México/ FES Acatlan: estudiantes llaman a asamblea contra despidos docentes

Por: Manuel Aguilar

Contra los despidos docentes, la precarización laboral, la expulsión estudiantil generada por la pandemia y el autoritarismo en la UNAM.

Fruto de los indignantes despidos políticos de más de 13 profesores que se organizaron para luchar contra la precarización como parte del movimiento #UNAMNoPaga, estudiantes convocan a una asamblea contra los despidos y el autoritarismo en Acatlán. Se suman el descontento con la negligencia de las autoridades por parte de la comunidad universitaria, y la problemática de alumnos que han sido expulsados de la educación fruto de la elitización y los efectos de la pandemia. La convocatoria es este miércoles 18 de Agosto a las 5 pm.

El movimiento #UNAMNoPaga se desató a raíz de la difusión de talones de pago por $2 pesos expedidos por la Universidad a nombre de docentes de asignatura, lo que generó una enorme indignación en toda la comunidad estudiantil rápidamente. En el caso de Acatlán, se llamo a un paro votado por más de 8 mil estudiantes que las autoridades pretendieron levantar con maniobras basadas en acuerdos entre directivos y estudiantes que supuestamente decidían a nombre de la base, cuando lo hacían totalmente a sus espaldas y negando el movimiento estudiantil que se gestaba en solidaridad con los docentes. Fue el caso del estudiante Carlos Rosas, que fingiendo ser representante del estudiantado entregó un supuesto pliego petitorio a la profesora Lavín. Después de numerosas asambleas, de un movimiento cada vez más creciente, estudiantes nos organizamos desde la base para mantener el paro, salonear, desconocer a los representantes impuestas por las autoridades llamando a representantes rotativos y revocables establecidos por nosotros mismos de manera democrática, acciones que acompañamos de movilización, incluso cerrando periférico para que reconocieran nuestras demandas, demostrando la masividad y fuerza del movimiento estudiantil.

Al final las autoridades, las mismas que no se presentaron a las mesas de diálogo que ellos mismos solicitaron, utilizaron la técnica de «divide y vencerás» para levantar el paro con represalias a los profesores, para que también aplicaran represalias a los alumnos organizados. Esto hizo, y la política de un sector de docentes dentro de la Asamblea Interuniversitaria que se negó a forjar la unidad con el estudiantado, de manera independiente a las autoridades, llelvó al retroceso de la base, posibilitando que las autoridades avanzaran en despedir a más de 13 profesores en la FEs y en otros planteles.

Es necesario reavivar el movimiento, con una organización de estudiantes, profesores y trabajadores que luche por la reinstalación de los despedidos, por acabar con la precarización laboral en la UNAM y garantizar el derecho a la educación pública y gratuita, su defensa y el acceso irrestricto a ésta, para toda la población. Esto será posible solo de la mano de organizarnos de manera tripartita e independiente a las autoridades, que no han hecho más que ignorarnos, reprimirnos y confrontarnos entre nosotros, bajo la perspectiva de conquistar un gobierno tripartito con mayoría estudiantil, y una universidad al servicio del pueblo pobre y trabajador.

Fuente de la información e imagen: https://www.laizquierdadiario.mx

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Uruguay: Política Social Educativa para encarar la deserción estudiantil

La educación superior en el Uruguay se caracteriza por su alta deserción y abandono. Es un desgranamiento educativo que se produce desde la educación media, aumenta en la media superior, tiene un incentivo en el pasaje a la educación terciaria y que se continúa y expande en la educación superior. Es un proceso gradual y continuo que finalmente construye un sistema educativo desigual. No produce permite que la educación cree igualdad de oportunidades para las personas, sino que reproduce y amplia las desigualdades sociales existentes en la sociedad.

Esta expulsión educativa tiene su mayor incidencia en los hombres, en los estudiantes procedentes de los sectores de menores ingresos, en la población que estudia y trabaja, casada o divorciada, con hijos y en la que proviene del interior del país. La deserción la educación no sólo reduce la educación como instrumento de política social sino que estratifica y focaliza los sectores sociales excluidos.

Uruguay es un país con una estructura de distribución del ingreso con baja desigualdad relativa en el panorama de América Latina y su índice de Gini que mide las desigualdades económicas es elevado mostrando una significativa correlación entre el porcentaje de la población y su participación en el ingreso nacional. La política de seguridad social es tal vez el actor más importante. Sin embargo, a la vez, el país tiene uno de los más altos índices de desigualdad educativa, dada por la participación inequitativa de los diversos estratos en el nivel medio y especialmente en la educación superior. La igualdad que existe en el ingreso universal al sistema educativo y que ha ido aumentando con la educación preescolar, se transforma en una creciente desigualdad a medida que se recorren los niveles escolares, haciendo que al final en el egreso del ciclo terciario, se conforme una elevada desigualdad social. Ella no ha sido resuelta en estos años y no ha sido vista incluso en su real dimensión como un problema social en el país, en el marco de una mirada que se ha focalizado en un asistencialismo sin la utilización de instrumentos educativos.

En el nivel de educación terciaria la participación de los estudiantes del quintil con mayores recursos económicos es del 56,8% y se ubica en un nivel elevado en el continente. Pero, inversamente, la participación de los estudiantes del quintil más bajo es de las más bajas con el 4,4% de los estudiantes según el Informe Iberoamericano de Educación Superior. Así, Uruguay tiene la brecha más alta de desigualdad de la región con 52,4 puntos (2016) como diferencia. La relación entre la participación de ambos sectores en la educación terciaria constituye el llamado Índice 20/20 de desigualdad que mide la diferencia de accesos entre sectores sociales que en Uruguay es 13 veces, muy cerca de las peores (Guatemala con 17,3 y El Salvador con 18,8 veces), y muy lejos de los mejores Índices que corresponden a Bolivia con 1,8, Chile 2,3 y Argentina con 2,5 veces.

En educación estamos entre los países más desiguales de egreso, y ni que hablar de calidad. Esto es causa de desgranamiento o expulsión educativa que se produce con más intensidad desde el nivel medio desde los 15 años y que hace que apenas el 40% de los estudiantes que ingresan a la educación media concluyen ese nivel. Esta guillotina en las trayectorias educativas personales se produce aún en forma más intensa en el sector universitario. Allí, más allá de determinantes sociales, de impulsos desde el empleo, la vocación o las situaciones familiares, la expulsión educativa se produce con más intensidad en el sector público a pesar de su gratuidad, facilidad de ingreso e incluso reducidas exigencias muchas veces al esfuerzo en el aprendizaje.

Esta expulsión estudiantil finalmente determina la baja tasa de titulación nacional. En el 2017 en el país según el MEC graduaron 8825 profesionales. Asumiendo un tiempo de 5 años de estudio y analizando los datos de los ingresos a la educación universitaria en el 2013, se aprecia que por cada 3,1 ingresantes en toda la educación superior, apenas egresó 1 estudiante en los 5 años posteriores. En el sector público ese indicador es de 3,7 ingresante por cada egresado cinco años despúes, en tanto que en el sector privado es 1,55. Ello significa que en el sector privado la tasa de titulación del 64%, mientras que en el sector público la tasa de titulación es 27%. Los estudiantes del sector privado se gradúan 2,37 veces más que los del sector público, a pesar de ser apenas el 15% del total. La tasa de titulación pública sería aún mucho menor sin la existencia de las becas del Fondo de Solidaridad, ya que las pierden quienes no cumplen determinados requisitos de estudios.

El desgranamiento se produce mayoritariamente en el nivel universitario en el primer año de los estudios. Entre el 2007 y el 2012, de la población de la UDELAR, el 56,4% de los abandonos fueron en el primer año de los estudios, repartiéndose el restante 21,3% y 22,2% en los ciclos medios y finales de las carreras.

Esta realidad de desigualdad social, es resultado de falta de políticas que reconozcan la diversidad de personas, de una masificación con aulas sobresaturadas que no permiten enseñar y aprender con calidad así como de la falta de una atención tutorial. Pero fundamentalmente es resultado de la ausencia de un sistema institucional diferenciado con diversidad de instituciones, pedagogías, regímenes de gobernanza y pertinencia, para permitir la inclusión educativa y reducir las desigualdades. Entre ello tiene un rol fundamental la existencia de ofertas a distancia y especialmente una institución a distancia y virtual, especializada y focalizada en este tipo de oferta y demanda..

Si se quiere encarar la expansión del acceso, y reducir la deserción estudiantil, se requiere hoy una universidad a distancia y virtual. No es sólo un tema educativo, sino fundamentalmente de política social y de reducción de las desigualdades.

Fuente de la información: https://www.republica.com.uy/politica-social-educativa-para-encarar-la-desercion-estudiantil-id714982/
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