A un año de la siembra del maestro José Antonio Abreu

 

Este 24 de marzo se cumple un año de la siembra del maestro José Antonio Abreu, destacado músico venezolano y quien concibió el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, que en la actualidad va rumbo al niño dos millones de la mano del presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro.

A propósito de esta fecha el Jefe de Estado exaltó este domingo en su cuenta de la red social Twitter @NicolasMaduro el legado y genialidad del músico venezolano.

Nacido en la ciudad de Valera, estado Trujillo, el 7 de mayo de 1939, Abreu fungió como Embajador para la Paz y de Buena Voluntad de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) por el impacto social y cultural de su obra, especialmente en aquellos países empeñados en bajar los niveles de pobreza, analfabetismo, marginalidad y exclusión en su población infantil y juvenil.

Abreu, quien falleció el 24 de marzo de 2018, también fue el artífice de un modelo de educación musical y de inclusión social, modalidad que ha sido replicada en más de 70 países de los cinco continentes: Europa, América, Asia, África y Oceanía, reseña una nota de prensa de la Fundación Musical Simón Bolívar publicada en su sitio web.

Con este novedoso modelo, creado hace 44 años y conocido como el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela (El Sistema), se han incorporado a El Sistema 1.012.077 niños, niñas y jóvenes, provenientes de estratos sociales de bajos recursos económicos.

Con esta práctica individual y colectiva de la música, la creación de núcleos y centros académicos del país, esta organización cultural se convirtió en una plataforma sobre la cual se preparan ciudadanos integrales bajo el concepto de una cultura de paz y de justicia.

En la actualidad cuentan con 443 núcleos y 1.704 módulos que son atendidos por 5.021 docentes, además con una red de 1.722 agrupaciones orquestales, 1.426 coros, 694 agrupaciones de Alma Llanera y 266 de música popular y de otros géneros.

En 1975 fundó la Orquesta Sinfónica Juvenil Juan José Landaeta, que posteriormente se denominó Orquesta Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar, antecesora de la hoy reconocida Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela.

Su legado continúa creciendo con las diversas actividades que se realizan en el Centro Nacional de Acción Social por la Música, mientras en los mismos terrenos en los que concibió el denominado Complejo Social y Cultural Simón Bolívar se levanta el Centro de Formación Académica para avanzar en el crecimiento profesional de los maestros que laboran en esas instituciones.

En paralelo se afinan los detalles para consolidar la Universidad Nacional de la Música José Antonio Abreu, que seguirá brindando el conocimiento que cultivó para abrir venturosos caminos a la juventud venezolana.

Fuente de la noticia: http://vtv.gob.ve/siembra-jose-antonio-abreu/

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Los grandes desafíos en Educación

Por Elías Jaua Milano

Inició el año escolar en nuestra Patria. Venezuela es hoy uno de los pocos países del mundo que cuenta con un extendido sistema de educación pública de acceso universal y gratuito, desde la educación inicial hasta la universitaria. Una conquista del pueblo venezolano consagrada, como derecho humano, en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela que debemos valorar en su justa dimensión, en un contexto mundial donde la tendencia es a la privatización de este derecho.

El sistema financiero global, ávido de dinero para tapar los agujeros de la burbuja financiera que ha creado, ha puesto su mira en la educación, así como lo hizo con los inmuebles de millones de familias en la primera década de este siglo, para hipotecar mediante créditos estudiantiles a centenares de millones de jóvenes estudiantes en el mundo. En Venezuela eso no será posible, mientras haya Constitución Bolivariana.

La juventud venezolana cuenta con educación pública y gratuita, que cada día tiene que ser de mayor calidad, como garantía de capacitación, de formación para su porvenir. Son muchas las cosas que hay que perfeccionar e innovar en materia de acceso pleno a la educación, infraestructura, servicios de alimentación, acceso a las tecnologías de información, entre otras.

Pero más allá de estos temas, en el cual los gobiernos bolivarianos de nuestro Comandante Chávez y del Presidente Nicolás Maduro han hecho extraordinarios esfuerzos de inversión. Quisiera en este artículo puntualizar tres desafíos que como sociedad tenemos en materia educativa.

En primer lugar, debemos comprender y valorar el rol fundamental del educador, de la educadora, en especial del Maestro y la Maestra de educación inicial y primaria. Durante mi gestión como Ministro de Educación, tomé plena conciencia de que no se debe escatimar esfuerzos y recursos en garantizar las máximas condiciones laborales y sociales, en brindar todas las condiciones necesarias para la formación y toda la dedicación que haga falta para la transformación educativa al hombre, a la mujer que, dotado de una metodología para el proceso de aprendizaje, se presenta frente a 30 o más niños, niñas y jóvenes, la mayoría de los días del año.

La inmensa mayoría de nuestros educadores y educadoras, posee una vocación y una mística que debemos acompañar. No es cierto que el magisterio venezolano sea contrarrevolucionario, el educador y la educadora venezolana tienen un pensamiento y un accionar crítico, que con compresión amorosa puede ser canalizado para un gran cambio cultural en nuestro país. Yo, hoy, me siento más orgulloso de los maestros y las maestras de mi Patria.

El segundo gran desafío es avanzar definitivamente hacia una educación para la liberación, para la definitiva descolonización de la sociedad. Nunca más, en un libro escolar, la imagen de un indio arrodillado ante el invasor.

De nuestro sistema educativo debe egresar, generación, tras generación, un joven, una joven con identidad con nuestra historia de resistencia y lucha por la libertad; con reconocimiento y respeto por nuestra diversidad étnica cultural; con conciencia de clase; con capacidad de rebelarse frente a lo injusto, frente a la exclusión; con vocación para construir una sociedad amante de la paz, de la diversidad, de la igualdad social, donde el éxito individual, sí, el éxito individual, sea parte y sume a la prosperidad colectiva de todo el pueblo.

En tercer lugar, si queremos de verdad diversificar nuestra economía y superar la cultura rentística petrolera, hablo de cultura porque considero que la economía nacional tendrá siempre base en la renta petrolera y minera, dado los inmensos yacimientos de hidrocarburos y materiales preciosos y estratégicos sobre los cuales tenemos que preservar nuestra soberanía nacional, debemos comenzar por educar a una generación en una nueva cultura de la honestidad, del trabajo productivo, de la innovación científico tecnológica.

En tal sentido considero inaplazable iniciar un proceso, que debe ser paulatino, de incorporación de la formación técnico productiva, no sólo en las valiosas Escuelas Técnicas con las que contamos, sino a lo largo de todos los niveles y modalidades de nuestro sistema educativo. En cada Escuela, en cada Liceo se debe educar para la producción de alimentos, para el mantenimiento y la reparación (mecánica, carpintería, plomería, herrería, etc.); para la producción de contenidos informáticos, para las telecomunicaciones, para la robótica, en general para el trabajo no alienado, para el trabajo liberado y liberador.

El programa Todas las Manos a la Siembra, que ha llenado de conucos escolares nuestras escuelas, idea de nuestro Comandante Chávez inspirado en el Maestro Simón Rodríguez, impulsado con decisión por el Presidente Maduro y hecho realidad con la constancia y método del Profesor Carlos Lanz y de centenares de miles educadores, educadoras, estudiantes, cocineras, obreros y obreras, padres y madres, es el preludio de lo que tenemos que hacer en todas las áreas del saber hacer.

Superar estos tres grandes desafíos, que me atrevo a identificar, será la clave para despejar el camino hacia un buen porvenir, para sentar las bases de una sociedad democrática, educada, honesta, innovadora, productiva que conviva en paz a partir del reconocimiento de nuestra diversidad. Ya se visualiza en el horizonte. Será el sueño de nuestro Padre Bolívar realizado. Rumbo al 2030.

Fuente del artículo: https://www.aporrea.org/educacion/a269629.html

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