A Aguirre le preocupa que los chamos no tengan suficientes habilidades para protegerse de la presión que están viviendo de sus compañeros y otras personas de su entorno, así como “para ser críticos ante la información cargada de falsas creencias y tendentes a profundizar la desigualdad de género que suele llegarle por distintos medios”.
Asimismo, la licenciada Rosalba Ríos Bernal, con experiencia en educación sexual, afirma que este tipos de bailes convierten a los chamos en objetos de placer. “Esto se ve agravado por la deficiente educación sexual de nuestro sistema educativo y de nuestra sociedad”.
Para Aguirre, es urgente masificar una educación integral de la sexualidad de calidad, que enseñe a reconocer y respetar los derechos de los demás, ejercer sus propios derechos y tener una vida sexual, una paternidad y una maternidad responsable, saludable y voluntaria como lo indica el artículo 50 de la Ley Orgánica de Protección del Niño, Niña y Adolescente.
Las expertas recomiendan a los adultos que en el caso particular de los bailes como el perreo y el reguetón, es importante que se promueva el diálogo con los hijos e hijas y que juntos analicen las implicaciones de las letras y las consecuencias de su práctica. “Analizar con ellos/as qué los anima a participar en estos bailes, siendo sinceros sobre lo que les preocupa, como por ejemplo la ligereza del sexo y la búsqueda del placer sexual sin control y sin prevención de las infecciones de transmisión sexual”, dijo la licenciada Ríos Bernal. Para saber más de Plafam acceder a www.plafam.org.ve.
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