Redacción: La Silla
La implementación de Grupos Interactivos en colegios públicos del país ha transformado la manera en la que participan las familias en la escuela, incluso ahora asumen un rol determinante en el aula.
Es increíble todo lo que se puede lograr en estos Grupos Interactivos. Es la primera vez que lo veo en un colegio y me sorprende ver a los estudiantes trabajar en compañerismo y que lo tengan a uno en cuenta en las clases. ¡Definitivamente muy bonito!” (Sonia, madre de familia. IED El Mortiño, Cogua).
La sorpresa que le genera a esta madre su participación en una clase de su hijo, refleja los grandes retos que tenemos en la articulación familia-escuela. Aunque siempre se ha considerado la participación de las familias como una necesidad imperativa de la educación colombiana, pocas son las estrategias reales de su vinculación a las instituciones, menos aún dentro del aula.
En promedio, familiares o acudientes de los estudiantes de colegios oficiales, asisten cinco veces por año a las instituciones educativas: una reunión al principio del calendario escolar y cuatro veces más en las entregas de boletines. A los estudiantes que tienen mayores retos académicos o en convivencia, se les suele citar acudientes de manera más continua aunque no necesariamente garantiza su asistencia. Tiende a ser tan baja la participación de las familias que su ausencia alimenta la concepción de la “escuela como guardería”. En ciudades como Bucaramanga, por ejemplo, la Secretaría de Educación (2017) decretó que tras dos ausencias de padres y madres a reuniones, los casos serían remitidos al Bienestar Familiar.
Además de ser escasa, la participación de las familias –cuando la hay-, guarda una connotación negativa. La ‘queja’ parece institucionalizarse como la ‘moneda de cambio’ entre los docentes y las familias. Es tan hostil la relación que, incluso, la presencia de padres y madres en los pasillos de los colegios es considerada una alerta: síntoma de algún problema desbordado o del afán de vigilancia del trabajo del profesorado.
En este panorama, el programa Comunidades de Aprendizaje (CdeA) desde el año 2015[1], ha fomentado la participación educativa[2] de la comunidad en colegios públicos del país, incluso, haciéndola participe de las actividades del aula. En 105 sedes de siete departamentos de Colombia, padres, madres, abuelas, vecinos y demás miembros de la comunidad, participan como voluntarios(as) en el salón de clases junto a sus hijos e hijas mediante la implementación de los denominados ‘Grupos Interactivos’.
Esta Actuación Educativa de Éxito (una de siete que desarrolla el programa), tiene como fin realizar refuerzos académicos de temas vistos con anterioridad en una materia; suele realizarse de forma semanal, quincenal o mensualmente, según la institución. Para ello, el(la) maestro(a) distribuye el curso en pequeños grupos heterogéneos (máximo de seis estudiantes) quienes rotan por un circuito de actividades sobre el tema elegido. Cada una de estas es acompañada de manera permanente por uno de los voluntarios o voluntarias asistentes y quienes fomentan las interacciones entre los(las) estudiantes, promoviendo la solidaridad, la integración del grupo y el trabajo colaborativo.
“Yo vengo a la escuela porque me importa mi hija. Yo no se muchas cosas pero quiero que ella sepa que estoy pendiente y que lo más importante es la educación. En los Grupos Interactivos me divierto y aprendo con los estudiantes”, comenta Don Fidel Daza, padre de familia de la IER La Josefina (San Luis, Antioquia). Dado que su intervención no está relacionada directamente con el tema de clase, sino con la potencialización de las interacciones, son bienvenidas en el aula personas de diversa o nula formación académica, incluso, no es menester saber leer o escribir. Es común también que en estos grupos participe la familia extensa del estudiante, como los abuelos(as), tíos(as) y demás familiares, usualmente desconocidos en la comunidad educativa.
Para Ayleen Carrión, estudiante de grado quinto de la IED El Carmen (Guasca, Cundinamarca), «la participación de los demás padres incentiva a que los míos vengan. Les pedimos que vengan por nosotros, por nuestro aprendizaje. Cada vez más vamos aprendiendo y ellos ven como nosotros aprendemos. En la casa trabajamos lo que ellos ven que trabajamos en el salón”.
Según la documentación realizada por el equipo de Fundación ExE en el año 2018, la participación de voluntarios(as) de la Comunidad en Grupos Interactivos, además de brindar herramientas pedagógicas para el acompañamiento en casa, también ha permitido el fortalecimiento de la comunicación y el apoyo en la relación entre el(la) maestro(a) y la familia, quienes comprenden ahora de manera vivencial los retos de la labor docente. Permite, a su vez, generar mayor dinamismo en los ritmos de clase, aumenta la participación de todos los(las) estudiantes en las actividades, optimiza el tiempo de aprendizaje y favorece el surgimiento de actitudes solidarias en un ambiente comúnmente permeado por el individualismo y la competitividad.
El reconocimiento que les brinda el colegio a las familias mediante el interés en sus opiniones, el aprecio a sus experiencias de vida y la valoración de sus aportes en clase, genera vínculos de pertenencia y responsabilidad de los(as) voluntarios(as) con el colegio. Este hecho transforma radicalmente la forma de participación del familiar en la escuela así como la frecuencia de sus asistencias. No más en las instituciones focalizadas en Cundinamarca en el 2016, la participación de las familias en el aula alcanzó el 60,6% tras tres años de implementación.
En la actualidad, además de los Grupos Interactivos, el programa de Comunidades de Aprendizaje está impulsando la Formación de Familiares en cursos de su elección; la vinculación de la comunidad en la conformación de Comisiones Mixtas -para la gestión de sueños institucionales- y el fomento de la participación de madres y padres en asambleas de convivencia para la creación de acuerdos que favorezcan los ambientes de aprendizaje. Todo ello bajo la premisa que “en una Comunidad de Aprendizaje, no solo el estudiante aprende; todos tenemos la posibilidad de aprender y todos tenemos la posibilidad de enseñar”, como bien afirma Mauricio García, uno de los formadores líderes del programa.
Quienes estén interesados en conocer más de los Grupos Interactivos y del programa, los invitamos a visitar: https://www.comunidaddeaprendizaje.com.es/
Foto Portada: Grupo Interactivo en la Institución Educativa Las Américas (Florida, Valle). Por: @mauriciovarela365 (Instagram)
[1] A nivel Latinoamericano, Comunidades de Aprendizaje es implementado gracias al respaldo y financiación de Natura Cosméticos quien en cada país busca un aliado pedagógico para su desarrollo. En Colombia, la Fundación Fundación Empresarios por la Educación asume este rol desde el 2014.
[2] Según la investigación INCLUDED, liderada por el CREA (Community of Researchers on Excellence for All), las formas de participación de las familias en la escuela obedecen a cinco tipos: informativa, consultiva, educativa, evaluativa y decisoria; siendo la primera de estas la más usual en el caso colombiano. Respecto a la participación evaluativa y decisoria, tiende a restringirse a la vinculación de algunos acudientes en los grupos de gestión institucional (Consejo de Padres, Comité de Convivencia), y quienes pese a su representatividad, sostienen escasas vías de comunicación con los demás miembros de la comunidad.
Fuente: https://lasillavacia.com/silla-llena/red-de-la-educacion/familias-al-aula-la-experiencia-de-grupos-interactivos-colombia