“La mayor parte del pueblo que emerge desorganizado, ingenuo y desesperado con fuertes índices de analfabetismo y semianalfabetismo, llega a ser juguete de los irracionalismos”Freire.
Recuerdo que hace unos años tuve que seleccionar a la persona que sería mi asistente y ya en ese entonces tenía muy claro su perfil. En el rubro de las actitudes esperaba que fuera una persona trabajadora, proactiva, resolutiva y amable. En el de las aptitudes lo tenía mucho más claro, necesitaba a alguien que supiera leer y redactar muy bien y sobre todo sin faltas de ortografía.
Afortunadamente encontré a la persona que cumplía con todas esas habilidades y la contraté de inmediato. A los pocos días me di cuenta de que me había precipitado, porque casi no sabía usar la computadora. Hablé con ella y le dije que era una habilidad imprescindible para su trabajo y que si no la desarrollaba tendría que prescindir de sus servicios.
La persona en cuestión tenía mucha necesidad de trabajar y no parecía dispuesta perder su empleo por esa minucia, así que me pidió un mes de plazo y al cumplirse el tiempo establecido, ella ya dominaba la computadora. Fue una colaboradora de excelencia por muchos años y ha venido a mi memoria a raíz del concepto que en estos tiempos de pandemia se utiliza con frecuencia, la de “analfabetas digitales”.
Éste es un concepto con el que no coincido, porque en ningún momento consideré a mi asistente como una analfabeta, ya que ella hablaba, escribía y procesaba la información magistralmente. Su único problema era que no sabía utilizar una herramienta llamada computadora y eso lo aprendió rápidamente.
En justicia, también habría que señalar el caso contrario, el de los llamados «analfabetas funcionales, mucho más grave, aunque sí sepan utilizar una computadora, pero que no entienden lo que leen y no pueden procesar la información, ni expresarse por escrito. Al respecto hay una frase de la profesora María Elvira Roca Barea, que dice: “Analfabetas ha habido siempre, pero ahora salen de las universidades”.
El concepto de “analfabeta” debe seguir utilizándose para los casos que fue creado el término. La ONU lo define como “Una persona que no puede ni leer ni escribir un breve y simple mensaje relacionado con su vida diaria”. Por su parte, la Real Academia de la Lengua Española dice que es: “Persona que no sabe leer ni escribir y, por extensión, ignorante o inculto”
En medios físicos y digitales circulan miles de artículos en los que se señala la desventaja que tienen los que no saben utilizar las nuevas tecnologías y en cierta forma tienen razón, pero me resisto a llamarlos analfabetas, creo que este término es tan importante que no debiera utilizarse para definir a las personas que no pueden manejar una computadora o un teléfono inteligente. Es posible que sea una desventaja, pero es más fácil de solventar que la de ser un analfabeta.
Entiendo que el término de analfabeta digital se haya adoptado para crear conciencia de los nuevos analfabetismos en la era tecnológica. No obstante, habría que desarrollar un neologismo que hable del atraso de algunos sectores de la población en lo que al manejo de las herramientas digitales se refiere y respetar el término analfabeta.
El analfabetismo es un fenómeno vergonzoso, cuya existencia denigra a cualquier país. Significa que los gobiernos abandonaron grandes sectores de la población a su suerte y los condenaron al atraso. Es la evidencia de una gran injusticia social. Dejaron sin escuelas zonas aisladas y permitieron que, en las pocas que existían, se diera una educación de mala calidad, sin maestros, sin programas para abordar el abandono escolar o el fracaso en los estudios. Factores todos ellos que lo propician. Es cierto que combatir el analfabetismo no da el mismo lucimiento que construir edificios, pero cualitativamente es la mejor obra que cualquier gobernante puede realizar.
Sé que solicitar que no se utilice la palabra analfabetismo, cuando se refieran a no poder manejar las TIC´s, es un acto romántico, porque el término ya es de uso común, máxime cuando la propia UNESCO determinó el 8 de septiembre para conmemorar el “Día Internacional de la Alfabetización Digital” como medida para reducir las desigualdades tecnológicas. No obstante, espero que la sociedad y el gobierno no pierdan de vista el grave problema que supone el analfabetismo en su más pura expresión y que se atienda con la misma intensidad con la que ahora se atienden las carencias tecnológicas.
Es cierto que la pandemia puso en jaque al sistema educativo y que éste pudo salir adelante gracias a las nuevas tecnologías. Es cierto asimismo que sería muy difícil prescindir de las ventajas que nos ofrecen; pero también es verdad que existen muchos lugares donde están saliendo adelante sin estos recursos tecnológicos y no es justo que se les llame “analfabetas digitales”.
Aprender a usar dispositivos tecnológicos es fácil y siempre habrá tiempo para hacerlo; pero aprender a leer y escribir bien; ser un persona de principios y actuar con ética no se aprende con tanta facilidad.
No sobreestimemos las TIC´s más de la cuenta, porque al hacerlo estamos subestimando las habilidades del ser humano para adaptarse a todas las circunstancias.
“Cuando todos sepan leer y escribir (…) encontrareis en el pueblo jueces cuya censura habréis de temer (…) y entonces adquiriréis las virtudes que os faltan”Flora Tristán. Petra Llamas
Conferencia virtual en el Congreso Pedagogia 2021 – 03 de febrero de 2021, La Habana, Cuba
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Desde la Segunda Guerra Mundial, en la década de 1940, no hay noticias de que alumnos y profesores se hayan visto obligados a quedarse en casa durante tanto tiempo.
Datos de la UNESCO muestran que la pandemia ha afectado a más de 1500 millones de estudiantes en 188 países, lo que representa el 91% de los estudiantes del planeta.
En América Latina, el cierre temporal de las escuelas ha afectado a 160 millones de alumnos, según estimados de la UNESCO.
Este confinamiento expuso aún más el agravamiento de las desigualdades sociales. La UNICEF estima que 370 millones de niños pueden haber sido privados de una alimentación adecuada debido al cierre de las escuelas.
El sistema escolar mundial no estaba preparado para lidiar con los efectos de una enfermedad que nos exige distanciamiento físico y aislamiento social por un largo período.
La educación tuvo que pasar del universo presencial al virtual, viéndose obligada a recurrir a nuevas herramientas tecnológicas que permiten la educación a distancia. En muchos países los alumnos, en especial los que asisten a las escuelas públicas, no disponen de los recursos necesarios para acceder rápidamente a las tecnologías de las comunicaciones.
Incluso para aquellos que disponen de esos recursos, también les ha resultado difícil adaptarse a la nueva realidad digital. No es muy confortable soportar 40 o 50 minutos de clase remota a través de la pequeña pantalla de un celular… y peor aún, sin la posibilidad del contacto directo con el profesor y los colegas.
Para muchos jóvenes la educación a distancia carece de incentivos, lo que provoca el abandono escolar y la mayoría de los profesores no estaban preparados para impartir clases a distancia.
En muchos países, como en Brasil, se observó que la permanencia en casa por largos períodos proporcionó el aumento de la violencia doméstica y en el caso de las adolescentes, el embarazo precoz.
La enseñanza a distancia se diferencia mucho de la enseñanza presencial al reducir la interacción profesor-alumno y dificultar la relación de ayuda mutua didáctica entre los estudiantes.
Para los escolares que asistían a la escuela a tiempo completo, la casa era principalmente un lugar para la convivencia familiar y el descanso, muchas veces en un espacio reducido debido al número de personas que lo habitan, por lo tanto, la educación a distancia no siempre logra atraer la atención requerida. Esto se agrava cuando se trata de alumnos de educación infantil y primaria, período en el que se desarrolla el proceso de alfabetización.
El déficit en las habilidades básicas como la lectura, la escritura la suma y la resta se incrementa. Esta interrupción del aprendizaje también afecta en gran medida a los estudiantes que están finalizando el curso, lo que dificulta el ingreso al mercado laboral.
La pandemia también mostró cómo, en general, las familias eran ajenas al aprendizaje escolar de sus hijos. De repente, los padres debían interesarse por los contenidos didácticos y además improvisar para ser auxiliares de los profesores.
Sin embargo, esto no siempre es posible. En los países periféricos, muchos adultos tienen menos nivel escolar que sus hijos. Los padres no se sienten preparados para ayudarlos con las tareas escolares. Y ocupados con el trabajo a distancia y los quehaceres del hogar hay padres que no tienen tiempo para acompañar y ayudar a sus hijos con los deberes escolares. No obstante, ahora le han dado más valor a la escuela y al trabajo de los profesores.
La familia clave en tiempos de pandemia
Resignificar la educación
La desigualdad social influye significativamente en el acceso a las tecnologías de la comunicación. Hay estudiantes que ni siquiera tienen condiciones para conectarse a internet. La exclusión digital es un nuevo fenómeno social y es ya considerada una violación de los derechos elementales. En el caso de Brasil, por ejemplo, apenas el 57 % de la población tiene una computadora capaz de ejecutar los programas más actuales y el 30% de las viviendas no tiene acceso a internet cuestión indispensable para la educación a distancia según (IBGE / investigación TIC a domicilio, 2018).
Es por esto que resulta muy importante que las escuelas tengan a disposición de los estudiantes vídeo clases, que incluso deberían ser transmitidas por canales de televisión y acompañadas del respectivo material impreso.
En Argentina, la empresa Telefónica convenió con el gobierno para permitir durante la pandemia, el acceso gratuito a los sitios educativos para las familias que no puedan pagar por el servicio.
El el Perú, la misma empresa, asociada a Facebook, al BID y el CAF (Banco de Desarrollo de la América Latina), creó el programa “Internet para todos”, que ofrece servicios a operadores móviles locales para llegar a áreas remotas.
En Brasil 46 millones de personas no tienen acceso a la internet, lo que corresponde a más del 25% de la población.
Un estudiante de 11 años revisa sus libros de estudio en casa ya que no tiene acceso a clases virtuales. Su hogar no tiene acceso a internet ni a un telefono móvil. Foto: UNICEF
Del 79,1% de la población que accede a internet, el 99,2% utiliza su teléfono celular. El BID estima que el 20% de la población de América Latina no tiene un acceso adecuado a la internet móvil.
La pandemia le ha dado un mayor significado a la educación, la que debe ser orientada y pensada para los jóvenes que habrán de enfrentar los desafíos de la década 2030.
Esto exige una metodología pedagógica capaz de activar el pensamiento crítico, despertar la creatividad y la originalidad, solucionar problemas complejos, tener flexibilidad cognitiva, valorar la inteligencia emocional y el trabajo en equipo, aprender a lidiar con opiniones y comportamientos diversos, y saber tomar decisiones sin imposiciones autoritarias.
Como vivimos actualmente en un mundo interconectado, no solo las personas no son islas, como destacó John Donne, poeta y pensador inglés, sino también nuestras ciudades y países.
Es necesario enfrentar los problemas desde diferentes ópticas y a partir de diversos contextos, pero siempre sin renunciar al compromiso ético de que todos los seres humanos y la naturaleza tienen derecho a condiciones de vida dignas.
Por tanto, ya no se trata de un aprendizaje para obtener buenas notas en las pruebas escolares y alcanzar un diploma al finalizar el curso. La educación es un proceso sin fin que dura toda la vida.
La escuela es justamente el lugar donde el alumno recibe el impulso de interactuar con quien tiene mucho que enseñar, así como quien enseña tiene mucho que aprender, en una sinergia compleja, rica y permanente.
Hace tiempo que se enseña fuera del aula, lo que requiere de una experimentación permanente. Un ejemplo de ello es la esfera de la agricultura. La pandemia ha expandido y acelerado este proceso, y el uso de internet ha roto las barreras físicas para la comunicación y la interacción.
Las clases, antes centradas en la oralidad del profesor, ahora cuentan con una gran variedad de recursos pedagógicos, como video clases, infografías, diapositivas, animaciones, juegos educativos y viajes virtuales, como a museos y a ciudades históricas. Y la ventaja es que cualquiera puede acceder al contenido y a las actividades compartidas, desde cualquier lugar y en cualquier momento. Sin duda, esto favorece la democratización de la educación, siempre que todos tengan acceso a las tecnologías de la comunicación. Al mismo tiempo permite el diálogo directo del profesor con determinado estudiante, es decir, permite la atención a las diferencias individuales.
Un niño en Etiopía atiende a clase a través de la radio debido al cierre de las escuelas por el COVID-19. Foto: UNICEF
No debemos alimentar la nostalgia de cómo era la escuela antes de la pandemia, al reabrir las instituciones educacionales no basta reponer las clases. Ahora tenemos una nueva configuración de las relaciones sociales y debemos aprovecharlas para desarrollar nuevas metodologías de enseñanza pero, conocemos que nuestros sistemas educacionales son resistentes al cambio, sin embargo la COVID 19, nos impone una nueva realidad. Ahora tenemos que admitir que la enseñanza remota a distancia tendrá que ser incorporada a los recursos pedagógicos. Se trata de una nueva modalidad que puede producir efectos positivos, como el protagonismo de los alumnos en su propio proceso de aprendizaje.
Dejan de ser simples objetivos de las lecciones del profesor y pasan a ser sujetos de la actividad escolar, responsables de organizar su agenda de estudios domésticos y planear el tiempo y el modo de abordar el currículo.
Este autoconocimiento exige de la escuela, mayor atención a la formación integral de los estudiantes como tener en cuenta la situación familiar en que viven y las condiciones de vivienda. De cierto modo, los alumnos pasan a ser compañeros del profesor en la elaboración de la malla curricular y en la práctica pedagógica. La enseñanza se hace más personalizada en la medida que hay más diferencia de ritmo entre los estudiantes, instados a gestionar sus actividades escolares, los alumnos tendrán mayor protagonismo y los profesores actuaran como mediadores entre los contenidos curriculares y los recursos tecnológicos.
En realidad ocurre, que no todo son luces. El lado oscuro necesita ser enfrentado con seriedad. En Brasil, las investigaciones constataron que casi el 90 % de los profesores no tenían experiencia de clases a distancia antes de la pandemia.
Ahora, el 82 % de las clases son desde casa, demostrando que ha aumentado la carga horaria de trabajo. Y el 84 % opina que la participación de los alumnos en el aprendizaje se redujo. La principal dificultad es el acceso a computadoras y a la internet.
El informe GEM (Monitoreo global de la educación) del 2020, señala que, en los países periféricos el 40 % no cuenta con políticas para apoyar a los alumnos durante el cierre de las escuelas. Según la UNESCO, menos del 10% de las 209 naciones evaluadas poseen leyes que favorecen la plena inclusión en la escuela.
El lado negativo de la educación a distancia
Una niña de Timor-Leste muestra la plataforma en línea que utilizará para estudiar mientras su escuela está cerrada debido a la pandemia de coronavirus. Foto: UNICEF
La educación a distancia tiene como puntos negativos, favorecer el individualismo en el trabajo escolar, disminuir los lazos de solidaridad entre alumnos y profesores, hacer inviables las acciones colectivas en defensa de los derechos de los docentes.
El peligro del trabajo a distancia es colocar en riesgo la frontera entre el tiempo de trabajo y el de convivencia familiar. Al sobrecargar las jornadas de trabajo, se reducen las horas de ocio.
Lo ideal sería no considerar obligatoria la actividad a distancia y sí como opcional, hasta que la pandemia sea superada y puedan todos retomar el trabajo en condiciones de igualdad en el espacio escolar.
Al agravarse las desigualdades sociales la pandemia expone el carácter de un modelo educativo individualista, excluyente, competitivo, subordinado a las demandas del mercado. La crisis económica y el aumento del desempleo debilitan la tesis de que la escuela es una vía segura para incluir a todos en el mercado de trabajo y conquistar una vida estable.
Esta nueva modalidad de enseñanza carece de estructura para desarrollar adecuadamente las actividades escolares. Muchas veces, absorbidos por la vida familiar y las ocupaciones domésticas, como ayudar en la limpieza de la casa o ver filmes o programas de TV, los estudiantes pierden el interés por las clases.
Adoptar el trabajo a distancia como nueva modalidad de enseñanza puede agravar las desigualdades educacionales, excluyendo aquellos que, desprovistos de condiciones domésticas para involucrarse en el aprendizaje, acaban siendo víctimas de la ley del menor esfuerzo, cuando ellos son los que deberían recibir mayor atención.
El sistema educacional no puede transferir para el alumno la responsabilidad de tener una computadora y tener acceso a internet. Muchos viven en situación de vulnerabilidad social por lo que le corresponde al sistema garantizar las condiciones adecuadas a todos los estudiantes para realizar las tareas escolares, pues según el GEM por cada 100 jóvenes ricos, solamente 18 jóvenes pobres, completan la enseñanza media o secundaria.
Retorno a las clases presenciales
Estudiantes universitarios durante un exámen en plena pandemia. Foto: Reuters
¿De qué forma la pandemia afecta la calidad de la educación?
Es importante que el aislamiento social no dificulte la gestión democrática de las escuelas. El impedimento de las reuniones presenciales del claustro docente no debe ser motivo para justificar decisiones monocráticas. La escuela debe permanecer como espacio cotidiano de ejercicio de la democracia, incluso en su actual configuración virtual.
La vuelta a las clases presenciales no puede en modo alguno depender de la presión del poder económico, en especial de los propietarios de instituciones educacionales y de redes escolares.
Y cuando sea conveniente no puede ser hecho de improviso. Debe ser el resultado de una decisión democrática de los diversos actores implicados en la esfera de la educación, inclusive funcionarios de la escuela.
Se debe adoptar un protocolo después de realizar un extenso debate entre maestros, estudiantes, funcionarios, padres de los estudiantes y autoridades sanitarias. La pandemia en sí misma es objeto de estudio. Ella debe ser llevada al aula, promoviendo investigaciones y reflexiones sobre el equilibrio ambiental, zoonosis, dignidad, solidaridad en tiempos de pandemia, fragilidad de la vida humana, etc.
Los educadores no pueden ceder a la lógica de volver cuanto antes a la simple acumulación de los contenidos escolares ni al discurso tecnócrata de regresar a las actividades presenciales a partir del punto en que fueron suspendidas en el 2020. Hay que tener en cuenta que la pandemia, una vez superada por la vacunación, no debe ser considerada como un vacío en nuestras vidas. No pueden dejar de ser considerados relevantes los efectos emocionales, psicológicos y sociales, provocados en la vida de los estudiantes. Muchos fueron afectados por la pérdida de parientes, víctimas de la COVID 19 y la disminución de los ingresos familiares.
La escuela no es una sucesión de días lectivos. Es un espacio de convivencia, creatividad y socialización y sobre todo, construcción de la identidad ciudadana como colectiva. Deber ser también un espacio democrático de formación de conciencia crítica, disposición a la solidaridad y al compromiso y al combate a todas las formas de injusticias sociales.
La educación a distancia puede dar lugar a una nueva fuente de beneficios y de lucro para empresarios de instituciones educacionales, que pasan a ser los mediadores de contenidos y tecnologías excluyendo a todos aquellos que no tienen los recursos para transformar el espacio doméstico en apéndice de la escuela.
Este empresariado pasa a considerar la escuela como objetivo de su servicio de “delivery” (entrega), prepara los paquetes curriculares hecho por supuestos especialistas ajenos a la escuela, lo que compromete la autonomía del trabajo docente y hace que el contenido curricular dependa de grandes grupos privados que dominan las plataformas dirigidas a la educación.
Con o sin pandemia, predominando la enseñanza presencial o a distancia, el combate al más grave problema de la humanidad- la desigualdad social- exige que nos empeñemos todos en la lucha permanente por la escuela pública, gratuita y laica. La educación escolar a tiempo completo en un derecho universal que debe ser asegurado por el estado a toda la población.
La vulneración del derecho a la educación es una forma de violencia y limita las oportunidades de las niñas para el ejercicio de otros derechos
A su vez, la escuela puede ser un espacio de protección para prevenir y promover la transformación personal y colectiva que garantice la eliminación de cualquier forma de violencia hacia las niñas
Hoy, 25 de noviembre, se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, un día importante en la agenda internacional para denunciar la violencia que se ejerce sobre las mujeres y las niñas y reclamar la puesta en marcha de políticas en todos los países orientadas a su erradicación.
Cada diez minutos en algún lugar del mundo una adolescente muere a causa de la violencia. En 18 países los esposos pueden impedir de manera legal que sus esposas trabajen de forma remunerada. Cada año, 12 millones de niñas son casadas antes de cumplir los 18 años. Más de 132 millones de niñas de entre 6 y 17 años no asisten a la escuela.
Estos son algunos datos que ayudan a comprender la dimensión de la violencia que ensombrece a las niñas y mujeres en el mundo. Pero, tras las cifras, hay rostros e historias concretas. Como la de Iklas Saleh Ali, sudanesa que vive en el campo de refugiados de Iridimi, al este de Chad, con sus cuatros hijos y dos hijas. Iklas fue víctima de un matrimonio infantil forzado, una práctica que sufre el 67% de las mujeres menores de 18 años en Chad. Con 15 años su madre se vio obligada a darla en matrimonio. Por la falta de medios económicos no podía seguir costeando la escuela. «Le dije que no quería casarme. Yo quería continuar mis estudios, pero me obligaron a casarme». Así, Iklas tuvo que abandonar la escuela. Sin embargo, en todo momento tuvo claro que quería volver a estudiar y así lo hizo. Ahora su sueño es ser «doctora o profesora para poder educar bien a mis hijos».
Según el dossier «No Quiero, contra el matrimonio infantil, temprano y forzado», que presentamos el pasado mes de octubre junto a Amnistía Internacional,Mundo Cooperante y Save the Children, África Subsahariana es la región del mundo con mayor nivel de matrimonio infantil, donde aproximadamente 4 de cada 10 mujeres jóvenes se casaron antes de los 18 años, seguida del sur de Asia, donde lo están 3 de cada 10. La tercera en nivel de prevalencia a nivel mundial es América Latina y Caribe (23% en 2017) y, por último, Oriente Medio y África del Norte (17%) y Europa Oriental y Asia Central (11%).
Por países, aquellos en los que más mujeres de 20 a 24 años se casaron por primera vez antes de los 15 años son Chad (30%), República Centroafricana (29%), Níger (28%), Bangladesh (22%) y Guinea (19%); y los países en los que se han casado antes de los 18 años son Níger (76%), República Centroafricana (68%), Chad (67%), Bangladesh (59%) y Mali (52%).
Iklas ha logrado volver a estudiar. Iklas podia ser una de las 32.000 niñas que Entreculturas ha acompañado con el programa La Luz de las Niñas que, junto al Servicio Jesuita a Refugiados y Fe y Alegría, impulsa en 15 países. Las niñas tienen derecho a una infancia en igualdad de oportunidades, libre de miedos, de amenazas y agresiones. El programa quiere visibilizar la desigualdad que sufren las niñas, protegerlas frente a la violencia, valorar su capacidad para elegir su futuro e incidir para transformar las causas de esta injusticia
El sueño de Iklas ahora es ser «doctora o profesora para poder educar bien a mis hijos». Mientras tanto, está segura de dos cosas: de que «nunca daré en matrimonio a mis hijas mientras sean pequeñas» y que «la educación es muy importante para el futuro de mis hijos».
La educación, clave para la seguridad de las niñas y la garantía de sus derechos
La educación es un derecho humano de todas las niñas y es la llave que permite la garantía de otros derechos. La educación es fundamental para contribuir a su desarrollo y erradicar la feminización de la pobreza, es condición necesaria para alejarlas de la violencia, tiene una relación directa en su salud, permite que tengan posibilidad de acceder a un trabajo digno e impacta en la posibilidad de participar activamente en la vida social y política.
El acceso de las niñas a la escuela supone un derecho promotor de otros derechos y, desde la experiencia educativa con sus organizaciones socias en diversos países, Entreculturas advierte que el entorno escolar puede contribuir a crear identidades no violentas y en sintonía con el desarrollo igualitario de todo el alumnado. La escuela y el derecho de las niñas a acceder a ella sigue siendo un privilegio y no un derecho en muchos países del mundo, tal y como aborda el informe de Entreculturas «Seguras para aprender en libertad». La generalización del acceso a una educación de calidad, crítica y emancipadora, que integre de manera transversal el enfoque coeducativo en su práctica, permitiendo a su alumnado abordar de forma crítica los estereotipos y roles de género y fomente su desarrollo libre e integral, tiene que estar en la agenda de todos los países que quieren conseguir la igualdad, no sólo pero también, a través de la educación.
La escuela debe servir para erradicar la idea de que las diferencias biológicas determinan diferencias sociales ya que los estereotipos, prejuicios, roles, comportamientos y normas que se derivan de estas ideas de lo masculino y lo femenino y se aprenden de múltiples maneras a través del proceso de socialización. El avance hacia un modelo de escuela que integre en su práctica educativa como eje transversal el cuestionamiento de estos estereotipos y roles atribuidos, fomentando el desarrollo libre e integral de las potencialidades, intereses y capacidades de su alumnado, constituye un primer paso esencial a la hora de defender los derechos de las niñas y transitar hacia sociedades más igualitarias.
Entreculturas defiende que la igualdad de género debe ser un elemento protagonista y transversal en todo tipo de aprendizajes críticos y de calidad. La cuestión de género nos sitúa directamente en el corazón de los derechos humanos y de la justicia, por lo que su tratamiento, a través de la lucha contra la violencia hacia las niñas, es uno de los requisitos fundamentales de nuestra praxis para acompañarlas, defenderlas y proteger sus derechos.
América del Norte/ México/ 08.10.2019/ Fuente: www.elsoldemexico.com.mx.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) advirtió que si la escuela no se plantea explícitamente la consecución de una sociedad más justa, contribuirá a la reproducción de las injusticias sociales.
En el marco del Seminario Internacional sobre Equidad y Justicia en la Nueva Escuela Mexicana, el coordinador general del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE) de la UNESCO, Javier Murillo, aseguró que, para poder crear una cultura educativa para la justicia social es necesario adecuar el sistema educativo para que las escuelas se conviertan en comunidades profesionales de aprendizaje.
Para ello, estimó que las escuelas deberán desarrollar procesos de enseñanza y aprendizaje justos, trabajo conjunto con la familia y la comunidad, reconocimiento y valoración de las diferencias e impulso a la democracia y la participación.
También señaló que la equidad no es suficiente y es necesario trabajar, además, por la justicia social, para lo cual la participación es el elemento indispensable. Y las escuelas, dentro del sistema educativo, son los sitios clave para trabajar en pro de la justicia social.
En este sentido, el titular de la SEP, Esteban Moctezuma Barragán, afirmó que la Nueva Escuela Mexicana se construirá con el trabajo «hombro con hombro», con la participación de maestros, alumnos, padres y madres de familia, y por la sociedad en general.
Enfatizó que la escuela debe informar y formar, ya que se necesita educar mexicanos con base en valores, ya que afirmó se ha convertido en una necesidad de la sociedad, que también exige la corresponsabilidad de los tutores en la educación de sus hijos.
En su ponencia La escuela como espacio de construcción de equidad y justicia, Javier Murillo también advirtió que la equidad no es suficiente y es necesario trabajar, además, por la justicia social, para lo cual la participación es el elemento indispensable.
«Las escuelas, dentro del sistema educativo, son los sitios clave para trabajar en pro de la justicia social», afirmó.
Acompañado por el Subsecretario de Educación Básica, Marcos Bucio Mújica, el también doctor en Ciencias de la Educación habló sobre la forma en que la educación suele convertirse en reproductora de injusticias y legitimadora de desigualdades, cuando debiera ser un medio para el cambio social.
El también director de Estudios del Centro de Investigación y Documentación Educativa del Ministerio de Educación de España, aclaró que no todas las escuelas son iguales ni se comportan igual; «algunas contribuyen en mayor medida a la reproducción de las desigualdades, en tanto que otras impulsan la transformación social», comentó.
Por ello añadió que la justicia implica la promoción del acceso y la equidad para asegurar la plena participación en la vida social, especialmente de aquellos que han sido sistemáticamente excluidos sobre la base de su etnia, edad, género, habilidad física o mental, educación, orientación sexual, situación socioeconómica u otras características del grupo de pertenencia.
«Si la participación es asumida como la más elevada justicia de carácter político, entonces, la educación debe ser entendida como un resorte para la justicia social, desde la justicia social y en la justicia social», consideró Murillo.
Fuente de la noticia: https://www.elsoldemexico.com.mx/mexico/sociedad/ultimas-noticias-educacion-en-mexico-sep-unesco-4278338.html
Estamos en el siglo XXI donde guerras, violencia, destrucción de la naturaleza, clamores de paz asoman a diario por todo el mundo. La tecnología alcanza grandes progresos, la economía fluye en el mercado de la globalización dando pie a la miseria y al consumismo, donde las creencias sufren las peores crisis espirituales, el amor se prostituye, la política se corrompe en medio del poder y la ambición haciendo un holocausto interminable. Los niños están dejando de ser el futuro, la familia está perdiendo el título de ser la célula de la sociedad, las mujeres sufren el más grave atentado contra su ser y su dignidad. Que historia le estamos dejando a nuestra juventud que por su lado en medio de su praxis rebelde se abandona a los placeres que la sociedad le ofrece. Y a este escenario social le sumamos la sociedad de los invisibles de la que hace parte todo un conglomerado humano sujeto al olvido, a las injusticias y otros vejámenes.
Los invisibles. Esos vulnerables, son quienes sufren el rechazo, son los excluidos del contrato social, político, familiar y económico. Son los seres carentes de lo esencial pero sobre todo carecen del sentido humano- A los invisibles, los pensamientos sociales los tienen como la visión deformada de la realidad, al tenor de los grupos sociales de poder, las ideologías, la iglesia y las elites como de los estados que los marginan del gobierno social, ante una sociedad indiferente.
En su clamor llegan al máximo de sus sentidos, de sus fuerzas, de sus capacidades. Vagan en los mercados informales, se ofrecen al mejor postor en toda clase de trabajos domésticos sin percibir ninguna prestación social o servicio de salud, deambulan recogiendo basuras, vendiendo toda clase de productos, se presentan en los buses ofreciendo sus canciones por una moneda, en el campo se les ve arañando la tierra como simples jornaleros, cual siervos sin tierra, o están a la expectativa de las temporadas de cosechas. En fin están en todas partes, (aun en nuestros propios hogares como sucede con nuestros ancianos) en procura de un trabajo cualquiera. Algunos con más suerte desempeñan labores más fijas pero sometidos a largas jornadas y percibiendo salarios muy por debajo del mínimo. El glosario es extenso. La población de Buenaventura, la población del Choco, La Guajira, los presos, los desplazados, los campesinos, los pensionados, las etnias, los nadies como decía Eduardo Galeano o sea , aquellos sin voz, aquellos que emigran por doquier desprotegidos totalmente por el estado y la sociedad.
Y que decir de sus viviendas. Las laderas de las ciudades, los jarillones, las invasiones son su refugio sometido a que sobrevengan los desastres naturales y les despoje no solo de sus casas de cartón, sino de la vida misma, donde también hacen su acción violenta los agentes del orden. En las comunidades donde viven asoma la violencia, los asaltos, las violaciones, las balas perdidas. Y así viven confinados esperando cada día con sus rostros sumisos, llenos de temor. ¿Qué hacer? Cada uno se dará su propia respuesta. Decidamos desde los juicios de valor, desde el pensar interior porque talvez nosotros seamos o podamos llegar a ser invisibles. El derecho a la vida es de todos nadie tiene derecho de pisotear a nadie. Cada uno busca salir adelante sin pensar en aquellos invisibles. Reflexionemos las parábolas de Jesús en especial aquella sobre el samaritano. Allí encontramos casi todas las respuestas que nos hará ser samaritanos del servicio a los demás, samaritanos de la dignidad. No nos convirtamos en hacedores de invisibles como lo hace el Estado, la política, la iglesia y tantos otros poderes de la economía, de las ideologías, de las elites.
Reconozcamos en nuestro interior la mística del servicio, del amor, de la política social, de lo invisible, del renacer el evangelio abierto y profundo de quien nunca nos ha abandonado, que vivió el viacrucis de los humillados y ofendidos, de los condenados de la tierra, de los siervos sin tierra y que por ello sufrió la burla y la mayor afrenta… El Inri del desprecio.
Ante los invisibles todas las puertas se les cierran, hasta las de nuestros hogares, todo por su carencia de bienes. Por su vulnerabilidad total y más aún las del estado indiferente. No poseen casi nada y lo que poseen, sus harapos que defienden hasta con su vida. Solo poseen la fuerza de la esperanza, de la fe aunque incierta y su espíritu guerrero. Con su vislumbrar cabizbajo viven de utopías en medio de una justicia ciega. Van en medio de todos nosotros, pero ellos van con el alma muerta.
El mundo nos enseña cómo los poderes con sus decisiones impopulares afectan a todos los invisibles, cuya lista aumenta sin cesar. La acción de los derechos humanos ha aminorado el padecimiento, pero el problema está allí, como un polvorín cual Ricaurte en San Mateo. La invisibilidad trata de buscar espacios de liberación e incorporación. Pero también movimientos sociales luchan porque estos invisibles se hagan visibles ante donde les corresponde, se les respete su ser, su dignidad, sus derechos, su estatus humano. ¿De qué sirve que pregonemos que todos somos iguales, vulnerables, dotados de libertad, de pensamiento y de oportunidades, sin con unas mínimas restricciones sociales nos convertimos en ciudadanos invisibles?
Los invisibles, impulsados por su pobreza absoluta, por su carencia de derechos y oportunidades, viven de la esperanza, pero es una esperanza fallida en un estado fallido. Para los invisibles, el estado y sus instituciones son invisibles, no tienen rostro humano, la democracia es una incertidumbre, los derechos son una afrenta. Los invisibles para el Estado no son sujetos de derechos humanos, sino simples objetos. Solo hacen presencia estatal cuando se requiere su voto.
Con la actitud de ingobernabilidad, el Estado expropia los derechos del pueblo, expropia el poder del pueblo, expropia al ser de su dignidad, expropia la libertad humana y somete a parte de ese pueblo a sucumbir en la invisibilidad. Pero, no obstante, lo que jamás le podrá expropiar a nadie es su libertad, su pensamiento libre y crítico, su rebeldía justa, sus principios y valores y su valor como persona, que, en medio del desastre moral, llevan y defienden con entereza en su espíritu revolucionario.
¿Y desde cuando están los invisibles? Su presencia con sus calamidades diversas datan desde siglos Como se observa, el Estado ha sido incapaz de solucionar los problemas que aquejan no solo a los invisibles sino a toda la población sin recursos. El poder político socava la capacidad de gestión social para abordar las crisis lo que implica la desconfianza que se tiene en el estado, en su papel de gobierno. Los invisibles no son una ficción histórica como se hace creer, son una realidad histórica.
Retomando la Genesis de los invisibles en el país, hay que decir que su descendencia la tenemos desde la colonia, pasando por la independencia y la república hasta nuestros días. Desde esos perversos tiempos las sombras de los invisibles nos persiguen. Porque en esos tiempos como ahora se atentó contra la dignidad, se cometieron abusos, racismos, desalojos, menosprecio, discriminación, violación de derechos. Al decir de un historiador, en esa época la fuerza de la iglesia también impuso y lo sigue haciendo, sus participaciones pandémicas así “Delito y pena se cambiaron por el pecado y la penitencia”.
La invisibilidad se supera cuando exista voluntad política y sentido social en la gobernabilidad a través de proyectos de gestión social y de parte de la sociedad también se depuren los espacios de indiferencia. Los invisibles son ciudadanos de pleno derecho y ante los despropósitos que contra ellos se genera urge la denuncia pública, decir la verdad contra las injusticias como acto de liberación. La denuncia se apoya de otra parte en la resistencia civil, en la rebeldía política, en la desobediencia civil y la objeción de conciencia contra las leyes que contribuyan a generar desequilibrios sociales. Rebatir el desprecio hacia los invisibles es una consigna espiritual, social y política no aceptando la estigmatización ni el papel de exclusión, como también la búsqueda de abolir la invisibilidad.
Al interior de la sociedad varios grupos sociales tratan de reivindicarle sus derechos. La no existencia de derechos implica que los invisibles sean tratados como cosas. Los derechos implican respeto, dignidad, estatus del ser humano. Amor, Derecho, justicia y orden, son el marco constitucional y democrático que hace posible que los invisibles se incorporen a la sociedad como lo que son… Seres humanos. Para los invisibles la incertidumbre y la esperanza son emociones básicas de supervivencia que permiten superar obstáculos. Viven de la esperanza sin la esperanza.
La incertidumbre es una democracia que a pesar de existir en la práctica, las cosas no son lo que son. A eso llamamos la discrepancia entre la praxis y la teoría, o sea, el discurso político perturbador y engañoso, que oculta la realidad social, realidad que nos acompaña desde siempre.
La democracia se convierte en procesos inciertos, manipulados por quienes disponen del poder total. Los invisibles viven el arte de la resistencia y para sobrevivir no les queda otra cosa como se dice de ingerir su propia bilis, reprimir la violencia hasta donde aguante. Los invisibles se exponen como uno de los conflictos vigentes más arraigados de todos los tiempos, que el Estado no ha podido enfrentar ni solucionar no obstante que se abroga triunfalismos al llevar a cabo un proceso de paz, que no es otra cosa que acordar ceses al fuego, pues en medio de tanto jolgorio los conflictos sociales fluyen por doquier. El proceso de la paz ha sido un escudo para esconder muchos embustes, para cínicamente se nieguen derechos y para sumar más invisibles cuando se le niega a los pensionados sus derechos. Los invisibles son una problemática que la globalización hace crecer y ahondar al unísono con las gestiones de gobierno que invisibiliza a los invisibles, para olvidarlos, para omitir su presencia. Para los invisibles el estado fabrica ilusiones y mentiras de quimera en quimera.
La reflexión social nos enseña, que se encuentra en debate el entendimiento sobre la dignidad humana, siempre pisoteada por las argucias estatales. También la reflexión nos enseña la indignidad y las formas de proceder ético, social, político y de justicia de quienes asumen el manejo del país en sus distintos poderes. Enseña igualmente, los limites cuando se trata de ver los problemas sociales que como siempre sus soluciones son invisibles. En nuestra sociedad y en el mundo, hace presencia con gran despliegue todo un tejido de placeres y sufrimientos de sectores que claman. No más, basta ya. Mirar a nuestro alrededor, es ver seres que claman justicia, condenada en su paupérrima condición humana.
Desde este humilde observatorio y reflexionario social, acudamos para que tomemos el pulso al país dentro del contexto social, económico, político, religioso y el desarrollo, de un proceso que esperamos no sea fallido, sobre la situación de los invisibles sociales, y de tantos otros vulnerables sociales. Este pulso va de la mano del recurso de una conciencia ultrajada que se manifiesta en los movimientos de indignados, por la afrenta contra los invisibles hacia su persona, hacia su dignidad, hacia todos nosotros que hacemos parte de la sociedad como ellos.
Una investigación, en la que participa la Universidad Internacional de La Rioja, indica que el uso de datos abiertos en educación puede suponer grandes mejoras para afrontar crisis sociales. Se trata de materiales de enseñanza o de investigación de dominio público que se pueden usar, adaptar y distribuir libremente.
Según el Banco Mundial, las expectativas de que los niños inmigrantes accedan a una educación de calidad son muy bajas. La posibilidad de acceso no depende únicamente de factores institucionales, sino también de la capacidad que tienen los modelos pedagógicos existentes de adaptarse a la diversidad cultural. Si añadimos el trauma que muchos de ellos viven por haber huido de situaciones de pobreza o de guerra, se hace imprescindible que el docente cuente con la habilidad de lidiar con estas situaciones extremadamente complejas que afectan a la sociedad en su conjunto.
Un estudio de investigadores de la Universidad Internacional de La Rioja, publicado en la Italian Journal of Educational Technology, explica de qué manera puede una aproximación pedagógica crítica ser usada para desarrollar actividades educativas basadas en el uso de datos abiertos –universalmente disponibles por cualquiera, sin fronteras ni restricciones– en escenarios reales, tanto para lograr una mayor cohesión social como para educar en función de la complejidad de esta época.
La corriente denominada pedagogía crítica reivindica en respuesta a este tipo de situaciones experiencias educativas que promueven la transformación y el empoderamiento, y que revelan las dinámicas de poder que perpetúan injusticias sociales. Este movimiento trata de promover la habilidad de los estudiantes de reconocer y desafiar dichas capacidades para transformarlos en ciudadanos comprometidos con su tiempo.
Los autores del artículo plantean cómo los datos abiertos pueden contribuir a visibilizar información hasta ahora mantenida en segundo plano para ayudar a la transformación social. Los autores analizan qué aproximaciones pedagógicas podrían adoptarse en las mejoras tecnológicas de intervención lidiando con la enseñanza a estudiantes inmigrantes, sus profesores y la comunidad educativa, y qué rol pueden jugar esta información abierto en esteicho proceso educativo.
Se trata de materiales de enseñanza o de investigación de dominio público que se pueden usar, adaptar y distribuir libremente
La educación abierta representa una meta y un reto para la sociedad, tal y como muestra el creciente interés en los recursos educativos abiertos (REA), término acuñado por la UNESCO. Se trata de materiales de enseñanza o de investigación de dominio público que se pueden usar, adaptar y distribuir libremente.
Actividades colaborativas
Como indica Nascimbeni, «en la educación, la información abierta en forma de REA puede ser utilizada en actividades colaborativas con el objetivo de analizar de forma crítica los problemas reales del mundo. De esta manera, los estudiantes podrían construir conocimiento conjunto con variedad de fuentes, formatos e información».
Tal y como señalan los investigadores, mediante estas prácticas no solo es posible conectar a los estudiantes con lo que ocurre en su contexto, sino también fomentar un vínculo de empatía de éstos con los actores de la narrativa.
Existen al respecto iniciativas muy interesantes, como la mencionada por el estudio A Scuola di OpenCoesione, un proyecto que forma a los estudiantes en un uso activo de los datos abiertos para desarrollar conciencia cívica y compromiso con las comunidades locales.
Por su parte, la Universidad Internacional de La Rioja cuenta con el proyecto Open Educators Factory (OEF), que permite a los educadores universitarios auto-evaluar su capacidad y su nivel de desarrollo en el ámbito de la educación abierta, proporcionando algunas pautas para adoptar una mayor apertura en los diferentes aspectos de su actividad.
Referencia bibliográfica:
Manca, A., Atenas, J., Ciociola, C. & Nascimbeni, F. «Critical pedagogy and open data for educating towards social cohesion. Italian Journal of Educational Technology, 25 (1), 111-115. Doi: 10.17471/2499-4324/917 (2017)
l Partido Comunista de Puerto Rico atribuyó un ambiente nefasto al comienzo del año escolar, con un déficit de unos 300 maestros y el cierre de 163 escuelas públicas.
Esa fuerza partidista aseguró que la niñez puertorriqueña también es víctima de la opresión y las injusticias sociales impuestas por la junta de Uol Strit y el Ejecutivo de San Juan.
La Comisión Política del grupo comunista afirmó que cada niño en las escuelas públicas del país es otro signo de dólar para la ministra de Educación, Julia Kélejer, la junta de control fiscal y el gobernador Ricardo Roselló.
Explicó que el Departamento de Educación recibirá un reducción de 163 millones de dólares y que el presupuesto recién certificado por la Junta de Wall Street, como denominan los comunistas boricuas a la Junta de Supervisión y Administración Financiera para Puerto Rico creada bajo la legislación Promesa, vislumbra recortes en las jornadas laborales, sistema de pensiones y la educación pública del país.
“En este año fiscal, hay un recorte de 950 millones de dólares en el gobierno, que incluye una reducción de 78 millones en nómina, gastos operacionales, municipios entre otros”, apuntó el PCPR.
Recordó que la Universidad de Puerto Rico (UPR) enfrentará un disminución de 204 millones de dólares en su presupuesto, mientras habrá otros 218 millones en recortes como resultado de la reducción de dos días mensuales de trabajo a partir del 1 de septiembre, lo que representa 10 por ciento del salario de los trabajadores.
El Partido Comunista recalcó que para las próximos años fiscales, se seguirán incrementando los recortes tal como lo dictamine la Junta de Wall Street.
“Actualmente, el país está en manos de quienes no les interesa ni el desarrollo educativo, ni cultural, ni económico de nuestra sociedad, (porque) solamente les interesa saquearnos y mejorar esas condiciones para hacerlo”, según la conducción comunista boricua.
La organización consideró que “todas estas medidas buscan poder reducir el valor de nuestro trabajo para así atraer a inversionistas”.
Como parte de este plan, reducir el acceso a la educación a todos sus niveles es una forma de reducir el valor de nuestro trabajo, adujo el Partido Comunista de Puerto Rico al sostener que “la clase trabajadora no podemos permitir estos ataques”.
La colectividad política instó a que “nos organicemos como clase trabajadora en consejos obreros en nuestros barrios y centros de trabajo”.
“No pongamos nuestras esperanzas en los tribunales y en la ley que ellos mismos han creado; pongamos nuestras fuerzas en organizarnos como clase productiva”, insistió.
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