Africa/Nigeria/LAGO DE CHAD, Chad, 10 de noviembre de 2016 / Fuente: (ACNUR)
Los refugiados y las comunidades de acogida luchan por salir adelante después de que miles cruzaran la frontera tras el inicio de los ataques de Boko Haram en el noreste de Nigeria
– Hawali Oumar, refugiado nigeriano despertó con el sonido de un tiroteo y su vecindario en llamas cuando Boko Haram atacó su ciudad natal en Baga, al noreste de Nigeria.
El pescador de 43 años buscó desesperadamente a los miembros de su familia y descubrió que su padre había sido asesinado. A pesar de no haber podido reunir a todos sus hijos, Oumar huyó a través de la frontera, para buscar la seguridad en Chad.
“Fue desgarrador cómo Boko Haram atacó nuestros hogares”, dijo. “Corrimos sin nada más que la ropa que llevábamos puesta. Después supe que 10 personas de mi familia extendida habían sido asesinadas. Algunos de los sobrevivientes terminaron en Camerún, otros en Chad, pero nos llevó más de un año lograr restablecer el contacto con todos”.
Más de 5.000 nigerianos han encontrado seguridad en el campamento In Dar es Salam en el lado chadiano del Lago Chad, después de huir de la terrible violencia, en diciembre de 2014. Un total de 2,4 millones de personas en el noreste de Nigeria, Camerún, Chad y Níger han sido desplazadas como resultado de la insurgencia de Boko Haram.
“Fue desgarrador cómo Boko Haram atacó nuestros hogares”.
Miles de familias están separadas y sin conocer el paradero de sus seres queridos. Oumar estaba aliviado de haberse podido reunir con Mariam, su hija de 18 años, hace dos meses. “Nunca pensé que la vería de nuevo, pero aquí estamos ya todos juntos”, dijo él. “Ella volvió a la escuela y esperamos que gradualmente podamos restaurar una vida normal”.
Mientras el ejército de Chad y un equipo de trabajo regional continúan combatiendo a Boko Haram en las provincias alrededor del lago, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, se enfoca en la protección, el albergue y la educación de las personas desplazadas. Esto involucra extender los programas de medios de vida y aumentar la cantidad de refugiados que se ven beneficiados de la asistencia, con el fin de retomar la actividad económica y lograr la autosuficiencia.
Los programas de medios de vida consisten en brindar medios para que los pescadores del lago retomen su trabajo. Hasta el momento, los beneficiarios han recibido canoas, redes y equipo básico de pesca.
El flujo de refugiados se ha estabilizado desde hace un año, pero la economía en el área del lago se ha visto dramáticamente afectada. El cierre de las fronteras de los otros tres países en la cuenca del lago (Nigeria, Camerún y Níger), ha deprimido las actividades de pesca, pastoreo y granja, y casi ha paralizado el intercambio comercial de la región. Estos son sectores vitales en Baga Sola, ciudad de acogida del campamento Dar es Sala y sus alrededores, así como de la mayoría de los refugiados que han huido a Chad para escapar de la amenaza de Boko Haram.
“No puedo volver a casa”, dijo Oumar. “Perdí a mi padre y a muchas otras personas en los ataques. Pienso en eso todo el tiempo. Se siente como si recién hubiera sucedido ayer”.
“Ahora a pesar de que me dicen que la paz está volviendo gradualmente a mi aldea, prefiero quedarme en Chad. Tengo miedo de volver después de todo lo que he visto y experimentado”.
Debido a la volatilidad de la región y el poco prospecto de que los refugiados vuelvan a sus hogares, ACNUR espera aumentar los programas de medios de vida para los refugiados en el campamento y para las comunidades de acogida en Bagasola y sus alrededores.
Hasta ahora, ACNUR ha asistido a 150 hogares con botes y materiales de pesca. Los beneficiarios ganan en promedio $10 dólares por semana, lo que les ayuda a sustentar a sus familias. Sin embargo, el programa únicamente cubre a un 8 por ciento de los refugiados en el campamento y los alrededores de Baga Sola.
“Perdí a mi padre y a muchas otras personas en los ataques. Pienso en eso todo el tiempo”.
Es necesario más financiamiento para poder incluir a pescadores, agricultores y pastores de las comunidades locales y refugiadas.
Oumar es uno de los beneficiarios. “Estoy agradecido por recibir las herramientas para poder retomar mi trabajo”, dijo. “Yo soy pescador, así que si pude sobrevivir con la pesca en Nigeria, puedo hacerlo en Chad. Pero si tuviéramos más personas trabajando, redes más grandes y mejor equipo, rápidamente podríamos independizarnos de la ayuda, impulsar a todo el pueblo, refugiados y locales juntos, y poder salir de la depresión económica”.
Para ACNUR y sus socios, dar los apoyos de medios de vida con el fin de que los limitados recursos en Baga Sola sean compartidos, es esencial para lograr la sostenibilidad y cohesión entre refugiados y comunidades de acogida. Se ha llevado a cabo una encuesta para registrar las habilidades y profesiones previas de los refugiados.
De acuerdo con Docteur Koussoumbi, asociado de medios de vida en la oficina de ACNUR en Baga Sola, el programa de auto suficiencia ha sido exitoso para los 150 hogares que se han visto beneficiados hasta ahora. Ahora ellos cuentan con experiencia en todos los aspectos de la pesca, desde operar equipos hasta vender y distribuir los productos.
“Estoy agradecido por recibir las herramientas para poder retomar mi trabajo”.
“Ahora el reto es doble”, dijo él. “Primero, involucrar a más hogares en el programa y brindarles las canoas y herramientas básicas para empezar la actividad. Segundo, satisfacer las necesidades de los actuales beneficiarios, cuyas operaciones han ido muy bien, por lo que necesitan botes y redes más grandes para aumentar el resultado y hacer esfuerzos para lograr la autosuficiencia. Estamos poniéndole atención a estos puntos, pero también nos estamos enfrentando con un serio faltante de fondos”.
El cambio climático también está teniendo un profundo efecto en las comunidades cercanas al Lago Chad, incluyendo a los refugiados. Debido a la vulnerabilidad del medio ambiente en el lago y a la fluctuación de las precipitaciones, los programas de medios de vida son una prioridad para la comunidad humanitaria, tanto en políticas como en financiamiento.
La superficie del lago se redujo a menos de una veinteava parte con respecto a su tamaño en la década de 1960 y las especies de plantas invasoras cubren alrededor del 50 por ciento de lo que queda. La vegetación se arraiga en el suelo del lago durante las estaciones secas y cuando el nivel del agua sube después de la lluvia, bloquea la costa, impidiendo que las comunidades naveguen con sus botes.
«Este es un nuevo fenómeno preocupante», dijo Koussoumbi. «Cada vez es más difícil para los pescadores salir al lago. Las plantas también rompen las redes e interrumpen las actividades pesqueras”.





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