Por: el economista.
Un diagnóstico y una medicina es lo que necesita la educación emocional en Chile, según las organizaciones «Liderazgo Chile» y «Relaciones Inteligentes». Ya que a pesar de que todos las campañas al respecto, los expertos indican que no se le ha dado la importancia suficiente.
Según la Fundación Liderazgo Chile «tenemos una sociedad donde los liderazgo están basados en un 80% rasgos psicopáticos, donde el miedo y la desconfianza son los pilares fundamentales que movilizan a los líderes en el país».
Según la entidad, «estamos en una sociedad que está enferma, y que al estar todos los aspectos de la vida vinculados a relaciones, el desarrollar educación emocional y vincular la inteligencia relacional en la educación y el liderazgo son parte esencial de la educación del siglo XXI».
¿Pero cómo solucionarlo?
La Fundación Relaciones Inteligentes indicó que estos avances se deben llevar a cabo por medio de la educación, ya que no solo trascienden nuestras relaciones sociales y laborales, sino también son determinantes en la salud física, mental y capacidad de aprender. «Si queremos otorgar a nuestros hijos e hijas las herramientas esenciales para una vida plena y exitosa es esencial la Educación Socioemocional ya que a través de éstas podrán aprender a relacionarse positivamente con ellos mismos y los demás y saber cómo hacer uso de su potencial para afrontar desafíos y alcanzar sus objetivos y sueños».
Juan Pablo Díaz, psicólogo clínico y encargado de Formación y Desarrollo Organizacional en la empresa de innovación y tecnología educativa, Colegium, explicó que sin educación emocional, es muy difícil afrontar los desafíos del siglo XXI, y además, brindó cinco consejos para enseñar la inteligencia emocional:
– Distingan las emociones juntos: es importante que desde pequeños los padres ayuden y desarrollen junto a su hijo/a la capacidad de verbalizar y reconocer las diferentes emociones y afectos que va sintiendo, este trabajo es fundamental para que a lo largo de su vida logre tramitar de mejor manera lo que le afecte, y así pueda reaccionar de forma más asertiva y tomar mejores decisiones. Es aconsejable trabajar en esto de forma cotidiana, ayudándolo a identificar lo que le pasa, explicando por qué se siente así, y qué hacer con eso, y para esto es útil ocupar el juego como medio. Por ejemplo: «¿Qué te hizo enojar? Tú estás enojado, sientes impotencia y tristeza, pero conversamos de lo que pasó, de lo que sientes tal vez te sientas mejor».
– Evita la crítica destructiva hacia los niños y niñas: las críticas del padre o la madre hacia los hijos e hijas perjudican el proceso de construcción de identidad del niño/a, puede generar que el niño se haga una imagen negativa de sí mismo y tenga problemas de inseguridad.
Afortunadamente, si ya has cometido este error antes, hoy puedes hacerlo distinto, reelaborando la forma en que expresas la conducta inapropiada, siempre planteando una forma de mejorar. Por ejemplo: «Sabes que no te he visto estudiar, ¿te pasa algo? Busquemos la manera de comenzar a hacerlo».
– No atribuir características intrínsecas por un comportamiento determinado: es fundamental tener claro que para desarrollar la capacidad de cambio y la tolerancia al error en un niño/a, es importante que no se le defina por sus comportamientos. Por ejemplo que su hijo/a se haya puesto a llorar por alguna razón no lo convierte en un llorón/a, o bien si se peleó con alguien no lo convierte en un niño/a agresivo o violento.
– Enseña a tu hijo a defenderse por sí mismo: es indiscutible que todo padre o madre va a buscar proteger y ahorrar malos ratos a sus hijos/as, para que no sufran. Esto es muy difícil de evitar, pero lo que sí se puede hacer, es dar herramientas para que puedan manejar mejor las situaciones que enfrentarán. Es acá donde toma un papel importante el aprender a reconocer las propias emociones y saber distinguir las de los demás. Este es el primer paso para que una persona pueda enfrentar de mejor forma las situaciones conflictivas, con mayor claridad y asertividad.
– Demos ejemplo de cómo reaccionar adecuadamente: además de enseñar, debemos como adultos mostrar con el ejemplo cómo se puede reaccionar de la mejor forma posible ante situaciones desfavorables. Cuando los niños o niñas hagan algo que nos haga sentir molestos, expliquemos la situación: «Lo que dices no corresponde, debemos tratarnos bien porque somos familia, y me hace sentir muy triste que hables con palabras ofensivas».
Fuente de la reseña: https://www.eleconomistaamerica.cl/sociedad-eAm-chile/noticias/10060236/08/19/Cinco-consejos-para-una-educacion-con-inteligencia-emocional.html