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Venezuela : El Museo de los Niños cumple 43 años y sobran deseos para continuar aprendiendo

América del Sur/Venezuela/Agosto del 2016/ Noticias/efectococuyo.com

Resumen:

El centro educativo-recreativo, que ayuda a docentes a expandir los conocimientos dictados en las aulas de clases, está dirigido principalmente a niños entre 6 y 14 años. Sin embargo, las exhibiciones son aptas, además, para el disfrute de representantes y público en general. “Yo deseo que todos se aboquen a traer a los niños a este lugar que es mágico“, expresó Freddy Rosales, de 43 años. Se encontraba en el área de mecánica automotriz con su hijo de 8 años de edad, quien desea que el museo “siga divirtiendo a muchos niños”.

Para el festejo, representantes y audiencia general desean ayudar económicamente a la institución “para arreglar -por ejemplo- parte del área de física que está inoperativa”, asegura Arianna Rapalo luego de caminar y observar las distintos rincones de aprendizaje, por segunda vez en sus 19 años de edad.

Mauricio Gómez visitó las instalaciones del museo, fundado por Alicia Pietri de Caldera, con el principio fundamental de “prohibido no tocar“. Contrario a lo que había visto en años anteriores, esta vez se encontró con espacios ‘enfermos’. Por eso, en el aniversario 34ª del complejo recreacional, Gómez estaría dispuesto a hacer un donativo monetario “para que se invierta en la recuperación de los aparatos”.

Museo de los Niños

El deseo de Yorleida Guillén, de 56 años, es regalarle al espacio, al menos, un aire acondicionado, aunque -resalta- está fuera de su alcance. “Hace tres años esto estaba perfecto”, aseguró. Marilennys Rodríguez, por su parte, donaría material reciclable proveniente del Ministerio Público del estado Monagas, donde trabaja.

El jefe de la unidad de educación del Museo de los Niños, Darwin Sánchez, explicó que las exhibiciones que se encuentran apagadas, como el área de Cocina y de Cinemateca, requieren de solicitud de disponibilidad de funciones para permitir el acceso. “Hay otras que requieren de un ‘amigo guía’ para que ayuden en su utilización, por lo que en ocasiones el público las va a ver cerradas”.

“Mucho antes de que comenzaran las campañas de llamado de conciencia a la población sobre el ahorro energético, ya teníamos preparadas las instalaciones con la incorporación de bombillos ahorradores, luces LED, etc”, detalló Sánchez. Desde se comenzó a promocionar con mayor énfasis el área de electricidad, donde se explica a los grupos escolares y visitantes particulares cómo usarla de manera consciente.

Señaló que la respuesta al racionamiento eléctrico que, según recuerda, comenzó en el año 2009, fue acentuar más la aplicación del ahorro energético. Esto provocó que las instalaciones fueran dotadas de sensores de movimiento que permiten ahorrar energía en las ocho áreas educativas: biología, comunicación, ecología, física, carrera espacial, una gran caja de colores, la emoción de vivir sin… y el rincón del planetario. “Las áreas que no se estén utilizando permanecerán apagadas”.

El túnel musical y el sonido de las escaleras de salida, que siempre mantienen las luces encendidas, estarán apagados siempre que no haya personas cerca, explicó la guía Fabiola Millán, quien agregó que una de sus funciones es invitar a los profesores por medio del taller “Programa de apoyo al docente” a complementar las clases con estas actividades.

Túnel - Museo de los Niños

“Es una manera de ver clases fuera del aula, de manera interactiva”, señaló el guía recreacional Jhonaiker Pariata.

Explicó que en los últimos meses una de las actividades que más han recibo visitas de grupos escolares y planes vacacionales fue el área de ecología. “La mayoría de las instituciones la tomaron como proyecto de evaluación final para explicarle a los estudiantes cómo cosechar y nutrir las plantas en nuestros hogares”, explicó el guía Jhonaiker Pariata.

La zona de material de reciclaje y del agua también fueron los de mayor impacto en el lugar, donde tocar, explorar, inventar. crear,  resolver, responder y participar, son fundamentales para la interacción.

El área de realidad aumentada es una de las más nuevas en el museo. Al entrar, se puede descargar la aplicaciónwww.museitocaracas.com en un aparato digital, para luego observar las imágenes de las paredes en dinamismo.

El laboratorio de química fue remodelado y dotado de material para las actividades. En el espacio, los visitantes podían ingresar y realizar ensayos sobre las mesas. Ahora, cuentan con la vestimenta que incluye bata, máscaras y guantes, además de los instrumentos necesarios para llevar a cabo los experimentos que instituciones y público en general pueden practicar dentro y fuera del museo. Están en el link www.curiosikid.com.

“Diariamente pueden llegar grupos de nueve niños, como también pueden llegarnos planes vacacionales de cien niños”, indicó Millán.

 

Fuente:

http://efectococuyo.com/…/el-museo-de-los-ninoscumple43anos-y-sobrand..

Fuente:

http://efectococuyo.com/wp-content/uploads/2016/08/T%C3%BAnel-Museo-de-los-Ni%C3%B1os.jpg

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La educación y el cuidado de la casa común

Ángela Escallón Emiliani

Las problemáticas ambientales del siglo XXI plantean grandes retos para que las sociedades puedan avanzar hacia imaginar alternativas al desarrollo en el que hoy estamos inmersos. Es insostenible seguir creyendo en el “mito del desarrollo”, en esa carrera por conseguir el progreso y la felicidad, a expensas de la naturaleza y, poniendo en riesgo la viabilidad de la vida en la tierra.

Estamos viviendo un momento crítico en la historia del planeta que nos compete a todos. Han existido a lo largo de la historia otros momentos atribuibles a eventos naturales (glaciaciones, meteoritos), pero la diferencia es que éste lo ha causado el ser humano en muy corto tiempo, y la solución está en nuestras manos.

Las reacciones frente al clima actual reflejan que no hemos alcanzado aún la suficiente conciencia sobre la gravedad del cambio climático. Nos quejamos y sorprendemos por el calor, por la escasez de agua y por el racionamiento de energía, como si el problema fuera causado por otros o se lo atribuimos al Fenómeno del Niño, que es pasajero. No se ha logrado dimensionar que lo que está ocurriendo con el clima es estructural y en gran medida irreversible: descongelamiento de los nevados y glaciares, pérdida a gran escala de la biodiversidad, desertificación, plagas, elevación del nivel de los océanos…

Creemos que para ello se requieren varios cambios que tenemos que promover, desde distintos ángulos y obviamente todos pasan por ser procesos educativos, veamos algunos de ellos:

  • Una educación que reivindique el valor fundamental de la vida misma y el derecho de todas las especies a existir, y que desarrolle en el ser humano las dimensiones del saber, del ser, del saber hacer y del saber estar en el mundo para transformar el modo en que hoy percibimos, pensamos, valoramos y hacemos, que está asociado con una visión de la realidad que no es la única posible.
  • El reto de construir estilos de vida que sean realmente sostenibles exige una educación que promueva la creatividad, el pensamiento crítico y transformador del entorno, que motive y genere autonomía en las personas y que permita adquirir los conocimientos, las competencias, las actitudes y los valores necesarios para desarrollar la capacidad en los individuos y colectivos de imaginar y construir sociedades justas, colaborativas y ecológicamente equilibradas.
  • Una educación más incisiva e ilustrativa. No basta con hablar del calentamiento global y sus graves consecuencias, como un fenómeno que sentimos fuera de nuestro alcance. Es crucial entender la interconexión de los fenómenos biológicos y los sociales y la interdependencia entre la especie humana con todo lo que existe en este maravilloso planeta, así como también, el lugar que ocupamos en el universo y lo efímero de nuestra existencia.

Estamos enfrentando diversas crisis en la sociedad actual, que llevan a la turbulencia que vivimos, lo que evidencia la necesidad de un cambio de paradigmas. Para entender lo que ocurre no es suficiente contar con información, es fundamental desarrollar la capacidad de análisis sistémico y la educación no está formando para abordar este desafío. Cada vez es más evidente que lo que se necesita es una educación para el cambio, para la incertidumbre, con un enfoque de aprendizajes contextualizados en las realidades que vivimos, que incluya nuevos elementos en las comprensiones de los problemas, que reoriente la dirección y cambie las reglas de juego.

Son las nuevas generaciones las que nos han mostrado cómo romper con esos imaginarios y paradigmas que nos tienen atados sin hacer nada. Así como las llamadas generaciones X y Y trajeron grandes cambios en la sociedad, hoy estamos ante una generación que está rompiendo todos los esquemas. Estos niños y jóvenes nos dan ejemplo de cómo asumir desde ya la responsabilidad del mundo que dejamos, con verdaderos compromisos y tomando acciones reales que generen cambios. La nueva generación ya está creciendo con ese chip en su formación, su crecimiento junto al mundo digital, y la inmediatez de este, ha hecho que sean personas que no pueden esperar a que otros tomen decisiones y realicen acciones por ellos.

Casos como el movimiento “Generation Zero” de Nueva Zelanda, que fue fundado con el objetivo principal de proporcionar soluciones para para reducir la contaminación de carbono a través del transporte inteligente, ciudades habitables y la independencia de los combustibles fósiles; o el movimiento “Truth” de Estados Unidos, que busca consolidar la primera generación que decide no fumar por su salud y por la protección del medio ambiente; son muestra de que es hora de acabar con el imaginario que teníamos anteriormente, donde creíamos que la crisis ambiental era un tema que sólo les concernía a activistas o hippies.

Desde los líderes espirituales hasta los políticos, desde los jóvenes hasta los parlamentarios, desde los niños hasta los padres, no sólo tenemos que tener consciencia de las problemáticas, debemos tomar acciones que empiecen a generar verdaderos cambios. Hoy más que nunca se necesita un ser humano consciente de sus responsabilidades individuales y como colectivo, que se reconozca como agente del cambio y que entienda que las decisiones que toma día a día, relacionadas con su estilo de vida, son determinantes para profundizar estas crisis o para aportar a su solución.

La educación, como la serpiente, debe soltar su vieja piel y transformarse para responder adecuadamente a estos desafíos. Tiene el gran reto de abrir nuevos caminos para que el homo sapiens repiense su ser y estar en el mundo.


Este Post,  elaborado en colaboración con el equipo técnico de profesionales de la Fundación Corona, se publicó originalmente en la Silla Llena en abril de 2016, o puede consultarse enFundaciónCorona.org.c

Fuente del articulo: http://pcnpost.com/angela-escallon-la-educacion-y-el-cuidado-de-la-casa-comun/

Fuente de la imagen: http://images.forwallpaper.com/files/images/d/dc92/dc92b041/1029140/%C3%B6kobirne.jpg

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