La Ley Micaela: Tomarse en serio la educación para la equidad de género

 

Por: Isabel C. Jaramillo Sierra.

 

El 9 de abril de 2017 fue encontrado por las autoridades argentinas el cuerpo sin vida de Micaela García. La joven de 21 años era activista del movimiento “Ni Una Menos”, que ha reunido a las mujeres argentinas en torno a la causa del feminicidio y más recientemente del aborto. Su asesinato se le atribuye a un violador serial que fue juzgado y condenado a nueve años de prisión pero dejado en libertad antes de terminar de cumplir su condena.

El cuerpo sin vida de Micaela fue encontrado varios días después de su desaparecimiento. El dolor que causó su muerte entre sus familiares y amigos, y entre sus compañeras del movimiento, fue procesado a través de una propuesta para transformar las actitudes y conocimientos de los funcionarios públicos en materia de género. La Ley Micaela fue aprobada por el Congreso argentino en diciembre de 2018 como parte de un paquete de 12 leyes encaminadas a lograr mayor equidad de género.

Es verdad que no es del todo novedoso que un Congreso ordene que se “eduque”. En el caso colombiano, varias leyes recientes sobre equidad de género han tenido elementos “educativos”. La ley 581 de 2000, ley de cuotas, por ejemplo, incluía la posibilidad de que se evaluara qué tan adecuados eran los textos escolares en materia de perspectiva de género y se impidiera la circulación de aquellos que obraran en contra del propósito de la equidad de género. La Corte Constitucional declaró inconstitucional esta manera de intervenir en la educación. La ley 1257 de 2008, ley de violencia de género, adoptó otra perspectiva: ordenó al Ministerio de Educación Nacional hacerse cargo de vigilar que en las instituciones educativas, incluyendo las universidades, enseñaran a los estudiantes nociones básicas de derechos humanos, derechos sexuales y reproductivos y equidad de género. Como profesora de universidad y madre de hijas que atienden el colegio, no he visto que esta orden tanga mucho impacto. El Ministerio de Educación tampoco ha rendido cuentas al respecto. La obligación consignada en la ley es vaga y general al punto que casi parecería imposible obligar su cumplimiento por medio de acciones legales. La ley 1761 de 2015, ley Rosa Elvira Cely, por su parte, ordenó también que se incluyera el tema de perspectiva de género en los currículos en todos los niveles de educación y que se capacitara a los funcionarios públicos relacionados con el tema de atención, protección y prevención de la violencia de género, en materia de derecho internacional humanitario, derechos humanos y perspectiva de género. No es claro qué pasó con la orden perentoria que se le dio al Ministerio de Educación de cumplir el mandato en seis meses, pero ciertamente después de 3 años de aprobada la ley no es claro que se estén realizando las acciones de capacitación necesarias.

La ley Micaela es innovadora en varios sentidos que merecen nuestra atención. En primer lugar, la ley fue entendida como respuesta directa a la terrible situación de la muerte de una activista. Es verdad que el derecho argentino ya cuenta con leyes que desde 2012 castigan duramente el causarle la muerte a una mujer por ser mujer. Pero en lugar de exigir solamente que dichas leyes se cumplieran, ignorando el contexto que las hace ineficaces, se tomó en cuenta el aprendizaje de las activistas de Ciudad Juárez y la lección de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en su sentencia Campo Algodonero. En este caso, que involucró el desaparecimiento y muerte de más de 500 mujeres por razones que aún hoy no se conocen cabalmente, la Corte Interamericana encontró que a la raíz del problema está la ineficacia estatal para investigar estos delitos y que en buena parte dicha ineficacia se vincula a los estereotipos de los funcionarios públicos sobre las razones por las que las mujeres dejan sus hogares y sobre el valor de la vida de las mujeres jóvenes. Así, señaló la Corte, no basta con tener leyes que sancionen el delito si los funcionarios no son capaces de prevenir, investigar y sancionarlo porque no pueden “ver” el peligro y el daño que se causa a las mujeres.

En segundo lugar, la ley se dedicó solamente al tema de la capacitación y fue más allá de los funcionarios que podrían estar principalmente involucrados para ordenar que TODOS los funcionarios de la rama ejecutiva sean capacitados. Esto hace que el tema del cambio de actitudes y adquisición de conocimientos nuevos reciba la importancia que se merece y no aparezca como una adenda o detalle adicional, como una buena intención que sería bueno que se diera pero no es tan importante. En tercer lugar, la ley recibió el apoyo de más de veinte académicas. Estas son mujeres que han venido trabajando desde distintas instituciones (El Observatorio de Género de La Ciudad de Buenos Aires, la Universidad de Buenos Aires, la Defensoría Pública, entre otras) en identificar fallas en el funcionamiento del estado y maneras de resolverlas. El apoyo de las académicas fue reconocido por las congresistas de manera explícita en su motivación para la ley y muestra un respeto mutuo en el trabajo necesario para adelantar las reformas que se necesitan. Es difícil realmente pensar que cambios en el nivel de la educación van a llevarse a cabo sin involucrar a las Universidades y cuerpos dedicados a la capacitación en distintas entidades públicas. En cuarto lugar, la ley establece que se apropiarán los recursos para la capacitación y, lo que es más importante, ordena que se cree una página web en la que los ciudadanos puedan consultar el nivel de cumplimiento de la ley por parte de cada una de las instituciones. De manera que no solamente se crearon obligaciones ciertas con recursos asignados, sino que se ordenó entregar a los ciudadanos la vigilancia de un tema que le concierne directamente. Finalmente, debe resaltarse la gestión decidida y el compromiso claro de las congresistas argentinas que hacen parte de la “Multipartidaria” con la agenda de la equidad de género. Este grupo de congresistas fue responsable de la aprobación en la Cámara de Representantes (Cámara de Diputados) de la ley que despenalizaba el aborto. Ahora está trabajando para que la ley llegue a ser aprobada también por el Senado. Tomar riesgos en un tema tan importante como es el del aborto muestra su fuerza, convicción y capacidad estratégica. Sería realmente “grande”, con dicen los argentinos, que nuestra propia bancada de mujeres lograra acuerdos similares para avanzar con paso cierto y sin titubeos en los temas de importancia para todos.

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DORA BARRANCOS; “El patriarcado se constituye como un sistema que se va agravando en la exclusión subalterna de las mujeres”

América del Sur/Argentina/www.perfil.com/ 

Luego de adherir a la Ley Micaela, la Universidad Nacional de Hurlingham (UNAHUR) convocó a la investigadora Dora Barrancos para hablar de feminismo y los debates en torno a las políticas de género.

“Esto decía nuestro Código Civil de 1869: La mujer casada no puede educarse, comerciar ni trabajar. No puede ir a los tribunales sin el consentimiento del marido. Así de simple”. La contundente frase fue expresada por Dora Barrancos durante una clase abierta que organizó la Universidad Nacional de Hurlingham (UNAHUR) a través del programa de desarrollo de políticas de igualdad de género.

Al comienzo de la clase, Barrancos caracterizó el concepto de género consolidado a partir de la lucha del movimiento feminista en los años 60 y manifestó que “es muy difícil sostener mundos binarios separados de mujeres y varones”.  A su vez, la especialista analizó la evolución del patriarcado en la historia de la humanidad. Desde una perspectiva antropológica, afirmó que “el orden simbólico es un orden patriarcal”, un orden asociado a la imposición y a la aceptación de normas. “A lo largo del tiempo, el patriarcado se constituye como un sistema que se va agravando en la exclusión subalterna de las mujeres”, explicó. En otra de sus definiciones, la prestigiosa investigadora profundizó sobre las conquistas de derechos de las mujeres y recorrió los principales hitos, como la reforma del Código Civil en 1926 y la obtención del voto femenino en 1947. Sobre este último hecho, Barrancos rescató la figura de Evita como una “contrafeminista feminista”, quien, por otra parte, “tenía una visión extraordinaria de su propio derecho y el derecho de las mujeres”.

En el repaso de las conquistas logradas, la doctora en Historia enumeró las leyes de creación reciente, como la Ley orgánica de medidas de protección integral contra la violencia de género, la Ley de matrimonio igualitario y la Ley de identidad de género.  Finalizando la clase, Barrancos -que estuvo acompañada por el rector Jaime Perczyk- agregó: “Los varones también sufren el sometimiento patriarcal aunque no se den cuenta. Están llenos de mandatos de una determinada masculinidad y de una determinada regla de comportamiento”.

La charla, que se realiza luego de la reciente adhesión de la UNAHUR a la Ley Micaela, resultó una instancia formativa para funcionarios, docentes y nodocentes de la Universidad, institución que cuenta con el 68% de mujeres dentro de su población estudiantil, de las cuales el 52% tienen hijos y el 70% trabajan. Ley Micaela En el 81° Plenario de Rectoras y Rectores realizado en Córdoba, las autoridades de las universidades nacionales que integran el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) acordaron de forma unánime adherir a la Ley Micaela, normativa que prevé capacitación obligatoria con perspectiva de género para funcionarios y miembros de la comunidad universitaria.

Néstor García, padre de la joven víctima de femicidio en Entre Ríos y uno de los impulsores de la iniciativa, manifestó: “Hoy nuestros futuros dirigentes se forman en las universidades y por eso es fundamental que tengan perspectiva de género. Que se sumen a la Ley Micaela es el primer paso”.

Fuente  https://www.perfil.com/noticias/educacion/el-patriarcado-se-constituye-como-un-sistema-que-se-va-agravando-en-la-exclusion-subalterna-de-las-mujeres.phtml

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Educación en temas de género

Por: Diario La Opinión.

 

En respuesta a las demandas emergentes de la época, el Congreso aprobó el proyecto conocido como «Ley Micaela», para capacitar a funcionarios públicos en la temática de género. La iniciativa fue incluida por el Gobierno en el temario de las sesiones extraordinarias del parlamento nacional a pedido de la oposición y en medio de la instalación de la agencia de género.

Con el impulso del Movimiento Evita y en especial de la diputada santafesina Lucila De Ponti, el proyecto fue llamado de esa manera en homenaje a Micaela García, la joven asesinada en la ciudad de Gualeguay en 2017. En su esencia, establece la capacitación obligatoria en la temática de género y violencia contra las mujeres para todas las personas que se desempeñen en la función pública en todos sus niveles y jerarquías y en los tres poderes del Estado.

La capacitación de las máximas autoridades de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial de la Nación estará a cargo del Instituto Nacional de las Mujeres que también certificará la calidad de las capacitaciones que elabore e implemente cada organismo.

Anualmente, el Instituto Nacional de las Mujeres deberá publicar en su página web un informe anual sobre el cumplimiento de la ley, incluyendo la nómina de las altas autoridades que hayan sido capacitadas. Además, el organismo elaborará indicadores de evaluación sobre el impacto de las capacitaciones realizadas por cada organismo y los resultados deberán integrarán el informe anual.

De acuerdo al proyecto, las personas que se negaren sin justa causa a realizar las capacitaciones previstas «serán intimadas en forma fehaciente por la autoridad de aplicación (el Instituto) a través y de conformidad con el organismo de que se trate». El incumplimiento de dicha intimación será considerado falta grave dando lugar a la sanción disciplinaria pertinente, siendo posible hacer pública la negativa a participar en la capacitación en la página web del Instituto Nacional de las Mujeres.

Interesante repasar algunos de los mensajes de congresistas durante el tratamiento de la iniciativa. Como el de la senadora de Cambiemos, Laura Rodríguez Machado, quien consideró que el proyecto «es una forma de cambiar costumbres ancestrales, de tener otra mirada y de aprender entre todos y tener la responsabilidad como funcionarios o empleados del Estado de poder capacitarnos en entender cómo respetarnos entre hombres y mujeres». Y para remarcar la importancia de la nueva ley, la senadora cordobesa contó una anécdota de un pueblo de su provincia, donde todavía hay gente que conduce en contramano por una calle que cambió su sentido hace siete años, aunque cada vez menos, y reflexionó: «Imagínense si eso cuesta modificar una  circunstancia tan mínima, para cambiar cuestiones ancestrales lo  que necesitamos generar desde el Estado».

También el aporte de la justicialista Sigrid Kunath, quien destacó que «este año sin duda ha marcado un hito en la visibilización de la desigualdad y la violencia de género» y agregó: «Creo en la educación como herramienta para ir desterrando los modos que responden al patriarcado».

Apenas se convirtió en ley en el Congreso comenzó a extender el debate para replicar su implementación en el resto de los niveles del estado, esto es provincias y municipios. Si bien crece la concientización sobre los asuntos de género en la sociedad, la Ley Micaela le dará mayor formalidad y ordenamiento mediante un sistema de capacitación, que bien podría tener variantes para la escuela secundaria e incluso el nivel primario. Y por supuesto para las empresas grandes, medianas y pequeñas.

En este marco, en Santa Fe la diputada del bloque Igualdad y Participación, Silvia Augsburger, redactó un proyecto para que la provincia adhiera a esta norma. Esta iniciativa denominada «Capacitación obligatoria en perspectiva de género», plantea que las personas que ocupen cargos jerárquicos o de dirección en el Poder Ejecutivo santafesino; cargos de representación en el Poder Legislativo o desempeñen tareas de asesoramiento técnico en ese ámbito; cargos a partir del rango de secretario en el Poder Judicial; cargos a partir de Defensor Adjunto en el Servicio Público de la Defensa Penal, o cargos a partir de Fiscal Adjunto en el Ministerio Público de la Acusación deberán acreditar formación en perspectiva de género.

Al respecto, la propuesta incorpora la formación en perspectiva de género incluye como contenido mínimo la legislación provincial, nacional y las convenciones internacionales en las que Argentina sea parte que guarden relación con la temática y también la comprensión del fenómeno de los estereotipos y discriminaciones de género, por orientación sexual o identidad de género y la particular forma en que se expresan o impactan en cada área específica.

Por tanto, la «Ley Micaela» es un buen comienzo pero todavía queda mucha tarea por hacer. La Provincia, el Municipio, la escuelas, las empresas y las organizaciones de la sociedad civil bien podrían encarar capacitaciones en asuntos de género y derechos. Iniciar un proceso de aprendizaje o reflexión en torno a esta temática nos vendría muy bien.

Fuente del artículo: https://diariolaopinion.com.ar/noticia/235725/educacion-en-temas-de-genero

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