Por: Leonardo Díaz
Es común encontrarnos con la arrogancia que disfraza el complejo de inferioridad o la inseguridad. Ninguna de esas debilidades acompañaron el carácter de don Marcio.
Con motivo del fallecimiento del Dr. Marcio Veloz Maggiolo, el Estado dominicano, intelectuales, opinadores de la prensa dominicana y admiradores en las redes sociales han rendido un justo tributo a uno de los grandes referentes en la historia de la cultura dominicana.
Novelista, cuentista, poeta, arqueólogo, educador, don Marcio destacó en todas las áreas a las que se dedicó. Fue Premio Nacional de Poesía; Premio Nacional de Cuento; Premio Nacional de Novela (tres veces); Miembro Laudatio de la Academia de Ciencias de la República Dominicana.
A su fecunda obra literaria se agrega su labor como investigador en los campos de la arqueología, la antropología y la historia, áreas desde donde problematizó sobre los imaginarios y cosmovisiones de los taínos; así como sobre temáticas relevantes de la cultura dominicana como: el barrio, la religiosidad, el arte, la muerte, entre otros muchos tópicos.
En el año 2001 publicó un texto llamado Antropología portátil, una obra llamada así por su espíritu de divulgación e interés formativo. Y es que don Marcio nunca se vio como un académico ajeno a la responsabilidad de divulgar el conocimiento especializado.
Muchos alumnos o conocidos hemos dado testimonio de su humildad, su cercanía y su disposición a enseñar. En los ambientes académicos e intelectuales es común encontrarnos con la arrogancia que disfraza el complejo de inferioridad o la inseguridad.
Ninguna de esas debilidades acompañaron el carácter de don Marcio, cuya grandeza intelectual siempre estuvo acompañada de su magnanimidad.
Estas líneas no le hacen justicia. Me consuela que le han escrito otras mejores y que don Marcio seguirá siendo un modelo a seguir para quienes aspiramos a continuar su legado de trabajo intelectual y de “disposición portátil” en favor de la cultura dominicana.
Fuente: acento
Imagen: elnacional