digital. Y en este sentido tan importante como la propia tecnología es la comunidad y sus nuevos modos de relación y gobernanza. Tomemos como ejemplo el caso de El Campo de Cebada donde «vecinos y vecinas del Distrito Centro [de Madrid] agrupados, para fomentar el uso temporal del solar del derribado polideportivo de La Latina». Con estos vecinos trabajan activamente activistas políticos y urbanistas (como el colectivo Zuloark) mostrando la superación de la distinción tradicional entre lo amateur y lo profesional. El Campo de Cebada se ha convertido en un espacio que acoge comunidades que desarrollan diversas actividades, muchas de ellas con un fuerte componente educativo. Pero al mismo tiempo el propio espacio es una infraestructura educativa ya que facilita que diversos colectivos desarrollen proyectos que son su vehículo de aprendizaje. El Campo de Cebada es un espacio público analógico, pero es consecuencia también de las tecnologías sociales y las nuevas comunidades que describíamos antes que lo han convertido en un laboratorio ciudadano. Lo digital está presente como herramienta de coordinación y gestión, pero también como modelo organizativo y como ética. Por todas estas razones este proyecto acaba de recibir el premio Golden Nica de Digital Communities delPrix Ars Electronica 2013.

3. (Casi) todo puede ser aprendizaje: la educación expandida

 Aprender no ha sido nunca algo que solo suceda dentro de espacios acotados e institucionalizados para ese fin. La vida es un continuo de experiencias que significan oportunidades para aprender. Esto siempre ha sido así pero quizás lo es hoy más que nunca por el potencial educativo que representan las tecnologías sociales, los nuevos entornos de comunidades de práctica y los laboratorios ciudadanos. En 2009 gracias al trabajo del colectivo Zemos98 se empezó a utilizar el término educación expandida para referirse al hecho de que “la educación puede suceder en cualquier momento y en cualquier lugar”, que fue el subtítulo elegido para el libro que recoge una serie de reflexiones teóricas y casos de prácticas de aprendizaje expandido y que «bebe de las propuestas de la educación no formal, del activismo social y de la investigación en procesos de participación». El reconocimiento de estas prácticas expandidas como  educación ha provocado un renovado interés desde instituciones y colectivos y está sentando las bases para por una parte abrir las instituciones educativas a la sociedad incorporando estas prácticas en los currículos.

4. Los retos de la transformación de la educación

Nos encontramos por tanto en un momento de transformación radical de la educación. Podemos entender que el nuevo entorno tecno-social es el que fuerza este cambio, pero a la vez es el que abre nuevas e inmensas posibilidades para desarrollar procesos educativos más potentes e integradores. El primer reto se relaciona con lo comentado respecto a la educación expandida: cómo incorporar las experiencias de construcción colectiva de conocimiento que suceden fuera de las aulas (sean los MOOCs o proyectos como El Campo de Cebada) y de las instituciones educativas (tanto en el espacio público como en comunidades digitales) pero que son procesos con un importante componente de aprendizaje.

Pero esto no es más que una parte del desafío y de la oportunidad. Al tiempo, la propia Educación, la que sucede desde las instituciones, se debe transformar para seguir siendo significativa y con relevancia social. Dentro de esta transformación es precisa la evolución de los modelos pedagógicos hacia otros que se enfocan en las competencias, en el desarrollo de proyectos («aprender haciendo» inspirado en la idea de que el aprendizaje es más efectivo cuando se basa en problemas y retos específicos), a la vez que se hace un uso intensivo de la tecnología digital tanto en la transferencia de conocimiento como en la interacción y desarrollo de proyectos. Por último, un aprendizaje realmente significativo solo es posible cuando el estudiante trata de entender su entorno más cotidiano y aplica lo que aprende a la resolución de problemas próximos y reales en la relación con otros agentes sociales. Esta idea nos lleva al concepto de ecosistemas de aprendizaje, y a la necesidad de desarrollar entornos donde la educación se mezcle con otros agentes como empresas y organizaciones sociales.

Un ejemplo paradigmático de este nuevo enfoque lo tenemos con la metodología Team Academy, nacida en Finlandia y hoy en día representada en su comunidad internacional por la Team Academy Learning Network, que además de centrarse en el aprendizaje activo basado en proyectos para el desarrollo de competencias, sitúa como eje central del aprendizaje el equipo y por tanto la cooperación activa entre «aprendices». En el ámbito universitario español la experiencia Team Academy ha sido desarrollada y ampliada por la red de laboratorios Mondragón Team Academy en programas de grado y posgrado que integra tanto a universidades como empresas y laboratorios.

Fuente: http://nomada.blogs.com/jfreire/2013/09/transformacion-educacion.html

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¿Por qué Howard Gardner en vez de Giner? O la necesidad de abordar el cambio metodológico desde pedagogías de proximidad

Salir del aula, una de las reivindicaciones eternas de Giner

María Acaso

De un tiempo a esta parte tengo la suerte de trabajar como asesora metodológica para varios centros educativos que quieren abordar el cambio de paradigma desde sus prácticas cotidianas. Y me resulta bastante increíble comprobar como todos estos centros, muy distintos en tamaños, contextos e ideologías, todos sin excepción, sitúan a Howard Gardner y su teoría de las Inteligencias Múltiplescomo referente y modelo central a la hora de abordar el cambio. Solo y exclusivamente Gardner (avalado por la marca Harvard y el éxito del centro Montserrat de Barcelona), con un poquito de Robert Swartz y un poquito de los hermanos Johnson & Johnson sobre los que sobrevuela la eterna y maravillosa sombra de Sir. Ken (no me hace falta ni poner el apellido).

Sin mermar en absoluto la importancia que el enfoque de Gardner y del resto de los expertos citados tienen en la actualidad, la pregunta que creo que es necesario hacerse en este momento es por qué razón seguimos utilizando el modelo anglosajón prácticamente como único referente. Por qué razón cuando los centros educativos españoles seleccionan modelos de inspiración para su organización metodológica no aparece ni María Montessori, ni Paulo Freire, niFrancesco Tonucci, ni Rancier. Es más, la pregunta que creo que es necesaria hacerse es por qué cada centro piensa que no es capaz de desarrollar su propia metodología, una batería de modos de hacer que se ajuste a su contexto y empodere a los directores, a los profesores y a los padres como verdaderos expertos en el diseño de procesos.

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Mobiliario adecuado para realizar trabajo por proyectos!

Dentro de estas alternativas (que podríamos llamar Pedagogías latinas o de forma más concreta Pedagogías de proximidad), nada más próximo a nuestro contexto que, por ejemplo, la figura de Giner de los Ríos. La pasada semana visité la exposición que sobre su obra está teniendo lugar en la Institución Libre de Enseñanza en Madrid. En su conjunto, la muestra sitúa su pensamiento y lo contextualiza dentro de las increíbles innovaciones de la España Moderna. Una España anterior a la Guerra Civil en la que parecía que todo era posible y en la que la educación se visualizaba como una de las estrategias clave para constituir y ejecutar realmente, y desde la práctica, esos procesos de innovación.

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Una forma de pensar, que históricamente podemos situar a través del tramo de la vida de Giner (de 1839 a 1915), y que se distribuye en la exposición a través de diferentes frases, desde mi punto de vista muy bien seleccionadas, que posicionan su marco de trabajo, marco que nada tiene que envidiar al pensamiento de Gardner y que fue desarrollado con bastante anterioridad. Todas las frases me parecieron increíblemente contemporáneas. Todas resonaban en mi cerebro primero por su belleza formal, y segundo por la urgente necesidad de su aplicación; y es que parece mentira que tanto tiempo después, ideas conectadas con lo que Marina Garcés denomina como “la honestidad de lo real”, sigan desaparecidas y enterradas.

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Ideas como las siguientes. Recuerdo la primera vez que me topé con el término Educación Expandida. Fue en el año 2009 en el famoso festival organizado por el colectivo Sevillano ZEMOS98. Dicha edición estaba dedicada a la educación en general y a la expandida en particular, una educación que supuestamente sucede en cualquier momento y en cualquier lugar, una educación que suprime la frontera entre la escuela y lo que ocurre fuera de ella. Pues bien, una de las frases de Giner seleccionada para la muestra es: “La educación no tiene límite definido alguno, no se reduce a un periodo determinado de la vida. Sino que comienza con esta y dura tanto como ella dura. La vida entera es un continuo aprendizaje.”

Si viviese en estos momentos Giner estoy segura de que sería un detractor absoluto de las pruebas PISA porque otro de las ejes de su trabajo constituyó en la defensa de la Educación frente a la Instrucción. “La educación, no la mera instrucción, ha de ser siempre el fin de la enseñanza.” Tal como explica Philippe Meirieuen su texto Franquenstein educador, mientras que la instrucción tiene un fin en sí mismo, la educación ni lo tiene ni puede tenerlo.

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Giner se adelantó a su tiempo al desarrollar y transmitir mediante sus enseñanzas una honda preocupación por la ecología. La frase “Un día de campo vale mucho más que un día de clase”, resume la importancia de la experiencia con la naturaleza como columna vertebral de la educación del ser humano. Como desde hoy nos diceHeike Freire, una de las impulsoras del movimiento Educar en verde, nuestros niños y niñas sufren del síndrome TDN (Trastorno por Déficit de Naturaleza), un déficit sobre el que trabajaba Giner… ¡hace dos siglos!

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“Un día de campo vale mucho más que un día de clase”

Y tal como escribe Antonio Machado “En su clase de párvulos, como en su cátedra universitaria, Don Francisco se sentaba siempre entre sus alumnos y los trataba siempre amorosamente. El respeto lo ponían los niños o los hombres que el maestro ponía en torno suyo. Su modo de enseñar era el socrático, el diálogo sencillo y persuasivo.” Es decir, Giner ya se preocupaba por una enseñanza basada en los afectos y demandaba la educación emocional como contenido básico en la escuela.

Todo esto sin abordar su interés por la arquitectura y el mobiliario educativo, o la importancia de salir de la zona de confort, lo que hoy en día denominan “learning journeys” instituciones con altos niveles de innovación educativa como TeamLabs.

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La arquitectura escolar, gran preocupación de Giner

Tras la visita a la exposición, veo posible una retahíla de centros educativos que desarrollan sus propuestas metodológicas desde la figura de Giner. Centros educativos preocupados por la ecología, con un mobiliario que se aleja de la fábrica, centros educativos preocupados por el feminismo, por la democracia y por cuestiones relacionadas con la ética y no solo con la productividad. Centros educativos que han desarrollado su proyecto metodológico reflexionando sobre problemas próximos, con modos de acercamiento próximos y con referentes próximos.

Por que, lejos de pensar qué fue lo que impidió que el espíritu de Giner se truncara, prefiero pensar que su espíritu hoy está más vivo que nunca y que el movimiento de renovación pedagógica que está teniendo lugar en España y en el mundo entero para cambiar el status quo de la educación, permanece en plena efervescencia y en cada burbuja de ese gas que nos conmueve, el espíritu de Giner sigue vivo y en expansión.

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La preocupación por la estética y sus consecuencias políticas fue otra constante en los espacios en los que habitó Giner

Y también defiendo que en este momento es de suma importancia preguntarnos no solo si es posible sino si es ético replicar cualquier modelo, y mi respuesta particular a esta pregunta es que NO: hoy en día hay que huir de la replicabilidad y contextualizar los procesos seleccionando referentes teóricos diversos y cercanos junto con referentes que, desde un poco más lejos, nos inspiran también pero de manera diferente. Porque, como acabamos de ver, tenemos mucho que aprender de Giner y sus contemporáneos reivindicando nuestras propias culturas de aprendizaje que son tan interesantes y tan válidas como las anglosajonas, aunque quizás tengamos que aprender un poquito más de marketing….

*muchas de las imágenes que ilustran este post pertenecen a la exposición “Giner: el maestro de la España moderna” que se puede visitar hasta finales de Mayo en la Institución Libre de Enseñanza Paseo General Martínez Campos 14 Madrid

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Abrir la educación y expandir el aprendizaje

CARLOS  MAGRO

abril 30, 2016

El conocimiento es ubicuo (Stilgoe, Irin y Jones). Ya no podemos seguir pensando en él como algo que solo unos pocos expertos producen en unos lugares determinados (la academia, los laboratorios…) para luego ser transmitido y consumido por públicos legos en otros momentos y en espacios concretos (la escuela, el museo, la sala de conferencias…).

El conocimiento es abundante. Se ha convertido en la última y más atractiva de las commodities.

Alumnos del Instituto Escuela en clase, hacia 1933. PARA ARCHIVO.- Archivo General de la Administración, Alcalá de Henares, Madrid.

Alumnos del Instituto Escuela en clase, hacia 1933. PARA ARCHIVO.- Archivo General de la Administración, Alcalá de Henares, Madrid.
Alumnos del Instituto Escuela en clase, hacia 1933. Archivo General de la Administración, Alcalá de Henares, Madrid.

El conocimiento ha desbordado las paredes de las aulas, los laboratorios y las academias. Ha traspasado las rígidas estructuras de los departamentos, los equipos de investigación y las disciplinas.

El aprendizaje también es ubicuo. Siempre lo ha sido. “Aprender no ha sido nunca algo que sólo suceda dentro de espacios acotados e institucionalizados para ese fin. La vida es un continuo de experiencias que significan oportunidades para aprender”, dice Juan Freire.

El aprendizaje siempre ha sido relevante y significativo. Hubo un tiempo en el que “la educación no competía en tiempo ni con el trabajo ni con el ocio. Casi toda la educación era compleja, vitalicia y no planificada”. (Ivan illich. La sociedad desescolarizada. 1978).

A principios del pasado siglo XX John Dewey reclamaba la necesidad de que el aprendizaje en la escuela estuviese vinculado a la vida. “Aprender, sí, pero antes que todo vivir. Aprender a través y en relación con la vida”.

Institución Libre de Enseñanza. enero de 1933. Fotografía de Vicente Sos. Cortesía de Alejandro Sos Paradinas

Institución Libre de Enseñanza. enero de 1933. Fotografía de Vicente Sos. Cortesía de Alejandro Sos Paradinas

Uno de los grandes retos de la educación siempre ha sido la incorporación del contexto en la escuela. La necesidad de vincular la educación a la vida, de poner al alumno en el centro, de aprender haciendo y reflexionando sobre lo que se hace, de experimentar, de abrir la escuela y salir al barrio, al museo, al campo, de expandir, en definitiva, la educación es una constante entre todos los movimientos reformistas de principios de siglo XX.

“El mundo entero debe ser, desde el primer instante, objeto de atención y materia de aprendizaje para el niño”, decía el pedagogo español de la Institución Libre de Enseñanza Manuel Bartolomé Cossío. Son muchos los pedagogos que han reclamado desde siempre un mayor conexión entre la escuela y la vida, entre la escuela y lo que sucedía fuera de la misma. Son muchos los que han defendido la idea de una escuela en la que aprendamos no solo a vivir sino también aprendamos como se vive.

Domingo 4 de enero de 1970. Paul Townsend. CC 2.0 by-sa
Domingo 4 de enero de 1970. Paul Townsend. CC 2.0 by-sa

En las décadas de los 60 y los 70 se produjo un fuerte movimiento de cambio educativo. En ese momento acuñamos, entre otros, el término sociedad del aprendizaje (Robert Hutchins, 1968) para referirnos a un nuevo tipo de sociedad en la que la adquisición del conocimiento ya no estaría confinada al interior de las instituciones educativas (el aprendizaje no está limitado a un espacio concreto), ni limitada en el tiempo (el aprendizaje no es algo que suceda una sola vez y en un momento concreto de la vida). Una sociedad en la que el aprendizaje debería ocurrir en cualquier lugar, en cualquier momento.

“Hoy en nuestras ciudades, la mayor parte de la enseñanza tiene lugar fuera de la escuela. La cantidad de información comunicada por la prensa, las revistas, las películas, la televisión y la radio, exceden en gran medida a la cantidad de información comunicada por la instrucción y los textos en la escuela. Este desafío ha destruido el monopolio de libro como ayuda a la enseñanza y ha derribado los propios muros de las aulas de modo tan repentino que estamos confundidos, desconcertados”, escribió, por su parte, Marshall Mcluhan en 1960.

Marshall McLuhan. El aula sin muros
Marshall McLuhan. El aula sin muros

En este contexto de reforma la obra de Philips Coombs (The world educational crisis. 1968) marcó un hito importante al establecer entre otras cosas el concepto de educación no formal en un intento de dar una respuesta extraescolar a una gran variedad de demandas educativas existentes. Su propuesta surgió en el marco de una conferencia de UNESCO (Nueva York. 1967) en torno a la crisis mundial de la educación que por entonces se percibía.

Fueron años, por cierto, con numerosas iniciativas y proyectos para incorporar la tecnología a la Educación.

En los últimos 15 años hemos visto como irrumpía en todos los ámbitos de nuestra vida lo digital cambiando nuestras formas de relacionarnos, trabajar, aprender. No son pocos los que encuentran un paralelismo entre las décadas de los 60 y 70 y el momento actual.

Hoy cobran de nuevo actualidad autores como Dewey, Freire, Illich, Holton, Piaget que reclamaban en su tiempo profundos cambios en la educación para adaptarse a las demandas de la sociedad. Es también hoy un momento de revisita de colectivos como los situacionistas o o los filósofos críticos con el orden establecido como Foucault y Bourdieu.

El término de expandida proviene precisamente de un libro publicado en 1970, Expanded Cinema, en el que se planteaba que el cine desbordaría los límites de las pantallas usando las nuevas tecnologías disponibles entonces, principalmente el vídeo.

En el prólogo de ese libro, R. Buckminster Fuller, decía, los jóvenes del mañana emplearán las cintas de vídeo para introducir en el aula los testimonios y los documentos de los más relevantes pensadores de la humanidad.

Hablamos de educación expandida desde que el colectivo ZEMOS98 recuperara la idea de lo expandido y tuviera la feliz intuición de dedicar su undécimo festival a la educación expandida en 2009.

Baltimore City Fair. 1970. CC 2.0 by-nc-sa
Baltimore City Fair. 1970. CC 2.0 by-nc-sa

Sobre educación expandida tuve la suerte de hablar el jueves pasado con Tíscar Lara, directora de Comunicación en la Escuela de Organización Industrial (EOI), en una nueva edición de los #direcTIC, el webinar mensual de educaconTiC y el Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y Formación del Profesorado (INTEF) del Ministerio de Educación y Cultura español.

¿Qué significa educación expandida? ¿Qué es la educación expandida? ¿Cuál es la relación de la educación expandida con la educación formal, no formal e informal? ¿Tiene límites la educación expandida? ¿Hay lugares para la educación expandida? ¿Hay lugar en la educación formal para la educación expandida?

Educación expandida, educación mediática, edupunk, aprendizaje invisible, p2pedagogy son todos términos que apelan a “prácticas, ideas o metodologías educativas que se encuentran fuera de lugar”.

Para Rubén Díaz, miembro del colectivo Zemos98, la educación expandida sería “una modalidad educativa que combina elementos propios de la educación formal, la enseñanza informal y el uso de las las nuevas tecnologías” (wikipedia).

La educación expandida supone para Marina Garcés, “la disolución de fronteras institucionales y disciplinares; el acceso universal a la información y a los recursos culturales y, finalmente, la organización del trabajo colectivo en red”. Educación expandida sería entonces educación abierta y colaborativa.

Para el propio colectivo Zemms98 no sería “más que un término evocador y sugerente” (recomiendo seguir el MOOC de educación expandida de INTEF).

Sugerente es, desde luego, la definición que hizo la propia Tíscar Lara junto con Antonio Lafuente de Educación expandida como “el pulmón de la educación pública, pero también la atmósfera que hace respirable la clase. La educación expandida entonces es expectorante y está conformada por todas esas actividades que tratan de aprovechar los recursos del entorno para hacer la educación más divertida, más artesanal, más abierta, más informal y más participativa”.

“Es muy posible que no sepamos muy bien qué es educar, o qué puede llegar a ser. Pero sí sabemos a lo que no puede renunciar la educación: a encender el deseo de pensar (saber, crear, conocer…), a abrir las puertas de este deseo a cualquiera y a asumir las consecuencias de este deseo compartido desde la igualdad” (Marina Garcés). Es muy probable que no sepamos bien qué significa educación expandida pero sí está clara su capacidad de inspiración y de movilización.

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Después de hablar con Tíscar, me atrevería a decir que educación expandida es lo que hacen miles de maestros y profesores a diario en sus aulas cuando apuestan por una educación relevante, integradora, realista; utilizando o no la tecnología, convirtiendo a sus alumnos en protagonista de su propio aprendizaje, a través de metodologías que conectan personas y contextos: como el aprendizaje basado en proyectos (ABP) o el aprendizaje servicio.

Educación expandida sería abrir la educación y expandir el aprendizaje.

Educación expandida es, como dicen en Zemos98, un término que nos permite repensar la educación, cuestionar los paradigmas educativos y seguir “soñando” en su capacidad de transformar la sociedad.

Os dejo el estupendo Storify que han hecho mis amigos de Conecta13 e INTEF del hangout y con el vídeo del mismo para que escuchéis a Tíscar.

 

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Fuente del artículo: https://carlosmagro.wordpress.com/2016/04/30/abrir-la-educacion-y-expandir-el-aprendizaje/

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La Educación Expandida

Los cambios sociales y tecnológicos de las últimas décadas por una parte obligan, pero por otra ayudan, a la evolución de la educación tal como han hecho en muchos otros ámbitos como la política, la cultura o la empresa. Es esta una relación inicialmente conflictiva pero que si se logra traspasar la fase dialéctica para llegar a un enfoque basado en el diálogo entre agentes puede conducir a mejores procesos de aprendizaje tanto formales como informales. Estos cambios podemos definirlos a partir del desarrollo de tres elementos básicos como son las tecnologías sociales, las nuevas comunidades de práctica y los laboratorios ciudadanos que se convierten en piezas clave para entender el escenario actual.

Las tecnologías sociales se originan con el surgimiento de Internet que ha sido el espacio de acción donde se han desarrollado “todo tipo de tecnologías (infraestructuras, hardware, software, servicios web) que son susceptibles de ser utilizadas para el empoderamiento ciudadano, y especialmente para el desarrollo autónomo de proyectos colaborativos”. Estas tecnologías son sociales porque van asociadas al nacimiento de comunidades de práctica que las construyen, las hacen crecer, las gestionan y las utilizan en sus propios proyectos. Pero estas son nuevas comunidades, que a diferencia de las tradicionales son electivas, múltiples, recursivas y combinan procesos y espacios analógicos y digitales. Su mayor novedad en todo caso quizás resida en la escala que alcanzan, dado que la tecnología permite procesos de coordinación entre grandes colectivos que antes eran inviables o muy costosos. De este modo hoy en día contamos con multitudes inteligentes capaces de generar verdadera inteligencia y acción colectivas (más allá de la mera agregación estadística y minería de datos). Estas comunidades son herederas en muchos de sus valores y reglas de gobierno de las comunidades hacker dado que se basan en su funcionamiento en el consenso aproximado, la posibilidad de hacer “fork”, y la cultura digital (meritocracia; conciencia de red; “makers” dado que la reflexión se sustenta en la acción, en el hacer).

Por último, para completar el dibujo que hacemos del presente debemos incluir los laboratorios ciudadanos que constituyen la evolución de los espacios públicos institucionales dedicados al consumo cultural a otros enfocados a la producción ciudadana. Espacios donde ocurre la producción colaborativa entre diferentes públicos, y que normalmente conlleva la transdisciplinariedad y la participación activa de amateurs y profesionales en el desarrollo de proyectos que generan nuevo conocimiento. Estos laboratorios son diversos en sus orígenes dado que en ocasiones suponen la evolución de centros cívicos y culturales, en otras son espacios de coworking, o incluso las tradicionales bibliotecas que desarrollan nuevos programas para dar servicio a sus usuarios. Pero son también diversos porque son creados y gestionados tanto por instituciones públicas, como por empresas o diferentes tipos de organizaciones ciudadanas.

2. Dónde sucede hoy en día la educación

La educación no puede permanecer al margen de las innovaciones sociales y tecnológicas descritas antes. En este nuevo contexto es relevante por una parte comprender qué innovaciones afectan a los procesos de aprendizaje y a los roles de las instituciones educativas y por otra reflexionar estratégicamente sobre cómo debe transformarse la educación para aprovechar de forma óptima este nuevo escenario. No vamos a recopilar aquí los múltiples proyectos que, de manera directa o indirecta, afectan a la educación, pero si utilizaré algunos casos que creo son paradigmáticos de lo que está sucediendo. En el ámbito digital puede valer como referencia lo que están representando los MOOCs(massive open online courses) que demuestran que hoy en día el proceso nuclear en que se han basado la mayor parte de estrategias pedagógicas en las últimas décadas, la transferencia de conocimiento, puede suceder ya de modo igual o más efectivo por otras vías (usando otros canales y con la participación otros agentes). Pero además de los MOOCs han nacido múltiples comunidades digitales centradas en intereses comunes (casi siempre aparentemente alejados del ámbito educativo) que se convierten en espacios de producción de conocimiento y que a la vez permiten el aprendizaje de contenidos y competencias por los participantes.

Pero no toda, ni tan siquiera la mayoría, de la innovación educativa sucede “dentro” de Internet. El valor de las tecnologías sociales no reside tanto en los proyectos digitales en si mismos como en su papel como instrumento para desarrollar proyectos que van más allá de lo digital. Y en este sentido tan importante como la propia tecnología es la comunidad y sus nuevos modos de relación y gobernanza. Tomemos como ejemplo el caso de El Campo de Cebada donde “vecinos y vecinas del Distrito Centro [de Madrid] agrupados, para fomentar el uso temporal del solar del derribado polideportivo de La Latina”. Con estos vecinos trabajan activamente activistas políticos y urbanistas (como el colectivo Zuloark) mostrando la superación de la distinción tradicional entre lo amateur y lo profesional. El Campo de Cebada se ha convertido en un espacio que acoge comunidades que desarrollan diversas actividades, muchas de ellas con un fuerte componente educativo. Pero al mismo tiempo el propio espacio es una infraestructura educativa ya que facilita que diversos colectivos desarrollen proyectos que son su vehículo de aprendizaje. El Campo de Cebada es un espacio público analógico, pero es consecuencia también de las tecnologías sociales y las nuevas comunidades que describíamos antes que lo han convertido en un laboratorio ciudadano. Lo digital está presente como herramienta de coordinación y gestión, pero también como modelo organizativo y como ética. Por todas estas razones este proyecto acaba de recibir el premio Golden Nica de Digital Communities del Prix Ars Electronica 2013.

3. (Casi) todo puede ser aprendizaje: la educación expandida

Aprender no ha sido nunca algo que solo suceda dentro de espacios acotados e institucionalizados para ese fin. La vida es un continuo de experiencias que significan oportunidades para aprender. Esto siempre ha sido así pero quizás lo es hoy más que nunca por el potencial educativo que representan las tecnologías sociales, los nuevos entornos de comunidades de práctica y los laboratorios ciudadanos. En 2009 gracias al trabajo del colectivo Zemos98 se empezó a utilizar el término educación expandida para referirse al hecho de que “la educación puede suceder en cualquier momento y en cualquier lugar”, que fue el subtítulo elegido para el libro que recoge una serie de reflexiones teóricas y casos de prácticas de aprendizaje expandido y que “bebe de las propuestas de la educación no formal, del activismo social y de la investigación en procesos de participación”. El reconocimiento de estas prácticas expandidas como  educación ha provocado un renovado interés desde instituciones y colectivos y está sentando las bases para abrir las instituciones educativas a la sociedad incorporando estas prácticas en los currículos.

4. Los retos de la transformación de la educación

Nos encontramos por tanto en un momento de transformación radical de la educación. Podemos entender que el nuevo entorno tecno-social es el que fuerza este cambio, pero a la vez es el que abre nuevas e inmensas posibilidades para desarrollar procesos educativos más potentes e integradores. El primer reto se relaciona con lo comentado respecto a la educación expandida: cómo incorporar las experiencias de construcción colectiva de conocimiento que suceden fuera de las aulas (sean los MOOCs o proyectos como El Campo de Cebada) y de las instituciones educativas (tanto en el espacio público como en comunidades digitales) pero que son procesos con un importante componente de aprendizaje.

Pero esto no es más que una parte del desafío y de la oportunidad. Al tiempo, la propia Educación, la que sucede desde las instituciones, se debe transformar para seguir siendo significativa y con relevancia social. Dentro de esta transformación es precisa la evolución de los modelos pedagógicos hacia otros que se enfocan en las competencias, en el desarrollo de proyectos (“aprender haciendo” inspirado en la idea de que el aprendizaje es más efectivo cuando se basa en problemas y retos específicos), a la vez que se hace un uso intensivo de la tecnología digital tanto en la transferencia de conocimiento como en la interacción y desarrollo de proyectos. Por último, un aprendizaje realmente significativo solo es posible cuando el estudiante trata de entender su entorno más cotidiano y aplica lo que aprende a la resolución de problemas próximos y reales en la relación con otros agentes sociales. Esta idea nos lleva al concepto de ecosistemas de aprendizaje, y a la necesidad de desarrollar entornos donde la educación se mezcle con otros agentes como empresas y organizaciones sociales.

Un ejemplo paradigmático de este nuevo enfoque lo tenemos con la metodología Team Academy, nacida en Finlandia y hoy en día representada en su comunidad internacional por la Team Academy Learning Network, que además de centrarse en el aprendizaje activo basado en proyectos para el desarrollo de competencias, sitúa como eje central del aprendizaje el equipo y por tanto la cooperación activa entre “aprendices”. En el ámbito universitario español la experiencia Team Academy ha sido desarrollada y ampliada por la red de laboratorios Mondragón Team Academy en programas de grado y posgrado que integra tanto a universidades como empresas y laboratorios.

Tomado de: http://blog.educalab.es/intef/2013/09/09/la-educacion-expandida/

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