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¿Por qué los maestros no participan en la elaboración del plan decenal de educación?

América del Sur/Colombia/24 de Julio de 2016/Autor: Angel Perez Martínez/Fuente: Dinero.com

La comunidad educativa, las organizaciones del sector educativo, la academia, el sector productivo, el gobierno, y en general la sociedad, lo primero que debería reconocer es la enorme responsabilidad e importancia que tiene para el futuro del país participar y concertar, cada 10 años un Plan Nacional de Desarrollo Educativo. Este hecho debería ser un acontecimiento político (participación y concertación de intereses) y técnico (elaboración sistemática del plan, indicadores y seguimiento) al cual la política pública y el MEN dedican su mayor esfuerzo. El Plan puede llegar a ser un punto de encuentro para esta sociedad fragmentada y sin apuestas comunes.

El artículo 72 de la Ley 115 dejo como responsabilidad del Ministerio de Educación Nacional, MEN, en coordinación con las entidades territoriales, preparar el Plan Decenal de Educación, el cual, según esta norma, tiene el propósito de acercar los planteamientos constitucionales al desarrollo y alcances de la educación de los niños, jóvenes y adultos del país.

Los planteamientos constitucionales son la garantía del derecho a la educación de los colombianos. Luego el Plan Decenal de Educación centrar su acción en el desarrollo constitucional: derecho a la formación integral del joven; acceso al conocimiento, a la ciencia, a la técnica, y a los demás bienes y valores de la cultura; a la formación en derechos humanos, paz y democracia; y en la práctica del trabajo y la recreación, para el mejoramiento cultural, científico, tecnológico y para la protección del ambiente. La Constitución destaca la necesidad que la enseñanza esté a cargo de personas de reconocida idoneidad ética y pedagógica, así como garantizar la profesionalización y dignificación de la actividad docente. Además, determina que los integrantes de los grupos étnicos tendrán derecho a una formación que respete y desarrolle su identidad cultural y que la educación de personas con limitaciones físicas o mentales, o con capacidades excepcionales, son obligaciones especiales del Estado.

Una segunda consideración para el MEN y el sector educativo es reconocer que el Plan Decenal de educación es un hecho político, antes que tecnócrata, aclaro tengo un gran respeto por lo técnico y valoro, aún más, que lo técnico esté vinculado a la toma de decisión de lo público. Sin embargo, propongo que el Plan Decenal se convierte en una gran apuesta política, de pocos temas, que el gobierno acuerde con la sociedad y el sector educativo, y luego llevé al Congreso Nacional para su refrendación (nada impide que el Gobierno transformé el Plan Decenal de Educación en Ley). Bajo este criterio el Plan, si bien mantiene su condición de ser de carácter indicativo, se vuelve de obligatorio cumplimiento, Ley de la República. Además, debe quedar claro que los Planes cuatrienales de desarrollo nacional tienen que vincular de manera obligatoria lo pactado en el Plan Decenal de Educación.

En principio propongo los siguientes temas:

  1. Establecer metas presupuestales que garanticen el crecimiento año a año de los recursos del estado para la educación en los próximos 10 años: La Ministra citada por Revista Semana sostuvo que la meta que nos tenemos que poner es lograr que Colombia invierta por estudiante una cifra de 4.500 dólares al año, “nosotros, con la devaluación, invertimos alrededor de dos millones y medio de pesos, o sea, 800 dólares. En la OCDE el promedio es de 8.400 dólares por estudiante al año. Por ahí comienza la inequidad, apuntó Parody”.
  2. Garantizar la jornada única para por lo menos el 70% de los estudiantes de la educación oficial. La jornada única tiene metas definidas para los años 2025 y 2030
  3. Universalizar los grados de jardín y transición para todos los niños de 4 y 5 años en las escuelas oficiales, la Ley 115 estableció 3 grados de preescolar, pero alcanzar la matrícula para más del 90% de los niños de 5 años en el grado de transición nos demandó más de 10 años
  4. Disminuir la deserción escolar en la educación secundaria, media y superior, una de las más altas de Latinoamérica
  5. Consolidar los programas de formación docente y apoyar el desarrollo de las facultades y programas de educación
  6. Incrementar las coberturas (mínimo 90% de los niños y jóvenes entre 5 y 17 años estudiando) y la calidad de la educación en el sector rural (disminución de brechas).
  7. Construir y poner en funcionamiento por lo menos 6 universidades en los territorios con mayor violencia política y pobreza.
  8. Profesionalizar y mejorar de las condiciones salariales y de bienestar para los docentes. Nada en educación es posible sin la participación de los maestros y el techo de la calidad de la educación lo determina la calidad de sus docentes.
  9. Acordar con los docentes, padres de familia y estudiantes un sistema de evaluación de la calidad de la educación.

El país cuenta con la experiencia de los 2 Planes Decenales de Educación para los periodos de 1996-2005 y 2006-2016 y está en proceso de elaborar el tercero. 10 años en términos de desarrollo educativo son muy importantes: Por ejemplo, el Plan Nacional de Desarrollo del actual gobierno sostiene que “un país se puede transformar radicalmente en 20 años, que es el plazo que toma formar una nueva generación”.

Fuente: http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/por-que-maestros-no-participan-en-elaboracion-plan-educacion-por-angel-perez/226015

Fuente de la imagen: https://actualidad.rt.com/actualidad/213894-maestros-gobierno-mexicano-negocian-reforma

 

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Artículo: Las “tareas” en educación parvularia

Autora: María Victoria Peralta

América del Sur/Colombia/Julio de 2016/Cooperativa 93.3

Uno de los temas que ha generado debate entre los complejos asuntos en discusión que enfrenta la educación del país, ha sido el de las tareas escolares. A raíz de la presentación de un proyecto legislativo que pretende normarlas y/o suprimirlas, han surgido diversas reacciones en distintas publicaciones, insólito reglar algo tan propio del quehacer escolar como son las tareas. En realidad, en un país tan legalista como el nuestro, no es extraño que ello suceda.
El problema de fondo está en qué se entiende por tarea. Si ello involucra lo que señalan ciertos sectores, extensas actividades escolares muy similares a las que se hacen en los establecimientos que agotan a niños y familias, impidiendo el descanso y la realización de otro tipo de actividades, las tareas deberían acabarse.
Si por tarea, implica actividades para investigar, compartir, buscar experiencias en otros escenarios, ¡vivan las tareas! Lo complicado es que esta denominación ha adquirido ya un carácter aburrido y repetitivo, inadecuado para cualquier aprendizaje complementario que se espere de ellas.
En educación parvularia, este tipo de tareas debería suprimirse casi por ley divina para plantear lo inadecuado que es esta medida en esta etapa y de esas formas; esta práctica que antes no existía, atiborra a los niños y niñas de hoy que deberían estar de vuelta a su hogar, jugando, cantando, compartiendo con su familia o saliendo a diversos lugares interesantes.
Sin embargo, es cada día más común encontrar en sus mochilas, cuadernos llenos de números y letras a copiar u otras actividades de ese tipo, propias de la sobre escolarización de este nivel que ya hemos comentado en esta columna. En estos cuadernos, estrellitas o dedos aprobatorios en cada “trabajo” atestiguan su cumplimiento, en un condicionamiento clásico.
En este nivel, las actividades en el hogar como deberían llamarse, convendrían que tuvieran el carácter de sugerencias, siendo su propósito fortalecer el rol formador de las familias, y ampliar las experiencias más allá del jardín infantil en función a propósitos concordados.
Entre ellas, estarían indagar antecedentes de su familia para llevar al centro infantil (fotos, historias de los abuelos, de su nombre, etc.), inventar cuentos, seleccionar objetos interesantes para comunicar mejor sus intereses a su grupo de pares, buscar recortes de temas que les interesan, tener pequeños experimentos para observar cambios, o seleccionar música para compartir con sus compañeros.
Salidas a museos, centros artesanales, plazas de juegos, exposiciones, huertas, mercados, etc., son lugares interesantes donde realizar estas actividades complementarias, que deberían aportar a su formación integral, basándose siempre en las características e intereses de los niños y niñas.
Por tanto, aprovechemos esta discusión para poner sobre la mesa este obscuro tema que son las tareas escolares las que, en vez de favorecer el goce por aprender, lo acaba, planteamiento que es válido para todo nivel educativo.
Ello no termina con leyes, sino con criterio, formación pedagógica adecuada y en especial con un sistema normativo que impulse la creatividad, el descubrimiento, la búsqueda de lo interesante.
Esperamos que el ministerio de Educación haga lo suyo, y las instituciones educacionales también.
Fuente: http://opinion.cooperativa.cl/opinion/educacion/las-tareas-en-educacion-parvularia/2016-07-04/163924.html

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