–Darles visibilidad pública, enjuiciar a sus responsables, apoyar a las víctimas y cambiar estereotipos son los retos de América Latina para terminar con los feminicidios, una empresa prioritaria para la región, afirmó hoy en una entrevista con Efe la directora ejecutiva adjunta de ONU Mujeres, Lakshmi Puri.
Para Puri, que este viernes clausura en la capital mexicana el Foro Global Ciudades y Espacios Públicos Seguros para Mujeres y Niñas, organizado por ONU Mujeres e inaugurado el miércoles, “lo primero es llevar a la luz lo que está pasando” y darse cuenta de que “no se trata solo de estadísticas”.
Hay que dar a conocer el trasfondo de ese fenómeno, que se trata de “un crimen de género” desde el momento en que las víctimas de esos casos “fueron asesinadas por ser mujeres”.
“Cambiar estereotipos” y combatir “el machismo”, que en los feminicidios tiene su vertiente más extrema, es parte del desafío.
ONU Mujeres está desarrollando con las autoridades de los países “protocolos para agentes de la ley, jueces e investigadores”, de forma que se puedan prevenir estos crímenes y que, en el caso de que no se puedan evitar, por lo menos se haga justicia, añadió.
También es importante trabajar en los “signos de alerta temprana”, tomando en cuenta que “muchos de estos crímenes son cometidos” por personas cercanas a la víctima, por organizaciones criminales o en lugares públicos por gente totalmente extraña.
“Estamos priorizando esto en todas las naciones”, con especial énfasis en “prevención, protección y enjuiciamiento de los autores de los crímenes”, reiteró.
Este último aspecto es fundamental porque “en muchos de los feminicidios no sabemos quiénes fueron sus responsables”, debido -por ejemplo- a que “los cuerpos de las mujeres aparecen desmembrados” y “de entrada cuesta identificar a las víctimas”.
“La desaparición de mujeres también es terrible”, denunció Puri, diplomática india.
Además, es vital que las sociedades cuenten con “servicios multisectoriales” para las víctimas en “salud, apoyo psicosocial y asesoramiento legal”, y terminar así con la “cultura de la impunidad”.
“Toda América Latina se está tomando muy en serio este tema ahora y estamos adaptándonos en todos los niveles” para cambiar la situación, enfatizó Puri, para quien “lo mismo aplica a España y a cualquier país del mundo que tiene este problema”.
México, por ser “el país de habla española más grande”, debe ser un “modelo”, pero no solo en este tema sino también en el punto central de discusión del foro organizado por ONU Mujeres en México, respaldado también por la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) de México y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).
El encuentro, auspiciado por el Gobierno de Ciudad de México, cuenta con la participación de unos 200 líderes y expertos provenientes de 20 ciudades de todo el mundo y se enmarca dentro de la iniciativa “Ciudades y Espacios Públicos Seguros para Mujeres y Niñas”.
Desde su creación en 2011, se han adscrito a la iniciativa 24 urbes, entre ellas Bogotá (Colombia), Nueva Delhi (India), Quito (Ecuador), Marrakech (Marruecos), Maputo (Mozambique) y El Cairo (Egipto).
“México adoptó esta iniciativa más recientemente, pero ha sido sorprendente cómo ha progresado”, pues entre otras cosas “acaba de aprobar una de las constituciones ciudadanas más progresistas” del planeta, un proceso en el que ONU Mujeres ofreció un apoyo instrumental, recalcó Puri.
La meta es “asegurar el derecho de igualdad de las mujeres y niñas en la ciudad” en términos de “educación, trabajo decente y productivo, ocio y cultura”, detalló.
En el caso de la capital mexicana, denunció que “el 95 % de mujeres y niñas que viajan” en transporte público “sufren algún tipo de acoso o violencia”.
El debate de fondo es “priorizar la igualdad de género” en cualquier aspecto de la vida cotidiana, algo que se ha logrado al incluir en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas para 2030 y la Nueva Agenda Urbana de la ONU acordada en Quito durante la Conferencia Hábitat III.
Puri destacó por último el incremento de ciudades interesadas en sumarse al programa de ONU Mujeres, no solo del mundo en vías de desarrollo, como Chennai, Bombay y Bangalore (India), sino también en el desarrollado, como Edmonton (Canadá) y Yokohama (Japón).
América del Sur / Bolivia / 30 de octubre de 2016 / Por: Pan y Rosas Bolivia
Ante los intentos del gobierno, a través de algunas de sus diputadas y representantes, de aprovecharse del #NiUnaMenos poniéndose en una pose feminista pero que los restantes 364 días al año encubren y defienden una infinidad de comportamientos y actitudes machistas brutales contra las mujeres, desde Pan y Rosas hemos convocado a una movilización INDEPENDIENTE -que nos separe de las oficialistas, de la oposición patronal, de las ONGs y de las Iglesias- pero con el claro objetivo de potenciar la lucha de las mujeres.
Decenas de compañeras nos han escrito planteando que tienen acuerdo con nuestra posición -que también es la posición de otras compañeras independientes y organizaciones- pero consideran que es importante mantener la fecha de la movilización el #25N. Ante esta situación y ante este legítimo espíritu unitario, desde Pan y Rosas, proponemos una gran reunión de mujeres para que todas juntas de manera honesta discutamos el contenido de la marcha para que la misma realmente sea independiente.
Consideramos que podemos discutir entre los colectivos, organizaciones, grupos, independientes, trabajadoras, agrupaciones estudiantiles e individualidades que sostengan una postura independiente, el carácter y el día de la marcha. Por nuestra parte desde Pan y Rosas propondremos que se marche enarbolando la necesidad de construir un movimiento de mujeres independiente.
Hay sumas que restan
Algunas compañeras han afirmado livianamente de que Pan y Rosas busca debilitar la marcha. Sin embargo consideramos que no puede haber nada peor que las mujeres marchemos de manera acrítica sin poner en evidencia las claras diferencias que existen con mujeres que lo único que hacen es encubrir toda la violencia estatal que goza de impunidad. También de manera liviana han atacado a Pan y Rosas argumentado que queremos “apropiarnos” del #NiUnaMenos, para nosotras nada más mezquino que pretender eso como un objetivo final. Las mujeres trabajadoras, estudiantes de Pan y Rosas luchamos por poner en pie un gran movimiento de mujeres como la única vía para alcanzar nuestros derechos desde los más básicos. Creemos que esto sólo puede conquistarse con una crítica clara y delimitándonos firmemente de todos aquellos que bajo discursos disfrazados de progresismo lo único que hacen es preservar una sociedad excluyente, patriarcal donde las mujeres trabajadoras, pobres, indígenas, campesinas permanecen en condiciones de doble y hasta triple opresión y subordinación. Nosotras queremos luchar por ellas y junto a ellas.
Mujeres de varios países latinoamericanos y del mundo, entre ellos México, participan este día en una serie de manifestaciones en contra de los feminicidios convocadas a raíz de la violación y el asesinato de la adolescente argentina Lucía Pérez, de 16 años, que se convirtió en la gota que derramó el vaso para que decenas de organizaciones convocaran a un paro y movilizaciones de mujeres para este día a nivel internacional.
Cientos de mujeres se movilizaron este día en contra de los feminicidios desde el Monumento a la Revolución al Ángel de la Independencia en la Ciudad de México, como parte de la iniciativa internacional “Ni una menos”, que convocó a manifestaciones en contra de los asesinatos a mujeres, y que ha movilizado a ciudadanas de Argentina, Paraguay, Argentina, Chile y Guatemala, aunque se tiene previsto que se sumen más, incluso ciudades de Europa.
A la movilización cada vez se fueron sumando más mujeres de todas las edades, quienes caminaban sobre Paseo de la Reforma con las consignas:
“No queremos machos que nos asesinen”, “Ni una más”, “Vivas se las llevaron, vivas las queremos”, entre otras que coreaban a su paso.
El contingente avanzó sobre el carril derecho en dirección al poniente de la capital del país.
La cita en la Ciudad de México fue a las 11 horas en la Victoria Alada, mejor conocido como Ángel de la Independencia. Allí se fueron concentrando cientos de mujeres vestidas de negro que sostenían pancartas para exigir justicia para las mujeres asesinadas en México y todo el mundo.
Otra concentración tuvo lugar a las 17 horas en el Monumento a la Revolución, en donde portaron carteles con frases como “Si tocas a una respondemos todas” o “Somos el grito de las que ya no tienen voz”.
Los manifestantes escribieron diversos mensajes en una gran pancarta bautizada como “Muro contra el olvido”.
La concentración fue convocada, al igual que ocurrió en otros países de Latinoamérica y Europa, como reacción al asesinato el pasado 8 de octubre de la joven Lucía Pérez, drogada, violada y empalada en la ciudad argentina de Mar del Plata.
“Hoy no es Lucía, es Alexa, es Paola, es Karen, es Rosa, es Juana, es Petra; son muchas las mujeres, no nada más en Argentina”, dijo a Efe Patricia Barragán, de la asociación civil Las Constituyentes CDMX, una de las convocantes de la protesta.
De acuerdo con datos de las Naciones Unidas, en 2013 ocurrieron en el país 2 mil 502 muertes de mujeres con presunción de homicidio, lo que implica que en México son asesinadas siete mujeres al día.
En el país “no se habían visto estos crímenes de odio, no lo podemos llamar de otra manera, porque las violan, las matan, las mutilan”, remarcó Barragán.
“Hoy por hoy en esta ciudad y en este país hay una crisis de derechos humanos; están en riesgo no solo los derechos sino la vida de las mujeres. Están matando y desapareciendo mujeres por el simple hecho de serlo”, añadió su compañera Minerva Ramírez.
PROTESTA EN GUADALAJARA
En Guadalajara, capital del occidental estado de Jalisco, grupos de estudiantes de la Universidad de Guadalajara y el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente se manifestaron en favor de la protección a las mujeres y exigieron el cese de los feminicidios en la entidad.
Con cánticos como “Tu machismo mata, no eres superior” y con cacerolas y panderos, los jóvenes vestidos de negro recorrieron las principales calles de la ciudad hasta llegar a un parque donde realizaron diversas actividades de concienciación acerca del acoso hacia las mujeres.
De acuerdo con cifras del Gobierno de Jalisco, estado donde en febrero fue decretada una alerta de violencia contra las mujeres, en 2015 se registraron 150 feminicidios
Centenares de mujeres en el Monumento a la Revolución exigen que se frene la violencia en contra de su género. Foto: Sandra Sánchez, SinEmbargo
PARO DE ACTIVIDADES EN MÉXICO
En México la violencia de género año con año cobra la vida de miles de mujeres. En la imagen, la agrupación de Feministas 24A manifiesta en Puebla contra las “violencias machistas”. Foto: Archivo Cuartoscuro.
Diversas organizaciones feministas convocaron a un paro nacional de actividades a partir de las 13:00 horas de este miércoles, así como una concentración a la altura del Ángel de la Independencia a partir de las 17:00 horas de hoy.
En la página de Facebook “Paro internacional contra los feminicidios”, se lee que “este Paro General de Mujeres tiene la intención de denunciar la ola de feminicidios y transfeminicidios que azotan Latinoamerica y a los que el estado patriarcal no atiende como lo que son en todo su dimensión: una emergencia nacional”.
Asimismo, menciona que en la ciudad de León, en Guanajuato, la ciudadanía está convocada “a ocupar los espacios públicos desde las 15:00, instalaremos 73 cruces por las vícitimas de feminicidios en Guanajuato en la plaza principal”.
“Desde la rabia y la indignación”, como lo expresan las feministas, no sólo se busca acabar con una práctica atroz sino denunciar lo que sucede en nuestro país.
De acuerdo con datos del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF), en México siete mujeres son asesinadas al día, siendo sus victimarios familiares y cónyuges, además de que la mayor parte de los casos se mantienen en impunidad, sea por problemas de tipificación del crimen, deficiencias en la investigación o por falta de denuncia, entre otros.
Además, de acuerdo con las cifras del estudio “Proyecto Transrespeto versus Transfobia en el Mundo”, México es el segundo país con más asesinatos de mujeres trans en el mundo. En el periodo comprendido por el Proyecto Transrespeto, en nuestro país se cometieron 11.67 por ciento de todos los crímenes de este tipo registrados en el mundo y 14.93 por ciento de los asesinatos de mujeres trans ocurridos en América Latina.
Recientemente se dieron a conocer los homicidios de Paola Ledezma, mujer transexual de 23 años asesinada el pasado 30 de septiembre en la colonia Buenavista de la Ciudad de México; de Itzel Durán, de 19 años, ultimada en Comitán, Chiapas, el sábado 8 de octubre; y de Alessa Flores, activista en favor de los derechos de las personas transexuales y de trabajadoras sexuales, cuyo cuerpo fue encontrado sin vida el 13 de octubre en el cuarto de un hotel en la delegación Cuauhtémoc de la capital del país.
Asimismo el sábado 15 de octubre, se informó del feminicidio de una madre y su hija en Ecatepec, Estado de México. Y ayer, familiares de víctimas, colectivos de distintos estados del país, estudiantes y activistas marcharon en la capital poblana para exigir justicia ante los 69 casos de feminicidios en el estado.
Esta sería la segunda vez que México participa de esta protesta, ya que en 2015, unas 200 personas se concentraron en la estatua del Angel de la Independencia con carteles con leyendas como “Ni una más” o “De camino a casa quiero ser libre no valiente” y gritos como “Aunque traiga escote, aunque traiga falda, no quiero ser asesinada”.
#MIÉRCOLESNEGRO
La violación y el asesinato de una adolescente argentina, un caso más de la creciente violencia de género en aquel país, fue la gota que derramó el vaso para que decenas de organizaciones convocaran a un paro y movilizaciones de mujeres para este día.
La iniciativa es inédita en Argentina y obedece al crimen de Lucía Perez, de 16 años, quien fue drogada, violada y asesinada días atrás en el balneario bonaerense de Mar del Plata presuntamente por dos hombres que, durante la agresión, la empalaron.
Con el lema “Miércoles Negro”, el grupo “Ni Una Menos” y otras 50 organizaciones llamaron a que las mujeres se vistan de luto y alcen su voz contra la incesante violencia machista con un paro de actividades de una hora de duración y posteriores movilizaciones en Buenos Aires y decenas de ciudades de Argentina.
Protestas similares se han convocado para esta jornada en México, Chile, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Guatemala. En el caso de Europa, España y Francia han anunciado acciones solidarias.
“Ni Una Menos” es un grito colectivo contra la violencia machista. Surgió el año pasado como parte de una protesta y denuncia contra el feminicidio, “ya que en Argentina cada 30 horas asesinan a una mujer sólo por ser mujer”, refiere en su sitio la agrupación.
La convocatoria nació de un grupo de periodistas, activistas y artistas, pero creció cuando la sociedad la hizo suya y la convirtió en una campaña colectiva. A “Ni Una Menos” se sumaron a miles de personas, cientos de organizaciones en todo el país y en el extranjero, además de escuelas, y militantes de todos los partidos políticos argentinos.
LA PROTESTA ARGENTINA
La iniciativa argentina ha hecho eco en todo el mundo. Ciudades como Buenos Aires alzan la voz para denunciar los feminicidios. Foto: Twitter.
Grupos de argentinas que se sumaron al paro se reunieron a partir de las 13 horas (tiempo local) a las puertas de las sedes de empresas donde trabajan en Buenos Aires y gritaron: “¡Vivas nos queremos!”, que es uno de los lemas de esta jornada de malestar. Se esperan más manifestaciones a lo largo del día en más de 50 ciudades argentinas.
La convocatoria de la protesta se hizo a través de las redes sociales con lemas como #MiercolesNegro. Miles de argentinas cambiaron sus fotos de perfil por el dibujo de una mujer con una mano alzada y un corazón grabado la palma de la misma y la leyenda #NiUnaMenos.
Se han sumado grupos como Amnistía Internacional y la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina, partidos políticos, sindicatos y la Defensoría General de la Nación.
Según datos del “Observatorio de Femicidios Adriana Marisel Zambrano” de la organización no gubernamental “La Casa del Encuentro”, unas 275 mujeres murieron en 2015 en Argentina a causa de la violencia de género. De acuerdo con activistas de “Ni Una Menos”, se estima que en los últimos ocho años 2 mil 518 hijas e hijos han quedado huérfanos.
Por su parte, la jueza de la Corte Suprema de Justicia, Elena Highton de Nolasco, advirtió que “crecen los femicidios, son más cruentos y más perversos”. Señaló que hubo 19 asesinatos de mujeres en 17 días.
El 3 de junio de 2015, en la Plaza del Congreso, en Buenos Aires, y en cientos de plazas de toda Argentina, una multitud de voces, identidades y banderas demostraron que “Ni Una Menos” no es el fin de nada sino el comienzo de un camino nuevo.
La violencia machista es aquella que se ejerce mediante toda acción u omisión, dentro del marco de una relación desigual de poder, que de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como privado, afecta la vida de las mujeres por el hecho de ser o sentirse como una mujer, según #NiUnaMenos. Foto: Twitter.
PARAGUAY
En Paraguay, activistas de organizaciones tenían previsto para la noche del miércoles una manifestación. La organización paraguaya “Mujeres libres de violencia” informó que hasta septiembre de 2016 se registraron 27 casos de feminicidios.
BOLIVIA
En La Paz las mujeres realizarán un paro y una marcha. Otras ciudades bolivianas serán escenario de protestas. Según, el “Observatorio Manuela”, del Centro de Información y Desarrollo de la Mujer, entre 2013-2015 se produjeron 270 feminicidios en el país andino. En la primera parte del año, 79 mujeres murieron a manos de sus parejas.
CHILE
En Chile la Presidente Michelle Bachelet llamó a apoyar manifestaciones en distintas ciudades. “Por Florencia Aguirre de Coyhaique. Por Lucía Pérez de Mar del Plata. Por todas las mujeres, yo digo con fuerza #NiUnaMenos”, escribió en tu cuenta Twitter en referencia al crimen de la argentina y de una adolescente chilena que fue asesinada por su padrastro.
El caso de Florencia, una niña de 10 años asesinada y enterrada recientemente en Coyhaique por su padrastro, junto a dos feminicidios ocurridos en Puerto Montt en menos de cinco días, fueron la gota que derramó el vaso en Chile. Durante 2016 dicho país registra al menos 39 muertes de este tipo.
Además, en ciudades como Montevideo (Uruguay) y París (Francia), como también en urbes españolas como Barcelona, Madrid y Alicante, la ciudadanía se unirá a las protestas. En el caso de Estados Unidos, se prevén movilizaciones en Nueva York, Austin Texas, San Francisco y San Diego.
Mujeres guatemaltecas protestan por los feminicidios y la violencia contra la mujer en Guatemala. Foto: EFE
GUATEMALA
Un grupo de mujeres guatemaltecas se sumó hoy con un plantón a una iniciativa global en contra de la violencia que les afecta y pidieron respeto a sus derechos y el fin de los feminicidios.
La feminista Silvia Trujillo explicó a Efe que las protestas fueron convocadas en varios países de América Latina para exigir al Estado que “ponga a funcionar las instituciones para que protejan a las mujeres”.
Aseguró que, según el Observatorio del Grupo de Mujeres, desde el 2000 han sido asesinadas casi 10 mil féminas en Guatemala y el 90 por ciento de esos crímenes se mantienen en la impunidad.
A ello se suman más de 30 mil denuncias de violencia intrafamiliar cada año, dijo.
“En Guatemala como en muchos países latinoamericanos ser mujer es un factor de riesgo”, lamentó.
Trujillo, junto a una treintena de mujeres, realizó un breve plantón en la Plaza de la Constitución, frente al Palacio Nacional de la Cultura, para exigir respeto a sus derechos.
“Hoy defender la vida para las mujeres es imprescindible”, añadió la feminista, mientras el grupo gritaba: “Ni una muerte más”.
Agregó que el Estado “tiene la obligación de proteger la vida” y fortalecer al Organismo Judicial (OJ) para que las muertes violentas de las mujeres no queden en la impunidad porque se da un “mal mensaje a los agresores”.
Sostuvo que, de acuerdo con estadísticas de la Procuraduría de Derechos Humanos (PDH), en este país centroamericano en 8 de cada 10 hogares las féminas sufren de violencia, lo cual es “terrible”.
BRASIL
Unas ochenta mujeres protestaron hoy por las calles de Sao Paulo, la ciudad más grande de Suramérica, contra la violencia de género y como muestra de solidaridad después del asesinato de una joven ocurrido en Argentina.
En la manifestación, que fue alentada en las redes sociales por varias organizaciones feministas, pidieron acabar no solo con la violencia que padecen las mujeres en la región, sino también con el machismo latente que aún persiste en las relaciones sociales entre ambos géneros.
“No podemos permanecer más tiempo viendo a las chicas asesinadas a manos de hombres. El machismo existe ahí y mata a muchos, no solo a mujeres, también a hombres”, dijo a Efe la estudiante Rafaela Faranatel, de 23 años, quien agregó que alrededor de “52 mil personas son violadas en Brasil cada año”.
“La red de asistencia a las mujeres víctimas de la violencia machista es muy limitado en Brasil. Incluso las comisarías especiales para estos casos no están capacitadas para satisfacer las necesidades de las víctimas”, denunció a Efe Marcela Azevedo, miembro de Movimiento Mujeres en Lucha, una de las asociaciones organizadoras del evento.
Azevedó añadió además que esas comisarías especiales “se concentran en el centro de la ciudad, donde el número de víctimas es menor” a diferencia de lo que ocurre en la periferia.
URUGUAY
Cientos de personas marcharon hoy en el centro de Montevideo bajo el lema “Movilizadas nos encontramos con rabia, bronca y dolor”, en protesta contra la violencia machista que azota al país, así como a la región.
“Tomamos las calles para poner voz y cuerpo a nuestra rabia y dolor”, rezaba uno de los lemas del evento, al que varios colectivos feministas adhirieron y convocaron por medio de redes sociales.
En este sentido, la activista por los derechos de la mujer Hekatherina Delgado afirmó a Efe que la marcha no se realizó únicamente como una muestra de adhesión a la muerte de Lucía Pérez, que fue drogada, violada y asesinada en Argentina, sino como “un pedido de justicia por las mujeres latinoamericanas”.
Durante la convocatoria, las cerca de 200 personas que se encontraron bajo plena lluvia, presenciaron la muestra “La caída de las campanas”, que consiste en un grupo de mujeres vestidas de blanco que hacen sonar sus campanas en una señal de “duelo público”.
Asimismo, un grupo de mujeres leyó una proclama que incluyó llamados a la sociedad en varios temas como el acoso callejero, laboral, sexual, obstétrico, entre otros puntos.
“La violencia contra nosotras existe porque se mantienen y profundizan las desigualdades entre mujeres y varones, porque la cultura patriarcal persiste permeando a toda la sociedad y sus instituciones”, aseguraron durante la lectura.
Mujeres guatemaltecas protestan por los feminicidios y la violencia contra la mujer en Guatemala. Foto: EFE
Mujeres protestan en la CdMx contra los feminicidios. Foto: Sandra Sánchez, SInEmbargo
En Perú, el Departamento de Psicología de la PUCP se manifestó en contra de la violencia machista. Foto: Twitter.
“En el subte durante el día llevaremos adelante acciones que hagan participes a todos/as los trabajadores/as y usuarios/as” se lee con la imagen. Foto: Twitter.
Trabajadoras del transporte público argentino se solidarizaron con el movimiento “porque no queremos mas femicidios! Porque vivas nos queremos! Por ni una menos!”. Foto: Twitter.
En la escuela Urquiza de Concepción, Uruguay, alumnos y docentes apoyaron a las mujeres. Foto: Twitter.
Mujeres guatemalteca clama por el fin al feminicidio en la capital de Guatemala. Foto: EFE
El 14 de agosto la páginadesinformemonos.orgadvertía sobre los 31 feminicidios registrados en Querétaro desde enero de 2015, con un breve y estremecedor relato.
«Los juegos, los sueños, la escuela, los amigos, la familia, los cumpleaños, los viajes, la seguridad, la libertad, la dignidad y la vida han dejado de ser derechos para convertirse, vergonzosa, intolerable y lamentablemente en beneficios que se adquieren cuando ‘moderas’ tu manera de hablar, cuando ‘cuidas’ la manera en que vistes, los horarios en que sales, lugares que frecuentas, cuando dejas de confiar en las personas y cuando tu vida deja de ser tu vida.»
El artículo destaca que los feminicidios son a todas luces violencia de Estado; denuncia la impunidad que los arropa y propicia la repetición del daño, y destaca que la mayoría de las víctimas suelen ser mujeres indígenas y pobres.
La información remite directamente al libro de Silvia Federici, Calibán y la bruja: mujeres, cuerpo y acumulación originaria(Traficantes de Sueños, 2010). Un trabajo de duradera influencia, que contribuye a iluminar la realidad permitiendo una mejor comprensión de un conflicto social. Analiza la caza de brujas en la sociedad medieval, y a la vez contribuye a la comprensión de lo que sucede en este periodo de la historia.
Federici sostiene que el feudalismo fue erosionado por el poder y la autonomía conseguidas por las clases populares, y que la respuesta de las clases dominantes fue una violenta ofensiva que sentó las bases del capitalismo. La esclavitud y el colonialismo, el sometimiento de los trabajadores en la producción y el confinamiento de las mujeres en la reproducción, la creación de jerarquías de raza, género y edad, formaron parte de esta nueva dominación.
El capitalismo no sólo llegó chorreando sangre y lodo desde los pies a la cabeza (Marx), sino creandoun inmenso campo de concentración, donde la esclavitud en las plantaciones y la mita en las minas impulsaron la acumulación de capital (Federici, p. 91). El poder de las mujeres fue destruido con la caza de brujas, y los varones (y las mujeres, niños y niñas) fueron sometidos mediante la esclavitud asalariada y la esclavitud, para apropiarse de los bienes comunes.
Hoy atravesamos la crisis del capitalismo y la clase dominante vuelve a utilizar la violencia para perpetuarse. En la base de esta crisis está el poder adquirido por los sectores populares organizados en movimientos, en particular desde la década de 1960, cuando obreros fabriles desarticularon el poder patronal al desbordar la disciplina fordista.
La ofensiva en curso del capital busca destruir esa capacidad de organización y de lucha de los de abajo. Pero el mundo popular es hoy bien diferente al de antaño, en particular por la crisis del viejo patriarcado. Cualquiera que conozca los movimientos antisistémicos sabe que las mujeres juegan un papel central, aun cuando no sean tan visibles como los varones. Ellas son la argamasa de la vida colectiva, son las encargadas de la reproducción de la vida y de los movimientos. Además de cocinar, tejer y cuidar los animales en sus hogares, se juntan con otras mujeres para hacer lo mismo, pero en colectivo. Son las guardianas de los bienes comunes, materiales e inmateriales.
La antropóloga argentina Rita Segato es una de las voces más lúcidas e inquietas a la hora de pensar y ubicar políticamente la violencia contra las mujeres que ahora mismo conmueve y moviliza a la sociedad, cruzando por fin la barrera de aislamiento en el que suelen tratarse estos temas. Para Segato, no se puede pensar esta violencia por fuera de las estructuras económicas capitalistas “de rapiña”, que necesitan de la falta de empatía entre las personas –de una pedagogía de la crueldad– para sostener su poder. El cuerpo de las mujeres es el soporte privilegiado para escribir y emitir este mensaje violento y aleccionador que cuenta con la intensificación de la violencia mediática contra ellas como “brazo ideológico de la estrategia de la crueldad”. En esta entrevista la antropóloga desafía su propio pensamiento, a la vez que lamenta estar lejos de su país de origen y no poder participar de ese hecho histórico que significa una manifestación masiva como la que se augura el próximo 3 de junio en casi todo el país para decirles “basta” a los femicidios que día a día pueblan las noticias.
Por Veronica Gago
Rita Segato, antropóloga argentina y residente hace décadas en Brasil, tiene una forma de hablar que se arremolina de ideas. Enhebra, vuelve una y otra vez. Pregunta si lo que dice “hace sentido”. No deja que la interrumpan si está en el envión de una idea. Luego escucha a fondo y hace de la pregunta un insumo de su razonamiento. Entrevistarla es un placer de la conversación. Con un zigzag propio, con enmiendas, porque lo que dice asume un riesgo: el del ritmo del pensamiento.
Esta vez se trata de hablar del tema que nos tiene a todas tomadas. La proliferación de los crímenes contra mujeres que no dejan de sucederse, replicarse, mediatizarse en nuestro país. Segato fue pionera en ponerle a esta realidad una hipótesis política. En el libro Las Estructuras Elementales de la Violencia (Prometeo 2003 y 2013) ya hablaba de la “violencia expresiva” en los crímenes de género. Formulación que la condujo a interpretar los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez en La escritura en el cuerpo de las mujeres (Tinta Limón) como violencia que ve en el cuerpo femenino un tapiz sobre el cual escribir un mensaje. En la edición mexicana del ensayo que le da continuidad, Las Nuevas Formas de la Guerra y el Cuerpo de las Mujeres (Pez en el Arbol), escribimos en el prólogo junto a Raquel Gutiérrez Aguilar: “Hay una novedad, incluso en su repetición. La guerra toma nuevas formas, asume ropajes desconocidos. Y no es casual la metáfora textil: su principal bastidor en estos tiempos es el cuerpo femenino. Texto y territorio de una violencia que se escribe privilegiadamente ahí. Una guerra de nuevo tipo. La dificultad de comprensión, creemos, debe analizarse como un elemento estratégico de la novedad: como una verdadera dimensión contrainsurgente”. En Argentina, la realidad del femicidio exige volver sobre la idea-fuerza de Segato: ¿qué mensaje se transmite en estos crímenes que, ahora, parecen no tener límite doméstico, sino que acontecen en medio de un bar, un jardín de infantes o la calle misma? Se trata de una “pedagogía de la crueldad”, esgrime la entrevistada, indisociable de una intensificación de la “violencia mediática” contra las mujeres.
¿Cómo entender esta multiplicación de crímenes contra mujeres, cada vez más públicos?
–Creo que un primer telón de fondo que hay que aclarar es la fase actual de la explotación, que involucra un tipo de retorno al trabajo servil, semiesclavo e incluso esclavo, producido por la caída de la centralidad del salario. Esta modalidad de sujeción de personas como mercancía demanda una insensibilidad particular. Hay una idea que estoy trabajando, donde elaboro algo que empezó como una broma y ahora es serio: estaríamos hoy en tiempos de conquistualidad del poder, más que de colonialidad del poder, como propuso Aníbal Quijano en su célebre formulación. Me refiero a una nueva fase de conquista de los territorios, de rapiña de todo, sin límites legales. Una característica esencial de la conquista fue la suspensión del derecho, de los códigos de justicia de la época, por la cual la corona pasó a tener una existencia en gran medida ficcional como poder central. Hoy estamos en un momento semejante debido a la ferocidad de las apropiaciones territoriales, al desalojo de los pueblos de sus espacios de vida, realizados con una truculencia extrema. Muchas veces esa crueldad se exhibe aun más en el cuerpo de las mujeres. Es lo que pasa, por ejemplo, en los desplazamientos de poblaciones en el Pacífico colombiano.
Es tu idea de la violencia expresiva…
–El paradigma de explotación actual supone una variedad enorme de formas de desprotección de la vida humana, y esta modalidad de explotación depende de la disminución de la empatía entre personas que es el principio de la crueldad. De ahí hay sólo un paso a decir que el capital hoy depende de una pedagogía de la crueldad, de acostumbrarnos al espectáculo de la crueldad.
Efectivamente, tengo la propuesta de entender siempre la violencia como expresiva. En este caso, la violencia nos está hablando de presiones que se originan en el espacio público, en el mundo del trabajo, en la presión productivista, en la exigencia competitiva, en esa intemperie y desprotección de la vida hoy, en ese riesgo de la sobrevivencia que nos afecta a absolutamente todos los que vivimos de nuestro trabajo, y acaba interfiriendo y lesionando el espacio de la intimidad porque atraviesa y alcanza las relaciones afectivas, y finalmente hay una captura del espacio de la intimidad y de los sentimientos por el modo de explotación al que estamos sujetos. La violencia íntima en el espacio público, como está curiosamente ocurriendo hoy en la Argentina, no es otra cosa que un enunciado del carácter también público del problema íntimo, y del modo en que el estado de intemperie e indefensión frente a la agresión generalizada a la vida y a los territorios deviene y se expresa en agresión a las mujeres frente al ojo público. Es la exhibición incontestable de la unidad y naturaleza indisociable del problema, de la correlación y articulación innegable entre lo que pasa en la atmósfera de violencia y desamparo en el mundo de la reproducción material de la existencia, y lo que pasa en el mundo de los sentimientos entre las personas. Es al mismo tiempo una ejecución ejemplar –pues las ejecuciones en el ojo público tienen esa dimensión de ejemplaridad, de advertencia– y una queja, un reclamo gritado a los cuatro vientos.
¿Qué papel juega la subjetividad masculina?
–Evidentemente la masculinidad está más disponible para la crueldad porque el entrenamiento para volverse masculino obliga a desarrollar una afinidad significativa, a lo largo de la historia de la especie, entre masculinidad y guerra, entre masculinidad y crueldad, y entre masculinidad y capitalismo en esta fase rapiñadora y anómica. En este sentido, es muy importante no guetificar la cuestión de género. Esto quiere decir no considerarlo fuera de su contexto histórico, no verlo sólo como una relación entre hombres y mujeres, sino como el modo en que esas relaciones se producen en el contexto de sus circunstancias históricas. No guetificar la violencia de género también quiere decir que su carácter enigmático se esfuma y la violencia deja de ser un misterio cuando ella se ilumina desde la actualidad del mundo en que vivimos. Claro que la vemos de forma fragmentada, como casos dispersos de letalidad de las mujeres –aunque cada vez más frecuentes–, pero son epifenómenos que parten de circunstancias plenamente históricas de las relaciones sociales y con la naturaleza. En este sentido, diría que hay una extraña afinidad, o mejor dicho: una concurrencia, en el presente, entre: 1. La explotación económica característica de nuestra época con su uso abusivo del cosmos natural del que retiramos la posibilidad misma de la vida; 2. El accionar de una élite que predica y practica un proyecto económico que tiende a la concentración extrema y que tiene como horizonte el mercado global, viendo como antagonistas a los mercados locales, y 3. El moralismo de los valores de esta élite, a diferencia de los capitalistas del pasado, modernizadores y desarrollistas, que predicaban la modernización del estilo de vida y la gestión de los cuerpos.
¿Qué tipo de concurrencia?
–Que esta élite es intensamente moralista a la vez que estamos en una circunstancia de abuso y rapiña al nicho natural de toda vida, es decir, la tierra. Entonces, son tres dimensiones a la vez: las elites que conducen laeconomía, la fase del capital rapiñadora con relación a todo aquello de lo que puede extraerse riqueza bajo la ideología de la acumulación por desposesión o despojo y un moralismo feroz con relación a la sexualidad, al aborto, a los intereses de las mujeres en general.
¿Qué significa ese moralismo?
–Hay una relación a pensar entre la presión por el despojo y el moralismo en la gestión de los cuerpos. En otras épocas, las élites modernizadoras no eran moralistas, sino que más bien eran liberalizadoras respecto a las conductas. Hoy no. Junto a la no preservación del suelo nutricio de la vida, de la tierra, hay una insensibilidad para esa agresión del nicho. A esto se suma una progresiva crueldad hacia el cuerpo de las mujeres, y a los cuerpos feminizados en general. Es una totalidad que, si no la entendemos bien, no podemos atacar las bases de lo que nos hace sufrir como mujeres. Pero vinculado a esto hay que entender las presiones que sufren en el momento presente todos los sujetos que viven de su trabajo. No sólo manual, sino también intelectual. Todxs estamos sujetos a una tremenda presión, una especie de intemperie y riesgo permanente que revela que nuestras circunstancias son las de un sálvese quien pueda, ya que en cualquier momento podemos ser impugnados, desechados, vueltos prescindibles, defenestrados de nuestra posición, perseguidos, despojados. Es una indefensión generalizada. Lo social deviene un marco de peligro. Ahí funciona el discurso de las vidas precarias que no son sólo de los que consideramos vulnerables (migrantes, pobres, etc.), sino de todos y cada unx, debido a que la lógica de la productividad se vuelve más y más asfixiante en todos los campos de la vida. Pensemos en las 85 personas que concentran la mitad de la riqueza mundial: no se trata ya sólo del pecado de la desigualdad por acumulación y concentración, sino que tienen poder de vida y de muerte sobre la humanidad porque su capital compra muerte, cambia leyes, suspende derechos. La situación, en este sentido, es apocalíptica. Lo que les sucede a las mujeres no puede desvincularse de este momento apocalíptico del proyecto histórico del capital.
¿Tiene una especificidad en América latina?
–Esta intemperie de la vida con derechos suspendidos se relaciona con algo que digo que encuentro en una situación de violencia como la que acontece en Bolivia, donde sucedió un franco proceso democratizador en términos étnicos y de género. En Bolivia, a la vez que muchas de las mujeres del Parlamento son de pollera, que no abdicaron de su indigenidad, vemos que es un país de enorme letalidad para las mujeres. A pesar de que hay pocos homicidios (medidos por cien mil habitantes, como se hace en las estadísticas de los organismos internacionales), hay un gran enigma porque mientras la relación entre la totalidad de homicidios y los cometidos contra de mujeres en el mundo, en media, es de un 17 por ciento, en Bolivia esa relación supera el 50 por ciento. Algunas feministas dicen que el género masculino reacciona al avance de las mujeres en el campo del trabajo y la autoridad política. Pero en el caso de Bolivia esta tesis no se sustenta porque las mujeres siempre tuvieron una posición dominante en el mercado y respecto al dinero, y tuvieron autoridad política desde su parcialidad, el espacio doméstico, que en las sociedades comunitarias, a diferencia de las sociedades modernas, es pleno de politicidad. Por eso, el problema es el espacio que ocupan hoy en el campo del Estado y del avance del Estado sobre la comunidad, destruyendo los vínculos comunitarios y colectivistas, aun, muchas veces, en nombre de los buenos propósitos del discurso modernizador. Ahí se generan tensiones en la medida en que el frente estatal no es solamente estatal, sino estatal-empresarial y mediático, es decir, indisociable de los intereses empresariales-corporativos. Este pacto estatal-empresarial va rasgando el tejido comunitario. En esta situación de avance del frente estatal, siempre colonial, empresarial y mediático, el hombre de esa comunidad, el hombre indígena, se transforma en el colonizador dentro de casa, y el hombre de la masa urbana se convierte en el patrón dentro de casa. En otras palabras, el hombre del hogar indígena-campesino se convierte en el representante de la presión colonizadora y despojadora puertas adentro, y el hombre de las masas trabajadoras y de los empleos precarios se convierte en el agente de la presión productivista, competitiva y operadora del descarte puertas adentro.
¿Qué relación le ves con sociedades que no tienen esa trama comunitaria?
–Lo que quiero decir es que el hombre campesino-indígena a lo largo de la historia colonial de nuestro continente, así como el de las masas urbanas de trabajadores bajo la regla del capital, se ven emasculados como efecto de su subordinación a la regla del blanco, el primero, y del patrón, el segundo, y en general, como sabemos, al patrón blanco o blanqueado de nuestras costas. Y es al retornar a su nicho familiar que se redime de esta emasculación, restaurándose en la plataforma de masculinidad mediante la violencia. Ese es su mandato masculino. En el mundo de las grandes urbes, sometido a la explotación anómica del trabajo propia de estas nueva fase del capital, el hombre se transforma en el patrón del hogar, pues llega a su casa contaminado por la regla del patrón, ya que, como sabemos, el hombre es más vulnerable a la regla del poder, porque se percibe escindido entre dos lealtades: su lealtad a su familia, a su comunidad, a su gente, a sus afectos, por un lado, y su lealtad al otro hombre, el que lo domina y oprime, al que va a emular, por efecto de su mandato de masculinidad, que nos acompaña a lo largo del tiempo de la especie, y que debemos insurgir, entre todos, hombres y mujeres, con sus diversidades sexuales, porque a todos nos hace sufrir…. yo diría que en la misma medida, a pesar de diferentes formas. En el caso de la fase actual, apocalíptica, del capital, esta situación desata una violencia nueva: la frontera porosa del espacio familiar hace que el hombre lleve hasta allí la crueldad que impera en los espacios circundantes. Inclusive, cuando la atmósfera es francamente bélica, como es en los escenarios en expansión de las nuevas formas de la guerra en América latina, con la proliferación del control mafioso de la economía, lapolítica y amplios sectores de la sociedad, lo que atraviesa e interviene el ámbito de los vínculos de género es la regla violenta de la atmósfera propia del crimen organizado y las pandillas, maras, corporaciones armadas de la guerra informal, sicariatos. Es por todo esto que de forma alguna podemos abordar el problema de la violencia de género y la letalidad en aumento de las mujeres hoy como si fuera un tema separado de la intemperie de la vida con todas sus presiones. Presiones y niveles de anomia característicos de los cambios de época, pues de hecho estamos asistiendo a un tránsito entre épocas que hace que el momento actual presente características de liminaridad y suspensión de las normativas que dan previsibilidad y amparo a las gentes, dentro de una gramática compartida. Es probable que los tiempos de la conquista, como dije anteriormente, por la suspensión de prácticamente toda norma excepto la del saqueo, y la revolución industrial, por la novedad que impuso a las relaciones de trabajo, hayan expuesto a los pueblos a circunstancias semejantes.
¿Esto lo vinculás a que varios de los homicidas después se autolesionen?
–El dolor es un dolor social. No creo que las mujeres deban aislarse en su sufrimiento. Yo, como ya lo he dicho alguna vez, justamente en una entrevista que me hiciste hace ya algún tiempo, soy feminista de segunda generación. No soy una nueva conversa. El nuevo converso es siempre más dogmático, más intransigente, incapaz de ver los tonos de gris, las ambigüedades propias de la vida como ella es. Creo que el problema es de hombres y de mujeres, ambos padecen, pero resuelven de formas diferentes su padecimiento. Infelizmente, como expliqué, los hombres son más vulnerables por el mandato de emulación de la posición de poder que los somete pero cuyo patrón de conducta se convierte en su modelo de comportamiento. El hombre, entonces, es violento porque es frágil, porque es constitutivamente inseguro en su masculinidad, y porque, en nuestras costas, es decir, en el paisaje marcado por la colonialidad que habitamos y que nos constituye, es permanentemente emasculado por su condición subordinada y capturado por el modelo de masculinidad de su opresor. Es por esto que digo que el sirve de bisagra, entre los mundos del dominador y de los dominados. Su situación es de una indigencia existencial absoluta. Si a esto le sumamos el tema de la mirada rapiñadora sobre el planeta y sus criaturas (y no olvidemos la raíz común de las palabras rapiña y rape, violación en inglés), tendremos el cuadro completo de la transformación de la vida en cosa, la transformación de las personas en mercancía, en primer lugar el pasaje de las mujeres a esa condición de objeto, a su disponibilidad y desechabilidad, ya que la mímesis de los hombres con la posición de poder de sus pares y opresores encuentra en ellas las víctimas a mano para dar paso a la cadena de mandos y expropiaciones.
¿Cómo ves al feminismo frente a esta realidad?
–Creo que las mujeres nunca tuvimos más leyes, políticas públicas, discurso cívico e instituciones de apoyo que ahora. Sólo que esos derechos no pueden ser usufructuados porque el lecho en el que ellos están suscriptos presiona en sentido contrario. Entonces, o atacamos ese proyecto histórico del capital o no vamos a solucionar el problema de las mujeres. El feminismo hegemónico ha apostado todas sus fichas a la conquista de derechos. Esto muestra una fuerte influencia europea, donde la relación entre Estado y sociedad es bien distinta por razones históricas. En América latina, nuestros estados republicanos fueron creados por las élites criollas y por tanto son herederos de la modalidad de administración colonial de la cual descienden. Los llamamos estados de la misma forma que llamamos a los estados europeos, pero en Europa y en América latina esta entidad no es la misma, como consecuencia de la historia que la constituyó. Los estados europeos y los de nuestras costas ni están conformados de la misma forma ni pueden representar a la sociedad de la misma manera. La hegemonía del feminismo europeo nos convenció de hacer una apuesta casi exclusiva a las luchas en el campo estatal. Pero en América latina la lucha no pueden ser ésa, porque ya tuvimos muchas victorias en ese campo y, aún así, el Estado en nuestras sociedades tiene su foco en la protección de los bienes y no ha dado muestras de ser capaz de proteger a las personas.
¿Cuál es la estrategia?
–Las mujeres debemos sacar los pies del campo estatal. Esto no quiere decir abandonarlo, como a veces se han interpretado mis palabras. No se pueden abandonar las luchas en el campo estatal, por leyes, políticas e instituciones propias. Pero lo que quiero decir es que debemos llevar adelante otras luchas, sólo nuestras y en un campo otro, marginal con respecto a la égida del Estado, con estrategias autogestionadas de autoprotección. Necesitamos vínculos más fuertes entre mujeres, vínculos que blinden los espacios de nuestras vidas, independientemente de las leyes y las instituciones, y que rompan el modelo de la familia nuclear.
Hubo una viralización de videos de chicas que denunciaban algún tipo de violencia… ¿Cómo ves esos fenómenos?
–Creo que nosotras debemos construir nuestros propios blindajes. Volvernos agentes de nuestra propia protección por la ineficacia del Estado. Claro, los videos son un camino rizomático. Pero las estrategias no pueden tener un aspecto, un formato, una estética vanguardista. Veo negativamente toda forma de vanguardismo porque éstos se apartan de la sociedad como ella es y se constituyen en tutelas de quienes creen estar en la cresta de la onda, en general grupos o logias de illuminati, que están al tanto de lo hay que saber y hacer, pero por eso mismo acaban haciendo daño a lo que dicen defender. Es necesario que las estrategias de autodefensa proliferen pero no como prácticas vanguardistas, sino como prácticas de las rutinas, de las calles, de las casas, en la vida cotidiana de la gente tal como es. Las campañas de Twitter y Facebook son interesantes porque son formas de dispersión a través de las redes. Pero mucho más interesante es la palabra que circula boca a boca y en la calle. Uno de los problemas del feminismo es que se salió de la calle. El precio que tuvimos que pagar por institucionalizarnos, transformar lo que hacemos en carreras y en profesiones es precisamente que abandonamos el día a día y el cuerpo a cuerpo, en la calle y en los vínculos entre mujeres, que en el feminismo de los años setenta era muy fuerte y eficaz.
¿Cómo interviene la reproducción mediática en la lógica de estos hechos?
–En este contexto tenemos unos medios que colaboran con exhibir públicamente la agresión a las mujeres y al mismo tiempo afirman, declaran, y se suman al clamor de “ni una más” o “ni una menos”. ¿Cómo se entiende que los medios que rapiñan el cuerpo de las mujeres, dando lección de burla, de crueldad y de ataque a la dignidad de las mujeres, luego dicen sumarse a estas campañas? ¿Qué pretende Tinelli cuando dice esas consignas si él vive como proxeneta de los culos y las tetas de las mujeres que captura con la lente de su cámara y exhibe en su escaparate para el escarnio público? Creo que hay que desentrañar la operación: lo que hace es intentar desacoplarse. Tinelli sabe que la pedagogía de su programa televisivo enseña el ejercicio de la crueldad en los hogares y en la calle. Lo sabe, y por saberlo busca desacoplarse, escamotear, desmarcarse de su vínculo estrecho con ese sujeto que golpea y mata a una mujer. Hay una identidad común entre ese sujeto femicida y la cámara de Tinelli al explotar los cuerpos expuestos en su programa. Afinidad esta que Tinelli, cuando adhiere a la fórmula del “ni una menos”, pretende disimular. Frente a esto, pienso que la expansión de los derechos humanos siempre ha sido la expansión de la lista de nombres del sufrimiento humano, avanzar en el campo de los derechos siempre ha sido avanzar en el intento de nombrar las formas de sufrimiento y sus causales. A partir de la segunda mitad del siglo veinte hemos visto la proliferación de nombres para las modalidades de violencia contra las mujeres: violencia física, sexual, psicológica, moral, financiera y patrimonial. Todavía está por nombrarse la violencia alimentaria, ya que las mujeres comen menos y, cuando hay menos alimento en un hogar, las mujeres son las primeras que lo sienten, especialmente en el campo. También hemos nombrado el femicidio, que incluye los crímenes de la intimidad, como también los cometidos por los efectivos a mando de las mafias que operan en las nuevas formas de la guerra, y, en los países asiáticos, el desecho de las niñas. Incluyo allí, en esa categoría, también la trata y la explotación sexual porque hay mujeres en esa situación que viven en condiciones concentracionarias, o sea, en condiciones constitutivas del crimen de genocidio. Pero nos falta dar vida a un concepto fundamental en esta historia…
Te escucho…
–La fantástica herramienta del concepto de violencia mediática contra las mujeres, que ya forma parte de la ley 26.485, y que propongo aquí como categoría jurídica en el campo de los derechos humanos a la que debemos dotar de un elenco de contenidos precisos y activar con acciones concretas en la Justicia. Para que la victimización de las mujeres deje de ser un espectáculo de fin de tarde o de domingos después de misa. Para que los medios tengan que explicarnos por qué no es posible retirar a la mujer de ese lugar de víctima sacrificial, expuesta a la rapiña en su casa, en la calle, en la televisión de cada hogar, donde cada una de estas ejecuciones ejemplarizantes es reproducida hasta el hartazgo en sus detalles mórbidos por una agenda periodística que se ha vuelto ya indefendible e insostenible. Judicializar de verdad esta agenda violenta y reproductora del daño como solaz no sólo obtendrá, en algunos casos, sentencias por parte de los jueces, sino también, con su eficacia retórica, hará que la gente comience a sentir y pensar en los medios como violentos. Tenemos que trabajar para transformar la sensibilidad de las audiencias frente a la crueldad como diversión y ante los medios como objetables. Pasaríamos así a entender e interpelar a los medios con nociones afines a la de “autoría intelectual” y a la de “instigación al delito”, develando que, con relación a las mujeres y a los sujetos feminizados, funcionan como “brazo ideológico de la estrategia de la crueldad”.
Femicidios y violencia intrafamiliar: la débil estructura que protege a las mujeres en Chile
Santiago/ 23Mayo2016/Nodal.am
A Nabila Rifo (28) la encontraron tendida en la vía pública. Con el cuerpo hipotérmico, azotado por los 9 grados y el viento de Coyhaique. Esa madrugada del 14 de mayo, le faltaban piezas dentales, tenía fracturas de cráneo. Le habían arrancado los ojos. Su cuerpo abandonado en la calle, abultaba una cifra negra en la región. La tasa de casos policiales por violencia intrafamiliar, es decir, el número de casos con ese motivo por cada 100 mil habitantes, es la cifra que la Subsecretaría de Prevención del Delito usa para comparar regiones entre sí.En 2005 –a nivel país– se registraron 587 casos vinculados a violencia dentro de las familias por cada 100 mil habitantes. El mismo indicador en 2015 arrojó 682,4. En Aysén la cifra fue de 1.053 casos, muy superior al promedio nacional. En lo que va de este año, se han producido 14 femicidios. ¿Qué hace que el problema de fondo no se detenga, que no exista una cultura diferente respecto a la violencia de género, que los medios aún cometamos el error de decir que una mujer es asesinada por celos o por amor? Para quienes trabajan en el tema hace años, la red que ha tejido políticas públicas para proteger a las mujeres sigue siendo un hilo –siempre– a punto de cortarse.
Las críticas al sistema
Si se analiza el presupuesto que el Servicio Nacional de la Mujer destina a la Violencia contra la mujer, nos encontramos con esto: el año 2014 se entregaban para este ítem 9.086.749 (en miles de millones de pesos). El año 2015 fue de 12.328.558 (también en miles de milllones).Si se trata de analizar las cifras, Thelma Gálvez, economista especialista en temas de género, revisa las partidas presupuestarias entre los años 2012 y 2016: “Dentro de los gastos presupuestados por el servicio para la prevención y la atención de la violencia contra las mujeres, las transferencias que se hicieron en 2012 al sector privado fueron de $6.889.591. En 2013 y 2014 el presupuesto se mantuvo estable cerca de los $7 millones y medio y en 2015 hubo un gran salto que superó los $11 millones. En 2016 los traspasos realizados por el mismo concepto ascendieron a $12.411.587”, detalla.Dentro de la misma glosa –prevención y atención de la violencia de género– se indica que en 2012 las trasferencias al sector público fueron de $834.267 y en 2016 de $938.000.
Thelma Gálvez destaca el notable aumento en las transferencias al sector privado y que los montos anuales aumentaron en términos reales –es decir, más que el IPC– mientras que los traspasos al sector público fueron muy pequeños y no aumentaron en términos reales. “Es positivo que haya aumentado el dinero para el sector privado, porque la mayoría de las entidades que se hacen cargo del problema son ONG”, explica Gálvez. Sin embargo, las críticas, que tienen distintos orígenes, estriban en que al momento de hablar de presupuesto, el cambio de escenario no puede ser sostenido solamente desde un servicio.La economista asegura que los casos que atiende el Sernam son solo una parte pequeña de lo que ocurre en violencia.
“Una mujer golpeada va al sistema de salud, recibe apoyo de Carabineros, y todo eso no pasa por el Sernam. Cuando una denuncia pasa por el sistema judicial y llega a Carabineros que atiende a la mujer violentada, lo hace con plata de su propio presupuesto, con dineros que no están destinados específicamente a atender casos de violencia intrafamiliar”, señala Gálvez, quien también señala que muchas de las mujeres que son apremiadas, por miedo o vergüenza, no denuncian a sus agresores.
La economista agrega que debería existir en el presupuesto de las instituciones que apoyan la prevención y atención de la violencia intrafamiliar un ítem específico para ello, por ejemplo, en los casos de Carabineros, la PDI y el Poder Judicial. “A veces Carabineros debe hacerse cargo de que se cumpla una orden de restricción por agresiones, pero no tiene los recursos suficientes para hacerlo”, explica.
De acuerdo a un estudio hecho por DOMOS para el Sernam en 2010, el presupuesto del servicio en violencia ese año era el 20% de la estimación hecha para el gasto total por el sector público en el tema. Así, distintos organismos públicos hacen aportes para combatir la violencia, pero no están dentro del presupuesto del Sernam. El problema, según Camila Maturana, abogada de la Corporación Humanas, es por qué, si los recursos vía Sernam parecen haber aumentado, “no están siendo eficaces”.De acuerdo a datos del Servicio Nacional de la Mujer, en 2008 en Chile se registraron 59 femicidios. En 2011, cuando se registró el número más alto de casos policiales contra la mujer en Chile, se registraron 40 asesinatos a mujeres. En 2015, 45 y en lo que va de 2016, 14.
Las tasas de casos policiales por violencia intrafamiliar demostraron este panorama en el país: las regiones de Arica, Tarapacá, Atacama, O’Higgins, Biobío, La Araucanía, Los Ríos, Los Lagos y Aysén estaban –a diciembre de 2015– todas por sobre el promedio nacional.Maturana cree que los recursos no están siendo útiles porque hay algo dentro de esta espiral de violencia que se mantiene intacto. “El Ministerio del Interior no es consistente con los derechos fundamentales en juego. Frente a una percepción de inseguridad por portonazos, la reacción es enorme, pero frente a un femicidio o a un ataque como el de Coyhaique es de un mutismo… Y estamos viendo que no solo se trata de femicidios, esto está escalando a crímenes de odio contra las mujeres. Están quemando los cuerpos, mutilándolos y ese es un mensaje para todas las mujeres, es decir, tú eres de mi propiedad, y el Estado no está respondiendo frente a esa inseguridad”.
Las tareas pendientes
La reacción, tanto del Sernam como de la propia Presidenta Michelle Bachelet, por el criminal ataque a Nabila, llegó a tiempo. “En Chile ya no hay espacio para los cobardes que atacan a las mujeres”, dijo la Mandataria. La imagen contrasta con lo vivido en ocasiones anteriores, ya que la evaluación por parte de organismos de derechos humanos es que las autoridades en general llegan tarde, “no solo porque no son reactivas a la coyuntura, sino por la mirada a corto plazo”. En el Gobierno explican que el tema del femicidio es de alta sensibilidad, puntualmente para la ministra Claudia Pascual y que su decisión de no ser tan mediática en este tema se debe a esquivar salir en la prensa dando cuñas al respecto –salvo casos muy específicos– y eso responde a un diseño interno que busca evitar la”revictimizacion” de las mujeres afectadas.
“Ella tomó la decisión de que el Sernam sea más efectivo que efectista en este tema”, puntualizan.
En el Gobierno explican que existe un plan a mediano plazo que apunta a dar un giro al tratamiento del tema, que sea más efectiva la prevención y que como Estado se pueda ir más allá de la mera condena pública.A eso apunta el Proyecto de Violencia Intrafamiliar, que personalmente está trabajando la ministra Pascual, ya que su objetivo es que no solo se considere violencia contra la mujer aquella que sucede bajo el techo común, sino que cubra y penalice el maltrato en todo tipo de relaciones. Esta iniciativa, explicaron en el Ejecutivo, es parte de los ejes centrales de la gestión de Pascual, junto a la creación del ministerio, la despenalización del aborto y el proyecto de sociedad conyugal que pretende sacar la obligación de la autorización del marido para la administración de los bienes.El proyecto de violencia intrafamiliar se trabaja en coordinación directa con el Ministerio de Justicia. Desde el Gobierno reconocen que hasta ahora uno de los principales escollos a sortear es la “falta de sensibilidad de género entre los abogados”, porque muchos no consideran necesaria la existencia de una Ley de Femicidio, si ya existe el homicidio como delito.
“Esa es la pelea que está dando el Sernam a mediano plazo”, afirmaron en La Moneda.A más de dos años del Gobierno de Bachelet, el retraso en las promesas contenidas en el programa gubernamental molestan a quienes buscan disminuir a cero las cifras de violencia contra la mujer. Se prometió llegar a 48 casas de acogida para las víctimas de violencia grave y sus hijos(as). También, crear al interior de 150 comisarías del país las denominadas salas de familia, “que serán atendidas por funcionarios llamados al servicio, de modo de no afectar el desvío de personal activo policial, destinadas a la atención de casos de violencia intrafamiliar y temas de niños, niñas y adolescentes como programa 24 horas”.
El programa también señalaba que se realizaría capacitación a policías, Poder Judicial y al sector salud “en la sensibilización de la problemática de la violencia de género para mejorar la eficiencia, eficacia y acogida de las familias”.Desde el Sernam señalan que durante el 2015 se crearon 8 nuevas casas de acogida, en Vallenar, Ovalle, Rancagua, Victoria, Puerto Natales, Peñaflor, Los Ángeles y Río Bueno, con lo que, sumando las 4 casas inauguradas en 2014, se ha logrado llegar a 12 de las 25 casas “que inauguraremos en estos 4 años de Gobierno”.En el Servicio Nacional de la Mujer también señalan que han laborado con sectores estratégicos que trabajan con las mujeres que viven violencia en distintos momentos. “Así se capacitó a más de 9 mil personas de sectores prioritarios como educación, salud, justicia y las policías en talleres presenciales donde estos funcionarios y funcionarias conocieron los conceptos de violencia contra las mujeres, cómo identificar la violencia y cómo actuar frente a ella”. Además, el año pasado realizaron un piloto de una capacitación e-learning denominado “Herramientas para el abordaje de la violencia contra las mujeres”, donde 125 funcionarios y funcionarias se capacitaron.
Se proyecta que este año se incremente esa participación.“Además, hace solo un par de semanas lanzamos el Decálogo de los derechos de las mujeres que viven proceso de violencia de género, que es un afiche de gran tamaño que estará instalado en todas las salas de atención de público de instituciones como Carabineros, PDI, juzgados, Corte Suprema, Sernam y otros servicios públicos que atienden a mujeres. Con esto, además de informar a las mujeres en sus derechos, estamos sensibilizando a diario y de manera constante a los y las funcionarias que deben atender a las mujeres que han vivido violencia”, manifiestan en el Sernam, donde también defienden que este año se aumentó a 103 el número de Centros de la Mujer a nivel nacional, con 6 nuevos, en el marco de un sistema que llega más de 33 mil mujeres de todo el país.
A pesar de esto, Camila Maturana retruca que el programa de Gobierno apunta a materias que se mantienen retrasadas. “La violencia contra las mujeres es un tema de Estado. La comunidad internacional ha señalado que constituye una violación a los Derechos Humanos y el Estado de Chile es parte, por lo tanto, no se trata de evaluar el desempeño de un servicio público. Todos los organismos están involucrados en esto y es esa respuesta estatal la que hace falta. Que involucre a todos los poderes del Estado”, concluye Maturana.
Tomado de: http://www.nodal.am/2016/05/chile-brutal-feminicidio-abre-el-debate-sobre-la-respuesta-estatal-ante-la-violencia-machista/
América del Norte/México/10.05.2016/Autor y Fuente: http://www.animalpolitico.com/
A partir del próximo ciclo escolar, losalumnos de primaria y secundaria en el Estado de México tendrán clases sobre violencia de género, señaló el gobernador Eruviel Ávila, quien dijo quepresentará una iniciativa de ley para que se instituya la materia Desarrollo de Ambientes Protectores para los adolescentes, en la cual se hará énfasis en temas de género.
Detalló que en lo que va de su administración se han iniciado 247 carpetas de investigación por el delito de feminicidio, de las cuales se han dictado 74 sentencias condenatorias.
Agregó que 85% de los feminicidios son cometidos por esposos, parejas o exparejas, por lo que, dijo, es necesario “ponerle un alto a la cultura machista”.
“Los feminicidios son un acto de cobardía (…) Violentar a una mujer, intimidarla es de cobardes. Hay que ponerle un alto a la cultura machista y erradicarla desde la raíz”, señaló el gobernador al presentar 10 acciones contra los feminicidios.
Las 10 acciones contra los feminicidios presentadas este lunes 9 de mayo son:
Se lanza una campaña permanente de información contra feminicidios.Se transmitirá en los 125 municipios del estado y se pondrá énfasis en los once ayuntamientos en los que existe Alerta de Género.
Se pondrá en marcha una Unidad de Análisis y Contexto para investigación de los delitos vinculados a feminicidios, homicidios dolosos y desapariciones de niñas y mujeres. Esta Unidad se encargará de estudiar el fenómeno de feminicidio para entender y atacar sus causas desde un punto de vista social, cultural, geográfico y económico.
La Procuraduría del Estado tendrá permanentemente un Grupo especializado para la Comisión de Asuntos de Alto Impacto relacionados con muertes violentas de mujeres y niñas. La atención que brinda este grupo se enfocará en evitar la doble victimización de niñas, mujeres y sus familias.
Se pondrán en marcha Grupos de Apoyo para la investigación de personas desaparecidas, no localizadas, ausentes o extraviadas en las fiscalías regionales de la Procuraduría estatal para que se hagan búsquedas inmediatas.
Se firmaron convenios con los 11 municipios en los que existe alerta de genero para ubicar las áreas de mayor riesgo y darle mayor difusión a la campaña contra los feminicidios.
Se investirán recursos tanto humanos como materiales a la Subprocuraduría de atención de delitos contra la violencia de género.
En el ciclo escolar 2016-2017 se impartirán clases a alumnos de educación básica sobre alerta de género a través de las asignaturas de Formación Cívica y Ética. Para esto se presentará la iniciativa de ley en donde formalmente se instituya la nueva materia a nivel básico.
“Se contará con la colaboración de representantes de educación básica y media, llevaremos a cabo una propuesta para crear la asignatura ‘Perspectiva de Género’ y llevarla a la Conferencia Nacional de Gobernadores para que sea aceptada y que la SEP formalmente pueda aceptar esta materia en el ámbito federal”, dijo el mandatario mexiquense.
A través de la Secretaría del Trabajo se otorgarán becas para capacitación de hijos y mujeres víctimas de violencia.
La Secretaría de Salud del estado verificará el cumplimiento de la Norma Oficial Mexicana de Violencia Familiar. Con esta norma se establecen criterios para detección, prevención, atención médica y orientación que se brinda a personas afectadas por violencia familiar y sexual.
Se otorgarán becas para los hijos de víctimas de violencia de género,con la finalidad de que puedan estudiar hasta terminar una carrera universitaria. Estas becas se pondrían en marcha a partir del próximo ciclo escolar y beneficiarían a huerfanos de mujeres desaparecidas o que perdieron la vida.
El 29 de julio del año pasado, se declaró la alerta de género para losmunicipios: Ecatepec de Morelos, Nezahualcóyotl, Tlalnepantla de Baz, Toluca, Chimalhuacán, Naucalpan de Juárez, Tultitlán, Ixtapaluca, Valle de Chalco Solidaridad, Cuautitlán Izcalli y Chalco.
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