La ciencia no es un lujo

Por: Agustín Lage Dávila

En su discurso al inaugurar el Centro de Inmunología Mo­lecular el 5 de diciembre de 1994 Fidel dijo: «Es un orgullo en pleno periodo especial inaugurar este Centro que no es un lujo, es una promesa de salud para nuestro pueblo y es una promesa de ingresos para nuestra economía». Lo dijo con un énfasis muy evidente, y lo escuchamos muy de cerca.

Esa advertencia enfática nos hacía ver que existían (y aún existen) compañeros que piensan que la ciencia es un lujo, un gasto improductivo, o al menos no inmediatamente productivo, que solo pueden permitirse las sociedades opulentas del norte, o los diletantes del sur ; o quizá algo relacionado con un distante futuro de lo que podemos ocuparnos «después».

Son muchos de ellos buenos cuadros, empeñados en defender la Revolución y en hacerle frente con gran esfuerzo, a las presiones económicas de la vida cotidiana. Las urgencias económicas llevan a algunos (por suerte para Cuba, no a sus grandes líderes) a desarrollar una visión de corto plazo. Siempre hemos vivido bajo presiones económicas urgentes, primero por la economía dependiente, y pobre que heredamos del capitalismo periférico, a lo que se sumó luego el feroz bloqueo norteamericano contra Cuba, después la desaparición de la URSS y el periodo especial, y finalmente las tendencias actuales de la globalización neoliberal. Pocos países han vivido bajo presiones económicas de tal magnitud y duración. Y como dicen algunos compañeros con visión cortoplacista, para tener un futuro, primero hay que trabajar para llegar hasta ese futuro. Se les puede comprender, pero esa comprensión no nos exonera de decir que están equivocados, y de explicar porqué.

Y he aquí cuatro razones, dichas de manera muy directa, sin matices, precisamente con el objetivo de motivar el debate:

  1. No hay desarrollo económico posible sin inserción de la ciencia en la economía, no en nichos de excelencia, sino en toda la economía. En el mundo de hoy la producción de prácticamente cualquier cosa tiene un contenido de conocimientos y tecnología grande y creciente. Un componente esencial del desarrollo es el «valor agregado» de las producciones, es decir, la diferencia entre el valor de los insumos materiales y el valor final de lo producido. Esa diferencia la crea el trabajo, pero la función transformadora del trabajo depende cada vez más de los conocimientos y las tecnologías. Ningún país se desarrolla hoy produciendo mucho, con mucha gente y mucho esfuerzo, pero con escaso valor añadido.
  2. Sin capacidad científica no habría tampoco capacidad de asimilar tecnologías foráneas. La capacidad de utilizar el conocimiento y asimilar tecnologías de origen externo está cada vez más vinculada a la capacidad de generar conocimientos y tecnologías propios. No estamos ya en el siglo XX. El reforzamiento de las conexiones de la ciencia con otros procesos económicos y sociales contiene fenómenos relativamente nuevos, difíciles de comprender con los esquemas mentales del pensamiento económico clásico. En este siglo XXI las tecnologías cambian mucho y rápido. Es la práctica de producir conocimiento nuevo (y esto es «la ciencia») lo que habilita a una sociedad para interpretar, adaptar, mejorar y asimilar el conocimiento que se genera en otros países.
  3. Como país pequeño que somos, nuestra eficiencia económica depende de nuestra capacidad de insertarnos en la economía mundial, y eso solamente es posible con las palancas de la ciencia y la técnica. Es parte integrante de la defensa de la soberanía nacional. La palanca principal del crecimiento económico para Cuba no puede ser el tamaño de la demanda interna, como lo es para China, pues somos solamente 11 millones de cubanos. Tiene que ser nuestra inserción en la economía mundial; y esto no lo podemos hacer, como lo hacen los países petroleros por ejemplo, con recursos naturales que nosotros no poseemos. Nuestra inserción en las cadenas productivas transnacionales, y en los flujos mundiales de bienes, servicios y capitales habrá que hacerla con las palancas de la ciencia y la técnica.

Producir bienes de alto contenido tecnológico y valor añadido es poco rentable (con escasas excepciones) para la demanda interna de 11 millones de habitantes, por los altos costos fijos y de capital que tienen estas producciones. La disyuntiva es clara: o creamos capacidades para exportar productos de alto valor, o producimos bienes y servicios de escaso valor.

  1. 4. Sin una economía técnicamente desarrollada no es posible el Socialismo. Esta cuarta razón ha estado menos presente en nuestros debates pero es imprescindible traerla al centro. Ne­cesitamos ciencia y tecnología no solamente para desarrollarnos, sino también para que ese desarrollo sea socialista. El So­cialismo es una consecuencia objetiva del desarrollo de las fuerzas productivas. No era viable con las fuerzas productivas del siglo XIX, a pesar de la superioridad moral de la distribución socialista. Son las fuerzas productivas técnicamente avanzadas las que hacen imprescindible la socialización de la producción; y las que obtienen ventaja comparativa del contexto de educación, cultura y equidad social que solo puede provenir de la inversión presupuestada del estado socialista. Son las fuerzas productivas técnicamente avanzadas las que hacen inviable que sea el mercado la forma principal de relaciones entre las personas.

Una economía «de chinchales» enlazados por las fuerzas del mercado no sería solamente una economía más pobre, sino también menos soberana, y menos socialista.

Por eso tenemos que cuidar la ciencia, como cuidamos la salud, la educación y la cultura: siempre están en riesgo en periodos de dificultades económicas, porque la «racionalidad de mercado» no protege el largo plazo. Por eso tenemos que cuidar los recursos humanos que nuestro país ha creado en seis décadas de inversión social. Tenemos actualmente una de las tasas más elevadas de América Latina de doctores en ciencias con respecto a la población y necesitamos que esa fuerza pueda desplegar todas sus potencialidades.

Entonces el redespegue de la actividad científica y de la inversión en Ciencia, ciertamente e inevitablemente dañadas por el periodo especial y por el bloqueo, no es un lujo sino una urgencia. Tampoco es «teoría»: la centralidad de la ciencia para la construcción del Socialismo próspero y sostenible a que aspiramos tiene que reflejarse en el componente de ciencia y técnica de nuestros presupuestos anuales, y también en la estructura de costos de nuestras empresas; y gestionarse con instrumentos jurídicos y procedimientos concretos que incentiven, además de la producción eficiente de bienes y servicios, la producción eficiente de conocimiento autóctono, y sus conexiones con la economía y con el sistema educacional. Y no se puede evaluar el proceso con anécdotas. Los indicadores duros de porciento del PIB invertido en ciencia, producción de patentes y publicaciones científicas, formación de doctores, componente tecnológico de las exportaciones y otros, tienen que moverse. Y el Estado Socialista tiene que garantizar la direccionalidad del esfuerzo científico para que este respalde los objetivos y ejes estratégicos de nuestro desarrollo social y económico, que aprobamos en el 7mo. Congreso del Partido.

La buena noticia es que lo podemos hacer. Habrá que discutir mucho (y rápido) sobre los métodos concretos, pero lo podemos hacer, y el pueblo lo sabe.

A pesar de los emigrados geográficos y los emigrados mentales que andan por ahí, la masa grande y limpia de jóvenes científicos competentes, comprometidos con Cuba y motivados por su proyecto socialista, está presente, reclamando su puesto en la batalla. Y no son pocos.

Ellos responderán al esfuerzo social en ciencia con sus propios esfuerzos personales, como debe ser cuando se comprende que uno está implicado en las tareas grandes de la Patria. Eso nos dijo José Martí: «la razón, si quiere guiar, tiene que entrar en la caballería».

Fuente: http://www.granma.cu/opinion/2016-10-25/la-ciencia-no-es-un-lujo-25-10-2016-21-10-52

Imagen: http://www.unperiodico.unal.edu.co/dper/article/ley-de-ciencia-y-tecnologia-necesita-voluntad-politica.html

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Argentina: Una Ciencia y Técnica como estímulo a inversiones privadas

América del Sur/Argentina/04 de noviembre de 2016/www.laizquierdadiario.com/Por: Lucía Ruíz

¿Cuál es la política de Macri para la investigación científica? ¿Es una ruptura total con la política del kirchnerismo? La Izquierda Diario entrevistó a Julia Soul, investigadora del Conicet y miembro de la Junta Interna de ATE – Conicet.

Ayer, una manifestación frente al Congreso de la Nación, ponía en evidencia la política de ajuste en el área de Ciencia y Técnica. Hoy, Lino Barañao, Ministro del sector, declaró que “si los fondos no llegan, va a ser difícil que siga en la gestión”. ¿Cuál es la política de Macri para la investigación científica? ¿Es una ruptura total con la política del kirchnerismo?

La Izquierda Diario entrevistó a Julia Soul, investigadora del Conicet y miembro de la Junta Interna de ATE – Conicet.

– Un conjunto de investigadores, académicos, docentes y estudiantes se movilizaron el jueves en rechazo al ajuste del gobierno nacional en Ciencia y Técnica. ¿En qué consiste básicamente ese ajuste y qué consecuencias tendría?

En el proyecto de ley que el Ejecutivo envió al congreso, se prevé un recorte presupuestario para el sector de CyT que impacta de modo diferencial en los diferentes organismos. En principio, para CONICET el recorte presupuestario implicaría una seria amenaza para la continuidad de equipos y procesos de investigación que se financian a través de proyectos de investigación que sirven tanto para adquirir insumos y equipamiento, como para preparar y financiar publicaciones. Esto está dado por el desfinanciamiento de la Agencia de Promoción Científica que depende del MINCyT.

También afecta al ingreso de nuevos investigadores y de personal de apoyo (es decir, afecta el crecimiento del sistema en cuanto a la cantidad de trabajadores). Hay que tener en cuenta que, en el caso de los investigadores y también de muchos compañeros de personal de apoyo, vienen desempeñándose como becarios en equipos de investigación, por lo que de no poder ingresar también se perdería mucho trabajo acumulado. Y otro aspecto que empeoraría con este planteo presupuestario, es el tema de infraestructura y equipamiento. Esto es muy importante porque la no validación de equipos o el deterioro edilicio de muchos laboratorios expone a los trabajadores de ciencia y técnica a riesgos absolutamente innecesarios.

– Algunos funcionarios actuales, como el ministro de Ciencia y Técnica Lino Barañao, estuvieron en funciones durante el gobierno kirchnerista. ¿Cuál es el cambio fundamental en la política hacia el sector, si es que la hay?

En principio hay una clara continuidad en todos los cuadros dirigentes del sector. La ruptura más importante fue el reemplazo de Roberto Salvarezza al frente del CONICET por Alejandro Ceccato que venia de ser vice-ministro de Lino Barañao.

– ¿Habría un conflicto de intereses en el ejecutivo o se trata de un acuerdo por arriba?

Creo que hay que hacer un esfuerzo para distinguir esta situación coyuntural de ajuste presupuestario de lo que supondría una política científica diferente. En principio, creo que hay un acuerdo en el mediano plazo con sectores fundamentales de la burguesía sobre la necesidad de desarrollar un sistema de Ciencia y Técnica que pueda servir como estímulo a inversiones y que pueda dinamizar los procesos de innovación en el sector privado – a través de la tan mentada «transferencia».

Este acuerdo implica que no siempre las tareas que le tocan al Estado son las mismas, pero creo yo que se inscriben en una misma política de largo plazo. La estructura del sistema de CyT la heredamos de la década del 90: la conformación del Directorio de CONICET que cuenta con representantes de las «entidades rurales e industriales», data de la reforma de 1996; la creación de la Agencia de Promoción Científica y Tecnológica como organismo «tomador» y distribuidor de fondos a través de diversos programas de articulación con el sector privado, también. Hay una clara continuidad en los cuadros que dirigieron todo este proceso, que cristalizó en la creación del Ministerio en 2007/8.

En todo este tiempo, muchos resultados de la investigación desarrollada en el ámbito público terminan siendo usufructuados por el sector privado – independientemente de quién sea el propietario de las patentes -, muchas líneas de investigación se definen en función de los intereses más o menos inmediatos de sectores empresarios con inversiones en el país – todo lo que está vinculado a biotecnología, por ejemplo, tiene claras implicancias en el desarrollo de la agroindustria.

Personalmente creo que vamos a una profundización de ese modo de relación, con diferentes dispositivos o mecanismos institucionales.

Como lo entiendo, no se trata de una dinámica lineal o sin contradicciones. El sistema estatal de CyT, por las características que tiene, sigue siendo el principal espacio desde el que disputar líneas de investigación y acción que respondan a necesidades que se plantean los trabajadores y el pueblo. Por eso, los trabajadores del sector tenemos un rol fundamental en la discusión de lo que se define como «transferencia» y en tratar de que se destinen recursos para investigación de otras áreas y problemas.

– ¿Cómo piensan que repercute este recorte presupuestario dentro de las prioridades de política científica?

El recorte pone al Ministerio en la situación de tener que disputar fondos en un contexto de ajuste, tanto al interior del mismo Estado como tomando créditos y participando de líneas de financiamiento internacional. Para esto último es fundamental que muestre que se trata de un sistema de CyT productivo, de manera que no es inverosímil proyectar que la política científica en este período puede tener como prioridad el incremento de la «productividad» del sistema. Y esto significaría una política de «ajuste» sobre los trabajadores del sector, tanto ajustando las exigencias en las evaluaciones como obligando a los equipos e institutos a generar su propio financiamiento.

– ¿Cuales son las expectativas en los trabajadores de ciencia y los pasos a seguir luego de esta movilización?

En lo inmediato, las expectativas se centran en revertir el recorte y, en lo que respecta a CONICET, garantizar el ingreso de quienes ganaron su concurso en 2015 (son aproximadamente 400 compañeros que están esperando su efectivización) y disputar el ingreso de becarios e investigadores. Estamos avanzando en la articulación con diferentes sectores para plantearnos medidas con estos ejes.

Tomado de: http://www.laizquierdadiario.com/Una-Ciencia-y-Tecnica-como-estimulo-a-inversiones-privadas

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