Entrevista a Paula Guerra: «Cuando crees que el racismo sólo es una cuestión de conductas individuales de gente loca, nazi, dejas de prestar atención a la dimensión social e institucional del racismo»

Por: Pablo Sánchez

En los CIE han muerto personas por falta de atención médica oportuna, hay hacinamiento, poco acceso a higiene personal, la alimentación es lamentable, en invierno muchas veces el frío no se soporta.

Paula Guerra Cáceres (Santiago de Chile, 1976), es Comunicadora Social. Llegó a España el año 2006 para estudiar un doctorado y lo que pensó que serían tres años, se convirtieron en los quince que lleva actualmente viviendo en Madrid.

Al poco tiempo de llegar, debido a su propia experiencia y también por lo que presenciaba en las calles, en su barrio, y en los medios de comunicación, decidió tomar parte activa en la lucha contra el racismo. Fue presidenta de SOS Racismo Madrid entre 2018 y 2020, y actualmente colabora como columnista en diversos medios en los que aborda la problemática del racismo estructural.

¿Qué es el racismo institucional y a quiénes afecta?

Para comprender el fenómeno del racismo lo primero que hay que entender es que el racismo es estructural. El racismo es una estructura de dominación basada en una jerarquía políticamente construida de superioridad e inferioridad, en relación a distintos marcadores raciales (color de piel, identidad étnica, identidad religiosa, etc.). Este racismo estructural se expresa a nivel institucional, social e individual.

La dimensión institucional por la que me preguntas se refleja en todas aquellas leyes y aparatos racistas de Estado que se crean con el fin de subalternizar a las poblaciones racializadas. Por ejemplo, la Ley de Extranjería, que crea ciudadanos y ciudadanas de segunda y tercera categoría según su lugar de nacimiento, y que condena a miles de personas a la venta ambulante, ya que las trabajas burocráticas les hacen imposible conseguir papeles.

Otros ejemplos de este racismo institucional son las trabas con que se encuentran algunas personas migrantes sin papeles para poder acceder a la sanidad pública, las tasas universitarias más elevadas que deben pagar los alumnos y alumnas extranjeras no comunitarias, las identificaciones por perfil étnico/racial que efectúa a policía, las devoluciones en caliente en Ceuta y Melilla; las deportaciones exprés, la existencia de los Centros de Internamiento para Extranjeros, que son cárceles racistas donde se recluye a personas que solo están en una falta menor como es no tener papeles, etc.

¿Cuáles serían la dimensión social e individual?

La dimensión social del racismo estructural tiene que ver con cómo se nos ha construido socialmente, cómo se nos representa ante el mundo. Es la narrativa de Occidente la que ha construido una imagen sobre nosotros y nosotras, siempre como personas inferiores. Nuestros países nunca se consideran cuna de conocimiento, o de arte, más bien se nos ridiculiza o folcloriza. Para el relato occidental todo lo bueno surge en Occidente y Europa. En esto han contribuido los medios de comunicación, el cine, la literatura y el arte.

La dimensión individual del racismo es la persona concreta que ejerce racismo. Aquí entra, por ejemplo, el profesor que hace un comentario racista a la alumna con hiyab, el que te grita «sudaka de mierda» o «vete a tu país», el que insulta por las redes, el que golpea, el que hace chistes racistas, etc. Y también, ojo, la que hace comentarios paternalistas.

Muchísimas personas confunden el racismo individual con «el» racismo.  Cuando hacen esto, invisibilizan el racismo social e institucional relegando el racismo solo a una cuestión de gente loca, o nazi.

Estas tres dimensiones, la institucional, social e individual, están interrelacionadas y se enmarcan en una estructura político-social que valida el que algunas personas sean consideradas inferiores y tengan menos derechos, es decir, que sean consideradas como sub-humanas o no humanas.

En cuanto a quiénes son las personas que se ven afectadas por estas tres dimensiones del racismo estructural, pues todas las que pertenecen a las comunidades y pueblos históricamente oprimidos por Occidente, es decir, gitanos, africanos/afrodescendientes, latinoamericanos, asiáticos y árabe/musulmanes.

¿Qué responsabilidad tiene el gobierno en la proliferación de mensajes de odio que ponen en la diana a las personas racializadas?

Es muy importante comprender la dimensión estructural del racismo. Cuando crees que el racismo solo es una cuestión de conductas individuales de gente loca, nazi, dejas de prestar atención a la dimensión social e institucional del racismo.

Liberas al estado y a la sociedad en su conjunto de su responsabilidad en lo concerniente al racismo. Contestando a tu pregunta, el estado ampara la reproducción del racismo y, en consecuencia, de los mensajes de odio, a través de sus leyes y aparatos racistas de Estado, porque mediante ellos refuerza la idea de que las poblaciones migrantes y racializadas son inferiores, y que merecen tener menos derechos y ser tratadas de la forma en que son tratadas.

¿Qué va a pensar una persona europea sobre los hombres sudamericanos, por ejemplo, si siempre ve que son parados por la policía en la vía pública? Va a pensar «algo habrán hecho». Esa persona probablemente no va a tener idea que existe una práctica policial institucionalizada que son las paradas racistas, que consisten en parar a personas en la vía pública en base a un criterio étnico-racial con el fin de pedirles su documentación para ver si tienen o no papeles.

Esta práctica policial, juntos con otros aparatos racistas de Estado que enumeré antes, crea un discurso estigmatizante y criminalizante sobre determinadas poblaciones, discurso que está en la base de los mensajes de odio.

Paula Guerra Caceres. Foto: Berta Delgado. YanMag

La política migratoria española provoca decenas de muertes cada año. ¿Por qué España continúa por el mismo camino, ineficaz en sus objetivos de reducir las llegadas al país?

Para empezar, España debería habilitar vías legales y seguras para migrar. Es muy conocido que a las personas africanas prácticamente les es imposible conseguir un visado de estudiante, de turista o de trabajo. Imposible. Se ha escrito mucho sobre ello. Da igual que cumplan todos los requisitos, simplemente les niegan la posibilidad de tener un visado.

Ante esta situación, ¿qué hace una persona que, por la razón que sea, quiere o necesita migrar? Migra sea como sea, jugándose incluso la vida. En este sentido, la política migratoria del estado es cruel, es perversa. Los gobiernos, todos ellos, de derecha o de izquierda, saben las consecuencias de esta política migratoria y ninguno la cambia.

Al final lo que ocurre es que miles de personas mueren por el camino y que una buena parte de la que llega termina trabajando en la economía sumergida en jornadas interminables y por sueldos de miseria. ¿Quién se beneficia de ello?, ¿se beneficia acaso el trabajador migrante? A veces pienso que es muy conveniente mantener todo este sistema perverso.

¿Cuáles son los efectos de la ley de extranjería actual?

Alguna de las cosas que comentaba antes. La Ley de Extranjería crea ciudadanos y ciudadanas de segunda o tercera categoría, según su lugar de nacimiento, impone mil trabas burocráticas para conseguir un visado de estudiante o de trabajo, impone otras mil cuando quieres renovar alguno de estos visados, dificulta la homologación de titulaciones, impone tasas universitarias más altas a estudiantes no comunitarios y condena a miles de personas a la venta ambulante.

¿Por qué se encierran a las personas migrantes en CIE por una simple falta administrativa? ¿Cuál es su objetivo?

El objetivo de los CIE es recluir a las personas que están sin papeles con el fin de abriles un expediente y luego deportarles. ¿Pero por qué van a recluir en una cárcel -porque por mucho que lo nieguen, los CIE son cárceles- a personas que solo están en una falta administrativa?

El propio código penal español dice que no tener papeles es una falta menor, algo comparable a saltarse un semáforo en rojo… a las personas que se saltan un semáforo en rojo no las encierran, nos las privan de libertad ni las someten a vejaciones físicas y verbales. En los CIE han muerto personas por falta de atención médica oportuna, hay hacinamiento, poco acceso a higiene personal, la alimentación es lamentable, en invierno muchas veces el frío no se soporta. Esto lleva años denunciándose por innumerables colectivos y asociaciones, pero ahí siguen. A ningún gobierno se le ocurriría levantar cárceles racistas para poblaciones blancas.

¿Cuál debería ser la respuesta de la sociedad civil frente a todos estos abusos?

La lucha antirracista es una lucha que debe emprender la sociedad en su conjunto. Todas las personas deberían ser agentes activos contra el racismo, visibilizarlo y denunciarlo. Apoyar las manifestaciones antirracistas, denunciar los abusos policiales cuando los presencien, denunciar el racismo que ven en sus trabajos, en sus centros educativos, en la calle, etc.

No se puede callar ante estos abusos, no se puede ser cómplice de ellos.

Fuente de la información e imagen:  https://contrainformacion.es

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