Salir del aula, una de las reivindicaciones eternas de Giner
María Acaso
De un tiempo a esta parte tengo la suerte de trabajar como asesora metodológica para varios centros educativos que quieren abordar el cambio de paradigma desde sus prácticas cotidianas. Y me resulta bastante increíble comprobar como todos estos centros, muy distintos en tamaños, contextos e ideologías, todos sin excepción, sitúan a Howard Gardner y su teoría de las Inteligencias Múltiplescomo referente y modelo central a la hora de abordar el cambio. Solo y exclusivamente Gardner (avalado por la marca Harvard y el éxito del centro Montserrat de Barcelona), con un poquito de Robert Swartz y un poquito de los hermanos Johnson & Johnson sobre los que sobrevuela la eterna y maravillosa sombra de Sir. Ken (no me hace falta ni poner el apellido).
Sin mermar en absoluto la importancia que el enfoque de Gardner y del resto de los expertos citados tienen en la actualidad, la pregunta que creo que es necesario hacerse en este momento es por qué razón seguimos utilizando el modelo anglosajón prácticamente como único referente. Por qué razón cuando los centros educativos españoles seleccionan modelos de inspiración para su organización metodológica no aparece ni María Montessori, ni Paulo Freire, niFrancesco Tonucci, ni Rancier. Es más, la pregunta que creo que es necesaria hacerse es por qué cada centro piensa que no es capaz de desarrollar su propia metodología, una batería de modos de hacer que se ajuste a su contexto y empodere a los directores, a los profesores y a los padres como verdaderos expertos en el diseño de procesos.
Dentro de estas alternativas (que podríamos llamar Pedagogías latinas o de forma más concreta Pedagogías de proximidad), nada más próximo a nuestro contexto que, por ejemplo, la figura de Giner de los Ríos. La pasada semana visité la exposición que sobre su obra está teniendo lugar en la Institución Libre de Enseñanza en Madrid. En su conjunto, la muestra sitúa su pensamiento y lo contextualiza dentro de las increíbles innovaciones de la España Moderna. Una España anterior a la Guerra Civil en la que parecía que todo era posible y en la que la educación se visualizaba como una de las estrategias clave para constituir y ejecutar realmente, y desde la práctica, esos procesos de innovación.
Una forma de pensar, que históricamente podemos situar a través del tramo de la vida de Giner (de 1839 a 1915), y que se distribuye en la exposición a través de diferentes frases, desde mi punto de vista muy bien seleccionadas, que posicionan su marco de trabajo, marco que nada tiene que envidiar al pensamiento de Gardner y que fue desarrollado con bastante anterioridad. Todas las frases me parecieron increíblemente contemporáneas. Todas resonaban en mi cerebro primero por su belleza formal, y segundo por la urgente necesidad de su aplicación; y es que parece mentira que tanto tiempo después, ideas conectadas con lo que Marina Garcés denomina como “la honestidad de lo real”, sigan desaparecidas y enterradas.
Ideas como las siguientes. Recuerdo la primera vez que me topé con el término Educación Expandida. Fue en el año 2009 en el famoso festival organizado por el colectivo Sevillano ZEMOS98. Dicha edición estaba dedicada a la educación en general y a la expandida en particular, una educación que supuestamente sucede en cualquier momento y en cualquier lugar, una educación que suprime la frontera entre la escuela y lo que ocurre fuera de ella. Pues bien, una de las frases de Giner seleccionada para la muestra es: “La educación no tiene límite definido alguno, no se reduce a un periodo determinado de la vida. Sino que comienza con esta y dura tanto como ella dura. La vida entera es un continuo aprendizaje.”
Si viviese en estos momentos Giner estoy segura de que sería un detractor absoluto de las pruebas PISA porque otro de las ejes de su trabajo constituyó en la defensa de la Educación frente a la Instrucción. “La educación, no la mera instrucción, ha de ser siempre el fin de la enseñanza.” Tal como explica Philippe Meirieuen su texto Franquenstein educador, mientras que la instrucción tiene un fin en sí mismo, la educación ni lo tiene ni puede tenerlo.
Giner se adelantó a su tiempo al desarrollar y transmitir mediante sus enseñanzas una honda preocupación por la ecología. La frase “Un día de campo vale mucho más que un día de clase”, resume la importancia de la experiencia con la naturaleza como columna vertebral de la educación del ser humano. Como desde hoy nos diceHeike Freire, una de las impulsoras del movimiento Educar en verde, nuestros niños y niñas sufren del síndrome TDN (Trastorno por Déficit de Naturaleza), un déficit sobre el que trabajaba Giner… ¡hace dos siglos!
Y tal como escribe Antonio Machado “En su clase de párvulos, como en su cátedra universitaria, Don Francisco se sentaba siempre entre sus alumnos y los trataba siempre amorosamente. El respeto lo ponían los niños o los hombres que el maestro ponía en torno suyo. Su modo de enseñar era el socrático, el diálogo sencillo y persuasivo.” Es decir, Giner ya se preocupaba por una enseñanza basada en los afectos y demandaba la educación emocional como contenido básico en la escuela.
Todo esto sin abordar su interés por la arquitectura y el mobiliario educativo, o la importancia de salir de la zona de confort, lo que hoy en día denominan “learning journeys” instituciones con altos niveles de innovación educativa como TeamLabs.
Tras la visita a la exposición, veo posible una retahíla de centros educativos que desarrollan sus propuestas metodológicas desde la figura de Giner. Centros educativos preocupados por la ecología, con un mobiliario que se aleja de la fábrica, centros educativos preocupados por el feminismo, por la democracia y por cuestiones relacionadas con la ética y no solo con la productividad. Centros educativos que han desarrollado su proyecto metodológico reflexionando sobre problemas próximos, con modos de acercamiento próximos y con referentes próximos.
Por que, lejos de pensar qué fue lo que impidió que el espíritu de Giner se truncara, prefiero pensar que su espíritu hoy está más vivo que nunca y que el movimiento de renovación pedagógica que está teniendo lugar en España y en el mundo entero para cambiar el status quo de la educación, permanece en plena efervescencia y en cada burbuja de ese gas que nos conmueve, el espíritu de Giner sigue vivo y en expansión.
Y también defiendo que en este momento es de suma importancia preguntarnos no solo si es posible sino si es ético replicar cualquier modelo, y mi respuesta particular a esta pregunta es que NO: hoy en día hay que huir de la replicabilidad y contextualizar los procesos seleccionando referentes teóricos diversos y cercanos junto con referentes que, desde un poco más lejos, nos inspiran también pero de manera diferente. Porque, como acabamos de ver, tenemos mucho que aprender de Giner y sus contemporáneos reivindicando nuestras propias culturas de aprendizaje que son tan interesantes y tan válidas como las anglosajonas, aunque quizás tengamos que aprender un poquito más de marketing….
*muchas de las imágenes que ilustran este post pertenecen a la exposición “Giner: el maestro de la España moderna” que se puede visitar hasta finales de Mayo en la Institución Libre de Enseñanza Paseo General Martínez Campos 14 Madrid