Consejos para estudiar en tiempos de apps

Redacción: El País

Concentrarse es cada vez más difícil, en especial cuando tenemos Instagram y otras redes al alcance de la mano. ¿Cómo lograrlo?

Julio, para los universitarios, es uno de esos meses en los que todo se vuelve gris y sentimos (me incluyo, porque me pasó) que nada tiene sentido, que no vamos a poder, que esto de estudiar no es para nosotros, que la cabeza se nos va a partir al medio si leemos un libro más, que aunque todos pudieron nosotros no vamos a poder. Nos cuestionamos existencialmente la elección de la carrera, queremos volver al liceo, nos insultamos a nosotros mismos por habernos inscripto en tantos exámenes, por no haber exonerado tal o cual materia, por esa convicción maldita que nos dice que si hubiéramos estudiado más durante todo el semestre, hoy no estaríamos tan tan tan estresados. Esto del estrés en julio es una cuestión de empatía entre los estudiantes. Solo ellos saben y entienden lo que se siente estar con el agua al cuello, cansados, sin dormir, y tener que seguir remándola un poco más, un examen más. Solo ellos saben de qué se trata eso de que la concentración dura poco, eso de tener que luchar contra WhatsApp, Facebook, Twitter, Instagram, Snapchat y todas las redes y aplicaciones que siempre resultan más interesantes que sentarse a estudiar.

Sin embargo, queridos estudiantes, no están solos. Todos hemos pasado por lo mismo y no es verdad eso de que no sirven para esto. Todos pudimos, ustedes también van a poder. Y en esta nota van unos consejos para poder organizar mejor el caos de los exámenes (de julio, de diciembre o de febrero, da lo mismo) y para que el celular no le gane a nuestra voluntad.

Planificá (sé realista).

«Si bien pasamos muchos años de nuestra vida estudiando, nadie nos enseña cómo hacerlo de forma efectiva», dice la psicóloga Verónica Orrico. «La mayoría de la gente cree que para salvar un examen solo hay que estudiar mucho. Sin embargo, hay otros factores que si son manejados adecuadamente, también contribuyen a mejorar el rendimiento académico», agrega. Lo primero que hay que hacer, entonces, para evitar que la ola de las materias y sus diez temas nos pase por encima, es organizarse.

Para eso, hay que ser realista y tener en cuenta el tiempo que tenemos para preparar cada materia y cada tema. «Lo primero que el alumno tiene que hacer es organizarse el material, asegurarse de que tenga todo para comenzar. Luego puede hacerse una especie de calendario, pensando cuantos días y horas necesita cada tema para prepararse. En base a eso puede decidir cuántas materias realmente pueda dar en ese período», explica Mariana Álvez, psicóloga. «Lo mejor es siempre asegurarse salvar, aunque sean solo dos materias, porque a veces nos enloquecemos estudiando y nos mareamos con tanto material en la cabeza. Vayamos a las que tengamos más posibilidades de realmente conquistar, las que nos cuestan más van a requerir de mayor tiempo de estudio y esfuerzo mental, por lo tanto tendremos que ser conscientes de comenzarlas a preparar con mucha antelación».

Más de una a la vez.

A veces no hay otra opción, tenemos dos, tres, cuatro, cinco exámenes para dar en un mismo período y todo puede parecer un caos de fotocopias, libros y materiales que nada tienen que ver unos con otros. Sin embargo, aunque pueda parecer que no, preparar más de una materia a la vez, tiene beneficios. «Incluso algunos estudios afirman que variar en los temas de estudio mejora la memoria a largo plazo», dice Orrico. Pero, para poder lograrlo, hay que intentar seguir el calendario a rajatabla y ponerse metas (concretas y realistas) para lograr cada día sin terminarlo con un lío de materias y temas en la cabeza. «Un error frecuente en los estudiantes es que dedican mucho tiempo a aprender los primeros temas y luego deben estudiar los últimos de manera rápida y superficial, e incluso dejar alguno de lado», sostiene la especialista. «Por eso, antes de empezar a preparar un examen, es conveniente hacer un cronograma o agenda, estableciendo de antemano cuánto tiempo dedicarán a cada tema y dejando por lo menos un día para el repaso».

No celular.

No alcanza solo con poner el celular en silencio, desconectar Internet o colocarlo en modo avión. Basta con tenerlo al alcance de la mano para querer revisarlo, por más que sepamos que nada nuevo sucedió allí. «Una clave para mejorar la concentración y aprovechar el tiempo de estudio es evitar las interrupciones digitales, es decir los sonidos, alertas y notificaciones del celular o la computadora. Cuando estas aparecen, atraen la atención de manera refleja y automática. Aunque no las respondamos, hay un pequeño «secuestro atencional» que resta eficiencia. «Estas distracciones pueden disminuir hasta un 50% nuestro rendimiento», explica la psicóloga Orrico. Por eso, lo mejor es dejarlo lejos del alcance de la mano o, directamente, ponerlo en otra habitación. «Los dispositivos electrónicos son seductores porque activan los centros de placer de nuestro cerebro, cuando vemos el celular, siempre hay una expectativa inconsciente de que vamos a recibir algo importante o nos va a llegar una novedad, es estar esperando siempre lo nuevo y esa especie de adrenalina es adictiva», agrega Álvez.

Exámenes viejos.

Conseguir (en varias facultades están disponibles) exámenes o parciales de años anteriores de la materia, puede ser una guía para probarnos. «Esto nos permite saber cuán preparados estamos y qué temas debemos releer y nos coloca en una situación similar a la de esta prueba. Incluso lo podemos hacer controlando el tiempo y evaluar si lo estamos administrando correctamente», dice Orrico. Sin embargo (y esto es un error común, especialmente por la falta de tiempo o por haberlo administrado mal) no podemos basar nuestro plan de estudios solamente en base a los temas que frecuentemente se preguntaron en años anteriores. Y, si no da el tiempo para estudiar a fondo todos los temas, al menos hay que intentar leerlos.

En intervalos cortos.

Si bien es cierto que en la mañana estamos más activos y más descansados, también es verdad que el horario que elijamos para sentarnos a estudiar depende de cada uno, y no hay un momento del día mejor que otro para hacerlo, como explica Álvez. Lo que sí es importante son los períodos de tiempo que le dedicamos, los que, en general, no tienen que ser muy largos. «Para aquellas personas que son dispersas y les cuesta concentrarse recomiendo que tengan varios períodos cortos de estudio. Por ejemplo, estudiar entre 20 y 25 minutos y descansar cinco. Lo importante es que no sean períodos de más de 90 minutos porque la concentración tiende a descender, los pequeños cortes para descansar son buenos para nuestra mente. Por otro lado, cuando estamos en ese período, el estudio tiene que ser intenso, basta distraerse un momento para que luego nos cueste alrededor de 15 minutos volver al nivel de concentración inicial, de acuerdo a las neurociencias». Con respecto a esto, uno de los consejos que da la especialista es que cuando nos sentemos a estudiar, tengamos todo lo que necesitamos a mano, así no perdemos tiempo ni nos distraemos en levantarnos una y otra vez a buscar lo falta.

Descanso.

Otro aspecto relevante con respecto a cómo manejamos nuestro tiempo es el que le dedicamos a descansar. Porque, por más que nos esforcemos por mantenernos despiertos todo lo que podamos y poder estudiar más tiempo, el descanso es clave en nuestro rendimiento. Para poder rendir bien es necesario dormir al menos seis horas y «nunca ir a un examen sin haber dormido», dice Orrico. Así que, por más que pienses que ese último repaso de las cuatro de la mañana nos va a salvar la vida (o la materia), no lo hagas. Dormí, descansá y que tengas éxitos.

Apps para no mirar el celular

Hemos llegado al punto tal de adicción que necesitamos que el celular se bloquee o desaparezca para no utilizarlo. De lo contrario, si sabemos que está ahí, al alcance de la mano, es inevitable chequearlo cada diez minutos, que casi siempre terminan en quince o veinte mirando el inicio de Facebook o las historias de Instagram o los nuevos tuits.
Para quienes no pueden evitar este comportamiento, hay una serie de aplicaciones que bloquean momentáneamente algunas redes.Entre las más conocidas y frecuentadas está AppBlock – No te distraigas, que ayuda a bloquear temporalmente las apps que más usás o las que más te distraen, como las de las redes sociales o los juegos. La aplicación puede conseguir bloquear a otra durante una hora y fecha concreta, que las determina el usuario.
Otra, que tiene la función de una forma un poco más interactiva (aunque justamente la idea es no interactuar con el celular) es Forest: Stay focused. «Planta una semilla en Forest. En los siguientes 30 minutos esa semilla se convertirá en un árbol. Si por el contrario, sales de la app para mirar Facebook o para ponerte a jugar, tu árbol se marchitará. Con este mecanismo tan interesante, desarrollarás tu sentido de la responsabilidad y lograrás tus objetivos», dice la descripción de la app en Google Play. Como estas, cada vez más aplicaciones tienen la función de que utilicemos menos el celular. Sin dudas, son un buen método a tener en cuenta a la hora de sentarnos a estudiar.

Fuente: https://www.elpais.com.uy/domingo/consejos-estudiar-tiempos-apps.html

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