Niñas y mujeres de Nigeria, convertidas en botín de guerra

Redacción: IPS

Una niña cuya familia huyó de los combatientes de Boko Haram, en la entrada de una improvisada tienda de campaña en un campamento para desplazados internos en Maiduguri, la capital del estado de Borno, en el noreste de Nigeria. El extremista grupo islamista ha secuestrado a miles de niñas y las ha convertido en esclavas sexuales y forzado a matrimonios no deseados, entre otros abusos.

“Nos sacaron a la fuerza y ​​nos mantuvieron como prisioneras”, dijo Lydia Musa, quien fue secuestrada por Boko Haram cuando tenía 14 años, durante un ataque en Gwoza, un municipio del estado nororiental de Borno, en Nigeria.

Musa y otras dos niñas menores de edad fueron apresadas y obligadas a casarse con combatientes de Boko Haram a pesar de sus protestas de que eran demasiado jóvenes para contraer matrimonio.

“Debes casarte, te guste o no, nos conminaron mientras nos apuntaban con sus  armas”, contó a IPS la ahora adolescente de 16 años, en Maiduguiri, la capital de Borno, donde reside ahora porque le asusta volver a su localidad y que termine capturada de nuevo.

La violación de Boko Haram de los derechos de las mujeres y las niñas es la parte más notoria de un panorama más amplio de trata de personas, matrimonios forzados y  esclavitud que existe en Nigeria.

Cuando el grupo extremista llega a su décimo año de insurgencia, sigue siendo lo suficientemente poderoso como para secuestrar a mujeres y niñas a voluntad, y continúa “atacando a mujeres y niñas como botín de guerra”, dijo en un comunicado Anietie Ewang, investigadora en Nigeria de Human Rights Watch.

Esta nación de África occidental tiene la mayor incidencia de tráfico de personas a través del desierto del Sahara y el mar Mediterráneo hacia Europa. En las zonas del norte y noreste del país donde opera Boko Haram existe una alta incidencia de matrimonios forzados, mientras que en todo el país son frecuentes los casos de niñas “comerciadas” como esclavas modernas.

Boko Haram, cuyo nombre significa “la educación occidental está prohibida”, tiene la reputación de estar entre los cinco grupos terroristas más mortíferos del mundo. Ha impulsado una violenta campaña para imponer un régimen de observancia estricta del Islam en el noreste de Nigeria y en zonas de los países vecinos de Camerún, Chad y Níger.

Se calcula que más de 20.000 personas han sido asesinadas por los extremistas desde que comenzaron su actividad rebelde en 2009.

El grupo también está involucrado en secuestros, tráfico, trata y esclavitud de niñas y mujeres. Cientos de mujeres y niñas han sido secuestradas durante sus 10 años de insurgencia. Pero el secuestro de más repercusión ocurrió en abril de 2014, cuando 276 mujeres fueron sacadas de su dormitorio en la estatal Escuela Secundaria de Chibok, en el estado de Borno.

Aquel masivo secuestro dio pie a una campaña mundial bajo la etiqueta de  #BringBackOurGirls  (devuelvan a nuestras niñas).

Unos meses después de que las niñas de Chibok fueran secuestradas, el líder de Boko Haram, Abubakar Shekau, comunicó que las vendería.

“Soy quien capturó a todas esas chicas y las venderé”, dijo en un video distribuido por Internet, en el que justificaba la esclavitud humana. “La esclavitud está permitida en mi religión y capturaré a las personas y las convertiré en esclavas”, afirmó.

En consecuencia, ha habido otros secuestros masivos de niñas en la región desde el ocurrido en Chibok.

En marzo de 2015, los combatientes de Boko Haram secuestraron a más de 300 mujeres, niñas y niños en la estatal Escuela Primaria Zanna Mobarti en la ciudad de Damasak, mientras que en febrero de 2018 fueron secuestradas 116 estudiantes en el gubernamental Colegio Femenino de Ciencia y Tecnología de Dapchi, en el estado de Yobe, tras un ataque al centro educativo.

“La forma en que Boko Haram retiene a las mujeres y las niñas contra su voluntad es en sí misma una forma de esclavitud”, dijo Rotimi Olawale, del grupo Bring Back Our Girls (BBOG). El grupo participa en una gran campaña para la búsqueda y el rescate rápido y efectivo de las niñas de Chibok y otras mujeres y niñas secuestradas.

Olawale puntualizó en una entrevista con IPS que Boko Haram también está usando a las cautivas, como las chicas de Chibok, como “valiosas fichas de negociación”, para cobrar rescates y asegurar la liberación de sus combatientes presos en Nigeria.

Cinco años después de su secuestro, según informes, son 112 niñas secuestradas en la escuela de Chibok las que permanecen cautivas, mientras que las demás escaparon o fueron liberadas por Boko Haram por acuerdos alcanzados entre los extremistas y el gobierno nigeriano.

En lo que se considera una referencia implícita a Boko Haram, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) ha asegurado que desde 2012, los grupos armados ajenos al Estado que operan en el noreste de Nigeria han reclutado y utilizado a niños y niñas como combatientes y no combatientes, han violado a niñas y las han obligado a casarse, entre otros atentados graves a los derechos de la población infantil.

Las historias de quienes escaparon del cautiverio de Boko Haram lo confirman.

Ali Mohammed, un exprisionero de Boko Haram, contó a IPS que mientras estuvo cautivo vio a milicianos de Boko Haram usando a niñas cautivas como esclavas sexuales. “Por la noche, iban libremente al lugar donde las niñas estaban confinadas para tomarlas y obligarlas a tener relaciones sexuales”, explicó.

Otra excautiva de Boko Haram que pidió ser mencionada como Halima destacó que los niños varones nacidos como resultado de la esclavitud sexual se están convirtiendo en la nueva generación de combatientes de Boko Haram.

Halima misma, quien dio a luz a gemelos durante su cautiverio, un niño y una niña, dijo a IPS que los miembros de Boko Haram siempre celebran cuando un bebé nace en sus campamentos.

“Una vez que se den cuenta de que es un bebé varón, comienzan a disparar al aire y gritan con euforia que ha nacido un nuevo líder”, contó.

“Después de dar a luz a los bebés, cargaron al varón en señal de júbilo y conversaron con Allah Akbar, mientras que por el contrario no  mostraron alegría alguna con la niña, ni siquiera la tocaron”, rememoró sobre su propia experiencia.

El secuestro de jóvenes por de Boko Haram tiene como uno de sus objetivos el convertirlos en combatientes, confirman estudios sobre el grupo islamista radical.

Unicef asegura que entre 2013 y 2017 más de 3.500 niños, la mayoría de entre 13 y 17 años, fueron reclutados por grupos armados no estatales que los utilizaron en el conflicto armado en el noreste de Nigeria. El Fondo considera probable que las cifras reales sean superiores porque las suyas incluyen solo aquellos casos verificados.

Musa, la adolescente capturada en Gwoza, confirmó que mientras estuvo cautiva vio a niños secuestrados que eran entrenados para ser combatientes del grupo extremista islamista. “En las mañanas, habitualmente les enseñaban cómo disparar armas y perpetrar ataques”, dijo, antes de añadir que algunos de ellos tenían apenas 10 años.

También se sabe que Boko Haram entrena a niños para transformarlos en terroristas suicidas. Otro informe de Unicef, este de 2017, asegura que entre enero y agosto de ese año, 83 menores de edad, principalmente niñas, fueron utilizados por Boko Haram como terroristas suicidas.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia destacó que esa cifra era cuatro veces más alta que en 2016.

Fracaso de leyes contra abusos infantiles

Mientras, los intentos legislar contra abusos como el matrimonio infantil, el abuso sexual, el tráfico, la trata y el secuestro han fracasado en el pasado en este país africano.

En 2003, Nigeria adoptó la Ley de Derechos del Niño como un instrumento legal para proteger a los niños de estos abusos, y en ella se incluyó la edad mínima de 18 años para contraer matrimonio.

Pero la Constitución nigeriana no contempla una edad mínima para casarse y la ley fracasó en parte porque varios de los 36 estados en que se divide el país se negaron  fracasó en parte porque varios de los 36 estados de Nigeria se negaron a aplicarla.

“También fue un fracaso en los estados donde se adoptó porque solo existía en el papel y no se hizo cumplir”, dijo a IPS la activista a favor de los derechos de las mujeres y las niñas Betty Abah.

Además, en 2016, el Senado de Nigeria, dominado por varones, votó en contra de un proyecto de ley sobre género e igualdad de oportunidades. Ese proyecto penalizaba la trata, el abuso sexual y la explotación de mujeres y niñas y niños. El proyecto también prohibía el matrimonio forzado y establecía los 18 años como la edad legal mínima para contraer matrimonio.

Según Unicef,  43 por ciento de las niñas en Nigeria están casadas antes de cumplir los 18 años. Algunos de los legisladores que votaron en contra del proyecto de ley argumentaron motivos como que su religión permitía el matrimonio de menores de edad.

“Es una muy mala señal de que tenemos un largo camino por recorrer, si aquellos que deben realizar las leyes para proteger a las mujeres y los niños y niñas consideran que tales leyes no son necesarias”, dijo Abah.

Mientras tanto, Musa, puede haber huido del cautiverio de Boko Haram, pero está demasiado aterrorizada para regresar a su hogar. Ahora vive en Maiduguri,  a unos 130 kilómetros de Gwoza, donde fue capturada.

“Siempre rezo para que la crisis termine y pueda volver a mi casa, porque ahora no puedo retornar porque no quiero arriesgarme a que Boko Haram me capture de nuevo”, resumió a IPS sobre su vida actual, donde se la pasa prácticamente recluida en el lugar donde vive.

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2019/04/ninas-mujeres-nigeria-convertidas-botin-guerra/

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Un desafío para proteger a las escuelas en tiempos de guerra

Por: Zama Coursen-Neff

Xarid estaba tan decidido a ir a la escuela que, durante todo el tiempo que pudo, se atrevió a enfrentar los peligros que se viven a diario en las calles de Mogadiscio, la capital de Somalia. Pero todo cambió el día en que el grupo insurgente islamista Al-Shabaab trajo la guerra a su aula.

«Al-Shabaab entró al predio de la escuela y nos dijo que nos quedáramos en la clase», me contó en un campamento de refugiados al otro lado de la frontera, en Kenia. Los combatientes montaron un lanzacohetes en el patio y comenzaron a disparar proyectiles en dirección al territorio controlado por el Gobierno. Durante más de dos horas, alumnos y docentes permanecieron encerrados en el aula, totalmente aterrorizados. Finalmente los combatientes de Al-Shabaab les permitieron irse, pero mientras los alumnos intentaban huir, el edificio fue alcanzado por un proyectil que, al detonarse, mató a ocho personas.

Es común que Al-Shabaab use escuelas en las zonas que controla. Algunos estudiantes me dijeron que el grupo había izado su bandera en el techo de las escuelas y guardaba granadas de mano y armas dentro de los edificios, mientras aún se estaban dictando clases. Varios jóvenes somalíes me contaron que Al-Shabaab se había llevado por la fuerza a niños del patio de su escuela para que combatieran con ellos, y también a niñas de las aulas para obligarlas a contraer matrimonio.

Lamentablemente, lo ocurrido en Mogadiscio no es un ejemplo aislado. Desde 2009, en al menos treinta países numerosas escuelas han sido atacadas u ocupadas y usadas para fines militares. Pero no debería ser así.

El 28 y 29 de marzo, Argentina será sede de una conferencia internacional sobre la protección de estudiantes, docentes, escuelas y universidades durante conflictos armados. El eje de esa conferencia será la Declaración sobre Escuelas Seguras, un compromiso internacional que se redactó como resultado de una iniciativa encabezada por Argentina y Noruega en 2015.

Los países que suscriben la Declaración sobre Escuelas Seguras no sólo se comprometen a restablecer más rápidamente el acceso a la educación cuando las escuelas sean atacadas, sino que además aceptan trabajar para que sea menos probable que se ataque a estudiantes, docentes y escuelas. Procuran disuadir estos ataques asumiendo el compromiso de investigar y juzgar crímenes de guerra en los cuales estén afectadas escuelas. Y aceptan reducir al mínimo el uso de escuelas para fines militares, como cuarteles o bases, para evitar convertirlas en blanco de ataques.

Tal vez lo más importante es que la declaración contribuye a formar una comunidad internacional dispuesta a respetar el carácter civil de las escuelas y formular e intercambiar ejemplos de mejores prácticas para proteger a escuelas de ataques y del uso militar.

Hasta la fecha, 59 países han adherido a la Declaración sobre Escuelas Seguras, incluidos nueve países latinoamericanos. Si bien este es un comienzo prometedor, aún hay mucho trabajo por delante.

América Latina ha tradicionalmente liderado acciones internacionales para proteger a los niños. Fue la primera región donde todos los países firmaron la Convención sobre los Derechos del Niño, el principal tratado internacional que consagra los derechos humanos universales de los niños. Fue también la primera región que suscribió con alcance universal el tratado que prohíbe el uso de niños soldados.

A menos de un mes de la conferencia sobre escuelas seguras, proponemos un desafío: hagamos que América Latina sea la primera región que adopte la Declaración sobre Escuelas Seguras. El Gobierno argentino, como anfitrión del evento, debe jugar un papel importante, empleando acciones diplomáticas y de asesoramiento para convencer a los Gobiernos de Bolivia, Colombia, Cuba, República Dominicana, El Salvador, Guatemala, México, Nicaragua, Perú y Venezuela, que aún deben suscribir la declaración. Los demás países que ya han adherido a la declaración —Brasil, Chile, Costa Rica, Ecuador, Honduras, Panamá, Paraguay y Uruguay— deberían apoyar a Argentina y alentar a los demás a sumarse.

Sin duda, todos los actores que trabajan para mejorar la protección de niños, incluidos los organismos de las Naciones Unidas, organizaciones internacionales y organizaciones no gubernamentales, acompañarán los esfuerzos para conseguir que más países firmen la declaración. Aunque no sucederá de un momento a otro, la meta de un mundo seguro en el que los niños puedan ir a la escuela, dondequiera que vivan, sin duda hace que el esfuerzo valga la pena.

Fuente: https://www.hrw.org/es/news/2017/03/08/un-desafio-para-proteger-las-escuelas-en-tiempos-de-guerra

 

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