Chile: El cierre de instituciones de Educación Superior


América del Sur/Chile/16.07.18/Fuente: www.diarioconcepcion.cl.

El Consejo Nacional de Educación (CNED) ha puesto en conocimiento público una abundante y prolija base de datos relacionados con la situación de la educación superior en Chile. Su discusión y análisis es particularmente relevante para nuestra Región que comparte, junto con la Metropolitana y la de Valparaíso, el 70,4% de la matrícula total de 2018.

La tendencia se ha mantenido hasta abril de este año, de tal manera que los estudiantes matriculados en 1er año son 43.210, lo que equivale a una participación a nivel sistema de 12,6%. En lo relativo a la matrícula total, el año 2017 correspondió a 149.307 estudiantes, con una participación a nivel de sistema de 12,8%. Superior a la mediana de la zona central entre los años 2005 a 2017, con una diferencia de 7.155 estudiantes el año 2017.

Al examinar estas cifras es obvio el impacto en la actuación y desempeño de las casas de estudios terciarios, tanto universitarios como de formación técnico- profesional. Aproximadamente ciento cincuenta mil jóvenes y sus familias han puesto en estas instituciones una gran parte de su apuesta para el futuro y el país depende, de manera sustantiva, en ellos para lograr sus metas desarrollo.

En contraste con estas buenas noticias, después de largos años de la entrada básicamente desregulada de instituciones al sistema educacional, se observa que un número significativo de ellas se encuentra en procesos de cierre, en la actualidad esta situación afecta a ocho instituciones, la mayoría de manera voluntaria, a excepción de tres de ellas que fueron intervenidas por el Ministerio de Educación.

Según las estadísticas del CNED, desde 2010, son 37 las instituciones que ya han cerrado. Según el presidente de la institución, las causas de cierre forzoso tienen su origen en la incapacidad de reaccionar de manera adecuada y han tenido que ser intervenidas, una dinámica “mucho más compleja de lo que podría parecer a simple vista y eso ha puesto en riesgo la continuidad de las trayectorias académicas de los alumnos”.

Algunos expertos han comentado estas circunstancias con relativo desapego, describiéndolas como propias de los sistemas mixtos, que es esperable el fracaso de algunas instituciones, “habitualmente, estas situaciones afectan a un pequeño número de estudiantes y no tocan a la mayor parte de las instituciones. Obligan a contar con normas para procesos reglados de cierre -como el de administradores provisionales y de cierre- y, sobre todo, a cuidar el derecho de los estudiantes”.

En su oportunidad hubo numerosas voces de alerta sobre las implicancias de la irrupción en el sistema, de instituciones precarias, con fines de lucro, sin mayores controles, la respuesta técnica más repetida fue que de la regulación se ocuparía el mercado, como parece estar sucediendo, pero sin considerar el costo en personas que invirtieron años de su vida y recursos importantes en proyectos conducentes al fracaso.

No está en el informe la cifra importante de carreras que se han discontinuado, por errores en la apreciación de la demanda, que a pesar de haberse cuidado que finalizaran las últimas cohortes, no siempre fue posible asegurar la calidad hasta el final del proceso.

Las cifras son elocuentes, lo que no logran medir es el número de proyectos de vida quebrados, indican la urgencia de asegurar calidad sostenible. En los proyectos educativos, no son aceptables las pruebas de ensayo y error.

Fuente de la noticia: https://www.diarioconcepcion.cl/editorial/2018/07/15/el-cierre-de-instituciones-de-educacion-superior.html

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España: Las mujeres aprueban más que los hombres en todas las etapas educativas en Aragón

España/ 04 de Septiembre de 2017/Heraldo

Las diferencias son menos significativas en Primaria y se hacen más evidentes en los primeros años de ESO.

Las mujeres aprueban más y sacan mejores notas que los hombres. Esta frase se ha ido repitiendo constantemente debido a la percepción que tienen los docentes del desarrollo educativo de sus estudiantes. Sin embargo, también es una realidad estadística, al menos, en Aragón. Según los datos analizados de los tres últimos cursos académicos de todas las etapas educativas (desde Primaria, que es cuando se empiezan a poner notas numéricas a los alumnos, hasta la Universidad), las aragonesas aprueban más que los aragoneses.

Estas diferencias varían dependiendo de la etapa educativa: mientras que en Primaria son mínimas, durante los primeros cursos de Secundaria se produce la mayor brecha. Esta se va reduciendo según va aumentando el nivel educativo. “Es algo que se ve en el aula de manera bastante clara: las chicas maduran antes que los chicos y esto conlleva que ellas sean más responsables y tengan un mayor índice de aprobados. Sin embargo, como en todos los aspectos, existen casos que no siguen este patrón”, subraya Alfonso Zafra, coordinador de Enseñanza de CSIF Aragón. De hecho, considera que esta es la razón por la que, con el paso de los años (y la llegada a etapas universitarias), las diferencias se van diluyendo.

Durante estas primeras etapas, según especifica Zafra, los chicos se suelen caracterizar por ser más nerviosos e inquietos en el aula. “Quieren ser los protagonistas y se muestran más participativos en clase con el objetivo de llamar la atención”, explica. Por el contrario, las chicas son más introvertidas y tranquilas: “Pese a no demostrar tanto sus conocimientos en el aula, luego son las que mejores notas sacan”. “Unir a personas de perfiles muy heterogéneos es más positivo para el desarrollo de la clase, ya que todos aprenden de todos”, concluye.

Según los datos publicados en el Instituto Aragonés de Estadística (Iaest), en el curso 2015-2016, el 96,80% de las niñas que estaban matriculadas en 1º de Primaria aprobaron todas las asignaturas. En el caso de los chicos esta cifra se quedó en el 95,56%. En los cursos posteriores, esta situación se repite de manera constante hasta la llegada de Secundaria. De hecho, en Primaria, la diferencia del volumen de aprobados entre un sexo y otro es de un punto porcentual; aunque en ocasiones puede ser hasta menor.

Nada más comenzar 1º de ESO, la situación cambia. El porcentaje de alumnos que aprueban desciende en casi 30 puntos porcentuales en las jóvenes aragonesas y en un 40% entre los jóvenes.De este modo, la brecha entre ambos sexos supera los diez puntos porcentuales. “Aparte de la genética, también puede afectar la educación que se ha dado hasta hace escasos años: las hijas empezaban a tener responsabilidades a una edad más temprana (ayudando en las tareas domésticas y en el cuidado de sus hermanos); mientras que los chicos, no. Esto ha podido influir en que, además de una cuestión genética, se trate de una educativa”, subraya Zafra.

Esto explicaría que estas disparidades cada vez sean menores en los ámbitos más superiores.“Quizás con la educación en igualdad que reciben ahora los menores, estas diferencias disminuyan, quedando simplemente la cuestión genética y la personalidad de cada uno”, sostiene. Durante los siguientes años de Secundaria, las situación respecto al porcentaje de aprobados de ambos sexos se mantiene. Solo en 4º de ESO comienzan a disminuir: el 74,63% de ellas aprueban el curso; mientras que el 65,92% de ellos lo consiguen.

Carlos Gómez, catedrático en Sociología de la Universidad de Zaragoza, también atribuye estas disparidades a la responsabilidad y la constancia: “Las mujeres suelen ser, en general, mucho más constantes en sus estudios y tienen más fuerza de voluntad e interés por conseguir mejores calificaciones. En general, podríamos decir que suelen ser más responsables y tenaces en los objetivos que se proponen, y esto se empieza a manifestar desde el inicio de la etapa educativa. Una prueba de ello es que el fracaso escolar es superior en los varones”.

El cambio más importante se produce en 2º de Bachillerato, cuando el interés por entrar en la Universidad provoca que ambos sexos intenten aprobar todas las asignaturas: el 84,11% de las mujeres y el 78,94% de los hombres lo consiguen. Cabe destacar que en todas las etapas de la Formación Profesional existen estas variaciones y que rondan entre los 9 y los 10 puntos porcentuales. “Los datos también demuestran que en las zonas marginales, ellas son las que más superan este tipo de dificultades, llegando a cursar el Bachillerato y una carrera universitaria. Por el contrario, los chicos suelen dejarse llevar por la situación y muchos de ellos terminan abandonando sus estudios”, recuerda Zarfra.

En la Universidad, menos diferencias

Con la llegada de la Universidad, estas diferencias se van diluyendo, hasta que en los estudios de máster no existen. Según los datos del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, las aragonesas matriculadas en un grado aprueban el 90,20% de los créditos en los que están matriculadas. Esta cifra desciende al 84,4% en el caso de los estudiantes. Sin embargo, existen consideraciones importantes si analizamos las diferentes ramas del conocimiento. Aunque en el global de titulaciones, las chicas aprueban más créditos; hay en algunas como Matemáticas, Estadística, Física e Informática en las que los hombres son los que obtienen mejores resultados académicos. Con la llegada de la siguiente etapa educativa (el máster), el porcentaje de aprobados se iguala.

Fuente: http://www.heraldo.es/noticias/aragon/2017/09/09/las-mujeres-aprueban-mas-que-los-hombres-todas-las-etapas-educativas-aragon-1194203-300.html

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