Redacción: El País
Enseñarle a jóvenes que han abandonado sus estudios a arreglar computadoras puede cambiarles la vida. Lo hacen en un programa que permite reciclar hasta 200 toneladas de residuos y equipar escuelas públicas
Un 25% de los marroquíes de entre 15 y 24 años de edad son nini: ni en la escuela, ni en la universidad, ni empleados. Con un total de 1,7 millones de jóvenes ociosos y excluidos, la situación es una bomba de tiempo para la sociedad marroquí.
A menudo, el camino empieza con un bajo rendimiento académico o con la deserción escolar. Cada año, las escuelas públicas de Marruecos pierden entre 250.000 y 350.000 estudiantes (315.273 en 2018). Estos jóvenes pasan de un trabajo mal pagado e inestable a otro, o simplemente dejan de trabajar.
Al Jisr está familiarizado con desmotivados y perdidos. La misión de la ONG es enseñarles un oficio y ayudarles a desarrollar habilidades sociales que les faciliten el acceso al mercado laboral. Hace unos 10 años, lanzó la iniciativa Green Chip, en colaboración con varios socios, entre ellos la Middle East Partnership Initiative (MEPI), un mecanismo estadounidense de financiación de subvenciones. El programa permite a los jóvenes aprender sobre hardwaredesmontando ordenadores viejos.
Cada año, la ONG colecta ordenadores en desuso y otros equipos informáticos de docenas de empresas e instituciones públicas. El material recuperado termina en uno de los dos centros de capacitación de Al Jisr, en Casablanca y Oujda. Allí, los jóvenes becarios reparan las máquinas que pueden salvarse, y que más tarde serán donadas a escuelas públicas. Los otros se desmantelan y se envían al gigante minero marroquí Managem, socio del proyecto, que extrae los minerales de los componentes. Al Jisr recupera entre 150 y 200 toneladas de residuos electrónicos al año, matando tres pájaros de un tiro: enseñar a los jóvenes un oficio, reciclar residuos electrónicos y suministrar equipos informáticos a las escuelas públicas, reduciendo así la brecha digital en el sector educativo.
Los aprendices también asisten a clases de idiomas y comunicación, así como a talleres de arte, emprendimiento y búsqueda de empleo. Al final del programa, Al Jisr les ayuda a encontrar trabajo
El curso de un año, que incluye una pasantía de tres meses, es un 80% práctico. Los graduados reciben un diploma de agente de mantenimiento informático y un certificado de agente de desmantelamiento. Los estudiantes reciben una paga mensual de 1.000 dirhams (87 dólares) en Casablanca, o 500 dirhams en Oujda, un ingreso que los motiva a seguir el curso hasta el final. Los aprendices también asisten a clases de idiomas y comunicación, así como a talleres de arte, emprendimiento y búsqueda de empleo. Al final del programa, Al Jisr les ayuda a encontrar trabajo. «La tasa de empleo es de alrededor del 60%. Es una cifra decente», apunta Mohamed Lahlou, presidente de la asociación. «Este año hemos creado todo un equipo de trabajo encargado de ayudarles a entrar más rápidamente en el mercado laboral», añade el Director General, Wafa Berny. Al mismo tiempo, la ONG se está ampliando: recientemente aumentó el número de graduados de 40 a 60 en Casablanca (30 en Oujda), y el año próximo esperan duplicar la cantidad de aprendices. La ONG también está buscando socios para lanzar tres nuevos centros Green Chip en Tánger, Kenitra y Settat.
Al Jisr está desarrollando un curso más especializado, Green Chip 2.0, para formar a desarrolladores web y de datos, especialistas en medios digitales y gestores de seguridad informática. La ONG abrirá próximamente tres nuevas sedes en Oujda, Berkane y Jerada, en la región oriental. El objetivo es conseguir empleo para 150 jóvenes vulnerables de entre 15 y 25 años mediante la enseñanza de competencias digitales, muy solicitadas por las empresas. En la región oriental, más del 18% de la población se encuentra en este rango de edad, y el 30,2% de ellos no tiene ni empleo ni calificaciones, tres veces más que el promedio nacional. «Las competencias digitales les permitirán a los jóvenes de la región encontrar oportunidades laborales en lugares remotos, superar las limitaciones geográficas y abrir sus perspectivas más allá del mercado local», asegura el equipo de Al Jisr.
La ONG también dirige un centro reincorporación vocacional y formación profesional en Casablanca, que acoge a jóvenes que han abandonado la escuela. El centro supervisa varias iniciativas que benefician a instituciones educativas, como el BiblioBus, una biblioteca móvil que recorre las escuelas suburbanas y rurales desfavorecidas en Casablanca y los alrededores. En cada lugar donde se detiene, organiza clubes de lectura, talleres de lectura y escritura, y proyecciones de películas y documentales. Un sinfín de actividades para los jóvenes que con demasiada frecuencia se quedan atrás.
Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/06/11/planeta_futuro/1560260917_336254.html