Colombia: Estas son las directrices del Ministerio de Educación para el regreso a clases presenciales

Infobae

Entre las medidas de reposición se deben evitar jornadas extenuantes y modificaciones en los calendarios que no sean aprobadas por el Gobierno.

El pasado domingo 4 de julio, el Ministerio de Educación emitió la circular 17 del 2021, en la cual explicaba las orientaciones sobre cómo sería la recuperación efectiva del tiempo de trabajo académico por los días no laborados por parte de los directivos y docentes que participaron total o parcialmente en las actividades del paro nacional. Ello, en el marco del regreso a clases presenciales en el país.

Cabe recordar que las jornadas de protestas en contra de la administración del presidente Iván Duque iniciaron el pasado 28 de abril y se extendieron hasta el 15 de junio, fecha en la cual el Comité del Paro anunció el cese temporal de estas manifestaciones. Entonces, en ese periodo de tiempo, se sumarían 32 días laborales, descontando los fines de semanas y los dos festivos que ocurrieron.

Los docentes agremiados a la Federación Colombiana de Educadores (Fecode) habían afirmado en varias ocasiones que en varias regiones del país todavía no existían las condiciones de bioseguridad para que retornar a las clases de manera física.

Sin embargo, luego de meses de discusiones, los educadores acordaron que se regresaría a las aulas de clase este martes 6 de julio, tras haber terminado las vacaciones de mitad de año en los colegios cuyo calendario así lo dispusiera.

¿CUÁLES SON LAS DIRECTRICES?

Para el diseño e implementación de los planes de reposición se deberán tener en cuenta los siguientes aspectos, entre otros:

– La regulación de tiempo de trabajo académico con estudiantes para evitar jornadas extenuantes para los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, que afecten su desarrollo personal y la convivencia familiar.

– La imposibilidad de usar los días de receso escolar de que trata el artículo 2.3.3.1.11.1. del Decreto 1075 de 2015 para actividades académicas con estudiantes.

– La articulación de proyectos, estrategias y planes necesarios para la prestación del servicio, como el Programa de Alimentación Escolar.

– El tiempo necesario para el servicio social estudiantil obligatorio de los estudiantesde la educación Media.

– La recuperación del tiempo de trabajo académico se debe adelantar de manera presencial, de conformidad con las disposiciones sanitarias vigentes.

En la citada circular el Gobierno, primeramente, hizo un llamado para que los entes territoriales faciliten el proceso de retorno a clases presenciales a través de diversas estrategias que se ajusten a los calendarios escolares, y cumpliendo así con los derechos de los estudiantes.

“Las Secretarías de Educación deberán asegurar el cumplimiento de los programas y contenidos curriculares de cada establecimiento educativo estatal en forma presencial y con la plena garantía y respeto del derecho fundamental a la educación lo cual puede implicar la implementación de diversas estrategias pedagógicas yeventualmente la modificación del calendario académico en el marco de la normatividad vigente”, puntualizó el documento.

Además, en el documento también es explícito que la reposición no aplica para los profesores que sí cumplieron con el plan académico previsto, sin interrupciones y de manera oportuna. Y, de igual modo, se estipula que cualquier plan de reposición de las cátedras deben ajustarse a la la intensidad de horas de clase que los estudiantes venían recibiendo:

“En caso de que la Secretaría de Educación presente un plan de reposición de tiempo de trabajo académico presencial para su territorio, en donde se precise la reposición efectiva de los días no laborados por parte de los directivos docentes y docentes que no prestaron el servicio educativo, deberá garantizar el ofrecimiento a los estudiantes de las horas efectivas de intensidades académicas dejadas de recibir. La reposición no puede aplicar para los educadores que sí prestaron el servicio educativo sin interrupciones y de manera oportuna”, concluyó.

https://www.infobae.com/america/colombia/2021/07/07/estas-son-las-directrices-del-ministerio-de-educacion-para-el-regreso-a-clases-presenciales/

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La mala educación de las mujeres

Fuentes: https://diariofemenino.com.ar/

La autora del libro «(Mal) Educadas» explica por qué la formación del género femenino aún se basa en la preservación de los roles tradicionales.


Encontrar todo lo que nos educa a nivel social, por fuera del rol tradicional que tienen de por sí los sistemas educativos, es fundamental. Pero en el caso de la educación formal, también hay una historia que debe ser develada, para darnos cuenta hasta qué punto las instituciones educativas han conformado su diseño curricular sin nosotras. Comprender que el acceso a la educación femenina fue una decisión que no tomamos, sino que fue discutida por los hombres, nos hace entender un poco por qué al día de hoy estos espacios siguen reproduciendo los estereotipos de género.

Antes de la Revolución Francesa, e influenciando notablemente en estos ideales que nos traerían consigo el Estado Moderno, el filósofo Jean-Jaques Rousseau escribió en 1872 una de sus obras más conocidas, “Emilio, o de la educación” para definir el concepto de buen ciudadano. De esta manera ubica dentro de esta categoría a los hombres, definiéndolos como jefes de familia, padres y esposos. Su desarrollo de lo “público” y de la organización política ideal de los ciudadanos hombres, suponía la existencia de un mundo femenino privado que se ocupaba de los valores domésticos. Por lo tanto, las mujeres no van a ser definidas por la importancia de su rol como ciudadanas, sino como esposas, y hará hincapié en la educación que deben recibir para esto.

Para Rousseau efectivamente había una división necesariamente dual que permitía el equilibrio cívico. La participación de las mujeres en la vida pública implicaba un peligro para el orden social, y acercarnos a una educación que nos igualara entre hombres y mujeres podía ser la perdición. Para Rousseu, nuestra educación se articulaba sobre tres ejes: “El primero de ellos es la castidad y la modestia; el segundo, la domesticidad; y el tercero, la sujeción a la opinión. Una mujer casta y modesta, pronta a tener en cuenta las opiniones de los demás y dedicada por completo a su familia y a su casa es el prototipo ideal de la mujer natural (…) Una mujer ingeniosa (es decir, capaz de expresar sus opiniones) es un flagelo para su esposo, sus hijos, sus amigos, sus sirvientes y para todo el mundo. Exaltada por la sublimidad de su genio, desprecia rebajarse a las obligaciones de una mujer y está segura de iniciar a un hombre”.

Rousseau seguirá ejemplificando de manera taxativa sobre el rol en el que nos tienen que educar: “dar placer [a los hombres], serles útiles, hacerse amar y honrar por ellos, criarlos de jóvenes, cuidarlos de mayores, aconsejarlos, consolarlos, hacerles agradable y dulce la vida, esos son los deberes de las mujeres en todos los tiempos, y lo que se les ha de enseñar desde la infancia”. Recordemos que esta obra fue la base filosófica sobre la que se asentaron muchos de los cambios sociales que tuvieron lugar a posterior, y sobre todo que se trasladaron en la doctrina de un cuerpo legal que administrara las relaciones sociales. No es de extrañar que nuestra llegada a las aulas haya sido tan lenta, con las limitaciones que ya hemos ahondado en otros capítulos que nos impuso la Iglesia, y como vemos ahora, también los hombres de gobierno, para educarnos en otras actividades que no fueran las que ellos consideraban como: “propias del sexo”.

Llegar a las aulas. Los colegios más similares a los modernos comenzaron a entrar en vigor a partir del 1700. En América, en la época de las colonias, por ejemplo, se habían designado “espacios de señoritas” para la formación de las hijas de los conquistadores, pero también de las —mal llamadas— indias. A finales del siglo XVIII, las escuelas para niñas indígenas, llamadas “amigas” o “migas”, en México, por ejemplo, comenzaron a proliferar. Una de las razones principales era que las niñas a su vez funcionarían de educadoras dentro del hogar de los más pequeños. Educar a las mujeres fue una de las formas que los usurpadores de las tierras americanas encontraron para romper la cultura indígena y evangelizar a través del cristianismo.

En España, para el año 1849, solo el 22% de las niñas estaban escolarizadas, mientras que en el caso de los niños el porcentaje subía hasta el 77%. La ley fijaba también qué asignaturas podían cursar las niñas y cuáles no. Eran exclusivas para ellas “las labores propias del sexo, el dibujo aplicado a las mismas labores, y ligeras nociones de Higiene Doméstica”. No podían, a diferencia de los niños, estudiar Geometría, Física o Historia Natural. En Chile, por ejemplo, el acceso de las mujeres a la educación superior se abrió en 1877 con la promulgación del llamado “Decreto Amunátegui”, que hizo válidos los exámenes de los colegios particulares de niñas. Cuatro años más tarde, el Estado asumió la obligación de facilitar la instrucción y la capacidad femenina a través de la fundación de liceos secundarios para mujeres.

La institucionalización de la educación fue llegando para nosotras progresivamente, rompiendo con el sistema tradicional de tutores y educación individual, aunque seguía persistiendo la división sexual del conocimiento. Las mujeres seguían siendo educadas para la vida religiosa o para la vida marital.

En este sentido, Argentina fue bastante pionera a nivel mundial. En 1823, Bernardino Rivadavia, quien en ese momento gobernaba la provincia de Buenos Aires y tiempo después fue presidente, dispuso la creación de la Sociedad de Beneficencia. La misma tenía como objetivo educar a niñas de clases humildes. Se crearon además institutos donde las mujeres podían capacitarse para ser maestras, y así poder enseñar en los colegios de estas jóvenes. Si bien la costura era una de las materias que diferenciaba la educación de niñas de la de niños, lo cierto es que también se introdujeron contenidos que en otras partes del mundo estaban vedados como geografía filosofía, historia o idiomas.

Las políticas educativas que se retoman después de la dictadura de Juan Manuel de Rosas, a partir de mediados del siglo XIX, serán lideradas por una gran mujer, feminista y pionera en técnicas pedagógicas: Juana Manso (1819-1975). Por años, a las argentinas nos han hablado de Domingo Faustino Sarmiento, el “padre de la educación”, pero jamás nos la mencionaron. Juana se tuvo que exiliar de adolescente a Uruguay, debido a que su padre era perseguido políticamente. Allí, desafiante, formó en su propia habitación el “Ateneo de Señoritas”, donde educaba a mujeres de la élite de la ciudad de Montevideo. Comenzó una carrera de escritora, y se dedicó a explicar cuáles debían ser los pasos emancipatorios de la mujer. Leerla es imperdible y fundamental para cualquier mujer en el mundo.

La cita que transcribiré a continuación debería ser enseñada a todas las niñas en los libros de historia argentina, pero al día de hoy no se encuentra, no nos hablan de ella como lo que fue: la madre de la educación en nuestro país. En 1854 Manso escribió en el primer número de “Álbum de Señoritas. Periódico de Literatura, Modas, Bellas Artes y Teatros”, su primer periódico: “Todos mis esfuerzos serán consagrados a la ilustración de mis compatriotas, y tenderán a un único propósito: emanciparlas de las preocupaciones torpes y añejas que les prohibían hasta hoy hacer uso de su inteligencia, enajenando su libertad y hasta su conciencia a autoridades arbitrarias en oposición a la naturaleza misma de las cosas. Quiero, y he de probar que la inteligencia de la mujer, lejos de ser un absurdo, o un defecto, un crimen, o un desatino, es su mejor adorno, es la verdadera fuente de su virtud y de la felicidad doméstica porque Dios no es contradictorio en sus obras, y cuando formó el alma humana, no le dio sexo: la hizo igual en su esencia, y la adornó de facultades idénticas. Si la aplicación de unas y de otras facultades difiere, eso no abona para que la mujer sea condenada al embrutecimiento, en cuanto que el hombre es dueño de ilustrar y engrandecer su inteligencia; desproporción fatal que solo contribuye a la infelicidad de ambos y a alejar más y más nuestro porvenir”.

La mayoría de las docentes de niveles iniciales y primarios en el mundo son mujeres, debido a la relación indirecta que se hace entre crianza, cuidado de menores y el rol de madres que se nos inculca de nacimiento. Sin embargo, jamás supimos de las mujeres importantes, como Juana Manso, que educaron a otras mujeres, y las hicieron poderosas. Con las diferencias de la época, con todo lo que todavía teníamos que aprender. Pero ellas, las fundamentales, las educadoras de otras mujeres, siguen sin estar en los libros de historia.

Muchas veces se piensa que la revolución de las mujeres tuvo un comienzo relacionado al sufragismo, pero me atrevo a decir que la primera revolución que decidimos llevar adelante, fue para tener el derecho a acceder a la educación, a poder ejercer trabajos relacionados a niveles de instrucción altos, a poder tener presencia en las universidades. Porque así como en los colegios de señoritas no podían enseñar hombres, en la vida política y laboral de los hombres, no podían enseñar mujeres. Esta concepción de que las mujeres no teníamos nada para enseñar a los varones sobre todo en niveles altos de instrucción, formaba parte de una idea acerca de nuestra inferioridad como sujetos.

Más educadas, mejor calidad de vida. Por suerte, a partir del siglo XIX con mayores o menores limitaciones, en todo el mundo nos fuimos acercando a las aulas. Según datos de las Naciones Unidas para la mujer, en todo el mundo el 80% de las mujeres adultas sabe leer, algo que para las dificultades que aún atravesamos representa un porcentaje altísimo. Sin embargo, aún estamos por debajo del 89% de los varones que en estos niveles más básicos de instrucción nos superan. En los países menos desarrollados, solo el 51% de las mujeres tiene un nivel básico de alfabetización, la pobreza sigue siendo un factor de mayor desigualdad para nosotras.

En la web oficial de la página de la UNESCO encontramos datos con proyecciones que nos explican sobre la importancia de la educación en las mujeres para las transformaciones sociales. Acceder a mejores niveles de instrucción no solo parte de un deseo vocacional y profesional, sino que dada nuestra condición en todo el mundo significan efectivamente una mejor calidad de vida. En varios países de África y algunas regiones de Asia, como por ejemplo India, los matrimonios infantiles producen una caída abrupta de las mujeres en los niveles de instrucción. Varios estudios reflejan como en regiones del África subsahariana, si todas las mujeres completaran la enseñanza primaria, la mortalidad materna podría reducirse en un 70%, dado que contarían con más herramientas y sobre todo vínculos en las comunidades para la atención primaria en la salud.

Las niñas que reciben más educación tienen menos probabilidades de llegar a ser madres precoces. El número de menores de 17 años de edad que quedan embarazadas en el África subsahariana y Asia occidental se reduciría en un 10%, si todas las muchachas completaran la enseñanza primaria, y en un 60%, si todas las muchachas completaran la enseñanza secundaria. Es decir que a mayores niveles de instrucción, las mujeres podemos además acceder a una mejor calidad desde los aspectos de la salud y la economía.

Licenciadas para seguir siendo buenas mujeres. Al día de hoy, en América Latina, y en la mayoría de los países desarrollados, las mujeres superamos en porcentaje a los varones en la formación terciaria y universitaria. Según un informe del Banco de Desarrollo para América Latina, en la mayoría de los países latinoamericanos, en el rango etario que suele considerarse central para el mercado de trabajo (25 a 54 años de edad), las mujeres tenemos, en promedio, cerca de un trimestre más de educación formal que los hombres. Pero el avance educativo no se ha extendido a todas las mujeres por igual, y ha sido menor en las zonas rurales. De hecho, el índice de analfabetismo de las mujeres supera al de los hombres, particularmente en las áreas rurales donde más del 8% de las mujeres de entre 25 y 34 años declara no saber leer ni escribir.

Según estadísticas de la UNESCO, actualmente solo el 10% de las mujeres que se matriculan en estudios terciarios en América Latina lo hace en áreas de ingeniería o de tecnología de la comunicación e información, cifra que en el caso de los hombres asciende al 33%. En el mismo orden los puestos mejor pagos en el mercado del trabajo, como ya vimos, son los basados en las matemáticas: ingeniería, física, finanzas. En Argentina, según los datos de la Secretaría de Políticas Universitarias, la presencia de las mujeres en la carrera de Ingeniería en 2009 era del 22%, diez años después, la cifra solo sumó un 2% más.

De alguna manera nuestras áreas de formación, también terminan formando parte del aparato primario que nos educa sobre los roles de las mujeres. Terminamos especializándonos, siendo universitarias en lo que la educación cultural nos formó, es decir realizando elecciones asentadas con más fuerza en estudios y trabajos refractarios a nuestros roles como cuidadoras, contenedoras, pedagogas, etc.

Somos enfermeras, psicólogas, médicas, docentes, y tenemos una especial predilección por las ciencias sociales, porque trasladamos la educación que recibimos desde la infancia y la profesionalizamos en áreas del desarrollo que nos terminan sirviendo para insertarnos en el mercado laboral, claro, pero también para seguir reproduciendo de manera más eficiente ese estereotipo de la buena mujer, o de lo que se espera de nosotras. China es el ejemplo perfecto para ilustrar cómo la profesionalización de los roles tradicionales puede terminar dentro del claustro universitario. La política tradicional del hijo único varón que por años tuvo este país para poder sostener el crecimiento demográfico, más los avances en materia legislativa sobre los derechos de las mujeres, conformó una nueva generación de mujeres jóvenes que posponen el matrimonio y la maternidad.

A raíz de esto, en marzo del 2018 la facultad Zhenjiang, ubicada al sur del gigante asiático, junto a la Federación Nacional de Mujeres de China abrieron un curso de «virtud femenina» en el que preparan a las estudiantes que están ocupadas formándose en otras carreras a vestirse, servir el té y sentarse a la perfección. Esta cátedra se creó por pedido expreso del presidente Xi Jinping, quién instó a volver a brindar a las mujeres una educación básica y transversal sobre cultura tradicional china.

En una entrevista dada al diario The Washington Post una de las profesoras que intervienen en el programa declaró: “Según la cultura tradicional, las mujeres deberían ser modestas y tiernas, y el rol de los hombres es trabajar fuera de casa y mantener a la familia”. El presidente en varias declaraciones discursivas instó a volver a los valores expresados por el filósofo Confucio (551-479 ac) donde la familia convive en armonía si se respeta la división sexual y tradicional del trabajo. Podemos ver de forma contundente cómo el control sobre los cuerpos y el comportamiento de las mujeres, no refiere solo a lo reproductivo, a las barreras en el mercado laboral, a las exigencias de los mandatos, sino también a los contenidos en los que cuales se elige aún hoy educarnos para no salir del papel que se nos es ha asignado.

Las escuelas y las universidades arrastran programas viejos, y sobre todo conservadores. La innumerable viralización de escuelas de base cristianas en todo el mundo, son además una barrera para poder acceder a un conocimiento laico que no refuerce la moral tradicional de la iglesia, en donde las mujeres debemos ser esas buenas señoritas bíblicas a imagen y semejanza de la Virgen María.

La historia de la transformación de la educación la estamos viviendo en pleno siglo XXI, porque aún los contenidos, libros de estudio, e incluso la pedagogía de los docentes, está orientada a seguir reforzando —inconscientemente o no— las desigualdades. Al día de hoy, la educación en muchas partes del mundo sigue segmentada. En Argentina, yo misma fui a un colegio de monjas, solo para niñas, hasta el año 1998. Luego pasé a un colegio que había comenzado a ser mixto apenas unos tres años atrás, pero que sin embargo conservaba el ala técnica exclusivamente para varones. Recién en el año 2002, este colegio, de una congregación de sacerdotes, aceptó la incorporación de mujeres a las filas de la formación especializada en oficios mecánicos, construcción y motores.

En su libro “El origen del patriarcado”, la historiadora Gerda Lerner explica que la hegemonía masculina en todo el sistema de símbolos, más allá de los países o las distintas culturas, se debió a dos grandes factores. Primero, este monopolio masculino de las definiciones, es decir: el mundo explicado por hombres. Y segundo, la privación de educación de las mujeres. “Durante toda la historia han existido siempre vías de escape para las mujeres de las clases elitistas, cuyo acceso a la educación fue uno de los principales aspectos de sus privilegios de clase”, escribe. “Pero el dominio masculino de las definiciones ha sido deliberado y generalizado, y la existencia de unas mujeres muy instruidas y creativas apenas ha dejado huella después de cuatro mil años”.

Epílogo. (…) Como hija de una docente quiero señalar el rol social que el ámbito educativo formal tiene hoy, y destacar la cantidad de formadoras y formadores que todos los días revisan los contenidos que brindan, piensan en incorporar mujeres en sus bibliografías, reaprenden todo, absolutamente todo lo que le enseñaron para poder contar la Historia desde un lugar más justo. En mi país la docencia es una actividad bastante vapuleada económicamente, pero allí están las y los educadores, dando una batalla cultural admirable, por una vocación real: brindar educación de calidad.

En este mismo sentido, la psicología se ha vuelto una disciplina capaz de darnos a las mujeres y a los hombres herramientas clave, para que nuestras historias personales puedan ser vistas desde una dimensión que nos habían negado.

Este texto es un fragmento de «(Mal) Educadas» (Planeta)

La mala educación de las mujeres
La mala educación de las mujeres

Fuente: https://diariofemenino.com.ar/la-mala-educacion-de-las-mujeres/

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La odisea de volver a clase o el espejismo de la educación en Venezuela

Por: El País

Crumilka Curvelo saca unos muñecos artesanales, varias carpetas con afiches didácticos, folletos de Romeo y Julieta y Un tranvía llamado deseo dramatizados por sus alumnos y una colección de cartas de restaurant hechas con materiales de desecho. Los muestra con orgullo. La maestra, de 52 años, usaba estos recursos para mantener la atención de sus alumnos en una escuela pública en el barrio 23 de Enero, en el centro de Caracas. Eran sus armas en la difícil batalla por retener a los estudiantes en el aula en un país que atraviesa una profunda crisis humanitaria y donde la falta de comida, agua, electricidad, transporte o gasolina son razones frecuentes para faltar a clases.

Un nuevo año escolar comenzó esta semana a distancia en Venezuela y uno de los principales temores se ha confirmado. La pandemia se ha convertido en un colador por el que escapan alumnos y también maestros, que además se han declarado en conflicto en reclamo por mejores salarios. Crumilka tiene razones para protestar. Varios días en la semana tiene la nevera vacía. Logra comer cuando alguien le regala un kilo de arroz o de harina. El teléfono con el que puede comunicarse se lo regaló un exalumno que emigró del país. En el colegio en el que trabaja, de 39 profesores del bachillerato solo se han reincorporado cinco. En la primara ha faltado la mitad. Al menos 55 alumnos se han retirado, una parte de ellos para seguir sumando al goteo migratorio de venezolanos, en medio del agravamiento de la crisis económica por la pandemia.

La profesora de inglés Crumilka Curvelo.
La profesora de inglés Crumilka Curvelo.ANDREA HERNÁNDEZ

La maestra tiene a cargo más de 300 alumnos de diez secciones de bachillerato a los que enseña inglés. Su sueldo no supera los 2 dólares mensuales, el salario mínimo en Venezuela. “Ahora haré una suplencia en Química porque el profesor consiguió trabajo en una tienda en la que le pagan 8 dólares al mes y se retiró”, dice. En los primeros meses de la cuarentena también perdió a uno de sus alumnos porque se fue a trabajar con el papá en un mercado de la ciudad. “Les pagaban con restos de verdura o pescado”, cuenta Crumilka.

Los tres meses que transcurrieron entre marzo y junio las clases fueron a distancia, con todas las dificultades que eso significa para un país que ostenta la Internet más lenta de la región y en el que solo cuatro de cada 10 venezolanos tiene una línea de teléfono móvil activa, según las estadísticas oficiales de 2019. Crumilka recuerda que un día pasó 16 horas intentando revisar un correo con tareas adjuntas de sus alumnos. “Es demasiado frustrante”, dice, sobre todo porque su chistera de trucos educativos debe quedarse guardada. Las condiciones no mejoraron durante el receso de agosto. Se enseñará a través de guías que los padres deben recoger cada 15 días y algunos mensajes de WhatSapp que llegan a destiempo.

Para los sindicatos, que agrupan a 430.000 docentes de la educación pública en el país, no hay condiciones para volver a clases. Pidieron aplazar el inicio a clases, pero no fueron escuchados por el gobierno de Nicolás Maduro. En un sondeo que hizo la Fundación para el Desarrollo Integral Docente sobre el impacto del coronavirus en Venezuela se recoge que solo 10% de los alumnos reporta tener una conexión estable, 67% no dispone de recursos materiales para el trabajo en casa y 94% de los docentes opina que la mayoría no tienen buen servicio de electricidad, ni capacitación digital para cumplir con el programa educativo.

El conflicto sindical de calle se ha trasladado al mundo virtual. Solo los colegios privados, que representan solo 15% de la matrícula escolar, han comenzado clases en línea con los vaivenes de la luz y el internet. El resto acumula días sin recibir educación y la brecha de la desigualdad crece. Aunque es un año atípico para la educación en casi todo el mundo, en las fragilidades de Venezuela la pandemia supone un enorme retroceso.

El aula en casa

Iris Pellicer dice que muchos de los niños del barrio José Félix Ribas, en el populoso Petare, al este de Caracas, no volvieron a recibir clases después de que se decretó la cuarentena por la covid-19 en marzo pasado. Por eso decidió abrir una especie de escuela en su casa, donde recibe a los alumnos del vecindario en grupos de cinco. “Eso de tener tanto tiempo a los niños sin hacer nada me preocupa”, dice, “¿Qué va a ser de Venezuela en cinco años si esta es la educación que vamos a tener?”

Pellicer solo tiene una tablet, un móvil con el que tiene que pescar señal y los libros que dejaron sus hijos. Pero eso es mucho más de lo que tienen algunos de los alumnos que recibe, que ya han pasado seis meses sin estudiar. La escuelita, como la llama, es un paliativo a sus angustias. “Imagínate a un muchacho que le envíen unos polinomios por WhatsApp. Acá tienen un profesor al que le pueden preguntar”, dice la mujer de 56 años, que también intenta culminar la carrera de Derecho de forma online.

La pequeña contención que hace Pellicer en su barrio no altera los tristes indicadores que mostraba Venezuela previo a la pandemia. La Encuesta de Condiciones de Vida del Venezolano, realizada por tres universidades del país, reveló que entre 2019 y 2020 se reportaron 1,7 millón menos alumnos en todo el sistema escolar, desde la educación inicial hasta el nivel universitario. También aumentó el rezago. Casi un 20% de los estudiantes entre 12 y 17 años tiene dos años de atraso y un 18% va retrasado un año. La cobertura educativa en Venezuela tocó techo y retrocedió, de acuerdo al informe. El año pasado, un 40% de los alumnos faltaba con con frecuencia a clases.

Niños en una clase en la escuela improvisada por Iris Pellicer.
Niños en una clase en la escuela improvisada por Iris Pellicer.ANDREA HERNÁNDEZ

Fausto Romeo representa a una asociación de colegios privados en Venezuela. En algunos de estas instituciones han grabado clases en video, usan plataformas digitales y han intentado cumplir con un horario y actividades escolares desde casa. “No es solo el tema educativo, es también la psicoafectividad que proporciona la escuela. Los alumnos necesitan ver a sus maestros y a sus compañeros. Mi mayor preocupación es que con esto estaremos perdiendo muchachos”, dice.

En los colegios privados un maestro puede ganar entre 80 y 100 dólares al mes. Es una diferencia enorme con respecto a las tablas salariales del sector público, pero tampoco es suficiente. Luis Martínez Vera, de 63 años, es profesor de ciencias sociales en los dos sectores. Está en la bisagra de la desigualdad. Con los alumnos del colegio privado interactúa a través de una plataforma digital, con los del público solo intercambia correos electrónicos. Pese a los dos ingresos salariales, el docente, que tiene dos carreras universitarias y maestrías, trabaja como jardinero cerca de su casa para poder hacer ahorros. También siembra tomates, pimentones o papayas en su casa en Caracas, para poder comer «lo que es prohibitivo comprar en un supermercado.

https://elpais.com/internacional/2020-09-27/la-odisea-de-volver-a-clase-o-el-espejismo-de-la-educacion-en-venezuela.html

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El Salvador: Aumentan delitos de violencia en escuelas, según confirmó la ministra de Educación

Por: www.elsalvador.com

Los estudiantes, incluidos niños, están en grave riesgo de ser víctimas de violaciones y otros delitos dentro de su mismo centro escolar.

Un incremento de delitos graves dentro de los centros escolares y sus alrededores se han registrado en los últimos tres meses a nivel nacional, según confirmó la ministra de Educación, Carla de Varela.

Aunque no dio una cifra exacta ni los centros escolares en los que se ha dado, dijo que han tenido casos de violaciones, amenazas, extorsiones y homicidios.

“Nos hemos dado cuenta que la comunidad educativa es víctima de muchas situaciones de violencia, amenazas e inseguridad (y) no es posible que nuestros alumnos y docentes vivan en esta situación de inseguridad”, expresó la ministra.

La funcionaria aseguró que ella, de forma personal, atendió varios casos de violaciones a niños pequeños, los cuales se han dado dentro del mismo centro educativo. A parte, en lo que lleva de fungir en el cargo, han registrado tres homicidios de estudiantes.

En el caso de los delitos de violencia sexual, tampoco dio detalles si los agresores son estudiantes o docentes; sin embargo, ya están en manos de la Fiscalía General de la República (FGR). De esos casos ya existen personas detenidas.

Respecto a los homicidios “los tres han sido en el marco de riñas entre pandillas”, lo que significa que se han dado en centros escolares que se encuentran en zonas de riesgo social.

Otra de las preocupaciones del Ministerio de Educación, dijo la titular, son los casos de suicidio que se han dado de estudiantes, los cuales tienen una diversidad de causas y esperan atenderlos con planes y programas destinados a la seguridad de los alumnos.

Con todos los casos de delitos de violencia que han registrado en los distintos centros escolares a nivel nacional, la cartera de Estado ya está trabajando con la Policía Nacional Civil (PNC), en los que requieren de su intervención, así como otras instituciones que le están dando apoyo especializado a los alumnos y maestros.

Aplicación contra la violencia

El Ministerio de Educación también dio a conocer una nueva herramienta con la que dispondrán los directores y maestro de los centros escolares del país, para atender y denunciar violaciones, extorsiones, homicidios, bullying, robo y hurto en escuelas, expresiones de violencia física y verbal, entre otros.

La aplicación, que se encuentra en la página de la institución, se denomina Sistema de Alerta de Violencia en Educación (Salve). La oficina de recepción estará en las oficinas centrales del Ministerio de Educación.

“Ellos (directores y maestros) de forma inmediata van a poder reportar cualquier anormalidad y amenaza en su centro educativo y alrededores”, aseguró de Varela.

Esta nueva herramienta estará articulada con las recién creadas consejerías escolares, las cuales prestarán el servicio de consejería psicológica, jurídica. La aplicación Salve también se va a articular con la Policía Nacional Civil, quien tendrá un delegado policial.

Cuando se dé un caso en que la PNC tenga que intervenir, se tendrá al delegado policial en la consejería escolar. Este tipo de instancia serán 14, una por departamento.

*Fuente: https://www.elsalvador.com/eldiariodehoy/aumentan-delitos-de-violencia-en-escuelas-segun-educacion/635649/2019/

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