Por: Edgar Isch L.
El afán de controlar el pensamiento de los pueblos recorre toda la historia de las sociedades de clases. Así como se domina con la fuerza, se lo hace también y más fuertemente desde el pensamiento. Quienes se apropian del poder no requieren de fuerza cuando los dominados se enajenan al grado de creer que su opresión es normal y adecuada. En ese caso logran una suerte de consenso en favor del sistema, un «sentido común» aparentemente indiscutible.
La lucha en el campo de las ideas tiene esta importancia: o se posibilita un pensamiento libre y crítico o se impone un pensamiento sumiso y acrítico. Su expresión está en todos los campos de la vida social: cuando se busca trabajo y se negocian las condiciones laborales; cuando se recibe un servicio público y se compara con el privado; cuando se educa a las nuevas generaciones; cuando se decide cuáles son las noticias que deben transmitirse y que ideas se presentan al hacerlo; y muchos más ejemplos que a cada uno se le pueden ocurrir.
Se dice de manera acertada que vivimos una sociedad que es clasista y que además ese clasismo está fortalecido y a su vez alimenta características como el sentido patriarcal, etnocentrista y colonizador de pueblos y la naturaleza. Todo conducido desde el poder que impone de esta forma de pensar. Para lograrlo, utilizan dos vías: difundir sus puntos de vista y su ideología como la única válida («no hay alternativa» repetirían continuamente los neoliberales), usando los sistemas educativos, los medios de comunicación, la mayoría de centros religiosos y muchos más instrumentos a su alcance; por otro lado, silencian y atacan a las opiniones críticas al sistema, como sucede en la gran prensa, las películas o en el manejo de los datos en internet, promoviendo más lo siempre promovido.
La prohibición de libros hoy
Una forma de silenciar otras voces ha sido la quema de libros. Y aquí es fácil recordar la inquisición, el nazismo de Hitler, la dictadura de Pinochet, o el pedido del anticomunista senador Mc Carthy quien pidió la quema de 30.000 títulos. Hoy que la derecha gana fuerza en algunos países desarrollados, como una respuesta ante la crisis y posibles levantamientos populares, es cuando estas formas extremas de control del pensamiento tienen lugar.
Lo dominante hoy son las prohibiciones que se van repitiendo. Veamos unos ejemplos, centrados en Norteamérica:
Desde julio de 2021 al 31 de marzo de 2022, se han prohibido 1.586 libros de bibliotecas escolares en 26 estados, afectando la libertad de pensamiento de más de 2 millones de estudiantes. Si bien la decisión no es del gobierno sino de los distritos educativos, se trata de acciones coordinadas por la extrema derecha. Los libros más afectados tienen que ver con la discusión del racismo, la denuncia de la esclavitud, sobre temas relacionados a la comunidad LGBTI, pero se han incluido libros de premios Nobel, textos religiosos, de una víctima del holocausto judío o de Malala, la niña que luchó por la educación contra los talibanes.
Ya a nivel estatal, el Departamento de Educación del Estado de la Florida prohibió 54 textos escolares, incluso de matemáticas, por cuestionar el racismo y esclavitud. El 40% de textos están en revisión de este grupo inquisidor. En Texas, incluso se llega a colocar el préstamo de esos libros en las bibliotecas escolares como un delito. En Missouri se prohibió el uso de un número especial del periódico New York Times “NYT, 1619 Proyecto”, centrado en la esclavitud en Estados Unidos.
En Canadá la situación no es tan grave, pero en Ontario contra unos 4.700 libros infantiles y hasta el diccionario Webster, siempre con argumentos absurdos. Incluso con pretextos supuestamente contra estereotipos raciales, se ofendió a la libertad de pensamiento quemando (aquí literalmente) ediciones de Asterix o Lucky Luke.
Derecha es limitar las libertades
En general, se trata de empezar en el mundo educativo. Junto a los libros eliminados viene la prohibición de temas en el currículo y en general el silenciamiento de los profesores y profesoras, quienes en los últimos años han realizado varias huelgas superando la legislación represiva. La acción contra el NYT ya habla de un control más fuerte sobre la prensa, aunque al ser la mayoría medios de propiedad de millonarios, la censura previa les garantiza sus mensajes.
La derecha se presenta así como la limitación de las libertades, a pesar que usan la palabra libertad en sus discursos. La libertad que les interesa es la libertad de explotar a los trabajadores, la de apropiarse de los bienes comunes, la de sostener sus intereses por encima de la sociedad.
Estas son solo expresiones de esta gran batalla de ideas. Hay estudios que demuestran las distintas líneas que tiene la búsqueda del control del pensamiento de los pueblos y la prohibición de los libros solo es una de ellas. El poder capitalista teme las nuevas protestas sociales ante la crisis a nivel global y por ello el incremento de su trabajo en el campo de las ideas. Las fuerzas de izquierda, democráticas y auténticamente progresistas deben presentar los contrapesos suficientes.
* Académico y ex ministro de Medioambiente de Ecuador. Asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
Fuente de la información e imagen: https://www.surysur.net