La primera vez que llegó a inscribirse en el curso de lengua de señas, a María Siebald la miraron como bicho raro.
«¿Por qué quiere aprender lengua de señas?».
«Porque soy actriz y tengo un proyecto», fue la respuesta.
Ocho años más tarde ese proyecto tiene un brazo educativo cuyo material didáctico para la inclusión de lengua de señas es patrocinado por el Ministerio de Educación chileno y será promovido en más de 7.000 escuelas a lo largo del país.
A ella en esa época, sin embargo, no le parecía tan raro aprender lengua de señas. Ni lejano.
Cuando niña vivía muy cerca de un colegio para personas sordas y su mamá le había enseñado el abecedario en esa lengua.
Para ella era una lengua «muy normal y no un sistema de comunicación de la discapacidad», le cuenta Siebald desde Santiago de Chile a BBC Mundo.
De lo individual a lo social
El proyecto del que hablaba al matricularse era Nerven & Zellen.
Tras estudiar teatro, Siebald estaba desarrollando el concepto de una intervención artística de mujeres portadoras de información, pero le faltaba algo.
Eran varias mujeres que se vestían y movían igual, pero, en el fondo, eran una sola, la multiplicidad de uno mismo llevado a la representación en vivo. Sólo una cosa fallaba: la palabra.
«La voz lo echaba a perder, se rompía el efecto», cuenta la actriz.
Entonces, desempolvó ese conocimiento que tenía guardado: la lengua de señas.
«No fue una idea preconcebida sino más que nada una necesidad personal de un lenguaje que tuviera un significado concreto, pero que no usara palabras», le explica la actriz y directora a BBC Mundo.
De intervenciones urbanas, artísticas y para empresas, Nerven & Zellen derivó a hacer videos online en estética de videoclip para traducir canciones a lengua de sordos.
«Al aprender lengua de señas me di cuenta de la necesidad que ellos tienen de programas culturales. Y, principalmente, musicales».
«Ellos pueden sentir vibraciones. Pero nadie se encarga de subtitular o traducir la música a lengua de señas».
Seibald se propuso entonces ir un paso más allá y realizar sus propios «videoclips» en lengua de señas «a ver si entendían el ritmo, la estética y la calidad de la canción y del artista».
Y lo hicieron.
Educación en inclusión
Partió realizando videos de cantantes locales como Los Prisioneros y otros en español, como Luz Casal y su famoso «Un año de amor» a lo «Tacones Lejanos».
«Me di cuenta de que era más fácil encontrar una canción en inglés subtitulada o incluso traducida a lengua de señas que una chilena», cuenta.
Al principio y sin ningún tipo de apoyo, lograban hacer uno o dos al año, con amigos que ayudaban y se sumaban, pero sin presupuesto.
Y tuvo muy buena recepción. Sus videos comenzaron a verse en la comunidad sorda, además de en escuelas de lenguaje. Incluso comenzaron a ponerse de ejemplo en cursos de capacitación.
Un ejemplo es Claudia Carrasco, profesora y directora de una escuela para niños con necesidades especiales de lenguaje en San Felipe, una pequeña ciudad en la cordillera, a 95 kilómetros de Santiago.
Ella conoció el trabajo de N&Z mientras hacía un curso de perfeccionamiento en una fundación de la capital.
«Es un trabajo increíble, lo que hacen es muy bueno», asegura.
Después de tres intentos N&Z logró adjudicarse un fondo para realizar su proyecto más ambicioso: una serie de videos infantiles para integrar a niños sordos y oyentes y enseñarles a estos últimos la lengua de señas.
«Los adultos se interesan en lengua de señas, pero no tienen tiempo para aprender. Lo ven como un gueto, no se acercan mucho. Pero los niños son mucho más abiertos», comenta Siebald quien está convencida que las nuevas generaciones son el pilar de una sociedad más integrada.
El proyecto está basado en la música de «Mazapán», un grupo infantil con el que han crecido dos generaciones de chilenos.
«Yo crecí con Mazapán. Nuestra generación se educó con Mazapán. Es el grupo musical infantil más importante de Chile. Me pareció importante tomar esa banda que ha significado tanto y abrirla a la comunidad sorda, que no la conoce».
Realizaron seis videos de canciones que tienen como protagonistas animales. Y esperan en una próxima etapa hacer otra serie con objetos.
«Mazapán es una música que no pasa de moda. Además viene el trabajo listo y preparado», coincide Carrasco quien ya revisó el material, que pretende utilizar en su escuela.
«Es gratis, está disponible y es súper valorable, porque el material de lenguaje de señas es súper poco«, asegura la profesora.
Los mejores bailarines
Otro de los proyectos que han realizado es «Transistor», un dispositivo escénico de una radio que se mira, «una radio audiovisual», explica Siebald.
Cuatro actrices que traducen 46 minutos de un artista nacional en distintos ambientes de un mismo espacio.
«No a todas las personas sordas les gusta la música. Pero hay algunos a los que sí. Y están interesados en aprender más».
«Ellos sienten vibraciones. Yo les explico que la música no es sólo vibración, que no es lo mismo un reggaetón que un tecno industrial».
A través de talleres e instalaciones, N&Z han demostrado que las personas sordas sí pueden comprender el ritmo y la intención de una canción.
«Los he visto bailar y se trasladan de un espacio a otro y van bailando los diferentes estilos. Bailan mejor que nosotros. Necesitan vibraciones, luces y otros estímulos, pero son grandes bailarines».
«Somos un vehículo conector entre la comunidad sorda y la comunidad oyente», remata Siebald.
Fuente: http://www.wradio.com.co/noticias/sociedad/los-vidoeclips-musicales-en-lengua-de-senas-que-lograron-hacer-bailar-a-los-sordos-en-chile/20160705/nota/3180105.aspx
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