¿Innovar o transformar?

Por: Jaume Carbonell

La innovación es un concepto polisémico que se presta a múltiples lecturas en función de quién lo utiliza, en qué contexto tiene lugar y a qué finalidades responde. Toda transformación educativa y social de signo emancipador incluye un componente innovador pero no todo proceso innovador supone una transformación. En cierto modo, se asemeja a la distinción tan lúcida como diáfana que señaló en su día Rosa Luxemburgo entre reforma y revolución, aplicado en este caso al ámbito educativo.

Porque la innovación se asocia, con frecuencia, a desarrollo o adaptación del sistema capitalista; a novedad o producto de temporada; a modernidad y actualización educativa; a cambios cosméticos o a simples mejoras parciales. Se pone el énfasis en los aspectos metodológicos -cómo lo hacemos- y se olvida o se relativiza el sentido de la educación -por qué lo hacemos-. Cabe recordar que esta noción de innovación está asociada a las tesis de autores como J.A.Schumpater de hace ya casi un siglo, para quien la innovación es un aspecto clave en el desarrollo de la economía capitalista, la cual no puede permanecer estática sino que ha de estar cambiando constantemente des de dentro por un nuevo espíritu de empresa. Un relato que fue tomando cuerpo y perfeccionándose a medida que se ha ido asentando el neoliberalismo y el capitalismo cognitivo estrechamente ligado al desarrollo empresarial, con sus pertinentes penetraciones en la cultura, el currículo prescriptivo y oculto, el liderazgo y la gestión y organización de los centros escolares.

Para algunas personas, no obstante, el concepto de innovación no se idéntica en absoluto con este discurso de reproducción adaptada y perfeccionada del poder establecido -cada vez más financiero que económico y político-. No obstante, hay quien para evitar las confusiones prefiere hablar de renovación pedagógica. Razones no faltan, aunque habrá que ver como mudan las palabras en el futuro. En cualquier caso, una cosa está clara: los procesos de transformación educativa están interpelados por la radicalidad del cambio cultural, social y político, así como por los procesos de cooperación que empoderan democráticamente a todos los agentes educativos que intervienen en la socialización de la infancia y la juventud.

¿Cuáles son las señas de la innovación o de la renovación educativa de carácter transformador? A groso modo, y de manera telegráfica, podrían mencionarse estas tres. La primera tiene que ver con el tipo de conocimiento que se construye: con la curiosidad y el deseo que genera, más allá de una actividad o evaluación puntual, con proyección a lo largo y ancho de la vida; con su grado de relevancia, vinculación con la experiencia personal, el entorno y las diversas inteligencias y lenguajes; con su carácter emancipatorio y liberador que aspira a un porvenir más democrático y esperanzador; con la capacidad de generar pensamiento reflexivo y profundo para comprender críticamente una realidad incierta, cambiante y compleja; con una presencia enérgica del pensamiento crítico en todas las materias del currículo; con miradas largas, sensibles y críticas con la realidad para interpretarla, cuestionarla y transformarla, al tiempo que se van modificando las relaciones del sujeto con el entorno. Un conocimiento que requiere documentación e investigación, contraste de pareceres, escucha activa, sólidas argumentaciones y muchas preguntas. Porque a menudo estas son más importantes que las respuestas. Y, un conocimiento, por último que rompa con la rigidez de los códigos disciplinarios y con la fragmentación curricular, y que apueste decididamente por las distintas versiones de la globalización e integración de todo tipo de conocimientos, por el diálogo entre los diversos saberes y lenguajes.

La segunda seña de identidad se nutre del empoderamiento democrático de los diversos actores educativos -alumnado, profesorado y familias- respecto a la toma de decisiones en torno al currículo -qué se enseña, cómo se enseña y con qué criterios se evalúa-; la organización de los tiempos y espacios; y los mecanismos de gestión y control. Se trata de democratizar la democracia escolar actual dotando de más contenido y poder los actuales órganos de representación y participación. Nos referimos al poder de la asamblea del aula siguiendo, por ejemplo, la estela de Freinet; al poder del trabajo cooperativo o colaborativo que, rompiendo con el aislamiento docente encerrado en un lugar llamado aula, se extiende y comparte en todo el centro y se proyecta al territorio, aprovechando su capital cultural y social, tejiendo complicidades y compromisos con el conjunto de actores individuales y colectivos; o al poder de la palabra que se visualiza en una conversación permanente tratando de recuperar el significado originario y real de conceptos y vocablos hoy día tan devaluados por las medias verdades y las mentiras: lo que hoy se conoce como fake news. El dilema a dilucidar es quién y desde dónde se construye la hegemonía cultural.

Y la tercera seña de identidad alude a los valores, fines y derechos que se defienden. ¿Hasta qué punto reproducen los valores de la cultura dominante y los mecanismos de explotación o desigualdad de forma más o menos llamativa y con distinto grado de intensidad o, por el contrario, se plantean otros valores alternativos más humanizados y un modelo de sociedad basada en la solidaridad y en una justa redistribución de la riqueza? O dicho en palabras de Freire: ¿Se trata de reproducir la cultura bancaria o de avanzar hacia un proceso emancipador presidido por la justicia social y la más amplia libertad? En este sentido conviene señalar el carácter político de la educación como forma de resistencia ante todo aquello que conduce a la barbarie, a la ignorancia, a la desigualdad y a cualquier discriminación, sea por motivos de raza, género o de otro tipo, así como a las distintas manifestaciones de la violencia: física, psicológica e institucional.

La educación se encuentra ante una nueva encrucijada donde convergen dos amenazas complementarias: la de los nuevos fascismos que miran hacia el pasado, que dibujan un paisaje uniforme en blanco y negro, que alientan el discurso del odio, que ponen severas trabas a inmigrantes y refugiados y que cuestionan diversas conquistas éticas y sociales. Y la del neoliberalismo que dibuja un paisaje de futuro marcado por la omnipresencia del espacio privado en detrimento de lo público; de la dictadura del mercado que no hace más que aumentar la precariedad, dejando a la intemperie un amplio sector de la sociedad; y la hegemonía de la competitividad en prejuicio de la solidaridad.
La emancipación individual y la transformación social, por el contrario, significan inclusión, equidad, derechos humanos y sociales, cuidado colectivo, bien común, sueño y esperanza para construir un mundo, en palabras de Rosa Luxemburgo, donde las personas seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres.

Imagen y fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi/2019/05/22/innovar-o-transformar/

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Cita magisterial latinoamericana en Bolivia aboga por descolonización

Bolivia/12 de Mayo de 2018/Prensa Latina

Maestros rurales de México, Venezuela, Chile, Perú, Argentina, Costa Rica y Bolivia abogan hoy por un sistema educativo emancipador que elimine los vestigios del sometimiento y el coloniaje.
Según el representante del Sindicato de Trabajadores de Educación de Chile, Michael Humaña, la transformación del currículo educacional en el continente debe apostar por la descolonización para terminar con la cultura de la guerra que impulsan algunos países hegemónicos.

Por su parte, el secretario ejecutivo de Confederación Nacional de Maestros de Educación Rural de Bolivia (CONMERB), Freddy Mamani, señaló la importancia de la formación antiimperialista de las nuevas generaciones, especialmente en pos de asegurar la soberanía de los pueblos de la región.

Ambos docentes participan en el primer encuentro internacional de Maestros de Latinoamérica en Bolivia, inaugurado la víspera por el presidente Evo Morales, y que finalizará en esta jornada con una intervención del ministro boliviano de Educación, Roberto Aguilar.

En la cita, organizada por la CONMERB, participan representantes de México, Venezuela, Chile, Perú, Argentina y Costa Rica para exponer sus experiencias educativas.

Durante la inauguración del encuentro, Morales destacó la importancia que tienen los maestros en la sociedad porque son un ‘instrumento para la liberación de los pueblos’.

El jefe de Estado pidió a los participantes compartir experiencias educativas desde el nivel primario hasta el superior con la proyección de aportar al desarrollo de la educación de las sociedades y a la valorización de sus identidades.

Mientras, el representante de la CONMERB también resaltó la importancia de este espacio de intercambio porque apunta a construir puentes y lazos de amistad entre países que buscan mejorar su educación y potenciar su soberanía.

Fuente: http://prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=178110&SEO=cita-magisterial-latinoamericana-en-bolivia-aboga-por-descolonizacion
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¿Qué entienden hoy las élites políticas por Educación? Necesitamos otra educación – FISyP

Argentina / 8 de octubre de 2017  / Autor: FISyP Producciones Audiovisuales / Fuente: Youtube

Publicado el 5 oct. 2017
¿Qué entienden hoy las élites políticas por Educación? Muchos gobiernos y tecnócratas entienden a la educación como una herramienta para generar desarrollo económico, lo hacen para incrementar el “capital” humano a favor de las grandes empresas y capitales trasnacionales. Buscan una educación orientada hacia las necesidades del mercado .
www.fisyp.org.ar

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=-4pMnbF7iYw
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La política es el alma de la educación: Paulo Freire

Colombia / 24 de septiembre de 2017 / Autor: Horacio Garnica Díaz / Fuente: Río Noticias

Nació el 19 de septiembre de 1921 en Recife, Pernambuco Brasil, y murió el 2 de mayo de 1997 en Sao Paulo; hoy cumple año de vida inmortal, en la historia de la educación y de la pedagogía, un insigne maestro, autor de: La Pedagogía del Oprimido y de La Educación para la Libertad, e impulsor de la pedagogía critica. Me refiero al gran PAULO REGLUS NEVES FREIRE.

En efecto, la política es el alma de la educación, y lo explícita FREIRE cuando afirma que las prácticas educativas siempre son políticas, porque involucran valores, proyectos, utopías que reproducen, legitiman, cuestionan o transforman las relaciones de poder prevalentes en la sociedad, y porque además la educación nunca es neutral, está a favor de la dominación o de la emancipación. De ahí que existan prácticas educativas conservadoras y prácticas educativas progresistas.

Sostiene Paulo Freire, que las prácticas educativas conservadoras, buscan al enseñar los contenidos, ocultar la razón de ser de un sinnúmero de problemas sociales y adaptar a los educandos al mundo dado.

Las prácticas educativas progresistas a criterio de Freire, procuran al enseñar los contenidos, develar la razón de ser de los problemas sociales, busca inquietar a los educandos , desafiándolos para que perciban que el mundo puede ser cambiado, transformado o reinventado..

Colombia, su educación requiere de educadores progresistas (espero no me confundan), con el compromiso ético y político, por un mundo más justo, que repulse las injusticias, la opresión, la discriminación y la explotación.

La mejor forma de homenajear a Paulo Freire es seguir por el camino de la educación como práctica de la libertad con la pedagogía critica y dejar atrás las prácticas educativas conservadoras, que siguen teniendo un gran peso en la educación y en las prácticas de muchos educadores .

Es mucho lo que pudiéramos decir de Paulo Freire, pero me conformo con lo dicho, sino cae en el desierto del olvido.

Les recuerdo: ” LA EDUCACIÓN POR SI MISMA NO CAMBIA EL
MUNDO, PERO SIN ELLA
ES IMPOSIBLE HACERLO”

Fuente del Artículo:

La política es el alma de la educación: Paulo Freire.

Fuente de la Imagen:

https://librepenicmoncjose.blogspot.mx/2016/05/paulo-freire-19-anos-de-su-partida.html

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Sobre el mediocre desprecio a la pedagogía

España / 10 de septiembre de 2017 / Autores: Jaume Martínez Bonafé y Julio Rogero / Fuente: El diario de la educación

La recuperación de lo mejor del proyecto de escuela pública y la crítica contundente a los discursos neoliberales en educación requieren de diálogos multidisciplinares e interdisciplinares y miradas que ayuden a complementar perspectivas y análisis.

«Cuántos siglos necesita la razón para llegar a la justicia que el corazón entiende instantáneamente»
(Concepción Arenal)

Al hilo de los últimos artículos de Jaume Carbonell y Enrique Galindo (primerosegundo tercero) en torno al debate surgido con motivo del libro Escuela o Barbarie, aportamos nuestra breve reflexión sobre un tema que aparece de forma reiterada en determinada literatura promotora de cierta “antipedagogía”, en algunos aspectos justificada y, en otros, no tanto: la descalificación a todos los pedagogos y todas las pedagogas como los y las culpables de los males que aquejan a la escuela pública de nuestro país.

En esos textos se ligan conceptos y prácticas como la innovación educativa, la comprensividad, el constructivismo, la inclusión educativa, la pedagogía activa, las metodologías educativas, el aprendizaje a lo largo de la vida, el “aprender a aprender” con la penetración de las grandes corporaciones en el mundo de la educación para colonizarlo y ponerlo al servicio de la economía capitalista neoliberal. Un ejercicio intelectual que corre con el riesgo de mezclarlo todo y descalificar de forma generalizada a colectivos enteros. Parece que lo único bueno es la instrucción ilustrada y la razón frente a la educación basada en la emoción.

Eso es lo que está pasando, desde hace tiempo, en algunos sectores del profesorado que sistemáticamente culpan de los males de la educación y de la escuela pública a los pedagogos y a la pedagogía, a las facultades de educación, a los orientadores, a la comprensividad y la inclusión como instrumentos del neoliberalismo (que no dudamos que en algunos casos puedan ser utilizados para sus intereses), a las metodologías activas, a la innovación, a la renovación pedagógica, a la izquierda, “al establishment progresista, incluyendo la Institución Libre de Enseñanza y sus herederos”…

Visto así, nos parece que el desprecio a la pedagogía (en singular) no es más que el desconocimiento de un complejo campo social en el que se vienen enfrentando, desde hace tiempo, discursos y prácticas pedagógicas muy diferentes. Como seguramente ocurre con otros ámbitos del saber y de las prácticas sociales, por ejemplo, la filosofía, donde sabemos que tampoco hay un discurso único.

En el estado español vienen desarrollándose propuestas de renovación pedagógica donde claramente el proyecto transformador se vincula a la lucha por la dignificación de la escuela pública y por hacer lo más eficaz posible el derecho de todos a la educación y el acceso, sin ningún tipo de barreras, al amor por el conocimiento. Desde ese criterio político no hay renovación pedagógica al margen del proyecto de escuela pública, en el que se concibe a la educación como un derecho del sujeto -individual y colectivo- a crecer intelectual, cultural y socialmente emancipado.

Nunca, en ese proyecto, se desvinculó la lucha por un conocimiento emancipador del mejor método para su enseñanza y aprendizaje. La obsesión por una didáctica instrumental vacía de reflexión crítica sobre el sentido y la función del conocimiento que construir en la escuela forma parte de una larga tradición pedagógica muy combatida por los planteamientos de las pedagogías críticas.

La crítica de quienes, reclamándose en una posición ilustrada -ideológicamente cargada-, simplifican la lectura y el análisis de los proyectos pedagógicos críticos, en nada favorece la urgente y necesaria reflexión sosegada sobre el avance de los modelos mercantilistas para la educación. Las miopes miradas paternalistas y los lenguajes autoritarios con los que se suele simplificar el esfuerzo intelectual, político y práctico de muchos docentes e investigadores comprometidos con la defensa y dignificación de la escuela pública, puede ser el síntoma de una comodidad intelectual y una ausencia de esfuerzo de quienes nunca aceptarían esto mismo de sus alumnos de bachillerato y de universidad.

La recuperación de lo mejor del proyecto de escuela pública y la crítica contundente a los discursos neoliberales en educación requieren de diálogos multidisciplinares e interdisciplinares y miradas que ayuden a complementar perspectivas y análisis. Tergiversar argumentos, descontextualizar la lectura de proyectos educativos y prácticas docentes o simplificar la complejidad de un campo social en el que se cruzan hoy combates tan evidentes por el dominio del discurso sobre la escuela, es hacer un flaco favor a la necesaria contrahegemonía. Y así nos va. Por ello nos parece importante que se abran espacios de diálogo sin prejuicios, sin saltos en el vacío, sin descalificaciones, con argumentos, con coherencia.

Jaume Martínez Bonafé y Julio Rogero Anaya. Miembros de los Movimientos de Renovación Pedagógica

Fuente del Artículo:

Sobre el mediocre desprecio a la pedagogía

Fuente de la Imagen:

http://hansmejiaguerrero.blogspot.mx/2015/05/fobia-la-pedagogia-y-desprecio-los.html

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