Noam Chomsky y las diez estrategias de manipulación de los medios: Una crítica al poder

Redacción: Las Dos Orillas

El lingüista y filósofo estadounidense fue contundente al hablar del papel y métodos utilizados por estos para manipular la conciencia social e individual. Una mirada

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Hace un tiempo escribí en el periódico El Colombiano un texto de opinión que hace apología a la obra distópica de George Orwell llamada 1984 y Un mundo feliz de Aldous Huxley, pretendiendo hacer notar la ceguera que puede causar el status quo y su garantía en el tiempo por medio de la represión brutal o el placer; aunque el francés Michel Foucault va más allá, porque interpreta a los dispositivos de poder desde la normalización o naturalización y no ejercidos verticalmente.

Pareciera que toda conducta categorizada como anómala con el pasar de los días o años llegará a la normalidad, aún no siendo vista como normal. Ese hecho también logra que el poder soberano, el encargado de señalar que es legal o ilegal, ajuste su estructura a las conductas consideradas anómalas e incorporar su legalidad. Por ejemplo, la homosexualidad hace años atrás era vista como un trastorno mental, en casos hasta sinónimo de muerte, sin embargo, hoy ciertas conductas han sido normalizadas y con protección jurídica.

Para mí y muchos académicos, un nuevo poder logra expandirse y marcar el inicio de una revolución con la caída del muro de Berlín, también sin dudas, con el establecimiento del neoliberalismo. La revolución comunicativa logró que grandes cadenas de televisión privadas tomaran con más rigor el monopolio del mercado mundial, que es todo lo contrario al mercado democrático, y encontraron a su mejor aliado en los gobiernos que defienden a capa y espada el sistema. En América Latina los monopolios u oligopolios que dirigen el mercado mediático no son la excepción a la lógica de un poder con alcance universal por que cada vez son más las familias en el mundo que tienen un televisor con acceso a toda la información transmitida; para la humanidad actual la globalización y el rol de las nuevas tecnologías como medio instantáneo, es una realidad. La masificación de los medios comunicativos como las redes sociales, televisión y otras plataformas digitales o convencionales, censuran al pensar opuesto por que no son democráticas en decisiones trascendentales, dado que un pequeño grupo económico con intereses propios es quién elige que hacer y siempre diciendo que hablan en nombre de la verdad, compleja situación en tiempos de las Fake News o noticias falsas, a lo mejor, no hay hechos sino interpretaciones.

El lingüista y filósofo estadounidense Noam Chomsky es conocido por el importante aporte que hizo a la gramática transformacional-generativa con su obra Estructuras sintácticas y, desde luego, por haber dedicado parte de sus estudios e investigaciones al campo de los medios de comunicación, donde fue contundente a la hora de hablar del papel y métodos utilizados por estos medios para la manipulación de la conciencia social e individual, que a la final es aniquilar al pensamiento crítico.

Para comprender las dimensiones alcanzadas por el poder instituido desde los medios de comunicación Chomsky expresa diez (10) estrategias de manipulación, que son:

1. La estrategia de distracción: fesviar la atención al público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites económicas y políticas: mediante la técnica del diluvio o inundaciones de continuas distracciones y de informaciones insignificantes.

2. Crear problemas y después ofrecer soluciones: lo primero es crear el problema, luego viene un momento exacto, una «situación perfecta», el objetivo es que la población sienta cierta reacción, después se propone una solución prevista. Por ejemplo, cuando se crea violencia e inseguridad para cohesionar proponiendo una norma que subsane la falta aplicando restricciones a la libertad. Aún así es apoyada por que las personas están en incertidumbre por la violencia e inseguridad.

3. La estrategia de la gradualidad: toda medida tiene que ser gradual, es decir, periódica y sistemáticamente, para ir agregando sin inconvenientes las medidas impopulares.

4. La estrategia de diferir: cuando no agrada al público una medida económica o política es expresar como «dolorosa y necesaria» la decisión. La tendencia es que se comprenda el episodio en el sentido que «mañana mejorará».

5. Dirigirse al público como criatura de poca edad: la publicidad debe ser lo más superflua para la conciencia, entre más tranquila, desprovista, delicada y pausada es la comunicación con el público, la reacción va a ser recíproca.

6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión: no se puede negar que cuando existe un choque emocional automáticamente la razón queda a un lado. Los sentimientos pueden generar miedos, fobias, comportamientos.

7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad: mantener lejos de la reflexión a la población para que no vea como es sometido a un control. El ejemplo más utilizado es la educación precaria para las clases menos favorecidas por el capital y mantenerlos en el sometimiento del sistema, no hay más que hacer.

8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad: promover e incentivar al público a la moda de lo mediocre, estúpido. Frivolidades y shows.

9. Reforzar la autoculpabilidad: la culpa es solo del individuo por su incompetencia y falta de inteligencia. Así no hay reclamos al sistema cuando la culpa es propia..

10. Conocer a los individuos más de lo que ellos mismos se conocen: la ciencia y las nuevas tecnologías permiten más acceso a la información, incluyendo al campo de las ciencias de la salud quienes conocen a profundidad el cuerpo humano, por lo tanto se ejerce un dominio de la ciencia a cargo del sistema sobre las personas comunes, quienes no se conocen tanto.

Chomsky ubica al poder mediático en el plano de la normalización de conductas al incidir mediante distintas formas en las conductas, ideas o formas sociales, e invita a romper el paradigma trazado por el sistema económico-político en alianza con los medios de comunicación, así, entrar a pensar críticamente la realidad.

Especialmente se debe pensar la América Latina de hoy, que vive una ola de protestas a raíz de decisiones tomadas por gobiernos históricamente proteccionistas del mercado privado, quienes descuidaron la mayoría social para salvar al mercado.

Fuente: https://www.las2orillas.co/noam-chomsky-y-las-diez-estrategias-de-manipulacion-de-los-medios-una-critica-al-poder/

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Niñez: ¿Costo u oportunidad?

Por: Carolina Vásquez Araya

La niñez y la juventud representan la renovación indispensable para garantizar la permanencia y transmisión de valores, tradiciones y ese complejo legado cultural que conforma el patrimonio intangible de una nación. Sin esa dinámica de cambio generacional resulta imposible conservar el equilibrio del tejido social y, más importante aún, las capacidades de crecimiento y desarrollo para una sociedad cuyo principal recurso es el aporte productivo y creativo de sus integrantes. Sin embargo, en la mayoría de países latinoamericanos regidos por sistemas basados en un modelo de economía de mercado, la niñez ha pasado a convertirse en un renglón pasivo sin incidencia alguna en los programas políticos.

En países como Brasil y Chile, en donde el sector económico tiene el poder de decidir sobre un asunto tan sensible y alejado de su territorio como la educación, ha quedado en evidencia el dramático desequilibrio en las prioridades cuando se trata de los derechos inalienables de la niñez y la juventud. Con el cierre de establecimientos educativos “no productivos” y la eliminación de materias del pensum escolar por “no ser relevantes” como ha sucedido en Chile con la asignatura de Historia, se transparentan las intenciones de esos sectores poderosos cuyos intereses se contraponen de manera frontal con el desarrollo de una sociedad ilustrada, capaz de ejercer una ciudadanía fuerte y responsable.

Eso que sucede en dos naciones con algunos pasos más en la vía del desarrollo se repite en países mucho menos avanzados, en donde incluso se reduce la inversión estatal para fortalecer a otros sectores de mayor poder político, como sucede en Guatemala con las fuerzas armadas. La negligencia en el trato del tema educativo ha sido, en este país centroamericano, una política de Estado desde hace muchas décadas. Con el cierre de institutos vocacionales y el abandono de la red de escuelas públicas, la niñez guatemalteca carente de recursos –la abrumadora mayoría- es sometida a enfrentar las peores condiciones para tener acceso a una educación mediocre y sin mayores perspectivas.

Es evidente la intención detrás de esta “no-política educativa”: La creación de un contingente de seres humanos carentes de herramientas para progresar en el ambiente laboral de manera digna; un gran reservorio de esclavos cuyas opciones quedan reducidas a un salario de miseria o al desempleo. Un relevo generacional pobre y desprovisto de capacidades intelectuales debido a la desnutrición crónica, apto únicamente para las labores más duras en situación de explotación. Todo lo cual proporciona la excusa perfecta para mantener el sistema con la farsa de que para dar empleo es preciso flexibilizar las leyes laborales. Este cuadro tan poco promisorio es el sello de identidad de Guatemala, un país que pudo ser ejemplo positivo para el resto de la región.

El maltrato hacia la niñez y la pérdida de derechos de este sector tan importante se refleja no solo en la educación, también en la privación de recursos para el desarrollo de sus comunidades y en la falta de inversión pública en áreas como la infraestructura vial, la red de hospitales y centros de salud o en la raquítica presencia del Estado en áreas rurales, cuya incidencia en la mayor o menor calidad de vida de la población toca a todos sus integrantes.

Invertir en la niñez es invertir en el futuro de la nación; un axioma repetido hasta el cansancio. Sin embargo, quienes tienen el control del Estado y sus instituciones se han empecinado en colocar a este gran segmento poblacional en la columna de los costos. Caro pagará el país por esta manipulación del valor de la niñez y por no darle el trato que merece.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=258384&titular=ni%F1ez:-%BFcosto-u-oportunidad?-

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Salvador López Arnal entrevista a Federico Aguilera Klink: «La universidad actual enseña a obedecer y elimina la curiosidad»

Por: Salvador López Arnal

Federico Aguilera Klink es catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de La Laguna y Premio Nacional de Economía y Medio Ambiente Lucas Mallada, 2004. Esta conversación está relacionada con su artículo: « La universidad: entre la irrelevancia, la mediocridad y la cretinización de alto nivel», publicado en el portal digital Rebelión [1].

*  

Salvador López Arnal (SLA): Publicaste el 6 de septiembre de 2018 en Rebelión el artículo «La universidad: entre la irrelevancia, la mediocridad y la “cretinización” de alto nivel». Permíteme algunas preguntas sobre este trabajo y temáticas relacionadas. Abres tu escrito con dos citas. La primera –doble– es de Antonio Orejudo. La segunda parte de la cita dice así: «…la única conclusión era que nuestra universidad había sufrido desde la República hasta nuestros días un proceso de degradación moral y académica del que era imposible recuperarse (…) Al perderse en los primeros años de la Transición la oportunidad de corregir drásticamente esta situación, los jóvenes políticos de la democracia facilitaron al franquismo una de sus últimas victorias: garantizaron que los efectos de ese atroz desmoche llevado a cabo por el régimen en la universidad perdurarían durante siglos». ¿No es Orejudo demasiado crítico? ¿No han existido movimientos universitarios que han abonado, que han sido activos en senderos muy pero que muy alejados?  

Federico Aguilera Klink (FAK): La expresión «atroz desmoche», pertenece a Laín Entralgo y da título al libro de Jaume Claret Miranda que muestra la depuración que hace el franquismo en la universidad, a partir del golpe de estado de 1936, y la postración en la que queda. Esto no excluye la posterior existencia minoritaria de movimientos universitarios ni de docentes aislados que constituían y siguen constituyendo auténticos oasis en el desierto o en el páramo universitario franquista y actual. Por eso estoy de acuerdo con Orejudo en que la situación no cambió mucho con la Transición igual que no cambió en muchos otros ámbitos, como lamentablemente seguimos constatando todavía. Mi propia experiencia como estudiante y como profesor es que ni ha habido ni hay voluntad de enseñar a pensar por cuenta propia pues la mayoría del profesorado no sabe lo que es eso, se mantiene en la obediencia y en la sumisión, de manera consciente o inconsciente.

SLA: La segunda cita es esta: «Periodista: ¿Piensa que instituciones como la universidad desaparecerán en el futuro y serán sustituidas por otro tipo de institución más abierta, completa y profunda? David Peat: En más de un sentido esto es motivo hasta de esperanza». Pero esa institución más abierta, completa y profunda, ¿no sería, nombrada de otro modo, una universidad realmente democrática al servicio del saber y no de otro tipo de finalidades? O, visto desde otro punto de vista, ¿la desaparición de la universidad actual no puede generar escenarios aún peores?

FAK: No veo que pueda haber nunca una universidad democrática sin que existan personas democráticas ni instituciones democráticas. Todo esto en la universidad es pura apariencia. Cuando hablo de personas democráticas me quedo con la idea de Erich Fromm (La condición humana actual) del «carácter revolucionario» en el sentido de personas que traten de ser «desobedientes, libres e independientes». ¿A qué poder le interesan esas personas y esa universidad? La desaparición de la universidad actual, para mí un espacio de aburrimiento y de sumisión (con excepciones individuales), es una necesidad. La sumisión de los docentes al poder político-empresarial, (cuando no se someten al «establishment mandarinal universitario» del que habla Morin), elaborando “ideas”, programas e investigaciones a la carta, es realmente lastimosa.  

SLA: Pero existen excepciones en esa sumisión del profesorado al poder político-empresarial… Por lo demás, a muchos profesores asociados su situación laboral no les permite muchas disidencias.

FAK: Por supuesto que existen excepciones, que yo considero “heroicas” y dignas de admiración, que achaco a personas que se mueven en torno a ese carácter revolucionario del que habla Fromm, y que asumen la precariedad. Sobre las disidencias, es cierto que los profesores asociados son muy vulnerables y no se les permite salirse del surco porque se les castigaría con la no acreditación o simplemente se les expulsaría, lo que muestra el estado de apertura intelectual de la universidad y revela que muchos catedráticos han llegado a serlo por ser obedientes a una línea de trabajo y a un poder. También conozco el caso, muy poco habitual, de una doctoranda que se negó a aceptar la composición del tribunal que iba a juzgar su tesis doctoral, propuesta por el catedrático que era director de su departamento, porque los miembros del tribunal no sabían nada del tema de la tesis. Y conozco el sufrimiento y el coraje de esa persona, hoy titular. Por eso, lo peor, a todos los niveles docentes de la “jerarquía” universitaria es, desde mi punto de vista, la sumisión aprendida o la obediencia instalada mentalmente que, como pasaba en la mili, se transforma en exigencia de obediencia para el “inferior”. Es como decir (consciente o inconscientemente), si yo obedezco, tú también; de ahí que para una persona que obedece y que está atrapada-instalada en la jerarquía académica ver a alguien que trata de desobedecer y de pensar mínimamente por cuenta propia es algo insoportable, pues te recuerda qué estás haciendo tú en ese contexto de poder. Castoriadis en «¿Qué democracia?» [1] lo expresa de manera espléndida: «el poder más grande… preformar a alguien de tal modo que haga por sí mismo lo que se quería que hiciera sin necesidad de dominación o de poder explícito. Conforma un conjunto de capacidades, disposiciones y potencialidades incorporadas en nuestras prácticas antes de que el sujeto pueda tomar conciencia de ellas…lo que imposibilita (al menos de entrada) su cuestionamiento, por eso hay que asumir como tarea primordial la formación de los individuos autónomos» . Castoriadis, 2005, 26).  

SLA: Comentas en el artículo que la universidad debería enseñarnos a pensar y a hacernos personas mejores, centrándose en «enseñar a pensar por cuenta propia, planteándose las preguntas relevantes para poder entender el mundo en el que vivimos y poder así entenderse mejor uno mismo y rechazar el aprender a obedecer». Si no es eso lo que se hace, ¿qué se enseña en tu opinión en nuestras actuales universidades?

FAK: La universidad actual enseña a obedecer y anula la curiosidad, anulando o contribuyendo a invalidar psicológicamente a las personas que al final ni comprenden dónde viven ni se comprenden a sí mismas, se alienan, se alejan de ellas mismas y aprenden a repetir lo que se les “enseña” para poder escapar cuanto antes con el menor coste monetario y psíquico. Esto lo expresaba muy bien en 1969 Joan Robinson, catedrática de economía de la Universidad de Cambridge: «La economía es una rama de la teología. ¿Cómo se ha logrado hacer aceptar a varias generaciones de estudiantes estos conjuros sin sentido? La mayoría de los estudiantes no comprenden de qué va la cosa; piensan que tal vez no sean lo suficientemente inteligentes para entenderlo y se callan. Pero los inteligentes aprenden el truco; empiezan a tener un interés en creer que han aprendido algo importante. Dedicarán el resto de sus vidas a enseñarlo a nuevas generaciones. Así se va perpetuando el sistema [pero] los estudiantes no pueden desperdiciar unos años preciosos aprendiendo solo a recitar conjuros» [3].

Por su parte, Leontief, Premio Nobel de Economía, afirmaba en 1982 [4]: «Los departamentos de Ciencias Económicas están preparando a una generación de eruditos estúpidos, genios de las matemáticas esotéricas, pero verdaderos niños en materia económica […]. Los métodos utilizados para mantener la disciplina intelectual en los departamentos de Economía más influyentes de las universidades estadounidenses pueden, a veces, recordar a los usados por los marines para mantener la disciplina en Paris Island» [5].

Lo que indican las citas anteriores es qué se enseña y cómo se enseña, es decir, se enseña dogmatismo o “catecismo” con los manuales y eso requiere disciplina y autoritarismo (que no es nada más que maltrato), una manera autoritaria de “repetir”, igual que cuando yo, de pequeño, aprendía el catecismo. Pero además, lo que ocurre es que cuando uno lee con atención los manuales y los compara con los textos originales de algunos autores citados en esos manuales, resulta que los autores de esos manuales demuestran que, en muchos casos, no han leído a los autores que “citan” sino que se limitan a copiar y repetir lo que vienen diciendo los manuales desde el inicio de los tiempos. Esa es al menos mi experiencia con autores como Pigou, Coase o Hardin, de los que los manuales solo repiten majaderías que ellos nunca escribieron, pero que, si las recitas en el ámbito académico, «da la apariencia de que sabes», de que sabes repetir, claro.

Si esto ocurre en Inglaterra y los EEUU sin un «atroz desmoche» franquista, pero con otro tipo de «desmoche», ya te puedes imaginar el futuro de la universidad. Por eso, el profesorado que no cumple con estos requisitos de obediencia y sumisión (hablar de intelectuales es un sarcasmo) es el que acabará yéndose y formando otros centros de pensamiento o se quedará mientras pueda aguantar, pero siempre de manera muy minoritaria y sufriendo, como señalo en mi artículo, o quizás acabe sometiéndose.  

SLA: Pero los ejemplos que pones se refieren a facultades de Economía o de Economía y Empresa, podría ocurrir que no fuera el caso en otras facultades. Por ejemplo, en Físicas, Matemáticas, Historia o Filosofía.

FAK: Podría ocurrir, pero no es lo que me llega (sin buscarlo) cuando doy algún curso y sale el tema. Conozco licenciados en Ingeniería, Medicina, Derecho, Veterinaria, Agronomía, Farmacia y muchas otras especialidades que me hablan, en público, de sus experiencias negativas en este sentido.  

SLA: Decías antes que el profesorado crítico acabará yéndose y formando otros centros de pensamiento o bien se quedará mientras pueda aguantar. Si fuera lo primero, ¿dónde podría irse? ¿A qué centros de pensamiento te estás refiriendo?

FAK: Claro, esa es la respuesta de David Peat, refiriéndose a Inglaterra, que no sé en qué habrá quedado. En nuestro país desconozco la existencia de centros de ese tipo aunque hay intentos de crearlos de manera informal por parte de profesores, universitarios o no, que cuentan con la seguridad del funcionariado. También hay personas independientes, me viene a la cabeza el caso de Jordi Pigem (filósofo), de Manel Ballester (catedrático de cardiología y ahora fuera de la universidad), de Paco Puche, uno de nuestros grandes especialistas en el tema del amianto, de Pedro Prieto, uno de nuestros grandes sabios, que llevan a cabo una investigación realmente fascinante y muy relevante. A otro nivel, espacios como, Oxfam, GRAIN, Observatorio Europeo de las Corporaciones (CEO), Observatorio de la Deuda en la Globalización (ODG), Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL), Observatorio Crítico de la Energía o blogs como Usted no se lo cree (Ferran Vilar) y The Oil Crash (Antonio Turiel), entre otros, juegan un papel muy destacado.  

SLA: Citas a Ralston (La civilización inconsciente. Anagrama. Barcelona, 1997, 81-82: «Las universidades se han convertido en amplia medida en las criadas del sistema corporativista. Y esto no se debe solo a las especializaciones académicas y sus impenetrables dialectos, que han servido a su vez para ocultar tras multitud de velos la acción gubernamental e industrial… si las universidades son incapaces de enseñar la tradición humanista como parte central de sus más alicortas especializaciones es que se han hundido otra vez en lo peor del escolasticismo medieval». Me detengo en esta reflexión. Donde leo «sistema corporativista», ¿debo leer, como equivalente, sistema capitalista?

FAK: Entiendo que sí, realmente no hay otro sistema. Ralston se refiere a las universidades occidentales, pero parece que la situación debe ser similar por todo el mundo. No hay que olvidar la pregunta que se hacía Erich Fromm en La condición humana actual, «¿Qué clase de hombre requiere nuestra sociedad para poder funcionar bien?». Y respondía: « Necesita hombres que cooperen dócilmente en grupos numerosos, que deseen consumir más y más y cuyos gustos estén estandarizados y puedan ser fácilmente influidos y anticipados. Necesita hombres que se sientan libres e independientes, que no estén sometidos a ninguna autoridad o principio o conciencia moral y que, no obstante, estén dispuestos a ser mandados, a hacer lo previsto, a encajar sin roces en la máquina social; hombres que puedan ser guiados sin fuerza, conducidos sin líderes, impulsados sin meta, salvo la de continuar en movimiento, de funcionar, de avanzar».

Chris Hedges, en La muerte de la clase liberal, lo plantea con más dureza refiriéndose a las universidades en EEUU, que son las que siempre nos ponen como ejemplo, y Owen Jones en El Establishment, sugiere la misma situación en Inglaterra. Me parece que es importante cuestionar el mito de la universidad como espacio libre e independiente que no creo que haya existido como tal y en conjunto, alguna vez en algún lado, sean universidades privadas o públicas. Manda el que financia, pero insisto, siempre hay pequeños espacios de resistencia y de independencia, hasta en las universidades más insospechadas, que suelen conllevar un coste personal elevado y una gran soledad, al mismo tiempo que un placer insuperable derivado de sentir que investigas y enseñas lo que consideras socialmente relevante y del agradecimiento de algunos pocos estudiantes por estar ahí y así.  

SLA: ¿Ralston está pensando en las universidades privadas o en las públicas?

FAK: No hace una distinción entre ambas, pero se puede afirmar que no tiene que haber demasiadas diferencias. Hay dos noticias recientes que pueden ayudar a entender las lógicas de las universidades privadas. La primera se refiere a la Universidad de Harvard, ejemplo incuestionado de «universidad de calidad». Pues bien, hace unas semanas, la ONG GRAIN publicó un informe señalando que el fondo de dotación de la Universidad de Harvard había gastado 1.000 millones de dólares en la compra de 850.000 hectáreas de tierras agrícolas e indicaba que:

Las adquisiciones de tierras agrícolas por parte de Harvard fueron hechas sin las auditorías previas adecuadas y han contribuido al desplazamiento y el acoso a comunidades tradicionales, a la destrucción ambiental y a conflictos por el agua. En particular, las consecuencias de estas adquisiciones son perjudiciales en Brasil, donde el fondo de dotación de Harvard adquirió casi 300 mil hectáreas de tierras en el Cerrado, la sabana más biodiversa del mundo.

Las poco claras inversiones en tierras de Harvard tuvieron como resultado ganancias inesperadas para los administradores de los fondos y sus socios comerciales, pero fracasaron como estrategia de inversión para la universidad.

Y exhortaba a los estudiantes, docentes y ex alumnos de Harvard a exigir que el fondo de dotación de la universidad termine con todas las inversiones en tierras agrícolas, tome medidas inmediatas para resolver todos los conflictos de tierras asociados a sus propiedades actuales y asegure que las comunidades afectadas sean compensadas adecuadamente por los daños. [6]

Por otro lado, las universidades privadas son básicamente «unidades de negocio» como expresa con claridad una reciente noticia [7] que señala que Laurate Education, el dueño de la Universidad Europea, «la pone en venta con el resto de su negocio continental». «Así lo han confirmado los responsables del grupo estadounidense en la última presentación de resultados, correspondientes al segundo trimestre de su ejercicio fiscal. En ella, la compañía detalló sus planes de “desinvertir sus unidades de negocio ubicadas en Europa, Asia, y Centroamérica, con las que se espera generar un mínimo de 1.000 millones de euros en ventas y crear un modelo de negocio más simplificado”, según se explica en el documento dirigido a los inversores».

SLA. Tomemos un descanso si te parece.

FAK: De acuerdo.

Notas:

(1) F. Aguilera Klink, « La universidad: entre la irrelevancia, la mediocridad y la cretinización de alto nivel», Rebelión, 6 de septiembre de 2018, disponible en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=246149 .

(2) “¿Qué democracia?”. En Escritos políticos. Antología. Edición de X. Pedrol. Ediciones de La Catarata. Madrid.

(3) Robinson J. “La economía hoy”, en Relevancia de la Teoría . Ediciones Martínez Roca. Barcelona. 1976, pp. 165-173.

(4) Leontief W. “Academic Economics”, Science 09 Jul 1982: Vol. 217, Issue 4555, pp. 104-107, versión española en Archipiélago (33), 28-33, 1998.

(5) Se pueden ver más ejemplos en: http://www.publicacionescajamar.es/pdf/publicaciones-periodicas/cuaderno-interdisciplinar-de-desarrollo-sostenible-cuides/8/8-510.pdf

(6) GRAIN y Rede Social de Justiça e Direitos Humanos, El fiasco de Harvard: mil millones de dólares en tierras agrícolas, GRAIN, septiembre de 2018, disponible en:  https://www.grain.org/article/entries/6013-el-fiasco-de-harvard-mil-millones-de-dolares-en-tierras-agricolas .

(7) García Ropero, «El dueño de la Universidad Europea la pone en venta con el resto de su negocio continental», Cinco Días, 16 de agosto de 2018, disponible en: https://cincodias.elpais.com/cincodias/2018/08/15/companias/1534352073_725544.html .

Fuente: Papeles de relaciones ecosociales y cambio global, n.º 144, invierno 2018/19, pp.- 123-147.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=255901

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La indiferencia y su efecto bumerán

Por: Ilka Oliva Corado

Más que miedo y desconocimiento es pereza. Más que miedo es individualismo. Más que miedo es complicidad por conveniencia. Más que miedo es indiferencia en las sociedades devastadas por la mediocridad. Sociedades infestadas de racismo, clasismo, homofobia, estereotipos, haraganería, fascismo, cachurequería y doble moral.

Millones de burbujas flotantes donde habitan seres plagados de insensibilidad y desprecio, que piensan que están a salvo del horror de la miseria, la exclusión y la violencia porque ellos no son los otros; esos otros que ellos con su mediocridad y dogmas sentencian, excluyen y vulneran en nombre de las clases sociales, la mezquindad y el avasallamiento. Sociedades pasivas sin memoria que con su inacción solapan turbas de corruptos, ruines y genocidas; que violentan a los otros, siempre a los otros. Una inacción a conveniencia, siempre.

Los violentados son los otros: los que denuncian, los que luchan por la justicia, los que sueñan, los que abren caminos, los que tienen memoria, los que buscan la unidad de los pueblos, los que siembran esperanza: ellos son el enemigo por instinto. Por puro instinto saben que estar del lado de los vasallos les permitirá permanecer en la comodidad de sus burbujas flotantes. Hediondos todos al germen rancio de la infamia. Se lamen entre ellos, para impregnarse unos a otros de la peste de la insensibilidad y la desmemoria, para que la miseria de los otros nunca los alcance, pero saben perfectamente que los miserables son ellos, solamente ellos.

Estas sociedades cómplices, escogen a quienes los representarán en el gobierno, para que el sistema no se mueva ni un ápice de su lugar, para que los cimientos del patriarcado, la misoginia, el machismo, el racismo, el clasismo y la homofobia sigan intactos. Creen que sus burbujas son intocables y que sus dogmas los mantendrán a salvo, creen que nunca los alcanzarán: la miseria, el abuso y la exclusión. Creen que nunca necesitarán de los otros más que para que carguen en sus hombros las burbujas flotantes donde estos destilan la pestilencia del sopor del solapador. Creen que nunca pisarán el suelo de los mancillados, ellos los mancilladores.

Creen que jamás serán violentados, excluidos y empobrecidos. Creen que sus dogmas jamás se les voltearán. Que jamás enfrentarán la justicia de la vida. Que la mancilla no tocará a sus puertas. Que jamás se verán en la necesidad de un aborto clandestino. Que el amor que es el amor no respetará sus géneros ni sus clases sociales. Que el dolor no alcanzará sus burbujas. Que la violencia jamás las atravesará.

Creen que esas clicas criminales son leales y que jamás las traicionarán, se equivocan rotundamente. Esas sociedades mediocres también son utilizadas por la enorme maquinaria del status quo precisamente por sus dogmas. Son más utilizables que las masas que desconocen. Las burbujas flotantes aunque no lo soporten también son parte de ese todo que conforma el hilar de la humanidad.

Pero ya las está alcanzando el efecto bumerán que estas mismas han creado, pensando ilusoriamente que la destrucción masiva la vivirán los otros, simples burbujas flotantes. Y cuando la violencia, la injustica, el dolor, la exclusión y el escarnio partan en dos las débiles burbujas flotantes donde se resguardan, conocerán en carne propia lo que han obligado a vivir a los demás. Y no habrá grito que sea escuchado, y el dolor de la pérdida de un ser querido por la violencia que estas mismas han creado y solapado las hará corcovear de dolor. Y buscarán a sus desaparecidos desesperadamente. Tocarán mil puertas sin que se abra ninguna.

Y clamarán por justicia y gritarán hasta el cansancio y más. Y llorarán hasta quedarse sin lágrimas y se arrastrarán, vencidas, pudriéndose en sus dogmas; dogmas por las que fueron utilizadas por los enormes tentáculos del capital. Y verán por primera vez en sus vidas su vulnerabilidad de simples partículas de nada. Y aún así no aprenderán, por instinto, por ego, por dogmas seguirán arrastrándose imaginándose dentro de aquella burbuja flotante llena de mierda.

El efecto bumerán ya está en marcha.

Fuente: https://www.aporrea.org/ddhh/a269089.html

 

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Algo va mal.

Por: Jesús Vigorra.

Ya lo dijo Tony Judt en un clarividente ensayo con este mismo título, Algo va mal, y lo ha vuelto decir hace unos días otro iluminado de nuestra sociedad, Mark Zuckerberg, en el acto de graduación de la Universidad de Harvard, en la que comenzó los estudios superiores que no llegó a terminar pues los abandonó para crear y fundar Facebook, y hacerse multimillonario. En su discurso ante los que serán graduados en 2017, Zuckerberg fue crítico consigo mismo y con el sistema actual: «Algo va mal en nuestro sistema si en diez años yo puedo hacer millones de dólares y muchos estudiantes no pueden pagar sus matrículas».

Habló también de explorar nuevas ideas como la renta básica universal y la desigualdad que supone que la asistencia sanitaria dependa de que las personas tengan o no trabajo, tengan o no un seguro privado. Dijo más cosas, pero creo que las apuntadas aquí son suficientes para tomar nota de que una ceremonia como la graduación también puede ser útil para aprender, reflexionar y meter el dedo en la llaga de las desigualdades que propicia y alienta nuestro mundo capitalista. Lástima que en nuestras facultades, donde se han implantado con tantísimo éxito estas fiestas de graduación copiadas de Hollywood, nos hayamos quedado solo en el lanzamiento del birrete al aire y no con el espíritu crítico y la aspiración a la excelencia. Y digo esto porque, además de mi experiencia como asistente a esta moda de graduación, justamente esta semana se ha publicado un informe sobre la gestión de la universidad española, que según un veintena de expertos que lo sustentan se encuentra sumida en una «notable y consistente mediocridad».

A su vez, el estudio sobre la calidad de la gobernanza del sistema educativo español denuncia que la selección de los responsables no siempre cumple con los requisitos de mérito y calidad, ó sea que los altos cargos educativos no dan la talla. Lo que equivale a decir que no son los mejores los que están al frente. También el estudio hace una clasificación a partir del análisis de 61 campus sobre el rendimiento, la investigación y la empleabilidad de sus graduados. En ninguno de los apartados, entre los diez primeros, figura ninguna universidad andaluza, mientras que los primeros puestos los ocupan las universidades catalanas. Tan solo la de Almería, de todas las andaluzas, es la mejor situada, en el puesto número 21, del ránking de empleabiliad. Mientras releo este informe me entero de la decisión tomada en él último Consejo de Ministros: los alumnos de la ESO podrán obtener el título de graduado con menos de un cinco y pasar a Secundaria con dos suspensas. Así nos va.

Fuente: http://www.diariocordoba.com/noticias/opinion/algo-va-mal_1150992.html

Imagen: https://i0.wp.com/otrasvoceseneducacion.org/wp-content/uploads/2017/03/espa%C3%B1a2-3.jpg?resize=350%2C200

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