México/Diciembre de 2016/Fuente: Actualidad RT
Estatuas de mineros, palas y carros de carga monumentales se muestran con orgullo en la autopista que da la bienvenida a la ciudad de Pachuca, capital del Estado de Hidalgo.
La vida de esta ciudad, ubicada a poco más de una hora de la capital mexicana, gira desde su fundación colonial en tono a la extracción de oro y plata.
La simbología del lugar está tan ligada a la vida bajo tierra, que el fútbol, los comercios y el nombre de la nueva red de transporte privado se relaciona con las tuzas, el roedor que cava madrigueras para resguardarse en la tierra.
Sin embargo, pocas personas se preguntan dónde queda el despojo de cinco centurias de extracción minera y cuál es el largo historial de efectos que esta actividad ha dejado en la población.
RT ha sido testigo de la primera manifestación de afectados ambientales de Hidalgo, que decidieron recorrer Pachuca con pancartas y consignas para llamar la atención sobre los fuertes problemas ambientales que viven y exigir una solución a las instituciones.
Hilario Encarnación, presidente de Comunidades Unidas de Zimapán, AC, cuenta a RT que su municipio tienen una problemática de contaminación por parte de las empresas extranjeras que explotan los desechos de la minería en un tiradero que después es tratado mediante químicos.
Según explica, esta clase de proyectos existen en todo el Estado, pues, históricamente, Hidalgo ha sido el vertedero de desechos de la Ciudad de México y lugar idóneo para plantar proyectos contaminantes con diversas consecuencias para la salud de la población.
«Por eso las movilizaciones y por eso este frente de asociaciones. Ya es alarmante el grado de muertes por insuficiencia renal y el aumento de los casos de cáncer», denuncia Encarnación.
Proyecto Pachuca
Carlos Montaño es originario de Epazoyucan. Su municipio, ubicado a 20 minutos de Pachuca, nunca ha tenido nada que ver con la minería. Sin embargo, cuenta que desde hace dos años se enteraron de la existencia de un proyecto de traslado de 120 millones de toneladas de jales, los desechos tóxicos de todo el historial minero de Pachuca.
«Nadie nos preguntó si queríamos el proyecto. Nos enteramos mediante un periódico local donde, a bombo y platillo, se anunciaba la construcción del proyecto», denuncia Montaño.
Las presas de jales, las albercas que contienen los desperdicios de la minería, están en la zona metropolitana de Pachuca y del municipio de Mineral de la Reforma. El propio estadio de fútbol de Pachuca está sobre albercas de jales.
Con el proyecto Pachuca, los residuos serían transportados mediante un ‘jaleoducto’ hacia Epazoyucan para sacarles todavía más oro y plata con todos los químicos correspondientes.
El proyecto Pachuca implica, además, un centro de investigación, espacio para universidades y desarrollos inmobiliarios promovidos tanto por el Gobierno estatal como por el federal.
«En Pachuca no hay un estudio completo de daños de minería. La mayoría de gente tiene conjuntivitis y problemas en las vías respiratorias», concluye Montaño.
Una investigación de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo da cuenta de los efectos de la minería desde el siglo XVII. El estudio denomina a Pachuca como «sociedad minera» y aborda desde las malas condiciones en las que viven los mineros y la primera huelga minera de todo el continente en Pachuca.
Sin embargo, el estudio constata que no hay registros históricos sobre la incidencia de mortandad en mineros y en sus familias por la actividad minera.
«El Gobierno se ha encargado de ocultar ante el país los efectos de tanto tiempo de minería. En el propio estado no tenemos cifras oficiales», admite Montaño.
Refinerías, cementeras, petróleo…
Hidalgo no sólo sufre los estragos de 500 años de minería, ya que desde hace cinco décadas alberga una refinería de petróleo, cementeras, una planta termoeléctrica, un basurero nuclear, siendo, además, destino de las aguas residuales de la Ciudad de México.
Además, la calidad del aire de la ciudad de Pachuca ha empeorado y la propia capital afronta problemas de urbanización salvaje y privatización de los servicios de transporte público.
Podría parecer que en Pachuca no pasa nada, pero la gente se ha movilizado continuamente por estos problemas. En Zimapán se detuvo en 2010 un basurero tóxico con capital español, recuerda La Jornada. Hoy todavía se manifiestan ante la contaminación de la minería.
Vecinos de los municipios de Tizayuca y Temascalapa (este último del Estado de México) marchan bajo el sol. Insisten en los efectos nocivos, como la alta incidencia de cáncer y leucemia, que el Centro de Almacenamiento de Desechos Radiactivos (Cader) ha dejado en la población desde hace décadas, informa Proceso.
Ahora se enfrentan a la instalación de una incineradora de 2.800 toneladas diarias de basura que afectaría a al menos 16 municipios de Hidalgo y el Estado de México.
«La gente creyó que la energía era para sus casas. En agosto fue el gobernador y el presidente municipal y pusieron la primera piedra. Ya tenemos un panteón nuclear en los setenta y ahí sigue. La gente ya manifiesta enfermedad con el panteón nuclear», dice a RT una vecina del lugar que prefiere mantener su nombre bajo anonimato.
En la manifestación caminan también los afectados por la Presa Endhó, construida en 1957 para concentrar las aguas del Río Tula y receptora desde 1972 del agua residual del entonces Distrito Federal.
Hoy el lugar es «la gran cloaca de los desechos de la capital», como lo definde la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales, un frente de la sociedad civil dedicado a denunciar la contaminación en México.
En la manifestación también aparecen integrantes de la lucha interestatal contra el gasoducto Tuxpan-Tula, que la empresa TransCánada pretende hacer pasar por el territorio de diversas comunidades indígenas de Veracruz, Puebla e Hidalgo. Sin embargo, faltan habitantes de la región de Tula-Tepeji, afectados por la refinería de petróleo, una planta termoeléctrica y las cementeras (Hidalgo es el primer lugar nacional en producción de cemento) que, de acuerdo con La Jornada, emiten dióxido de carbono y generan enfermedades desde hace décadas.
El poder del PRI
Ante este complejo tejido de proyectos contaminantes, las comunidades de Hidalgo decidieron organizar un Congreso Ciudadano para entrar en diversas mesas de diálogo ante la Comisión de derechos humanos de Hidalgo, la Secretaría de Medio Ambiente y a la Procuraduría Federal de protección al ambiente, aunque sin obtener resultados.
Por esta razón, al recorrer las calles de Pachuca y visitar las sedes de estas dependencias gubernamentales insisten en no entablar más mesas ni firmar minutas de reuniones. Ahora piden un diálogo con el gobernador Omar Fayad Meneses, que lleva pocos meses en el cargo.
Frente a la casa de Gobierno, que clausuraron simbólicamente mientras automovilistas y habitantes de Pachuca los miraban, todas estas personas afectadas por la contaminación del lugar dejaron claro su posición con un grito unánime:
«No queremos papelitos ni mesas de diálogo. Tenemos colección de documentos, pero queremos hablar con el gobernador».
Y reclaman: «Que salga como cuando nos pidió el voto».
Hidalgo nunca ha vivido una transición de partido político. Si bien el Partido Revolucionario Institucional salió del poder a nivel federal en el año 2000, entidades como el Estado de México e Hidalgo nunca han sido gobernadas por otro partido. Hombres poderosos de este Estado han formado parte del Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto.
Jesús Murillo Karam, responsable de la «verdad histórica» sobre el caso Ayotzinapa, cuando fue procurador de justicia federal, gobernó Hidalgo de 1993 a 1998.
El actual ministro de Interior de México, Miguel Ángel Osorio Chong, que lidera las encuestas dentro del PRI para ser candidato a la presidencia de la república en 2018, gobernó el Estado entre 2005 y 2011. Durante la gestión de Osorio Chong comenzó el proyecto Pachuca.
«Nunca ha habido un cambio aquí» dice Carlos Montaño. Y agrega: «Fue en su Gobierno que contempla zona conturbada para el traslado de jales. Él tiene intereses en el proyecto».
Fuente: https://actualidad.rt.com/actualidad/226222-hidalgo-estado-mexicano-lleva-500-anos-contaminacion