A dos meses del estallido social en Chile, ciudadanos siguen en pie de lucha

Redacción: La República

A pesar de que las marchas contra el presidente Sebastián Piñera no son tan masivas e intensas como hace unas semanas, miles de ciudadanos siguen en las calles exigiendo una mejor calidad de vida y una reforma constitucional que priorice la salud y sistema de pensiones.

La crisis social en Chile estalló hace dos meses y desde entonces, mantiene al gobierno de Sebastián Piñera contra las cuerdas, pese a que en los últimos días no se han reportado enfrentamientos de gran magnitud como en el principio.

Desde el 18 de octubre, en que el mandatario ordenó el incremento del alza de pasajes en el Metro de Santiago, miles de ciudadanos tomaron las calles en diversos puntos del país para exigir una mejora en la calidad de vida.

El rechazo al sistema económico neoliberal instalado por el presidente Piñera es el punto álgido de su agenda, sumado al descontento por el sistema de pensiones que afecta a los adultos mayores, la salud y educación pública, informa El Espectador.

Población insatisfecha por las soluciones de Piñera ante la crisis

“El Gobierno sigue sin entender lo que demandan los manifestantes, nos da bonos y migajas para amortiguar las protestas”, contó a EFE la universitaria Francisca Videla, de 21 años.

Y es que, pese a las medidas tomadas por Sebastián Piñera y la reducción de los enfrentamientos en las calles, la población sigue inconforme con el panorama de su país.

“Es natural que después de dos meses, con las vacaciones de Navidad y las altas temperaturas del verano las marchas bajen de intensidad, pero eso no significa que se haya vuelto a la supuesta normalidad de antes del 18 de octubre”, añade el sociólogo Octavio Avendaño.

Plebiscito en Chile para nueva Constitución

Cabe resaltar que Chile se encamina a una nueva Constitución Política, debido a la presión social. Es por ello que los diputados aprobaron el proyecto para la reformarla, con un plebiscito que se realizará el 26 de abril del 2020.

El domingo 15, poco más de 2 millones de personas de 225 comunas participaron de un plebiscito ciudadano no vinculante, el cual dejó como resultado que el 92.4% quiere una nueva Carta Magna en donde se priorice la reforma de pensiones, salud y educación.

Derechos humanos vulnerados

Al menos 24 personas murieron tras las protestas en Chile y miles quedaron heridas, lo que llamó la atención de organismos internacionales ante la violación de derechos humanos.

Sebastián Piñera, cuya aprobación cayó al 13%, reconoció que las fuerzas del orden cometieron abusos puntuales, pero negó que aborden con férrea agresividad a todos los manifestantes.

“Las señales que ha mandado el presidente parecen una provocación más que una solución. Hasta que no se solucione la crisis de derechos humanos, va a haber agitación en la calle”, concluye la investigadora Sofía Donoso.

 

Fuente: https://larepublica.pe/mundo/2019/12/19/crisis-social-en-chile-2019-situacion-del-pais-tras-dos-meses-protestas-contra-sebastian-pinera-fotos/

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La rebelión estudiantil y el quiebre de los consensos

Por: Sandra Trafilaf Yañez

Después de 7 días de protesta en Chile, que se convirtió rápidamente en un estallido social nacional imparable sin conducción de los partidos políticos tradicionales, con demandas más allá de las alzas en el pasaje del transporte público, y contra todo pronóstico de los analistas más avezados, lo que se avecina es la instalación de las ya conocidas “mesas de unidad” para negociar caminos de solución ante la crisis de las instituciones y la cultura republicana que repudia la violencia del pueblo y que se antepone a su violencia institucional cotidiana.

Este hecho, hay que decirlo con honestidad, se provocó luego que un puñado de adolescentes, estudiantes secundarios entre 12 y 19 años, llamaron a evadir los cobros espurios del pasaje de metro en la ciudad de Santiago, impuestos por el sistema económico neoliberal, impactando de forma negativa en la ya insostenible calidad de vida de la masa trabajadora. Primero estuvieron solos/as, pero en menos de cuatro días, no sólo Santiago ardía en llamas, sino todo el país salía a las calles a protestar, a destruir los símbolos del consumo y la propiedad privada de unos cuantos empresarios.

Ya en el 2006, estudiantes secundarios pusieron en jaque el sistema educacional, cuestionando el corazón del sistema impuesto por la dictadura, con una Constitución que nos gobierna hasta el día de hoy. En estos días, nuevamente lograron un quiebre en la forma de hacer política a través de los “consensos”, tan magistralmente administrada por todos los gobiernos pos dictatoriales, comenzando por Patricio Aylwin hasta Sebastián Piñera. En cuatro días, 71 estaciones de metro fueron destruidas, se atentó contra el gran capital saqueando supermercados y cadenas de farmacias que lucran con la vida y la salud, y el caos iluminó las noches, incluso en “Estado de Excepción”.

La respuesta de un gobierno que administra los intereses del gran capital es la misma de siempre, sacar todo el peso de la represión a las calles. Esta vez fueron más lejos, la madrugada del sábado se decretó el “Estado de Excepción” que dejó la seguridad pública en manos de las FFAA. Se prohíben las manifestaciones y el derecho a reunión. Un militar boina negra, Javier Iturriaga del Campo, apareció ante las cámaras de televisión, junto al presidente Piñera y sus ministros, anunciando las nuevas medidas. Los militares asumen el control del país y salen a reprimir junto a las fuerzas policiales.

Después de más de 30 años se vuelve a decretar el toque de queda, en cuatro regiones del país. En paralelo, los medios de información masivos, protectores de la propiedad privada, hacen infructuosamente su labor de aterrorizar al pueblo. Hay llamados a la paz, a proteger los bienes privados, a organizarse contra los saqueos. Informan minuto a minuto el estado de guerra, y llaman a la intervención de las fuerzas armadas, sin asco y hacen llamados a que el pueblo pare el saqueo, como si no tuvieran a los militares en la calles custodiando la rebelión.

Estos adolescentes quiebran con las políticas de los consensos, la misma que coordina la mejor forma de robarle todo al pueblo y a la naturaleza, para después sellar con leyes deformes que se aprueban en un parlamento cooptado por los empresarios. La gente siguió en las calles, pese a la invocación de la Ley de Seguridad Interior del Estado, pese al toque de queda. Estos jóvenes, estudiantes secundarios entre 12 y 19 años, nacieron con sus ojos limpios del trauma que originó el terror del Golpe de Estado en 1973. Son nuestras hijas, nuestros hijos sin esa memoria emocional en sus cuerpos, sin la carga de vivir en un país impune, donde líderes de partidos políticos negociaron el genocidio por cuotas de poder. No le tienen miedo, no le dan ningún sentido a sus decretos y toques de queda, un boina negra en cámara, es otro milico más.

Habrá un antes y un después de estas luchas emprendidas por las y los secundarios. Incendiaron el mito de que responder con violencia a su violencia asesina, traería las penas del infierno. Sólo trajo lo que sabemos, lo que ya hemos vivido, los costos que siempre hemos tenido que pagar para avanzar en la justa lucha por cambiar sistemas que nos oprimen. Quebrantaron el miedo de tres generaciones que hoy desafía a militares y sus tanquetas en las calles, haciendo sonar las ollas. Pero al mismo tiempo, dejaron en un silencio, que hiere los oídos, a todos los dirigentes de partidos políticos y a quienes durante años transaron principios y demandas.

Ahora, el oportunismo que les caracteriza los mueve a tomarse el palco y quieren armar sus mesas de cuatro patas para negociar. Ya la están fabricando tras bambalinas, y la acicalan con sus mejores manteles y vajillas, para invitar a los de siempre y darse el gran festín con el estallido social que aún no para, que no quiere parar, que avanza y crece en cada rincón. Nos quieren instalar la paz como un mantra.

No es por los $30 pesos en el alza del pasaje de metro. Es por 46 años de dictadura, es por la apropiación de nuestras energías en trabajos esclavos, es por la negación de atención en salud, es por la mercantilización de la Educación, es por el derecho a una vivienda, a una vida digna, a una vejez sin sobresaltos económicos, es por la protección de nuestros recursos naturales, es por la represión al pueblo mapuche, es por el derecho a tener derechos, es por la vida.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=261643

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El despertar de Chile

Por: Prensa Latina
La macroeconomía es un éxito. Las estadísticas internacionales muestran a Chile como un líder en la región, pero para millones de chilenos, ese líder tiene los pies profundamente hundidos en el barro.
Barro en un cieno espeso formado por la desigualdad, la segregación social, la corrupción que alcanzó a altos mandos del Ejército y de Carabineros, por un ‘capitalismo salvaje’ que tritura a los más desposeídos y esquilma a la clase media.

El alza de 30 pesos (unos 25 centavos de dólar) en los pasajes del Metro (uno de los más caros del mundo) , rechazado en primera instancia por los estudiantes, fue la gota que rebasó el vaso y constituyó la chispa que detonó el estallido social que estremece a un país que en las últimas décadas logró un importante crecimiento.

El incremento económico, sin embargo, no se ha traducido en una mejor vida para gran parte de la ciudadanía. La teoría del goteo, proclamada como una panacea por el neoliberalismo implantado por el régimen militar, favoreció la acumulación de capital por los más ricos, pero no ‘chorreó’ hacia las capas medias y menos favorecidas de la sociedad, acrecentando la desigualdad hasta niveles obscenos .

A diario, centenares de miles de personas se manifiestan pacíficamente en las grandes ciudades. Son marchas y concentraciones que incluso ocurren en los sectores más acomodados de la capital, y en las que participan familias completas, algunas con sus pequeños hijos a cuesta, que protestan contra el alza incontenible de los privatizados servicios básicos.

Ocurre con el abandono de ancianos que reciben pensiones miserables de las privadas Administradoras de Fondos de Pensión (AFP), las cuales, sin ningún pudor privatizan las ganancias y socializan las pérdidas.

Además, la colusión de las tres mayores cadenas de farmacia para cobrar precios prohibitivos por las medicinas, el costo de la educación, de la salud, del transporte, de la vivienda, de los alimentos, en vez de prisión, multa económica y condena a clases de ética a connotados empresarios que eludieron miles de millones de pesos en impuestos (?) perdonazos a gigantes del retail, mientras rematan las casas de quienes dejan de pagar sus contribuciones por un año (…) la lista de causas del descontento puede ser interminable.

El martes por la noche, el presidente Sebastián Piñera, quien pocos días antes se ufanaba de que Chile era un oasis de estabilidad en la región, dijo que el estallido es producto de ‘que los problemas se acumulaban desde hace muchas décadas y que los distintos gobiernos no fueron ni fuimos capaces de reconocer esta situación en toda su magnitud. Reconozco y pido perdón por esta falta de visión’.

También, admitió de forma implícita, que los más de 900 hechos de ‘violencia graves’ no fueron protagonizados por la ciudadanía que protesta en forma pacífica, sino por vándalos y delincuentes que saquean, incendian y destruyen, y justificó así la decisión del gobierno de utilizar ‘todos los instrumentos que contempla la Constitución’ (léase decretar Estado de Emergencia, sacar los militares a la calle e imponer toque de queda en muchas ciudades del país).

Por primera vez desde el retorno a la democracia en 1990, y como en los años de la cruenta dictadura militar de Augusto Pinochet, militares con arreos de combate convocados por el gobierno patrullan las calles y enfrentan a manifestantes, helicópteros sobrevuelan la ciudad, disparos atruenan la noche en horas de toque de queda.

Según el autónomo Instituto Nacional de Derechos Humanos, al menos cinco de las 18 personas que han muerto durante esta crisis perdieron la vida a causa del accionar de agentes del Estado, el resto pereció por diversas causas durante los saqueos.

Las masivas protestas llevaron al presidente Piñera a pedir al Congreso anular el alza de los pasajes del Metro, lo cual fue aprobado en un solo día, y a proponer una Agenda Social que incluye medidas urgentes en temas como salud, reducción de las dietas de parlamentarios y altos sueldos de la administración pública.

Asimismo, mayores impuestos a los sectores de más altos ingresos, reducción del número de parlamentarios, sueldo mínimo garantizado por el Estado para los trabajadores y mecanismos para anular la reciente alza de 9.2 por ciento en las tarifas de electricidad, entre otras.

Para algunos, las medidas anunciadas son un primer paso en el camino correcto, para otros, son insuficientes, solo pildoritas para calmar un estado de efervescencia social que no se veía en el país desde los tiempos de lucha contra la dictadura, y que eluden demandas fundamentales como el término de las AFP, la educación gratuita e incluso una nueva Constitución que ponga freno al ‘capitalismo salvaje’ que impera en el país.

‘Chile despertó y vamos por más’, es una de las consignas levantadas por una eclosión que sin una cabeza visible, ha encontrado en las redes sociales su exitosa forma de convocatoria y donde no pocos demandan la renuncia del presidente.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=315319&SEO=el-despertar-de-chile
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