Reseñas/Cortometraje/09 Octubre 2019/El país
La mítica serie ‘Historias para no dormir’ de Chicho Ibáñez Serrador regresa para denunciar que el mayor miedo que puede sentir un niño no es producto de su imaginación, sino resultado de algo tan real como una guerra
El Resplandor, El Exorcista, The Ring, La Profecía, Carrie, IT, Pesadilla en Elm Street, Poltergeist… Todas ellas son obras cumbre de terror que dejaron impronta en la historia del cine y que forman parte del imaginario de varias generaciones de amantes de este género, pero también de multitud de niños y niñas que sufrimos en la soledad de nuestros dormitorios el efecto que produce un miedo que, aun siendo de ficción, nos obligaba a cerrar los ojos.
Freddy Krueger, Jason, Regan McNeill, Norman Bates… personajes diabólicos e inolvidables que convirtieron nuestras madrugadas en una aterradora e inacabable pesadilla. “Niños, la ficción es la verdad que se encuentra dentro de la mentira”, decía Stephen King. Nuestros padres nos prohibian aquellas películas marcadas con dos rombos, como ahora lo hacemos nosotros con nuestros hijos. Protegerlos de un terror de ficción, de una verdad dentro de una mentira.
Mientras tanto, 420 millones de niños y niñas viven en zonas de conflicto en lugares como Siria, Afganistan, Irak, Sudán o República Democrática del Congo, lo que significa que uno de cada cinco menores de edad padece los efectos de la guerra, con todo el dolor y el sufrimiento que esto implica. Y, sobre todo, con el drama que representa que una quinta parte de la infancia mundial vaya a crecer traumatizada y marcada por un recuerdo que es imborrable.
El Estado y la sociedad protegen a nuestros menores del terror de ficción. Pero, ¿quién protege a estos otros niños del terror de verdad? “Contrario a los que muchos creen, los monstruos son reales, y los fantasmas también: viven dentro de nosotros y, a veces, ellos ganan” advertía, en otra ocasión, el señor King.
Nuestro objetivo con esta campaña es plasmar esa paradoja a través de la creación de una película terrorífica. Y para ello creemos que no hay instrumento más poderoso que la verdad, ni reclamo más pavoroso que aquello que ha ocurrido realmente.
Esta es una película protagonizada por niños como Bashar, Maram, Ilias o Julia; menores refugiados que han logrado escapar de la guerra, pero que siguen recordando cada noche el sonido de las bombas, el grito de los heridos, la visión de sus ciudades convertidas en escombros… Son niños y niñas que no nos hablan de una verdad dentro de una mentira, sino de una espantosa verdad dentro de una innegable y vergonzosa realidad, inaugurando así un nuevo género de terror, el terror de la verdad, el más espantoso y a la vez, el más pedagógico de los géneros de miedo creado hasta la fecha.
Se trata de un terror que late y vive en el testimonio de cada niño y que Save The Children quiere denunciar y ayudar a mitigar, precisamente, 100 años después de que su fundadora, Eglantyne Jebb, decidiera abrir los ojos al mundo sobre la situación de una infancia víctima de la primera gran guerra. Para ello redactó la Declaración de los Derechos del Niño y poniendo en marcha la mayor organización internacional en defensa de la infancia.
Para hacer realidad esta película decidí perder el miedo y me lancé a proponérselo al culpable de muchas de mis pesadillas infantiles, el productor y director Chicho Ibáñez Serrador, maestro inigualable de un género que va ganando mas y mas adeptos en nuestro país gracias a su extraordinario legado.
Chicho ya estaba enfermo cuando traspasé las puertas de Prointel, su mítica productora, factoría de series, programas y películas que ya forman parte de la historia audiovisual de nuestro país. Pero encontré en su hijo Alejandro Ibáñez al mejor aliado de todos, un joven y prometedor director que ha querido seguir la senda de su padre, y que supo ver en REALITY una oportunidad para homenajearlo y reivindicar su lado más humano.
El destino ha querido que esta sea la última producción de Chicho Ibáñez Serrador, su última “historia para no dormir” 37 años después de la emisión del último capítulo de la mítica serie , y el primer estreno de una película Alejandro Ibáñez, su hijo.
Yo me siento profundamente orgulloso de ambos, agradecido porque aceptasen este envite, un reto desde el punto de vista de la comunicación, que exigía —además— grandes dosis de generosidad. Asímismo se hacía indispensable entender que, en este caso, el cine se convierte en una poderosa herramienta al servicio de un mensaje que busca impactar, llamar la atención y movilizar al mayor número de personas posible entorno a un drama urgente ante el que no cabe cerrar los ojos.
Me siento, también, orgulloso de Save The Children, de su labor durante estos 100 años, y de su valentía para apostar por proyectos que logren captar la atención de una sociedad que ya no presta atención a los datos, por horribles que estos sean,
Estrenar REALITY en el Festival de Sitges es, además, un acto de coherencia. Sitges se ha ganado a pulso convertirse en el gran escaparate del cine fantástico y de terror nacional, europeo e internacional. Dar cabida a REALITY en su programa de este año, y hacerlo en su jornada inaugural, justo antes del estreno de En la hierba alta, película basada en un relato del gran maestro del terror internacional Stephen King, nos ofrece la increíble oportunidad de poner en práctica, en el mejor contexto posible, el concepto que subyace detrás de esta campaña: Solo hay algo que dá mas miedo que una película de terror… LA REALIDAD.
Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/10/01/migrados/1569947902_678550.html