Responder la pregunta que sirve de título a esta crónica constituye el propósito del siguiente texto, aunque se está consciente que una aproximación a esta cuestión no se podrá alcanzar en lo inmediato. Ya que se tiene que superar unos escollos portentosos, sobre todo de tipo teórico-metodológico y atinentes a los referentes empíricos concretos.
Menos se puede responder en la perspectiva tradicional de la noción universidad como reducto especialísimo de una élite de científicos y humanistas eruditos en artes y «ciencias raras» como dice la canción Magia Blanca, además conducida por una gestión tecnocrática. Sobre ello existen varios aportes dignos de considerar, por ejemplo del epistemólogo Dr. Luís Damiani Bustillos, actual Magistrado del TSJ y de otros autores, en especial el recordado sociólogo, epistemólogo e investigador social, Dr. Rigoberto Lanz (Upata, estado Bolívar, Venezuela, 1945-Caracas, 2013).
Así se tiene que Lanz invitara a pensar sin paradigmas o modelos trillados el hacer-ser universitario y abrirse a los nuevos movimientos políticos emancipatorios decoloniales, así como al nuevo estado del arte de las ciencias y las humanidades. A quienes hemos aprendido a respetar y admirar por la lectura de en algunos de sus libros sino en jornadas académicas presenciales que, gracias a Dios y la Revolución Bolivariana, pudimos asistir, tanto en el entonces Instituto Tecnológico del Yaracuy en 2005, el primero, como en el Doctorado en Ciencias de la Educación de la universidad Fermín Toro, el segundo; donde diera una lección magistral inaugural mientras hacíamos esa escolaridad de estudios avanzados hacia el año 2006, aproximadamente.
Por otra parte, se está consciente también que puedan existir indicadores (positivos o no pero susceptibles de evaluar) acerca de qué sea eso de la universidad productiva en Venezuela, sobre lo que por cierto ha escrito bastante el actual ministro de educación universitaria Hugbel Roa. Ciertamente, en el marco de la historia reciente y con desarrollos desiguales se han dado ese tipo de despliegues así como mostrado sus falencias. Sobre todo en lo que va de la Revolución Bolivariana y las nuevas iniciativas llevadas a cabo en las universidades adscritas al programa Alma Mater o Universidades Politécnicas Territoriales, aunque sea como prueba piloto. Pero, como fuere, no se pueden desechar.
Por ejemplo, en la ciudad de Barquisimeto hay algunas experiencias interesantes en esa línea por la UPTAEB, según lo que se oyera por parte de algunas de sus autoridades de esa institución en una jornada sobre sectores productivos y universidad en el IUJO, hace ya cierto tiempo, cuando fungía como ministro de educación universitaria el Ing. Manuel Fernández, 2014-2015 y una profesora directiva de la UNEXPO habló con tanta emoción que el programa Banda Verde dirigido al ahorro energético fue elaborado por el tradicional Instituto Politécnico de Barquisimeto.
En ese entonces la actividad del Instituto Universitario Jesús Obrero, IUJO, en Guanarito, estado Portuguesa, fue la relatoría-testimonio que ganó mayor simpatía de todos y también por parte de quien esto escribe, ya que precisaron claramente sus objetivos estratégicos, requerimientos y la sistematización de todo el proceso educativo con fines de potenciar la formación científica-técnica y promoción humana en contextos sociales vulnerables.
Consecuencia lo anterior de un modelo económico y político excluyente, donde la cultura del petróleo impone que lo urbano-industrial dependiente de los modos de vida de grandes centros dinámicos del capitalismo mundial, en especial USA y Europa, es superior a lo rural, que es entendido como sinónimo de atraso; de allí que las universidades tienen sus campus sólo en las ciudades. Apenas van a los espacios rurales a hacer extensión asistencialista o desde hace ya un buen tiempo en Venezuela las universidades cuenten con haciendas abandonadas o centros agropecuarios de aplicación igualmente cuasi-abandonados. Hay testimonios en ese sentido en la UCLA, UPEL, UCV. ¿Cómo abordarán tales cuestiones en la constituyente?
Así mismo, en la comunidad estudiantil, profesoral, obrera y administrativa parece carecer de la actitud suficiente para meterle el pecho sin ambages a emprendimientos productivos. Aparte que falta desarrollar aptitudes o habilidades y valores prácticos: ética, estética y política del trabajo, por eso no es raro que confundan sus roles como trabajador del Estado-Nación con la identificación o no con una gestión de gobierno, que es otra cosa.
¿Si no cómo es que un acto solemne en el aula magna habilitada a los efectos, graduandos frente a familiares se pongan gritar improperios contra la ciudadana rectora, cuando en su discurso de ocasión lo que hizo fue exponer las políticas públicas del Estado venezolano en el campo de la educación universitaria?
Eso según nos lo comentaran profesores y amigos días atrás, deja mucho que desear de las dimensiones axiológicas en que fueron formados tales profesionales egresados de una universidad territorial. Como se dice en mi pueblo Baragua, hay gente que pasa por la universidad pero la universidad no pasa por ellos. ¿Es esa la calidad ciudadana de quienes egresan de una Alma Mater?
Esa anécdota seguramente intrascendente, conviene sea objeto de reflexión. Ser punto de la agenda en un Consejo Directivo, no para sancionar a unos tarajallos egresados ya, sino para hacer auto crítica, bien para los directivos como para los docentes todos. En sistemas educativos privatizados y gobiernos neoliberales como en Argentina, Chile o Colombia, ¿podrían haber estudiado y egresar como lo hicieron gratuitamente? ¿Lo podrían haberlo hecho con la facilidad actual en un eventual gobierno de la MUD cuyo modelo es precisamente Argentina y Chile?
En fin, responder, aunque sea medianamente la pregunta inicial es importante pero requiere de una investigación documental y de campo o también contar con algún testimonio y referencias hemorográficas, a las que se tenga acceso. Desde hace ya cierto tiempo en lo personal se ha tenido al respecto una notable inquietud, pero se adelanta que lo leído y oído ha sido del todo insatisfactorio y no se vislumbra todavía claridad suficiente acerca de cómo deba ser desarrollado eso de la universidad productiva y cómo deba ser tratado este asunto en el proceso constituyente a iniciarse.
En este sentido, más que conclusiones se introducen preguntas o sugerencias porque, en el marco del polémico proceso constituyente actual, el asunto de la universidad habrá de ser abordado en perspectiva de construir escenarios presentes y futuros, proponemos nosotros humildemente desde este espacio de participación, sobre la base del pensamiento complejo y los nuevos desarrollo científicos; pues, según el docente en filosofía para niños Matthew Lipman (USA, 1922-2010):
«… todo pensamiento considerado complejo debe presentar una organización basada en la coherencia, estar formado de conceptos ricos y generar un constante movimiento, una necesidad de investigar y explorar. Asimismo, resaltó en más de una ocasión la importancia de inculcar a los estudiantes este tipo de pensamiento desde la infancia, para estimular su intelecto, sentido crítico y su creatividad».
Fijémonos cómo el mismo presidente Maduro que habla siempre de cuestiones complejas en la acepción seguramente popular de abigarrado, azaroso y arduo, amorfo, sin punta ni orilla, o sin solución aparente. Por ejemplo, en un asunto tan delicado como la enfermedad del comandante Chávez, que por estos días estaría cumpliendo apenas 63 años, solía decir, como no podía ser de otra manera, que su estado de salud era «complejo», entendida como una cosa o situación «… difícil de comprender», insondable y de tristeza tanta.
O también que la situación económica y política del país es compleja, etc., etc. Pero sin embargo, hay que parar mientes en que: «… las diversas dimensiones de lo real están interconectadas, que los hechos u objetos son multidimensionales, interactivos y de componentes interactivos; lo que obliga a que el sujeto tenga que desarrollar estrategias de pensamiento que no sea reductiva ni totalizante, sino reflexiva» (Edgar Morin, 2001, Introducción al pensamiento complejo).
De donde se tiene que «la realidad es un tejido en conjunto», por tanto la estrategia debe ser impulsar desde los centros educativos de cualquier nivel y modalidad un enfoque «transdiciplinario y holístico aún sin abandonar la noción de partes constituyentes del todo»; y se opone a la división disciplinaria, por esto último ( de no abandonar la noción de las partes del todo) probablemente hace poco Maduro ordenó que en bachillerato se siguiera enseñando las «Tres Marías» de forma tradicional: Matemática, Física y Química. Sin duda una decisión compleja, precisamente, que deberá ser repensada porque el pensamiento reduccionista, por ejemplo, ha conducido a que los desarrollos industriales y urbanísticos no tomen en cuenta el impacto ambiental.
Finalmente y en atención a lo anterior, «… la universidad popular y productiva», como ha dicho la rectora de la UPTAEB, es de puertas abiertas a corrientes de pensamiento, a la diversidad, la tolerancia, el respeto y con una formación concebida de manera integral; con una comunidad estudiantil como protagonistas, con el uso de las nuevas tecnologías como las tabletas Canaima, con desarrollo de proyectos en su territorio, conociendo el espacio geográfico donde habitan y caminan, hasta constituir un profesional humanístico» (www.ciudadbqto.com, p. 2).
Sin embargo, aun reconociendo esas experiencias, quisiéramos enterarnos que hay experiencias de producción a gran escala, en ganadería, industria liviana, agrícola y pecuaria. Sólo así se puede entender: ¿Qué es eso entonces de la universidad productiva? ¿Cómo será abordada en el proceso constituyente a iniciar próximamente sus sesiones? ¿Cómo será un diseño curricular que incluye la dimensión de la productividad? ¿Qué implicaciones trae ello para sus agentes directos, es decir: los estudiantes, docentes, personal administrativo y obrero?
Además, ¿cómo impactará en la comunidad del entorno los desarrollos productivos? ¿Serán desarrollos productivos a escala o simples patios productivos y conucos? ¿Qué no es que la universidad productiva supone un importante cambio en eso que en teoría gerencial se conoce como «Cultura Organizacional», esto es, un modo nuevo de hacer las cosas, the know how?
Nota bene:
Finalmente, una aclaratoria: como en la fuente hemerográfica antes citada se afirma que la UPTAEB por estos días es «… la única universidad de la región larense en graduar profesionales, ya que otras universidades han sido afectadas por los paros y las guarimbas» (ob cit). Cabe informar que el Instituto Pedagógico de Barquisimeto el 16 de julio del corriente 2017 graduó 719 docentes en diversas especialidades, tanto en pregrado como en postgrado; un mes antes otras casas de educación universitaria como la UCLA graduó TSU en enfermería, al menos y la UNY también egresó profesionales.
Aunque, claro, sí han sido afectados por los tales paros y guarimbas, ese horror sin nombre a que ha sido sometido todo el país. Sin negar que deban ser incluidos estos nombrados centros de enseñanza universitaria de gestión pública y privada a una discusión y redimensionamiento hacia el emprendimiento y productividad, si no es que ya no lo están haciendo, lo que hace recordar una tesis pedagógica del maestro Luís Beltrán Prieto Figueroa con su obra: «La colaboración privada en la educación popular americana».
Fuente: https://www.aporrea.org/educacion/a250236.html
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