Por: Amy Goodman
Esta semana, el huracán Harvey, que finalmente se convirtió en tormenta tropical, desató sobre territorio estadounidense la furia de un planeta en pleno calentamiento. Tras su paso por Texas, en la Costa del Golfo de México, cientos de miles de personas fueron desplazadas o quedaron sin hogar, miles languidecen en refugios hacinados y al menos 28 han muerto. Se prevé que será el desastre natural más costoso de la historia del país: se registraron las lluvias más intensas registradas hasta el momento en Estados Unidos, que provocaron la inundación de varias ciudades, entre ellas Houston, la cuarta ciudad más grande y más diversa del país.
Houston, la metrópolis del petróleo, alberga una cuarta parte de las refinerías de petróleo de Estados Unidos, y la mitad, si se tiene en cuenta toda la costa del Golfo de México. En medio de esta terrible tormenta, las instalaciones petroquímicas se vieron obligadas a cerrar abruptamente, por lo que emitieron toneladas de toxinas al aire. Esto afecta fundamentalmente a las comunidades de color más pobres que viven cerca de la zona donde históricamente se han construido las plantas.
El martes, el Presidente Donald Trump, quien se ha encargado de vender la mentira de que el cambio climático es un engaño que inventó China para perjudicar a la economía estadounidense, realizó una visita predeciblemente superficial a Texas. Sin hacer mención a las víctimas, Trump alardeó apenas aterrizó en Corpus Christi: “Qué público, cuánta gente”.
Negar el cambio climático ante la devastación provocada por el huracán Harvey es incomprensible, ignorante e inmoral. Dado que tanto Trump como el gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, son negacionistas del cambio climático, es importante entender los argumentos científicos.
El Dr. James Hansen se desempeñó como principal científico de la NASA encargado de cuestiones relativas al cambio climático y actualmente es director de Climatología, Sensibilización y Soluciones del Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia. Hansen explicó en el programa “Democracy Now!”: “[El cambio climático ] ya no es motivo de discusión. Se trata de hechos comprobados. Como consecuencia de los cambios en la composición de la atmósfera, provocados fundamentalmente por la quema de combustibles fósiles, el planeta se está calentando y el nivel del mar ha comenzado a aumentar debido a que el océano se está calentando y el hielo se está derritiendo. El volumen de vapor de agua en la atmósfera está aumentando debido a que la atmósfera se está calentando y, por consiguiente, la cantidad de agua que cae durante estas tormentas es mayor debido al calentamiento global provocado por el ser humano. Las tormentas eléctricas, los tornados y las tormentas tropicales obtienen su energía de la energía que está latente en el vapor de agua. Estas tormentas son en gran medida el resultado de los efectos provocados por el ser humano”. Asistimos entonces al surgimiento de tormentas cada vez más grandes. Las lluvias son cada vez más intensas y las tormentas cada vez más fuertes. El huracán Harvey, intensificado por el cambio climático, tocó tierra en el epicentro de la industria petrolera de Estados Unidos.
A la inundación, de por sí muy grave, se agregan las toxinas emitidas al aire por las refinerías de la zona. Bryan Parras, encargado de la campaña “Beyond Dirty Fuels” de la organización Sierra Club en Houston y cofundador de los Servicios de Defensa de Justicia Ambiental de Texas ( TEJAS , por su sigla en inglés), trabaja en comunidades de color de bajos recursos y de clase trabajadora en Houston, donde las personas viven muy cerca de las grandes plantas petroquímicas que emiten gases tóxicos.: “Todas las plantas, todas las refinerías decidieron cancelar sus operaciones de golpe. Cuando eso ocurre, generalmente se deben quemar los químicos excedentes. Y se trata de un proceso muy contaminante. Se puede ver literalmente humo negro flotando en el horizonte…Lamentablemente, en este proceso se emiten toneladas de químicos cancerígenos al aire”.
La escritora y activista Naomi Klein ha realizado desde hace mucho tiempo la vinculación entre los desastres naturales y el oportunismo económico. Un elemento fundamental, según la autora, es la complicidad de los medios de comunicación. Klein dijo en el programa “Democracy Now!”: “Lo que no se escucha, o se escucha muy poco, es una explicación de por qué las expresiones ‘sin precedentes’ e ‘histórico’ se han vuelto clichés meteorológicos. Escuchamos estas palabras todo el tiempo, porque año tras año se registra un calor sin precedentes, somos testigos de incendios forestales sin precedentes, de sequías sin precedentes, de tormentas sin precedentes, porque la marca es más alta cada vez”. Klein añadió: “[En los medios] no se dice que la tormenta es una consecuencia del cambio climático. Nadie explica qué es lo que provocó que la tormenta se intensificara, qué provocó que lo que normalmente hubiera sido un desastre natural se convirtiera en una catástrofe humana”.
Uno de los principales postulados actuales de la climatología es que, si bien no todo evento climático es consecuencia del calentamiento global, el cambio climático provocado por el ser humano está causando eventos climáticos extremos cada vez más intensos, más frecuentes, más costosos y más letales. Mientras la población de Texas y Louisiana sufre los últimos días de lluvia y comienza a recuperarse, más de 1.200 personas han muerto en grandes inundaciones en Bangladesh, India y Nepal. El planeta se está ahogando en el negacionismo. El cambio climático es real y es necesario tomar medidas al respecto.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=231080