España: La RAE debate si hay que reformar la Constitución para evitar el lenguaje machista

Europa/España/05 Enero 2020/El país

El Gobierno pidió a la institución en 2018 un dictamen sobre si la ley fundamental debe ser más igualitaria con la mujer

El artículo 2 de la Constitución señala que la Nación española es «patria común e indivisible de todos los españoles». ¿Debería decir también «y todas las españolas»? Este jueves, el pleno de la Real Academia Española (RAE), con los académicos que acudan a la mesa redonda de estas sesiones, comenzarán a debatir si la ley fundamental debe modificarse, y en qué apartados, para que su lenguaje sea más igualitario con las mujeres. Esta discusión obedece a un mandato del Gobierno del socialista Pedro Sánchez, el 10 de julio de 2018, nada más llegar al Ejecutivo, cuando la vicepresidenta, Carmen Calvo, pidió a la institución que se manifestara sobre esta cuestión con un dictamen, ante el creciente uso de los desdoblamientos, que reivindica el feminismo. “La adecuación de la Constitución española a un lenguaje inclusivo, correcto, verdadero y acorde a la realidad de una democracia que transita entre hombres y mujeres”, en palabras de Calvo.

“Debatiremos en este pleno y en los siguientes sin solución de continuidad, hasta que haya una decisión”, declaró ayer miércoles el director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, en el acto de actualización de términos del Diccionario de la Lengua Española relacionados con la lotería. Los académicos cuentan como base de trabajo con el borrador, titulado Lenguaje inclusivo y Constitución, que finalizaron a comienzos de este año los cuatro académicos designados para esta cuestión por el anterior director de la RAE, Darío Villanueva: Paz Battaner, Inés Fernández-Ordóñez, Pedro Álvarez de Miranda e Ignacio Bosque.

Este último es quizás el más relevante por el informe que elaboró en 2012 sobre lenguaje inclusivo, que fijó la posición de la RAE. La doctrina Bosque, desarrollada en su informe Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer, llamaba la atención acerca de las guías de lenguaje no sexista publicadas por diversas instituciones «por difundir usos ajenos a las prácticas de los hablantes, conculcar normas gramaticales y anular distinciones necesarias». Bosque y la RAE sostienen que en la lengua española el masculino es el género inclusivo y que, por lo tanto, cuando se dice “todos los españoles” también están incluidas las españolas.

Muñoz Machado reconoció este miércoles, no obstante, que las aproximadamente 30 páginas de ese borrador propiciarán un debate “denso y extenso” y en el que muy probablemente no haya unanimidad, “sino que concluya con un consenso”. La nueva visita de Calvo, el pasado 24 de octubre, a la RAE, parece haber espoleado a los académicos para que pongan punto final a un informe que se ha retrasado en el marco de un Gobierno en funciones desde el 28 de abril, cuando se celebraron elecciones generales, a las que siguieron las del 10 de noviembre. En cualquier caso, Muñoz Machado advirtió de que los académicos no se pronunciarán sobre el lenguaje inclusivo, “sino de cómo está redactada la Constitución”. “Nosotros no hacemos política lingüística, sino que explicamos cómo se usa el lenguaje”.

Desde que fue elegido director de la RAE (el 20 de diciembre cumplirá un año en el cargo), cada vez que a Muñoz Machado se le ha preguntado por esta cuestión ha respondido que el informe “no supondrá grandes cambios ni sorpresas”.

Lo único que ha trascendido del borrador, como adelantó EL PAÍS, es la recomendación de que se desdoble la palabra “reina”, ya que hasta ahora solo figura con el significado de consorte del Rey. Por lo tanto, que se hable de rey o reina y príncipe o princesa en la parte referida a la Corona (Título II, artículos 56 a 65). Ahí entra la cuestión del largo y pormenorizado proceso para reformar el texto constitucional, como se recoge en su propio articulado. La revisión del Título II obliga al voto favorable de dos tercios en el Congreso y el Senado; después habría que disolver las Cámaras y las nuevas deberían ratificar la decisión, de nuevo por dos tercios, para finalmente ser sometida a referéndum.

Si, como prevé Muñoz Machado, son numerosas las intervenciones de los académicos en el pleno de esta tarde y teniendo en cuenta que solo quedan dos sesiones este año, la de hoy y la del 19, es probable que la votación en la RAE no llegue hasta finales de enero. Quién sabe si coincidirá con la formación del nuevo Gobierno.

Fuente e imagen: https://elpais.com/cultura/2019/12/12/actualidad/1576149291_452308.html
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Entrevista a Ana Falú: “Las mujeres queremos ser diferentes, pero no desiguales”

Entrevista/04 Enero 2020/Autora: Alejandra Aguado/El país

La arquitecta y activista feminista Ana Falú reivindica la necesidad de repensar las ciudades desde una perspectiva de género para que sean más seguras y habitables para la población femenina

Miedo a transitar calles oscuras, al acoso callejero, a tocamientos indeseados en el transporte público, a ser violadas. Estos son algunos de los temores que experimentan las mujeres de muchas ciudades del mundo. Las que viven en barrios informales sin electricidad, agua o saneamiento lo tienen peor. Para ellas es más difícil también encontrar empleos formales dignamente remunerados o alcanzar cotas de poder en las instancias locales. La red global Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU) estima que solo el 20% de los concejales y el 5% de los alcaldes del mundo son mujeres.

Por todo esto, Ana Falú (San Miguel de Tucumán, Argentina, 1947) lleva décadas reivindicando el enfoque de igualdad de género en la planificación urbana, la legislación y el desarrollo para lograr la inclusión y la integración plena de las mujeres y las niñas en la vida económica, social, política y cultural de las urbes. «Las mujeres sabemos que nuestras experiencias cotidianas en las ciudades son distintas de las de los hombres», reflexiona en una conversación tras su participación en la Cumbre Mundial de Líderes Locales y Regionales, organizada por CGLU en Durban, Sudáfrica, el pasado noviembre.

Falú se define como «activista social y por los derechos humanos desde siempre». Aunque reconoce que tiene «muchos sombreros». Esta arquitecta de formación es profesora en la Universidad Nacional de Córdoba e investigadora científica, forma parte del grupo asesor de mujeres de ONU Hábitat y apoya activamente en la Red de Mujer y Hábitat de América Latina.

«Las mujeres queremos ser diferentes, pero no desiguales. Tenemos que hacer que se conozcan las diferencias porque se ocultan de alguna manera. No se visibilizan porque la planificación urbana —la mirada sobre la ciudad, los territorios, el barrio— está pensada bajo un concepto de neutralidad. Se planifica para familias, aunque en América Latina entre un 30 y 40% de hogares están a cargo de únicamente una mujer», argumenta.

Entre esas particularidades invisibles de la vida urbana de las mujeres, Falú recuerda que la pobreza es predominantemente femenina. Las que viven en condiciones de precariedad, además, son mayoría en el mercado laboral informal, muchas son cabeza del hogar, tienen más del doble de hijos que las ricas y viven en la periferia de ciudades fragmentadas, segregadas y complejas.

«Por otro lado, hay que destacar entre lo que se oculta el trabajo invisibilizado de las mujeres: el de cuidados», analiza. Algo que recientemente el movimiento del 8 de marzo ha expuesto en Argentina, América Latina y el mundo, según Falú. Hace falta, agrega, que tal reconocimiento se traduzca en políticas públicas y una planificación urbana adecuada.

«Las ciudades compactas como las europeas, en las que se puede caminar y con un transporte excelente, sin duda son más amigables para las mujeres que las latinoamericanas», considera. «Pensemos en ciudades como Buenos Aires, Sao Paulo o México, en donde los traslados les toman entre dos y cuatro horas al día a las más pobres que residen en la periferia. Y en condiciones pésimas, en un transporte que no es seguro, que las expone al acoso sexual», continua.

Pero hay soluciones, algunas muy debatidas y contestadas, como el transporte seguro de México, exclusivo para mujeres o con zonas habilitadas solo para ellas. Falú fue una de las encargadas de evaluar junto a un equipo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) su efectividad. «Realmente, las mujeres dicen que pueden ir tranquilas en las horas punta y volver a sus hogares cargadas de bolsas, incluso con niños, y dormir una siestita porque nadie les mete mano», relata la experta. Otra iniciativa muy extendida es la creación de aplicaciones para los teléfonos móviles en las que las vecinas marcan las zonas peligrosas, para que otras usuarias puedan evitarlas.

Más allá de este tipo de experiencias y con una mirada más amplia, Falú cree que las soluciones contra las desigualdades —de género, pero también de ingresos— en las ciudades pasan por «redistribuir más». Los gobiernos locales tienen esa responsabilidad, dice. En la práctica, significa que haya servicios de cuidado infantil y de adultos mayores distribuidos en los territorios, «privilegiando aquellos en los que hay menos ingreso per cápita», aclara. Con ello, las mujeres, sobre todo las jóvenes en edad reproductiva, podrán tener la posibilidad de buscar empleo, educarse o hacer vida política.

La clave es descentralizar, resume. «Y tener en cuenta la vida cotidiana en esos barrios, en la calidad de los servicios, de la calle, de las aceras. Así como privilegiar a las personas sobre los vehículos. Las mujeres son las que más usan el espacio público, casi siempre con otros: niños, personas con discapacidad, mayores… Ese espacio público tiene que estar pensado en clave feminista», reclama.

Ana Falú (izquierda) durante un debate en la Cumbre Mundial de Líderes Locales y Regionales en Durban, Sudáfrica, este noviembre.
Ana Falú (izquierda) durante un debate en la Cumbre Mundial de Líderes Locales y Regionales en Durban, Sudáfrica, este noviembre. CGLU

Para Falú, las mujeres han tenido la capacidad de resistir los temores y transitar un entorno urbano hostil. «Así hemos construido nuestra ciudadanía, no es que nos quedemos encerradas atemorizadas». Si bien, dice, hay muchas que se recluyen en lo privado por miedo a los peligros que representa la ciudad, al menos, en América Latina. «Como si el hogar fuera más seguro y es donde más violencia se ejerce contra el cuerpo de las mujeres», aclara.

Para dar respuesta a las necesidades, temores y reclamos de las mujeres no hay una receta única. Cada sociedad es distinta. Pero las ciudades hablan y escuchan, solo hay que estar atentos, opina Falú. «Cuando las muchachas ocupan las calles de Argentina pidiendo igualdad de oportunidades, la ciudad está hablando, está demandando derechos. Y las autoridades tienen que escuchar y plantear políticas», apunta.

Pero además de esas grandes manifestaciones urbanas, la experta propone generar en cada barrio «oportunidades de escucha para saber qué agenda proponen las mujeres y cuáles son sus prioridades». Es lo que hace el programa Voces de Mujeres Diversas por Ciudades Seguras, Inclusivas y Sostenibles, de la Red Mujer y Hábitat de América Latina. Esta iniciativa busca «enriquecer debates en torno a los derechos de las mujeres a la ciudad, sistematizando sus demandas para la elaboración de propuestas que permitan incidir en las políticas públicas locales», en palabras de la organización de la forma parte Falú. 

«Una de esas prioridades es el cuidado infantil. Otra, la seguridad, la no violencia que les permita recorrer las calles o usar el transporte público con tranquilidad», enumera la especialista. «En Argentina asesinan a 27 mujeres al mes, es una locura el feminicidio». Un problema que no solo tiene que ver con los gobiernos locales, que tomarán medidas parciales, matiza. «Terminar con la violencia contra las mujeres por el hecho de serlo, nos va a llevar tiempo».

Otro de los ejes de acción para construir ciudades feministas es que más mujeres se dediquen a la política local. Para eso, afirma Falú, lo que mejor funciona son las leyes positivas como las de cuotas. En los cuerpos legislativos ha habido avances en este sentido, asevera, «pero no lo hemos conseguido en los ejecutivos y técnicos». Incluso cuando llegan al poder, las mandatarias enfrentan mayores dificultades para ejercerlo. «Cuando estamos en un lugar de responsabilidad en cualquier ámbito, la tarea se hace de excelencia. Si no, eres juzgada. Los hombres pueden ser mediocres. Cuando tengamos mujeres mediocres en lugares de toma de decisión, habremos alcanzado la igualdad», zanja.

Fuente e imagen: https://elpais.com/elpais/2019/12/09/planeta_futuro/1575907484_152466.html

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