Niñas de una escuela rural reportan glifosato en el cuerpo en Argentina

Por: Nahuel Lag

El 40 por ciento de los análisis en una escuela rural de Baradero dieron positivo de agrotóxicos. Las niñas y una docente tienen el herbicida glifosato en la sangre. Las organizaciones, asambleas y familias exigen que se alejen las fumigaciones a más de 1000 metros y que el Estado realice estudios. El Municipio propone solo 250 metros de protección.

“¿Qué agua tomamos, qué aire respiramos?”, interpela una campaña impulsada por organizaciones socioambientales en el municipio bonaerense de Baradero, localidad de la zona núcleo agropecuaria que no cuenta con legislación para poner límites a la fumigación con agrotóxicos. ¿Tendremos glifosato corriendo por nuestro cuerpo?, se preguntaron. La respuesta llegó con los resultados de las muestras de orina enviadas por la comunidad educativa de una escuela rural a un laboratorio especializado de Mar del Plata: tres de ocho muestras analizadas (un 40 por ciento) dieron positivo a la presencia de glifosato y en una al metabolito AMPA, uno de los principales productos de degradación del herbicida. Los casos positivos fueron de dos niñas de 6 años y una docente.

Mientras la comunidad prueba que los agrotóxicos están circulando en sus cuerpos —decidieron preservar la identidad de las personas de la comunidad educativa a la espera de contar con un informe final más amplio—, la Municipalidad de Baradero lleva dos años de demora en el tratamiento de una ordenanza que ponga límite a las fumigaciones. Las organizaciones locales piden alejarlas a 500 metros de las viviendas y escuelas rurales para aumentarlas progresivamente hasta los 1100 metros, mientras que la Sociedad Rural exige que sean solo 50 metros. El gobierno municipal, a cargo del intendente Esteban Sanzio (Frente de Todos), presentó a principios de junio un proyecto de ordenanza que pone un límite de solo 250 metros, sin progresividad.

La campaña de concientización sobre la presencia de agrotóxicos en el cuerpo, el agua y el suelo de Baradero la llevan adelante la Red Local de Estudios Agroecológicos Baradero-San Pedro (Relea), Acción Ambiental Baradero y Baradero Verde, con el acompañamiento de la Red Federal de Docentes por la Vida. “Los análisis son una foto de la situación, no sabemos si estamos ante cuerpos enfermos o que están enfermando. Lo que necesitamos es un estudio de largo plazo porque tenemos la prueba de que hay tóxicos peligrosos que no deberían estar en el cuerpo”, señala Mauro González, integrante de Relea.

González pone énfasis en la necesidad de un estudio más amplio que las muestras enviadas al laboratorio y costeadas por las organizaciones y vecinos porque la presencia del glifosato habla de la violación a la Ley de Residuos Peligrosos (Nº 24.051). “El glifosato no debería estar presente en sangre y orina de ninguna persona, mucho menos de niños y niñas de edad temprana”, sentenciaron las organizaciones en un comunicado.

En ese tono, la campaña de concientización exige al Municipio de Baradero que tome cartas en el asunto y le recuerdan el artículo 41 de la Constitución Nacional: “Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo”.

Agrotóxicos en niños de Baradero

Foto: RELEA Baradero-San Pedro

Glifosato en el cuerpo de las niñas y una docente

El glifosato es el herbicida más utilizado por el modelo agropecuario transgénico. En Argentina se estima que se aplican 12 litros de agrotóxicos por habitante por año. La Organización Mundial de la Salud declaró al glifosato “posiblemente cancerígeno” en 2015 y existen más de mil estudios científicos que relacionan el glifosato al cáncer, malformaciones, encefalopatía, autismo y parkinson. Esta semana, la Corte Suprema de Estados Unidos condenó a Bayer-Monsanto, productora del herbicida Roundup a base de glifosato, a pagar una condena de 25 millones a un ciudadano que padeció linfoma de no-Hodgkins (una forma de cáncer) por el uso habitual del agroquímico.

Se trata de un tóxico que no debería estar en el cuerpo de las personas. Sin embargo, las muestras de orina enviadas al laboratorio Farestaie de Mar del Plata arrojó 3,70 microgramos por litro (μg/L) de glifosato en orina y 1,90 (μg/L) de AMPA en un niña de 6 años que asisten a una escuela rural de Baradero. En la misma comunidad educativa otra niña registró 1,20 (μg/L) de glifosato y una docente 1,00 (μg/L). A mediados de 2021, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) publicó la guía Efecto de los Agrotóxicos en la Salud Infantil, en la que repone la bibliográfica sobre usos de agrotóxicos en el país y el perjuicio en la salud infantil de los productos mayormente utilizados en los campos de la Argentina como clorpirifos, atrazina, imidacloprid, 2-4D, paraquat, carbofuran y glifosato.

En los tres casos positivos del muestreo realizado se da la particularidad que las niñas viven en la ruralidad, pero no en un predio donde se produzca con agroquímicos, mientras que la docente vive en el centro de la ciudad y se traslada a la escuela para las horas de clase. “Con estos resultados queda expuesto el debate sobre la deriva de agrotóxicos que para la Sociedad Rural y el discurso de las ‘Buenas Prácticas Agrícolas’ es de solo diez metros”, apunta el integrante de la Relea Baradero-San Pedro. La deriva es la distancia que recorren las partículas de los agroquímicos luego de una pulverización y que no se limita a momento de la aplicación sino que pueden recorrer cientos de kilómetros, por ejemplo, a través del aire cuando se evaporan.

Las familias que viven en la ruralidad advierten las intoxicaciones agudas, pero no cuentan con información sobre los riesgos de la exposición crónica. A partir de los resultados que obtuvimos aparecen la preocupación y los miedos”, describe González sobre los peligros para la salud que aún pasan desapercibidos. Por eso, la campaña “¿Qué agua tomamos, qué aire respiramos?” impulsa que los análisis sobre la situación sanitaria de Baradero no dependa del esfuerzo de organizaciones sociales que logran juntar el dinero para realizar los estudios.

“No son análisis que para el Estado sean caros. Son estudios que los gobiernos pueden costear, pero no lo quieren hacer porque saben cuál va a ser el resultado. Por eso es la población la que hace la logística y cubrimos los costos. No podemos esperar los tiempos del Estado porque la realidad es que el glifosato está en el cuerpo de las personas”, sentenció el integrante de Relea.  Los estudios de orina cuestan 5 mil pesos, mientras que los de sangre completo 20 mil pesos.

¿Quién le pone límite a las fumigaciones en Baradero?

La campaña impulsada por las organizaciones socioambientales cuenta con otros dos estudios para exponer la realidad del municipio de la zona núcleo del agronegocio: análisis de suelo y de agua para detectar la presencia de plaguicidas. Una primera serie de muestras fueron enviadas al Centro de Investigaciones Medioambientales de la Universidad Nacional de La Plata (CIMA), que integra el científico Damián Marino; y otra serie será enviada a analizar al INTA Balcarce, donde el análisis lo encabezará la doctora Virginia Aparicio, quien intervino en los análisis requeridos por vecinos y vecinas de Pergamino que lograron un fallo judicial para alejar las fumigaciones. Estos estudios tienen un costo de 10 mil pesos para las organizaciones.

Un informe preliminar del primer estudio realizado en el CIMA detectó 56 plaguicidas y metabolitos de los plaguicidas en agua y tierra. Aunque los primeros análisis encontraron plaguicidas dentro de los parámetros permitidos por los organismos de control estatales, las muestras se encontraban lejos de los campos donde se aplican. “Cuando hablamos de presencia lo que ponemos en discusión es la deriva”, apunta González.

Este tipo de estudios sobre la presencia de plaguicidas que no realizan desde los poderes Ejecutivos ni desde el sistema de salud también fueron impulsados por las comunidades en otras localidades bonaerenses como LobosMar del Plata o Exaltación de la Cruz, pero no en todas se logran traducir en herramientas legislativas locales para proteger la salud y el ambiente, comenzando por poner un límite a las fumigaciones, como ocurrió recientemente en Tandil.  En este último municipio bonaerense también se denunció cómo se aplican agrotóxicos sin las recetas agronómicas necesarias, tal como indican las «Buenas Prácticas».

Baradero limita con los partidos Zárate, San Pedro, San Antonio de Areco y Capitán Sarmiento. Solo Zárate y Baradero son los municipios que no cuentan con ninguna legislación que limite el uso de agrotóxicos. La campaña impulsada por la Relea Baradero-San Pedro, Acción Ambiental Baradero y Baradero Verde busca modificar esta situación, por lo que hace dos años propusieron un proyecto de ley que proponía alejar las fumigaciones a 1000 metros de escuelas y zonas urbanas, con una progresividad para llegar a los 2000 metros en seis años. La iniciativa quedó trabada en el tratamiento en comisiones. La respuesta fue la presentación de otra iniciativa por parte de la Sociedad Rural para que el límite sea de solo 50 metros.

El Municipio de Baradero abrió una mesa de negociación y el pasado 14 de junio anunció que enviará una iniciativa con una zona de exclusión de 250 metros para escuelas rurales, sin precisar cuál será la distancia para las zonas urbanas y periurbanas. En los diálogos de la mesa abierta por el municipio, las organizaciones socioambientales propusieron que la norma contempla la progresividad para que, cada tres años, se incremente 300 metros la zona de exclusión y alcanzar los 1100 metros en seis años, algo que por el momento quedó descartado por el Ejecutivo municipal.

“El proyecto aún no está finalizado. Dijeron que nos lo enviarían para evaluarlo y hacer devoluciones, pero aún no lo recibimos”, apuntaron las organizaciones socioambientales. Uno de los argumentos presentados en la mesa de negociación contra la iniciativa original de las organizaciones fue una proyección del INTA-San Pedro que indicaba que el proyecto, al llegar a los 2000 metros de exclusión, afectaría al 28 por ciento del territorio de explotación agrícola del municipio. “Nos tildaron de prohibicionistas, pero nosotros estamos proponiendo producir y hacerlo de forma agroecológica. El Ministerio de Desarrollo Agrario bonaerense cuenta con herramientas formales que fomentan la agroecología”, apuntó el integrante de Relea.

El debate a nivel provincial para actualizar la legislación sobre agrotóxicos y establecer nuevas zonas de exclusión de fumigaciones para proteger la salud y el ambiente continúa demorada. El gobierno de Axel Kicillof suspendió el decreto 246 de la gestión de María Eugenia Vidal, a medida de las pretensiones de los sectores del agronegocio, y creó el Observatorio Técnico de Agroquímicos (OTA) a cargo de proponer una nueva legislación, pero los tiempos corren y no existe una propuesta concreta.

“Desde la OTA reconocen los estudios sobre deriva de agrotóxicos, pero no marcan una posición sobre el metraje para que los municipios lo incorporen a sus ordenanzas e insisten con los Buenas Prácticas Agrícolas. Prevalece las posiciones de Casafe (Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes) y la Sociedad Rural”, lamenta González.

Agrotóxicos en niños de Baradero
RELEA Baradero-San Pedro

Fuente de la información e imagen:  Agencia Tierra Viva

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kt´yañ yäk´oty ña´tyañ chol/kaxlañ ilaj tyi pañämil (Mi voz y pensar chol/citadino en el mundo).

Por: Eleazar Jiménez López

Joñon Eleazar ijol jk´aba´jiñäch Jiménez López, ch´oyoloñ tyi Tumbalá, añ ch´ak´al ja´bil. Mi´k esmañ käntyesañ tyi secundaria mi´ kpejkañ chol yi´k´oty español.

Mi jch´ujlel, ¿Baki añ iyejtyal jch´ujlel?. Mik natyañ añ tyik mal. (¿Dónde está mi espíritu?. Entiendo que está en mi interior. Ese tiempo, de mi infancia, cuando los anhelos y deseos de mis abuelos y mis papás, ya pronunciaban mi porvenir y mencionaban mi nombre. Ya era y sigo siendo parte de ellos. Hablar con mi pusik´al (corazón), es manifestarme como chol, es dar sin pensar en el recibir, e intento recuperar eso en mi realidad (ñop sujtyel tyi pañämil).

 

¿Baki añety tatuch Pedro?/¿Dónde estás abuelo Pedro?

Añety tyik pusik´al/ Vives en mi corazón.

Que retrata muy bien, la poeta chol Juan Karen (2013) en su libro de poesía titulado “Ipusik´al Matye´lum” (Corazón de selva).

 

Ñajtyilel.

Jiñi ik´jiñäch mi´tyam-esañ ityi´p tyi´pñäyel ich´ujlel lotyolbä,

Ik´ay jiñi sajk´jiñäch ty´äty´äñäyel ili tyambä jk´iñil.

Cuya traducción es hecha por la misma autora, quedando escrito como sigue:

Eternidad.

El aire es la prórroga de ritmos en el alma de mis secretos,

El canto del grillo es la cadencia perfecta en mis días enteros.

La sinfonía de los sajk´(grillos) en mi día de nacimiento fue el principio de la cadencia perfecta en mis días enteros. Esa cadencia, no separa los días malos o buenos, o los días cortos o largos, días lluviosos o calurosos, días de bloqueo carretero y de libre tránsito, días sin señal de celular y días que lo hay, días con y sin enfermedad, los días donde la realidad se apodera y desafía a lo simbólico con lo imaginario. Lo imaginario, como esa posibilidad de asumirme de otra manera en relación conmigo mismo y las/os otras/os. En ese imaginario, donde están presentes mis utopías, mis anhelos, mis sueños, mi esperanza, lo otro posible, y que se convierte en una búsqueda incansable. ¿No entiende en qué momento despojaron de mi la imaginación? ¿O las condiciones me obligaron a renunciar a ello?. Considero que mis papás, abuelos influyeron de manera inconsciente. Entendiendo que el inconsciente es lenguaje. Se presentaron en mí las opciones que tuve, y las tome con valentía, por ello soy como soy. Es oportuno reembobinar o resetear, para atender mi presente con mayor impulso y sentido, para seguir estando en un pañämil (mundo) menos desalentador. Ciertamente, soy un sujeto maya chol-citadino, que estoy en posibilidad de reivindicarme como ser chol-citadino, atendiendo parte de mí, y lo que lograré es mutar y seguir mutando culturalmente, ya con menos sujeción.

Mis primeras palabras, ña´ (madre), tyaty (padre), chuchu´(abuela) y tatuch (abuelo), a mi llegada al pañämil (mundo) chol. Ña´ como la viva representación de la madre tierra (lakña´lum), como la metáfora viviente dadora de vida en vínculo con la naturaleza, los otros/as como un mundo de coexistencia, respeto y de relaciones sociales que convergen en la palabra y la milpa (cholel), la relación entre el día y la noche; en el transcurrir del día se contempla lakch´ujutyaty (padre santo sol) y en la noche  lakch´ujuña (madre santa, luna) y el pañämil (mundo) como el campo en y para la vida; lakña´lum (madre tierra) donde cohabitan las plantas, los animales y en relación con los sujetos que hacemos historia choles y que comunicamos nuestros sentires y pensares a través de ty´añ (palabra), eso que nos ha constituido desde la imagen de nuestros abuelos/as, madre, padre, tíos/as; la palabra es narración heredados de los abuelos contadores de historias; hoy como cultura viva, que yace en mí, al escribir estas líneas en mi lengua y español.

Chol es milpa, es la sinergia de las plantas de maíz (ixim), frijol (bu´ul), la yerba mora (cha´juk´), la calabaza (ch´um), el chilacayote (mäyäjl), el chile (ich), la yuca (ts´ijm), el camote (ajkum); y los sembradíos de otras milpas; que se comunican entre veredas que transitan en el día a día los milperos. Actualmente, la agricultura moderna ha roto o desinergizado la milpa, al invadir el cholel con su  chämäbil tsa´k (agroquímico), que ha exterminado las bacterias que yacen en el subsuelo cultivable, contaminado las fuentes de agua (jolja´). El chämäbil ts´ak, favorece que los cultivos no sean invadidos por plagas y compensan las vitaminas y minerales que necesitan las plantas de maíz y frijol. Sin embargo, lum (tierra), se ha acostumbrado; ya no produce por sí solo. Necesita de estos químicos, ya que el agua se ha secado y el suelo se ha vuelto inerte, árido y agrietado.  Estos estados, han sido causados, por el wiñik (hombre) y x-ixik (mujer), son pruebas de vida, precisamente porque nos hemos ido olvidando de los seres sagrados que han mantenido el equilibrio del pañämil (mundo).

¿Jala mi´pi´k´el jiñi ixim? (¿Cuándo se siembra maíz?). Las fechas de siembra de ixim (maíz),  es de yoralel (temporal). Se siembra entre el 15 de abril al 10 de mayo y se cosecha a finales de julio y los primeros días de agosto. El sijomal (tornamilpa) se siembra a mediados y finales del mes de noviembre y a finales del mes de febrero y primeros días de marzo se está cosechando. La semilla se selecciona a partir de las mazorcas más grandes y se desgranan los granos de en medio. Hay semillas de maíz blanco (sik waj), maíz amarillo (k´añal) y maíz morado (chik cha´b) y que se pueden considerar nativos. Sin embargo, en los campos y parcelas, se ha difundido el uso del maíz híbrido, que consiste en la cruza mediante polinización de dos variedades distintas de maíz, que se han hecho u obtenido de los campos experimentales; lo que provoca, que el germoplasma nativo de las localidades se vaya perdiendo; renunciando a la selección de mazorcas y semillas para una siguiente siembra.

El glifosato, hecho por el hombre, jiñi wiñik yäk´oty x´ixik ta´bä ik´ele juñ weñ leko ipusik´al cha´añ ikajel tya´k´iñ (el hombre y la mujer que se han ilustrado piensan mal  a causa del dinero), y que pasaron por una escuela, se ha convertido en el entrañable enemigo de la milpa. Hay una clara muestra de seres que se asumen en una práctica de ciencia deshumanizante. La milpa ha dejado de ser ese lugar de experiencias de convivencia con la naturaleza al apostarle en elevar la producción de maíz; a mayor producción por superficie, mayor ingreso económico. La apuesta es retornar a la práctica agrícola artesanal e ir adoptando el uso de insecticidas orgánicos para la naturaleza. Este retorno, tiene mucho que ver con nuestro na´tyañ (pensar) y reeducarnos en la milpa ya que la modernidad solamente ha traído desolación y desesperanza por querer alcanzar, eso tan deseado, que es la felicidad; cuando en realidad tomar sa´(pozol) y ul (atol) enaltece nuestro espíritu en agradecimiento a la madre tierra. En mi presente he transmutado,  no olvido mis primeras palabras en chol, las historias de mi abuelo Pedro (albälbä ty´añ) y lo que cuentan los abuelos otros.

¿Bajché mi´k ña´tyañ? (¿Cómo pienso?). Antes y ahora algunos/as, tienen que mirar hacia arriba por las noches para ver las ek´ (estrellas), lach´ujuña (madre santa, luna), y entablar el vínculo con la madre tierra para poder establecer el cultivo en la parcela cuando esta creciente pasel uw (luna creciente); lakch´ujutyaty (padre santo sol) dador de luz para que las plantas crezcan. Además de pedir a la madre tierra perdón por los daños causados a los animales, por hacer sangrar a las plantas durante la tumba-roza-quema y que los animales que habitan la parcela y merodean la siembra como el wax (zorrillo), baj (tuza), ejmech (tlacuache) yik´oty chuch (ardilla), de alguna manera no dañen los cultivos y permitan que florezca.

Es inevitable, que en la mesa, falten las tortillas. Se puede potenciar en el ámbito educativo, parte de lo que en este espacio se ha comentado. Para conservar el germoplasma nativo, es necesario educar desde las escuelas, de conservar las semillas propias de cada región, para evitar la pérdida de la variedad nativa de maíz. Seguir impulsando, la agricultura tradicional, y desplazar paulatinamente el uso de agroquímicos como el glifosato. Es momento de regresar, y preguntar nuevamente a nuestros abuelos acerca de las buenas prácticas agrícolas del cultivo del maíz y revitalizar la cosmovisión de los choles. Es emergente ver la pedagogía desde la milpa, y articularlo desde el estudio de las ciencias, la tecnología, la alimentación; y los actuales problemas de relevancia social que aquejan nuestro presente: el cambio climático, la pandemia y otras enfermedades que aún no tienen cura y que inciden transversalmente en nuestras vidas. Son momentos de virar nuestra mirada en el kuxtyälel (vida), sino nos ocupamos y preocupamos por nosotros nadie más lo hará, ya que también, los otros pocos, que toman decisiones de diseño de nuestra enorme red social.

Retomar la asociación de cultivos. Una vez que las plantas de maíz estén altos, se siembra frijol, con la finalidad de que la caña de maíz permita subir la guía del frijol y a la vez las plantas de maíz puedan beneficiarse del nitrógeno fijado por la planta de frijol. Las variedades de frijol que se siembran son: i´ik´bu´ul (frijol negro), chij´chik´bu´ul (frijol rojo), pech bu´ul yik´oty poj´kom.

Me queda a mí la tarea, ¿Desde dónde plantear la pedagogía de la milpa?, ¿Cuáles son los conceptos que articularían dicha propuesta?. Por lo que me permito, en presentar un primer esquema, desde en donde encaminar la mirada.

Fuente: Elaboración propia.

Es un primer esbozo, que está emergiendo a partir de un anhelo personal de querer recuperar, ese tiempo, que no viví en la milpa; cuando tuve que partir de mi pueblo natal, para continuar con mis estudios profesionales. En mi presente, he visto y vivido como la propiedad privada ha avanzado paulatinamente en la mercantilización de los recursos naturales; como son: el agua, los bosques, los yacimientos de minerales, la tierra y la desapropiación de mi na´tyañ (pensar), ya que de seguir dañando a la madre tierra, eso que aún somos parte, se diluirá y devastará, por anteponer el cumulo de bienes materiales, que al fin de cuentas, fetichizan la felicidad, entendiendo la felicidad como los instantes plenos de nuestra existencia en el pañämil.

Referencia

Peñate Moreno, Juana Karen (2013). Ipusik´al Matye´lum. Corazón de Selva. Pluralia Ediciones.

Fuente e Imagen: El autor escribe para OVE

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El veneno que nos legó Monsanto

Por: Silvia Ribeiro
Ya son más de 13 mil juicios iniciados contra Monsanto (ahora propiedad de Bayer) por haber causado cáncer a los demandantes o a sus familiares con el uso del herbicida glifosato, a sabiendas de los peligros que implicaba y sin informar de los riesgos a las personas expuestas. Son, en su mayoría, personas que aplicaban el agrotóxico sea en su trabajo agrícola, de jardinería o parques. En 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que el glifosato es cancerígeno para animales y probable cancerígeno en humanos.

El primer juicio que ganó una víctima, en agosto de 2018, fue la demanda de D. Lee Johnsson, un jardinero que aplicó glifosato por dos años en una escuela, a partir de lo cual contrajo el cáncer linfoma no-Hodgkin. (https://tinyurl.com/y5umrtt3). Un juez de San Francisco condenó a Monsanto-Bayer a pagar 289 millones de dólares en primera instancia, pero luego de que Bayer apelara quedó en 78 millones. En otro juicio, en marzo 2019, se dictaminó que Monsanto-Bayer debe pagar 80 millones de dólares a Edwin Hardeman por ser responsable de su enfermedad. Está a punto de concluir en Oakland el tercer juicio similar, iniciado por el matrimonio Pilliod contra Monsanto. Tienen 70 años y ambos padecen cáncer. Se espera que nuevamente sea un dictamen multimillonario en favor de las víctimas. (https://usrtk.org/monsanto-papers/)

Paralelamente, en Europa, Monsanto perdió por tercera vez, en abril de 2019, el juicio iniciado por el agricultor francés Paul François, quien sufre daños neurológicos por el uso del herbicida Lasso, con otro componente agrotóxico.

Bayer, que finalizó la compra de Monsanto en 2018, ha perdido hasta el momento más de 30 mil millones de dólares por la disminución del valor de sus acciones, por el impacto negativo de los resultados de los juicios sobre glifosato. El 26 de abril 2019, 55 por ciento de accionistas de Bayer votó contra las estrategias del directorio, liderado por Werner Baumann, que defendió la compra de Monsanto.

El glifosato, inventado por Monsanto en 1974, es uno de los herbicidas más usados en el mundo. Se vende bajo muchas marcas, como Faena, Rival, RoundUp, Ranger y otras. Las cantidades aplicadas aumentaron exponencialmente con la liberación de cultivos transgénicos resistentes a herbicidas. El aumento de su uso produjo resistencia en más de 25 tipos de malezas, creando un círculo vicioso de aplicar cada vez más glifosato. Se han encontrado cantidades elevadas de residuos de glifosato en alimentos, fuentes de agua y test de orina, sangre y leche materna en varios países y continentes, fundamentalmente en los mayores productores de transgénicos.

En todos los casos de juicios nombrados, los jueces dictaminaron en favor de las víctimas porque hallaron que Monsanto sabía de los riesgos y no lo explicó en etiquetas ni estrategia de venta de los productos. El punto es central, ya que el argumento de Monsanto es que las agencias regulatorias, como la Agencia de Protección Ambiental en Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) anuncian el glifosato como un herbicida de bajo riesgo.

No obstante, en el curso de los juicios Monsanto ha tenido que liberar documentos internos que prueban que tenía estudios propios muy tempranos que mostraban el potencial carcinogénico del glifosato y que pese a ello se dedicó durante décadas a escribir artículos que lucieran como si fueran científicos negando la toxicidad del glifosato, que luego acordaron con diferentes autores supuestamente científicos que los publicaran en su nombre sin mencionar a Monsanto.

Varios de esos artículos fueron listados por la EPA para determinar que el glifosato era casi inocuo a la salud. La organización US Right To Know ha publicado en su sitio dedicado a los juicios contra Monsanto documentos desclasificados hasta 2019 con pruebas y nombres de varios autores y artículos falseados (https://usrtk.org/monsanto-papers/).

En un reciente artículo de Nathan Donley y Carey Gillam en The Guardian, denuncian que Monsanto nunca realizó estudios epidemiológicos del uso de glifosato para ver su potencial cancerígeno, y en su lugar dedicó enormes sumas de dinero (hasta 17 millones de dólares en un año) para hacer campañas de propaganda, artículos de opinión de periodistas sesgados y actuar como escritor fantasma de artículos científicos que afirman que el glifosato es inocuo o no tiene grandes riesgos. Esto aumentó luego de la declaración de la OMS en 2015 (https://tinyurl.com/yxkrw4l9).

También dan a conocer correos electrónicos de Monsanto con la consultora de estrategia e inteligencia política Hakluyt, en julio de 2018, que revelan que la Casa Blanca afirma que le guardará la espalda a Monsanto en cualquier caso y que pese a los estudios que muestran toxicidad no votarán nuevas regulaciones. (https://tinyurl.com/yxcbswp5)

Son abrumadoras las evidencias de que se debe prohibir el glifosato. Varias ciudades estadunidenses y algunas latinoamericanas ya lo han establecido. El tema no es solamente este tóxico o sólo Monsanto-Bayer. Todas las trasnacionales de agronegocios tienen estrategias parecidas para vender veneno a costa de la salud y el medio ambiente. Hay que avanzar en la eliminación de todos los agrotóxicos.

* Investigadora del Grupo ETC

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2019/05/11/opinion/019a1eco

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