Andrea Martínez, alumna de Bachillerato: “No nos educan, nos normalizan, nos reducen, nos apagan”

Por: EDUCACIÓN 3.0

Andrea Martínez, alumna de 1º de Bachillerato del IES Pablo Serrano, de Andorra, Teruel, reflexiona sobre el sistema educativo en el que está inmersa. ¿Estáis de acuerdo con su opinión?

Andrea Martínez: “No nos educan, nos normalizan, nos reducen, nos apagan”

Un día estás sentado en un lugar, rodeado de unas personas y escuchando ecos sin sentido, viendo garabatos, letras y signos casi pertenecientes a otro idioma, y te planteas: ‘pero, ¿qué estoy haciendo aquí?’. Bienvenido al resto de tus días. Hasta que encuentres algo en lo que te sientas realizado, esa pregunta rondará en infinitas ocasiones por tu mente.

Mientras, el profesor avanzaba con los contenidos, y el resto de los alumnos, mis compañeros, anotaban datos como si estuvieran programados meramente para ello. Yo me sentaba en primera fila, era donde mejor podía enterarme de todo, pero aquel día el profesor hablaba un idioma distinto al mío. De vez en cuando, me giraba buscando consolarme a mí misma, seguro que había alguno tan perdido como yo. Y en efecto, había alumnos perdidos, pero de un modo distinto. Yo intentaba confusa entender antes de copiar y pegar automáticamente cual ordenador, ellos estaban perdidos aunque ni siquiera sabían que se habían perdido. Algunos se habían dado por vencido, otros se preguntaban entre ellos “¿qué es lo último que ha dicho?”, mirando la pizarra sin pestañear… Buscando datos para aprobar, solo aprobar.

No pensamos, rellenamos formularios. No aprendemos, memorizamos palabras que luego olvidamos.

De esta forma, empecé a darme cuenta del sinsentido de nuestra presencia allí, incluida la del profesor, el sistema directivo, los orientadores, el resto de alumnos… Estábamos siendo educados y sin embargo, ni siquiera sabíamos con exactitud qué era la educación. ¿Qué estaban haciendo con nuestras mentes? Entonces ya no me sentí perdida, sino aliviada. Me había dado cuenta a tiempo de que yo era un individuo y que el resto de alumnos también lo eran. La clave para el progreso adecuado y la creación de generaciones prolíficas residía en esos cincuenta minutos vacíos pero llenos de confusión y mecanicismo. No pensamos, rellenamos formularios. No aprendemos, memorizamos palabras que luego olvidamos. No nos educan, nos normalizan, nos reducen, nos apagan. Y con esa chispa reivindicativa aun bailando en mí, decidí cuestionarme absolutamente todo. Así comprendí que la educación no es la simple impartición de una doctrina, sino el proceso por el cual nos convertimos en personas independientes con su propio pensamiento crítico y su libertad de elección frente a la impartición de una doctrina.

La educación es el proceso por el cual nos convertimos en personas independientes con pensamiento crítico propio

Tras meses de largas lecturas de estudios, artículos y entrevistas con alumnos y docentes, saqué mis propias conclusiones. Sentí que debía rechazar esa metodología tatuada en todo el gremio educativo. Necesitaba que mi cerebro fuese estimulado para crecer, e irónicamente lo que me estimuló fue el hecho de descubrir que había quienes preferían que permaneciese sumisa.

Entre los testimonios que recibí por parte de los alumnos, no había ni uno solo que estuviera totalmente conforme con el día a día estudiantil. Todos hablaban de desmotivación. Otros muchos se sentían subestimados por la forma de evaluar. Soy un 5’8 y es lo que único que parece importar en mi expediente. No somos números y por lo tanto, una evaluación puramente numérica no se va a ajustar a nuestra realidad.

Tal vez la cura a esta educación pésima no resida únicamente en mis manos. Pero todos podemos hacer algo, por diminuto que sea, un pequeño acto puede desencadenar muchos otros. Por eso, solamente les pido que luchen, que luchemos todos, porque nuestras mentes son las armas más poderosas.

Esta reflexión se presentó en el encuentro de Utopías Educativas

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/opinion/andrea-martinez-alumna-bachillerato-no-nos-educan-nos-normalizan-nos-reducen-nos-apagan/43499.html

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Sara Moraleja: “Educar ya no significa transmitir y memorizar información”

Por: Laura Román.

 

Sara Moraleja tiene muy claro que la Cuarta Revolución Industrial ya está aquí y que los estudiantes, que serán los adultos del mañana, cuentan con multitud de posibilidades para encabezarla. Una idea que desarrolla en su libro ‘Educar el Talento: guía para desarrollar nuevas habilidades en jóvenes y niños’.

En esta entrevista nos habla sobre el potencial de las ‘soft skills’, las denominadas habilidades blandas, las metodologías que mejor se adaptan a ellas y cuál es su papel en el aula para que el alumnado aproveche todo su talento.

En su libro ‘Educar en el talento’: guía para desarrollar nuevas habilidades en jóvenes y niños’, habla sobre la Cuarta Revolución Industrial. ¿En qué consiste y de qué forma influye en el ámbito educativo?

El concepto de Cuarta Revolución Industrial o Industria 4.0. hace referencia al conjunto de transformaciones que están teniendo lugar en nuestra sociedad y que están cambiando nuestros hábitos de consumo, estilo de vida, formas de trabajar y relacionarnos… Desde que Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial (FEM), popularizara el término en el año 2016, no hemos parado de leer o escuchar noticias relacionadas con ello. Tanto es así que el hecho de que los robots se incorporen a colaborar con los humanos en las organizaciones ya no nos resulta algo exclusivo de la ciencia ficción, sino más bien una realidad factible y cercana.

Y esto influye, por supuesto, en la educación. ¿Qué deberían aprender los niños hoy en la escuela? ¿Cómo preparamos y formamos a la generación de la inteligencia artificial, el internet de las cosas, la impresión 3D, los coches autónomos, la robótica o el Big Data? El reto es complejo para educadores, familias, aprendices e instituciones. Desde mi punto de vista, lo más importante es que todos ellos tomen consciencia que el aprendizaje ya no está limitado a un espacio y un tiempo, que educar no significa meramente transmitir y memorizar información, y que es vital apostar por pedagogías que desarrollen íntegramente el ser humano.

Esta nueva etapa está cargada de oportunidades y posibilidades que únicamente podrán ser aprovechadas con éxito si los individuos están preparados no sólo intelectualmente, sino emocional y socialmente. Esta Industria 4.0. demanda que el propósito fundamental de la educación sea la de facilitar herramientas para que las personas puedan descubrir y cultivar sus talentos con el objetivo de ponerlos a servicio de la comunidad.

¿Qué habilidades debe adquirir un estudiante para afrontar su vida y desempeñar los trabajos del futuro?

Hace una década, estudiar una carrera y un máster ofrecía una alta probabilidad de conseguir un buen puesto de trabajo y una cierta seguridad económica para realizar unos planes de vida. Ahora prácticamente nadie se atrevería a asegurarle eso mismo a ningún joven en edad de elegir un camino profesional (en empresa privada).

Y es que el nuevo paradigma está exigiendo adaptar los puestos de trabajo: unos desaparecen y otros diferentes surgen. Por esta razón, entrenar las habilidades blandas o ‘soft skills’, como por ejemplo, la creatividad, el autoliderazgo, la resiliencia, el pensamiento crítico, la proactividad, la capacidad de aprendizaje, la toma de decisiones o el trabajo en equipo, se ha convertido en una tarea urgente.

Estas habilidades no son sólo importantes para conseguir fluir en este entorno líquido en el que nos movemos, sino que además representan una oportunidad única para apostar por el potencial humano. Si los robots pueden procesar la información más rápido, gestionar datos con mayor precisión o realizar diversas actividades mejor que nosotros… ¿para qué o por qué vamos a competir con ellos? ¡Rescatemos la parte más humana! Aquella que nos hace imaginar, construir o compartir. Eduquemos para que los estudiantes desarrollen sus habilidades blandas y descubran sus talentos, de este modo, tendrán más posibilidades para conocerse a sí mismos, ser felices y aportar valor a la sociedad.

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¿Qué papel tiene el talento en el proceso?

Según la RAE, el talento se define como inteligencia, aptitud o capacidad para realizar una determinada actividad. Se puede tener talento para cosas muy diferentes e incluso personas talentosas en un mismo ámbito resultan mostrar su don de forma muy distinta, también. Esto es normal porque cada uno de nosotros es único, es original. De hecho, el desarrollo del talento junto al entrenamiento de las habilidades blandas es primordial para adaptarnos con éxito al contexto de la Cuarta Revolución Industrial. En este sentido, fomentar estudios vocacionales y la búsqueda de intereses y pasiones debería ser una meta educativa.

Muchas personas que terminan su formación no son conscientes de sus fortalezas, y lo que es peor, no disponen de las herramientas para hallarlas. Otras, invierten años en carreras por las que no sienten simpatía pero que ‘tienen salida’, y a larga causan frustración y bajo desempeño. En el nuevo mercado laboral, la demanda se dirige hacia los emprendedores y los trabajadores apasionados, que gestionen sus talentos, fortalezas y debilidades, y ofrezcan soluciones creativas a los desafíos profesionales.

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¿Qué aporta a los alumnos el autodescubrimiento de las ‘soft skills’?

Educar con el enfoque puesto en las ‘soft skills’ sirve para que los alumnos aprendan a desarrollarse y crecer como personas. A auto-liderarse. Y además, a promover una mejor calidad de vida. Estas habilidades son útiles para trabajar, pero también para vivir, porque los alumnos aprenden a relacionarse y comunicarse asertivamente con los demás cultivando vínculos afectivos más positivos, identifican mejor sus emociones, gestionan conflictos eficazmente, encuentran más soluciones creativas a sus problemas, se muestran respetuosos y dispuestos a enriquecerse con diversos puntos de vista, apuestan por seguir hábitos saludables, y en general, se sienten más seguros, motivados y capaces.

¿Cuál es la metodología que mejor fomenta el desarrollo de estas habilidades?

Para entrenar las habilidades blandas necesitamos apostar por metodologías activas que pongan al aprendiz en el centro de su propio aprendizaje y les invite a crear, experimentar, investigar y cooperar. En la actualidad, tenemos a nuestra disposición gran variedad de propuestas:la clase invertida (Flipped Classroom),  el Aprendizaje Servicio, Design ThinkingAprendizaje Basado en Proyectos, en problemas, en retos, en eventos… e, incluso, el tradicional y apreciado juego.

“Las personas polivalentes, amantes del aprendizaje y concienciadas con que los errores son oportunidades, tendrán más opciones para encontrar su camino y ser felices”

Aunque cada método tiene sus características, todos comparten el mismo objetivo: encender la curiosidad, emocionar y activar a los estudiantes para que se produzca un aprendizaje significativo y duradero. Asimismo, es vital que la escuela recuerde conectar con el entorno en el que se desenvuelve y ofrezca a los alumnos la posibilidad de contribuir en proyectos reales con impacto social. De esta manera, los alumnos perciben que su aprendizaje ‘sirve para algo’ y se sienten más motivados y comprometidos.

Fuente de la entrevista: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/sara-moraleja-soft-skills/102243.html

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“Los que dicen que memorizar es un error tendrán que demostrar por qué lo es, no al contrario

España / 25 de marzo de 2018 / Autor: Gema Lendoiro / Fuente: La Razón

Algunas pedagogías modernas sugieren que memorizar no sirve de nada. Suelen ser pedagogías más orientadas a que el alumno sea feliz porque, entienden, que si no lo es no será capaz de aprender. Otros tumban esos argumentos que consideran falaces. Alberto Royo escribió su libro Contra la Nueva Educación, precisamente para dar voz a lo que él considera la base del éxito: el esfuerzo. Memorizar cuesta, por eso a muchos no les gusta pero se hace impensable pensar que alguien pueda tener una cultura amplia si no le dedica tiempo y estudio a las materias. Algo que, sin duda, pasa por memorizar.

-Quienes defienden la inutilidad de la memorización suelen decir que no sirve de nada aprenderse la lista de los Reyes Godos

-Como estudiante, jamás tuve que aprenderme la lista de los reyes godos. Y hace muchísimo tiempo que no se enseña. Por lo tanto, recurrir a la lista de los reyes godos para denostar la memorización, aunque es habitual entre los que se dicen innovadores, tiene poco sentido. Sí recuerdo (y no tengo ningún trauma ni me han quedado secuelas) el alfabeto griego o la tabla periódica, aunque imagino que eso para algunos es perder el tiempo (hasta se cuestiona que haya que aprender el nombre de los ríos). Justificar que memorizar es bueno no debería ser necesario. Deberíamos apelar al principio jurídico delonus probandi, es decir: “lo normal se entiende que está probado, pero lo anormal se ha de probar”. Aplicado a la enseñanza: son aquellos que dicen que memorizar es un error quienes tendrán que demostrar por qué lo es, ya que ni la experiencia ni las evidencias nos indican que sea así. ¿Cómo vamos a leer música sin saber situar las notas en el pentagrama? Pero, ya que me pregunta, le diré que memorizar es bueno en sí mismo, ya solo por el ejercicio intelectual que supone.

-Igual la lista de los Reyes Godos no es muy útil pero muchos que defienden no memorizar dicen que tampoco aporta demasiado saberse las fechas de las guerras mundiales sino lo que pasó en ellas…

-Es imposible comprender un hecho histórico sin conocer datos o circunstancias concretas que uno, inevitablemente, ha de memorizar. Por otra parte, memorizar es, en realidad, fijar algo en la memoria. Y lo que no queda en la memoria es porque no se ha aprendido. No se trata de repetir de forma absurda datos inconexos sino de disponer de un armazón que permita contextualizarlos. Por ejemplo, aprender que Monteverdi nació en 1567,y no aprender nada más, no nos aportará demasiado, pero saberlo nos permitirá apreciar el carácter revolucionario de un compositor nacido en pleno Renacimiento que, sin embargo, no solo colaboró en el establecimiento de la llamada seconda prattica, sino que ha resultado ser tan avanzado, tan auténticamente moderno, como Caravaggio, Cervantes o Galileo. Lo que quiero decir es que hacen falta datos, fechas importantes, hechos históricos y nombres, pues de lo contrario no hay asideros firmes para comprender nada, igual que es imposible reflexionar sobre algo que se desconoce o que se conoce solo de manera superficial. El ejercicio de la memorización no va en detrimento de la reflexión. Al contrario: la primera es indispensable para la segunda. Vaya. Al final, he terminando justificando yo por qué hay que memorizar.

-Memorizar a veces en un rollo. ¿Existen técnicas para que esto sea más agradable?

-Se puede memorizar de muchas formas: repitiendo una y otra vez, buscando reglas nemotécnicas… Da igual, porque a cada uno le funciona una u otra estrategia. A mis alumnos de primer curso les hago memorizar las notas en el pentagrama mediante conjuros de Harry Potter. A algunos les va bien, otros prefieren simplemente repetir hasta tenerlas memorizadas. No tiene mayor importancia porque, en general, el método es menos determinante de lo que se dice.

– Usted es profesor. ¿Sabe distinguir un alumno que memoriza todo del que saca rendimiento real de aquello que se aprende de memoria?

-Sí. Enseguida se nota cuándo alguien ha aprendido algo sin comprenderlo y cuándo está demostrando que la comprensión ha sido óptima. Lo que los profesores debemos pedir es comprensión, memorización y reflexión.

-El sistema educativo ideal es aquel que…

-Aquel en el que todos los alumnos puedan desarrollar al máximo sus capacidades y encuentren aquellos conocimientos que la mayoría no podrán encontrar fuera. Un sistema que entienda que a través del saber y la cultura aprendemos a ser críticos, creativos y abiertos, que sirva para abrir horizontes a nuestros alumnos y para reforzar una serie de hábitos y valores que les serán muy beneficiosos. Que pueda ser una herramienta de mejora social.

Fuente de la Entrevista:

https://www.larazon.es/familia/los-que-dicen-que-memorizar-es-un-error-tendran-que-demostrar-por-que-lo-es-no-al-contrario-AD17639238

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