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‘El Juego del Calamar’: por qué los menores no deberían verla

La popular serie está catalogada para mayores de 16 años. Sin embargo, muchos menores ya la han visto y se están dando casos de estudiantes de Primaria que reproducen los juegos de la ficción en el patio de los centros. Docentes y expertos hablan del efecto negativo de la serie sobre los menores.

La serie surcoreana ‘El Juego del Calamar’ está siendo todo un éxito en la plataforma Netflix. Pero, ¿cuáles son las razones para que 130 millones de usuarios la hayan visto desde su estreno el pasado septiembre?

Quizá es el argumento: 456 desconocidos aceptan participar en una competición con una millonaria recompensa económica (que solo puede ganar uno) y que aliviaría las deudas que tiene cualquiera de los participantes. Quizá son las pruebas a las que se somete a los protagonistas, todas ellas inspiradas en juegos infantiles: luz roja, luz verde (basada en el escondite inglés), la cuerda, el juego de las canicas, las galletas de azúcar, el puente de cristal y el juego del calamar (al que se debe el título de la ficción y que se trata de un conocido juego de los años 70 en Corea del Sur). O quizá es la violencia extrema a la que exponen a los competidores (los jugadores que pierden son literalmente ‘eliminados’) y por la que la serie ha sido catalogada para mayores de 16 años.

Lo cierto es que la ficción no solo está enganchando a adultos de todo el mundo. También está teniendo mucha repercusión entre los niños desde los 7 u 8 años que ven la serie y, en algunos casos, se lanzan a ‘imitar’ en la vida real los juegos de la serie.

¿‘El Juego del Calamar’ en los colegios?

Y para comprobarlo sólo hay que ver que las ya famosas pruebas a las que se enfrentan en la serie de ficción se están haciendo virales en forma de retos a través de redes sociales como TikTok (como este o este otro) y los estudiantes son los que, principalmente, los llevan a cabo. Tanto es así que ‘reproducen’ los juegos en los propios patios de los centros. Y así lo comentan distintos docentes en la red social Twitter:

El Juego del Calamar ha llegado a los patios de la escuela. Juegan al pica-pared de toda la vida, pero si alguien se mueve le disparan con pistolas y se quedan tendidos en el suelo hasta que termina la partida. Hay que revisar los referentes de los niños y niñas del siglo XXI. Tenemos trabajo!”

Anna Martori es docente en la Escuela de Educación Infantil y Primaria FEDAC de Montcada i Reixach (Barcelona) y hace unos días se dio cuenta de que un grupo de 15 estudiantes de segundo de Primaria (entre seis y siete años) estaban jugando a ‘luz roja, luz verde’ (es decir, al escondite inglés), pero reproduciendo la versión de la serie. Tal y como comenta para el periódico Nius: “Había un niño que la ‘paraba’ y otros dos que vigilaban y, cuando uno se movía cuando no debía, simulaban dispararle con sus manos imitando una pistola, y este se quedaba estirado hasta acabar el juego».

Esta otra maestra destaca que estudiantes de 3º y 4º de Primaria también estaban jugando a esa misma prueba en el patio, lo que les obligó a investigar cómo habían llegado a conocer la serie. Así lo señala en el hilo de este tweet: “Decidimos indagar hasta dónde llegaba el tema y de forma aparentemente casual preguntamos en clase qué película o serie habían visto últimamente. Al salir ‘El juego del calamar’ y preguntar quién la había visto, más de la mitad lo había hecho… Al preguntar cómo la habían visto, la mitad dijo que la había visto solo en su móvil. La otra mitad la han visto ¡CON SUS PADRES! “

Otro docente se muestra ‘impotente’ al comprobar que la mayoría del alumnado ha visto la serie y cómo le está afectando (a los que no la han visto) para socializar con los demás, ya que no pueden ser partícipes de los juegos.

“Impotencia de ver a todos los alumnos en el patio jugando a “Línea roja, línea verde” (Que no al pollito inglés, que hasta hace 4 días era “muy infantil para nosotros”)…  De ver un alumno con un triángulo pintado en la frente… De ver a una alumna llorando porque no le dejan jugar, ya que los abuelos y las mujeres son débiles y no se les quiere en su grupo. De ver como ya piden en Halloween poder disfrazarse de los seguridades que vigilan a los jugadores”.

¿Moda pasajera?

Pero este fenómeno no solo ocurre en los colegios españoles. En Bélgica son varios los centros que se han alarmado al comprobar que los estudiantes estaban recreando algunas de las escenas de la ficción (incluso haciendo uso de la violencia). Y no únicamente en las escuelas. En Reino Unido se ha detectado una serie de mensajes en redes sociales que animan a participar en una prueba similar a la que aparece en la serie y en la que el perdedor puede ser disparado en la cara con una pistola de aire comprimido.

El juego del calamar

No obstante, voces como las de Toni Solano, docente y director del IES Bovalar de Castellón de la Plana, consideran que será una moda pasajera, como tantos otros fenómenos televisivos. “Seguramente en unos meses tendremos otra serie de la que no pararán de hablar, como ya hemos visto con ‘La Casa de Papel’ y otras similares”. Y apunta dónde se encuentra el verdadero ‘peligro’: “Es sorprendente que esto levante tanto revuelo cuando muchos niños de 12 años reconocen que se meten con el móvil en su habitación y pasan horas sin control, incluso de madrugada. Por ello, me preocupa mucho más el impacto de la publicidad sexista en casi todos los contenidos adolescentes o infantiles, que reproducen modelos machistas o en los que aparece implícita la violencia hacia las mujeres” ¿Pero cómo se gestiona esta situación? “Desde casa, donde cada familia debe ocuparse de filtrar el contenido según la edad o madurez de sus hijos”, destaca el docente.

Ansiedad, estrés y miedo

Al hilo de lo comentado por Solano en relación al control por parte de las familias, la psicóloga Rocío Rivero ofrece tres claves a tener en cuenta cuando se trata de contenidos violentos o dirigidos exclusivamente al público adulto.

  • Evitar que los menores la visualicen. “Una serie de este tipo, con alto contenido violento, no debería verla ningún menor ya que puede generar ansiedad, estrés y miedo. Los niños cuentan con pocos recursos para gestionar esas emociones”.
  • Tener en cuenta los problemas que una ficción de este tipo le puede acarrear a un menor a largo plazo. “Puede que estos efectos (el miedo, la ansiedad o el estrés) no sean inmediatos, pero sí son acumulativos si los menores que ven esta serie también ven otras del mismo estilo o juegan a videojuegos violentos, por ejemplo”.
  • Saber diferenciar entre realidad y ficción. “Los niños aprenden por imitación y, por tanto, van a reproducir las conductas que vean a su alrededor. Además, les cuesta diferenciar entre realidad y ficción. Esta serie no solo refleja un alto grado de violencia, sino que además lo han asociado a los juegos propios de la infancia”, concluye.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/noticias/el-juego-del-calamar/

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Frenar la libertad

Por: Tahira Vargas García 

Tanto en el hogar, en la calle como en los centros educativos se educa con represión.

La libertad está intrínsecamente vinculada a la responsabilidad social, al ejercicio ciudadano y al desarrollo humano. Sin libertad no hay desarrollo humano.

El ejercicio ciudadano en nuestra sociedad es muy débil, nuestra población no tiene clara conciencia de sus derechos ni de su responsabilidad social. Esta responsabilidad social no se ha forjado, se ha aniquilado uno de sus principales cimientos, la libertad. Cada individuo se socializa en el miedo y en la represión en la familia, la escuela, el vecindario, los espacios laborales, la relación con el Estado y en la vida social.

La inexistencia de una construcción del sentido de responsabilidad se debe a la ausencia de libertad. Padres/madres, abuelos/as tías/os tienen miedo de ofrecerle a los/as niños/as y jóvenes espacios de libertad donde tomen sus propias decisiones y tengan control sobre lo que hacen.

Tanto en el hogar, en la calle como en los centros educativos se educa con represión, con sanciones permanentes, siempre es “no”, “no hables”, “no te pares”, “cállate”, “siéntate”, los mensajes principales están sustentados en prohibiciones y sanciones. Estas prohibiciones y sanciones generan rebeldía, agresividad, violencia y poca responsabilidad.

Ofrecerle libertad a la juventud no la convierte en una amenaza, por el contrario, la empodera e integra socialmente convirtiéndola en sujeto social.

Las instituciones sociales, escuela, familia, religiones, grupos sociales, instituciones públicas, partidos políticos, tienen miedo. Miedo a que la población adolescente y joven adquiera conciencia de derechos y asuman responsabilidad frente a su cuerpo, sus propios proyectos de vida, su conducta y su vida cotidiana.

Los conflictos intergeneracionales tienen así una matriz de miedo, resistencia al cambio, resistencia a la responsabilidad social. Así se fortalece el conservadurismo expandiéndose con ello las corrientes fundamentalistas religiosas, la intolerancia cultural, social, racial, sexual y a la diversidad en sentido general.

Ofrecerle libertad a la juventud no la convierte en una amenaza, por el contrario, la empodera e integra socialmente convirtiéndola en sujeto social.

El sostenimiento del miedo, las prohibiciones, exclusiones y represión a las libertades incrementan el autoritarismo, la violencia y la desigualdad. Necesitamos que todas las generaciones y personas asumamos sentido de responsabilidad y ejercicio ciudadano, respetemos la diversidad y rompamos con el miedo a la libertad.

Este artículo fue publicado originalmente en el periódico HOY

Fuente: https://acento.com.do/opinion/frenar-la-libertad-8928653.html

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El coronavirus desde una mirada ética

Por: Héctor Rodríguez Cruz

Nos toca decidir cómo será el futuro. Empecemos por elegir cómo será el mundo hoy. Esperemos que la huella de lo vivido marque el paso de lo que vendrá mañana.

Con la llegada del COVID-19 el mundo entero ha entrado en shock. Este estado de preocupación extrema se mantiene flotando. Durante doce meses el miedo, la desesperación, la soledad y la muerte de muchos vienen generando una desesperanza que enferma y aterra a millones de personas de todo el mundo. Un vacío que atrofia el sentido de la vida misma.

La situación de emergencia sanitaria derivada de la pandemia por la COVID-19 ha evidenciado la necesidad de construir un marco ético compartido y de referencia para la planificación y toma de decisiones en la asistencia sanitaria, económica y social a todas las personas de alguna manera afectadas por la pandemia. ¡Que somos todos!

Mirar la pandemia desde una óptica ética implica un examen de las propias actitudes y comportamientos de cada uno en su relación con el otro a fin de combatir los comportamientos egoístas y de asumir el cuidado propio y el de los demás no como un ejercicio de la soledad, sino como una práctica social, hoy más necesaria que nunca.

En estos tiempos de pandemia, donde la vida está en juego y los más desfavorecidos luchan por sobrevivir, la práctica de una ética centrada en el otro puede generar mejores ciudadanos. Y si lo consideramos así, todo nuestro mundo moral tendría que ser replanteado. Pensar, decir y actuar desde el otro, he ahí la perspectiva ética.

Necesitamos una ética de la responsabilidad compasiva, es decir: actuar con mucha atención a las consecuencias de lo que hacemos, pero dando prioridad a las consecuencias sobre las personas más necesitadas. Y este clamor es válido para los individuos, las instituciones y los gobiernos.

Necesitamos un compromiso mayor con los valores de la ética cívica compartida, asumida como libertad responsable, igualdad cívica, solidaridad planetaria, respeto activo, actitud de diálogo y convivencia, que debe ser cuanto antes una ética mundial, sintonizada con éticas locales que no sean contrarias a estos valores básicos.

La pandemia nos impulsa a asumir la responsabilidad para entender que el sufrimiento de unos inevitablemente puede convertirse en el sufrimiento de todos. De ahí que defender el propio bienestar implica también defender también el bienestar de nuestro prójimo.

Como expresa la filósofa española Adela Cortina: “Hay que recuperar la fe de que la sociedad va a cambiar radicalmente después de esta crisis, ya que habrá «un antes y un después» y para poder avanzar se va a necesitar toda la capacidad moral y todo el capital ético de cada uno”.

De igual manera expresa Noah Harari, historiador y escritor israelí, cuando afirma que “las consecuencias de las decisiones que tomemos ahora dejarán una persistente huella en el mundo en el que viviremos cuando lo peor haya pasado”. No le demos vacaciones a nuestra responsabilidad y ni la encerremos en cuarentenas poco valientes.

También dirá Harari, que depende de nosotros si esto nos da miedo o esperanza. Depende de nosotros cómo será el mundo del mañana. ¿Será más generoso, empático y solidario? ¿Será capaz de valorar las cosas verdaderamente importantes?

Desde la ética asumamos el “coraje de la responsabilidad”. Nos toca decidir cómo será el futuro. Empecemos por elegir cómo será el mundo hoy. Esperemos que la huella de lo vivido marque el paso de lo que vendrá mañana. Procuremos hacer nuestro el diseño del mañana, haciendo de nuestra vida un testimonio de solidaridad y ética ciudadana.

Comparto el vigorizante discurso ético de Emmanuel Levinas: “Así como a través de la responsabilidad entré en el pasado de la humanidad, así, a través de la Misericordia también llego al futuro de la humanidad. Cada hombre es la huella del otro”. ¡El bien consiste justamente en la misericordia por el otro!

Fuente: https://acento.com.do/opinion/el-coronavirus-desde-una-mirada-etica-8920889.html

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Primeros casos de coronavirus en colegios: ¿cómo manejar el miedo de los niños y los padres?

Por: ABC

Ser honestos con los niños, aceptar sus miedos y enfrentarlos día a día son algunos de los consejos de los expertos para manejar el estrés que genera esta situación.

Desde el inicio del año escolar más de 200 colegios han enfrentado diversas situaciones por casos de coronavirus. Mientras continúan reintegrándose más alumnos a las aulas, los temores y las preocupaciones de padres y estudiantes por el riesgo de contagio se agudizan. Además de las emociones típicas que caracterizan estos primeros días en los pupitres, también hay incertidumbre y miedo por la «nueva normalidad» que se vive ahora en el entorno escolar, marcada especialmente por medidas como el uso obligatorio de las mascarillas y las reglas de distanciamiento social.

ProntoPro.es ha consultado con psicólogos de la plataforma sobre cómo afrontar las dudas y el estado de ánimo que caracterizarán estas primeras semanas de clases. Estos son sus cinco consejos.

1. Bajo nivel de previsibilidad

El coronavirus no ha desaparecido, la evolución que pueden tener los contagios con la llegada del frío está envuelta en una fuerte sensación de incertidumbre. Se trata de una inestabilidad, una sensación que es aún más intensa en los niños más pequeños, que viven una edad en la que la rutina y la previsibilidad son la base para construir su sensación de seguridad, explican los expertos. Hacerles saber a los niños esta realidad, puede ser una forma de ayudarles a entender lo que está pasando y lo que pueden esperar.

2. Capacidad de adaptación

«Un hombre que camina nunca está en equilibrio, sino que corrige continuamente su desequilibrio», dijo Gregory Bateson, un destacado psicólogo británico. De acuerdo con profesionales inscritos en la plataforma, esto es lo que tenemos que hacer para afrontar estos tiempos particularmente inciertos: formar y entrenar en nuestros hijos la capacidad de adaptación . Acompañarlos, sobre todo, en la búsqueda de sus herramientas, sus recursos, sus posibilidades para afrontar las adversidades que la vida, de manera más o menos inevitable y más o menos intensa, nos pone delante.

3. Autenticidad

No tenemos que verter nuestras ansiedades y preocupaciones sobre los niños; pero, por otro lado, tampoco podemos dorar demasiado la píldora. El reto para todos los padres es encontrar palabras auténticas que puedan ayudar a sus hijos a hacerse una idea de lo que está sucediendo, explicando claramente las nuevas reglas a seguir y las posibles consecuencias si un profesor o un compañero de clase contrae el virus, por ejemplo.

4. Aceptar los miedos

Entender lo que siente el niño o la niña es un elemento fundamental. No se deben minimizar sus temores. Como adultos, por ejemplo, el miedo a la oscuridad nos parece tonto, pero de niños no era así. Si no se acepta este miedo, sino que se minimiza y se ridiculiza, ¿qué pasa? Ciertamente no desaparece, pero se queda ahí, sin cambios. Aceptar los momentos difíciles de los niños e intentar superarlos juntos es definitivamente el camino a seguir, explican los expertos.

5. Un día a la vez

La mejor manera de tratar un problema es descomponerlo en partes pequeñas y más fáciles de resolver. Vivir un día a la vez puede parecer ciertamente trivial, pero en este concepto se basa la eficacia de muchos grupos de autoayuda. Por eso será de mucha utilidad afrontar estos problemas a medida que surgen, y resolverlos paso a paso.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-primeros-casos-coronavirus-colegios-como-manejar-miedo-ninos-y-padres-202009170123_noticia.html

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Entrevista a Rafael Guerrero: “La pandemia afecta a la capacidad del niño de regular el miedo”

Por: Laura Román

La capacidad de gestionar y regular las emociones en los niños es especialmente relevante en la situación de pandemia actual. El psicólogo Rafael Guerrero aporta ideas y actividades concretas para potenciar ésta y otras funciones ejecutivas del cerebro con el fin de proporcionar bienestar y seguridad en los más pequeños y sus familias.

Las funciones ejecutivas son el conjunto de capacidades cognitivas que emplea el cerebro para controlar y autorregular la propia conducta: memoria, concentración,  control de impulsos, flexibilidad cognitiva, planificación, solución de problemas, regulación emocional, velocidad de procesamiento y orientación espacial.

En su último libro, ‘Cómo estimular el cerebro del niño’, el psicólogo y doctor en Educación, Rafael Guerrero, explica cuál es el papel clave en el desarrollo del niño y aporta 100 ejercicios prácticos, que serán especialmente útiles para ayudar a los niños a controlar sus impulsos, concentrarse o regular sus emociones en esta etapa de confinamiento en familia.

Pregunta: Teniendo en cuenta la situación actual, ¿qué propone para que los niños potencien funciones ejecutivas como la concentración, la memoria, la planificación… desde casa?

Respuesta: Nos brinda la posibilidad de trabajar y potenciar de manera directa las diferentes funciones ejecutivas como la concentración, el control de los impulsos, la memoria operativa, la planificación, la autorregulación emocional… Por ejemplo, algunas actividades que se pueden hacer para trabajar la concentración son los puzzles, los rompecabezas, las sopa de letras, ‘encontrar las siete diferencias’ o cualquier juego de mesa.

Para potenciar el control de impulsos podemos jugar al ‘mundo al revés’: cada vez que el niño quiera decir sí, tendrá que decir no y viceversa. Si jugamos durante un buena parte de la mañana o la tarde al ‘mundo al revés’, estaremos potenciando su control de los impulsos, ya que enseñamos a su cerebro a ‘frenar’. También se puede practicar a través del uso imágenes en las que si, por ejemplo, aparece una zapatilla los niños tienen que dar una palmada y cuando se muestre la imagen de una manos aplaudiendo, los niños tienen que dar un pisotón. Para la memoria operativa podemos deletrear palabras al revés y para la planificación hacer laberintos.

P: ¿Cómo afecta el confinamiento actual a algunas de estas funciones ejecutivas, como la regulación emocional?

R: Es evidente que influye sobre todos nosotros en mayor o menor medida. Al estar en una situación excepcional y rodeados de mucho caos, miedo e incertidumbre, nuestro funcionamiento cerebral se ve afectado. Quizás, una de las funciones ejecutivas que se ha visto más afectada es la regulación emocional. El hecho de no poder seguir con nuestras rutinas, no poder salir a la calle y tener a familiares o amigos afectados por el coronavirus (o con miedo de que se contagien) hace que la identificación y la regulación de determinadas emociones como el miedo, la tristeza o la rabia, se vean significativamente afectadas.

En estos días es habitual sentirnos más irritables y temerosos de lo normal, pues la situación extraordinaria y excepcional que estamos viviendo hace que dichas emociones afloren con mayor facilidad.

P: En su libro analiza las funciones ejecutivas que permiten establecer objetivos a largo plazo y resolver problemas. ¿Cómo se puede conseguir la ‘atracción cerebral’ por una actividad (por ejemplo, el estudio entre los niños) que no les resulta motivadora?

funciones ejecutivas cerebro regulación emocional

De este modo, la clave la podemos situar de ‘fuera hacia dentro’ porque el proceso de aprendizaje es de fuera hacia dentro. La capacidad para mantener la concentración, la memoria, o la atracción de una tarea por parte del estudiante va a depender mucho de cómo el profesor (o adulto) se la muestre. Conforme el cerebro se va desarrollando (en el caso de los adolescentes), ya se les puede ir pidiendo un esfuerzo mayor por actividades que no quieran hacer o que no les gusten.

«En estos días es habitual sentirnos más irritables y temerosos de lo normal»

P: Los ejercicios que aparecen en su libro potencian la concentración, la memoria y otras funciones ejecutivas como el control de impulsos o el desarrollo de la planificación, ¿cómo se pueden aplicar para los estudiantes con necesidades especiales?

R: Todo hay que adaptarlo. Da igual si son niños o niñas, de Infantil o de Primaria, estudiantes con TDAH o con dislexia. En el libro aporto una serie de ideas para practicar las distintas funciones ejecutivas pero el principal objetivo es que luego el lector (padre, madre o docente) sea quien lo pueda ‘llevar a su terreno’.

P: ¿De qué formas influye un desorden de las funciones ejecutivas en el desarrollo de trastornos como el TDAH?

R: El TDAH es un trastorno de las funciones ejecutivas, es decir, con el TDAH el cerebro se desarrolla mucho más lento y de forma diferente a lo que se considera ‘normal’. Por lo tanto, como las funciones ejecutivas están en la corteza frontal y es lo último que se desarrolla, con el TDAH se adquieren mucho más tarde.

«Un niño necesita un ‘guía emocional’, un referente significativo (padre, madre, abuelo, docente…) para aprender a regular sus emociones»

P: Del cerebro emocional comenta que es involuntario, inconsciente y automático pero, en cambio, la regulación emocional debe aprenderse, no es genética. ¿Cómo pueden equilibrarse ambos procesos?  

R: Además de ser involuntario, inconsciente y automático, el cerebro emocional reacciona, que no es lo mismo que responder (procesar y valorar una respuesta a una acción determinada). Es lo que se denomina como el ‘cerebro caliente’. Mientras que la regulación emocional se aprende de alguien, es decir, se repite el proceso de ‘fuera para dentro’. Así, ambos procesos se pueden equilibrar con práctica y si en clase permitimos a nuestros alumnos que puedan legitimar y etiquetar sus emociones es todo un avance. De este modo, un niño necesita un ‘guía emocional’, un referente significativo ( padre, madre, abuelo, docente…) para aprender a regular sus emociones.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/pandemia-afecta-capacidad-nino-regulacion-emocional/

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Por qué es clave la educación sexual en las aulas de Infantil y Primaria

Por: Educación 3.0

La educación sexual en los centros fomenta un mayor respeto entre los estudiantes. Así lo explica la maestra y sexóloga Laura López Pérez que analiza la importancia de su enseñanza entre el alumnado. Además es una de las autoras de ‘Cocinando con SEXto sentido: Guía Sexológica para Maestros de Primaria’, que contiene consejos para que los maestros de este ciclo puedan impartir esta materia entre sus estudiantes.

La educación sexual, a pesar del siglo y el año en el que nos encontramos, sigue siendo un tema tabú, sobre todo cuando hablamos de estudiantes de Infantil o Primaria. Y es que existen ciertos temores respecto a hablar abiertamente en el colegio y con los alumnos. A esto hay que añadirle que la sexualidad puede aparecer tergiversada en los medios de comunicación o en las redes sociales, que hace que se refuerce todavía más el miedo a dar respuestas a sus inquietudes.

El hecho de ser maestra y sexóloga hace que tenga una visión completa de por qué es necesario que se imparta educación sexual en los colegios. No debemos olvidarnos de que el sexo es un valor, y como tal, debemos aprender a vivirnos, a sentirnos y a expresarnos como seres sexuados que somos. Es importante tener en cuenta esto, ya que la educación sexual se basa en saber respetarnos y conocernos a nosotros mismos para así poder respetar a los demás, independientemente de su género, gustos o preferencias.

educación sexual primaria

Muchas son las cuestiones y debates acerca de la edad en la que se debe impartir o empezar a enseñar educación sexual, pero antes de contestar a esta pregunta, me gustaría señalar que todos y todas hacemos educación sexual de manera constante, y casi sin darnos cuenta, por lo tanto debemos darnos cuenta de lo sumamente importante que es impartir educación sexual desde el conocimiento.

Volviendo a lo anterior, ¿desde qué edad es importante impartir educación sexual? Desde Educación Infantil. De hecho esto ya se está haciendo: son los docentes de Infantil los que les ponen nombre a los genitales -vulva y pene-, se les empieza a llamar a las partes del cuerpo como corresponde, comienzan a hablar de la importancia de la higiene y el respeto. Sin embargo, es en Primaria cuando el tabú aparece.

Impartir educación sexual en los colegios no significa que se hable de conceptos como coito, masturbación, enfermedades de transmisión genital, preservativos, pornografía, relaciones sexuales… y un sinfín de palabras que son muy comunes en nuestro vocabulario adulto, en las redes sociales o en la televisión. ¿Acaso los niños cuando escuchan estas palabras en sus casas, en los móviles o en la televisión no tienen curiosidad por saber de qué se está hablando? Puedo asegurar que estas palabras son parte de su día a día y están más presentes de lo que nos imaginamos.

La enseñanza para los estudiantes y los propios docentes

La educación sexual va mucho más allá ya que las enseñanzas que se adquieren son las referencias para crecer sin miedos, respetarnos y para aprender a ser seres sexuados. Si tuviéramos mucho más en cuenta todo esto, y se impartiera una educación sexual de calidad habiendo más formación para los docentes, podríamos evitar muchas de las cosas que hacen que nos echemos las manos a la cabeza en la actualidad.

educación sexual en el aula

Muchos son los maestros que quieren impartir educación sexual en el aula, pero la emoción que predomina es el miedo, sobre todo a las administraciones, equipos directivos o familias, y esto viene dado por la falta de formación que existe actualmente. Considero que esos maestros y maestras que se atreven son unos valientes porque ven una necesidad a la que no debemos dar la espalda.

Para finalizar me gustaría hacer hincapié en la naturalidad, que es la base, ya que también se hace educación sexual cuando no contestamos a alguna pregunta o ponemos cara de susto. Educación sexual es contestar con otra pregunta o diciendo que no sabemos la respuesta y que vamos a buscarla. O incluso la podemos buscar con ellos. También es hacer preguntas sobre lo que nos preguntan: ‘¿Dónde has escuchado eso? o ¿Por qué lo estás preguntando?’. De esta forma nuestra respuesta estará más cerca de lo que ellos quieren saber. Es importante que dejemos de ver con ojos de adulto las preguntas y los juegos de los niños.

Una vez  Dumbledore, el director de la escuela de magia y hechicería de Hogwarts, le dijo a Harry: “Utiliza el nombre correcto de las cosas, ya que el miedo a un nombre aumenta el miedo a la cosa que se nombra”, y casi sin darme cuenta estaba describiendo lo que sucede con la educación sexual: hay miedo a pronunciar palabras, a explicar cosas o a escuchar ciertas preguntas de los alumnos, pero lo que realmente da miedo son las consecuencias de no hacerlo.
Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/recursos/educacion-emocional/educacion-sexual-aulas-infantil-primaria/
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Entrevista con Raúl Rodrigo: «A alguien que está sufriendo acoso escolar le diría que deje de responsabilizarse y que pida ayuda»

Por: Carlota Fominaya

Entrevista con Raúl Rodrigo, autor de «Mi receta contra el acoso escolar» (Desclée).

Si hay que escuchar a alguien en los casos de bullying, es a las propias víctimas. En este caso, se trata del propio testimonio de Rodrigo, cuya historia personal le ha llevado a escribir este libro: «Mi receta contra el acoso escolar» (Desclée). En su libro encontramos una historia de superación y crecimiento personal en primera persona, donde el autor nos regala un manual con el que afrontar y poner fin de una manera pacífica y constructiva a esta lacra.

¿Cuál sería su principal receta para combatir el acoso escolar?

Una de mis primeras recetas es no buscar un por qué. Si buscas un por qué, cometes el error de responsabilizarte a ti. Durante mucho tiempo llevé a cabo esa búsqueda, aunque afortunadamente hace ya unos años que pude salir de ella. A la conclusión que llego es que no hay que buscar el por qué, porque además corres el riesgo de disfrazarte de quien no eres, y eso tiene unas conclusiones muy peligrosas. El ejercicio pasa más por reflexionar en por que ellos ponen el foco en tu persona. El responsable siempre es quien te acosa.

De alguna forma, ¿se suele acosar siempre al diferente…?

La conclusión es que no, pero siempre hay un punto común, que es algo que en ti no pueden soportar ver. Por ejemplo, la niña con la que se meten porque es adoptada… Quizás lo que hay detrás de ese caso es la envidia de saber que esa chica tiene unos padres que se han recorrido miles de kilómetros para formar una familia en la que sí hay amor. O, por ejemplo, si el foco se pone en alguien gay, quizás lo que está detrás es la envidia de que ese joven tiene para mostrar una opción sexual en una edad tan temprana. Siempre hay un motivo, pero no hay que buscarlo en la víctima, sino en la otra persona. Lo resumiría diciendo que el acosador es una persona herida y que tiene problemas. Pero esto también tiene dos lecturas: que ya no lo vemos como un monstruo, sino como una persona que lo está pasando mal, y que también necesita ayuda.

Ahora usted utiliza su experiencia para ofrecer charlas en los colegios. ¿Cuál es su objetivo con los alumnos?

Parte de mi labor pasa por hacer reflexionar a los chavales y hacerles tomar partido. El acoso es muy doloroso. El aislamiento y la soledad que supone son muy perjudiciales, y muy difíciles de detectar. Las cicatrices del aislamiento todavía perduran en mi. Hoy ya no duelen, me sirven como mapa de mi pasado, pero durante muchos años quemaron a rabiar. Para los docentes, los padres e incluso las víctimas luchar contra ese acoso es harto difícil.

¿Por qué a los adultos, padres, profesores, nos resulta tan difícil de identificar este tipo de acoso?

Porque normalmente quien lo ejerce «se disfraza» o se comporta bien en casa y en clase, saca buenas notas…. No tiene por qué ser una persona agresiva, ni con malos comportamientos. Son personas muy inteligentes, y ejercen un maltrato orquestado y premeditado, que requiere de intelecto y planificación.

Creo que poco a poco está cambiando la percepción del acoso, y del papel del acosador…

Poco a poco, aunque a lo mejor no veo toda la realidad. Creo que en los colegios los profesores en general están muy alerta, están implicados… . Los propios compañeros hoy están muy vinculados. Existen alumnos mediadores, los hermanos mayores supervisan a los jóvenes… Hay mucho por hacer pero en este sentido, estoy muy esperanzado.

Pese a este avance, todos los años se suicida algún chaval.

Es que el acoso sigue existiendo y es un problema. Por eso me sumo a esta lucha. Por desgracia tenemos que aceptar o asumir que probablemente nunca llegaremos a conseguir que desaparezca, porque hay algo intrínseco al ser humano que es la maldad. La maldad existe, y los malos comportamientos y las situaciones injustas también. Otra cosa es que por supuesto tengamos que establecer los mecanismos para que sean mínimos y se solucionen a la mayor celeridad posible.

¿Cuál es la gran diferencia entre este libro y otros escritos sobre recetas contra el bullying?

Sobre todo hablo desde mi experiencia, acompañada eso sí de un gran crecimiento emocional y un trabajo psicológico. Esto creo que me permite analizar las cosas sin rencor, sin revanchismos, ni victimismos. Creo que eso es a nivel general la gran diferencia con otros textos: la ausencia de triunfalismo. Y sobre todo, insisto, mi experiencia personal, porque creo que sí que hay cosas buenas o interesantes, escritas desde el rigor de un psicólogo, o un pedagogo, que te dan buenas pautas pero que no lo han vivido.

¿Por dónde crees que deberíamos empezar para luchar contra este grandísimo problema?

El primero, y aunque suene a cliché o a obviedad, es pedir ayuda. Porque primero, si no lo cuentas, los demás no lo saben. Mis padres se enteraron cuando yo tenía 35 años… Cometemos el error de dar por hecho de que la gente más próxima o de nuestro entorno conoce nuestro sufrimiento, y no es verdad.

En segundo lugar, porque un adolescente no tiene los recursos suficientes para gestionar una situación tan compleja. Este segundo mensaje iría enlazado con el primero, e iría dirigido a padres y profesores. Hay una frase de Almudena Grandes que me gusta mucho, que utilizo siempre, que dice que hay que ser muy valiente para pedir ayuda, pero más valiente todavía para aceptarla. ¿Por qué digo esto? Porque un menor que esté sufriendo acoso escolar va a estar muerto de miedo y, por tanto, no va a pedir ayuda.

¿Alguna recomendación directa para padres y profesores u otros adultos de referencia?

Sí, les diría que intenten generar un clima de confianza en el que los niños o adolescentes se sientan en la tranquilidad de poder contarnos. También que estén muy atentos a los cambios de comportamiento.

¿Y para alguien que está siendo víctima de acoso?

Y como tercer ingrediente, yo le diría a alguien que está sufriendo acoso escolar que no busque porqués, que deje de responsabilizarse. También le aconsejaría que se construyese un mundo que le haga feliz. Eso no significa resignarse a lo que está ocurriendo, no significa no luchar por volver al instituto con confianza y tranquilidad… Pero sí saber que fuera del centro escolar hay un montón de cosas y de gente con la que puedes conectar, entablar nuevas amistades, y reconstruir tus fortalezas y tu autoestima.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-alguien-esta-sufriendo-acoso-escolar-diria-deje-responsabilizarse-y-pida-ayuda-202001160141_noticia.html

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