Movilidad colaborativa y más sostenible. El caso de Amovens

Isabel Benitez

Pedir, a estas alturas, que volvamos a movernos a pie o en bicicleta es excesivo pero, sin duda, existen formas más sostenibles y eficientes para desplazarse que el coche privado. 

En ocasiones, solo necesitamos hechos. Sí, pueden repetirnos miles de veces las consecuencias que tiene para el medio ambiente desplazarse en un vehículo privado para ir a la tienda de la esquina, pero las grandes cifras nos quedan precisamente tan grandes que cuanto menos nos hacen perder la perspectiva y cuanto más avivan nuestra máxima despreocupación y pasotismo. Por el contrario, lo que funciona es vivirlo en las carnes propias y los ejemplos cercanos.

Yo no soy diferente al resto y, por eso, hace una semanas decidí pasar de la teoría a a práctica y averiguar cuál era el impacto real de mis formas de desplazarme y moverme por este mundo. Usando la calculadora ceroco2.orgdescubrí que recorrer una distancia de 61 kilómetros en coche -uno de esos vehículos a motor que van vacíos la mayor parte del tiempo excepto por el conductor (¡y pronto ya ni eso!)- suponía emitir a la atmósfera 13 kilos de CO2, mientras que elegir la opción más sostenible -el transporte público; andando me parecía excesivo- resultaba solo en la emisión de 2 kilogramos del mismo gas pernicioso al entorno.

Después de años y años de dudas, por fin he comprendido que lo que nos cuentan es verdad y que buscar formas de movilidad más sostenibles tiene sentido. Si se puede, ¡claro! Porque, para poder elegir esas otras opciones, estas tienen que funcionar.

En Extremadura, donde vivo, no siempre es el caso. De ahí la dependencia no solo cultural sino vital del vehículo privado. Los autobuses no llegan, y el tren… ¡ay, ese gran olvidado!

Tal vez por eso mismo el consumo colaborativo ha sido recibido como verdadero agua de mayo en una región dispersa y con serios problemas de comunicaciones. Compartir trayectos en coche e incluso el alquiler de coches entre particulares se están convirtiendo en la solución a muchos de nuestros problemas, más allá de ayudarnos a salvar distancias que, de otro modo, no podríamos cubrir.

Estas alternativas de transporte son económicas y flexibles, adaptándose a los rasgados bolsillos extremeños, a los horarios más intempestivos, y a los no tanto que, así y todo, siguen sin quedar cubiertos por el transporte público. Son las principales motivaciones para optar por la movilidad colaborativa, a la que se unen otras ventajas como que nos brindan la oportunidad de conocer a gente interesante o el hecho de saber que contribuyen a reducir la contaminación ambiental: hay menos vehículos en las carreteras y las ciudades, por lo que estas se descongestionan, y los que hay se aprovechan y usan de forma más eficiente porque llevan a más gente a bordo. Sirva de ejemplo el caso de Amovens, una de las plataformas de movilidad colaborativa más populares en nuestro país, cuyos usuarios evitan la emisión de entre 1/2 y 1 millón de toneladas de CO2 a la atmósfera al usar sus servicios.

Fuente del articulo: https://isabelrbenitez.wordpress.com/2016/09/07/movilidad-colaborativa-y-mas-sostenible-el-caso-de-amovens/

Fuente de la imagen: https://isabelrbenitez.files.wordpress.com/2016/08/future_carshare_500.jpg?w=300&h=26

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Movilidad social desde las clases populares. Un estudio sociológico en el Área Metropolitana de Buenos Aires (1960-2013)

 

América Sur/Argentina/Octubre 2016/Pablo Dalle

 

La movilidad social ascendente intergeneracional, entendida como un ascenso de las personas hacia una posición de clase más alta en relación con su origen, es una medida tanto de las oportunidades ocupacionales y educativas estructurales que brinda una sociedad como del nivel de (des)igualdad con que se distribuyen dichas oportunidades entre personas de orígenes sociales distintos. Las sociedades que brindan amplias oportunidades de ascenso social, en las cuales el logro ocupacional de las personas se desvincula del origen social familiar y se relaciona con las capacidades, el nivel educativo y el esfuerzo de los individuos, se caracterizan por ser “abiertas”. En cambio, aquellas en que los destinos de clase están más condicionados por la herencia social son sociedades “cerradas”. Ahora bien, todo sistema de estratificación social es dinámico, es decir que su estructura de oportunidades cambia a lo largo del tiempo en función de las transformaciones económicas y sociales que ocurren en él. Por estas razones, el estudio de los cambios experimentados en las pautas de movilidad social en una sociedad determinada constituye un indicador relevante de la dirección y de los significados que adquiere el proceso de cambio social en dicha sociedad.

En el capítulo I se reseñan las principales corrientes teóricas de la sociología que han abordado el tema de la movilidad social intergeneracional en los países desarrollados (Estados Unidos y Europa) y en América Latina. En este recorrido se reconstruyen los problemas centrales, las hipótesis en discusión y el tipo de análisis propuestos por cada enfoque, y se señalan a grandes rasgos los principales aportes de cada uno. Luego se realiza una descripción de la evolución histórica de la estructura de la estratificación social y de las pautas de movilidad en la Argentina desde una perspectiva a largo plazo. Aquí se reseñan estudios previos sobre la movilidad social y se retoman sus aportes centrales para plantear las preguntas de investigación del estudio y las hipótesis de trabajo. introducción.

Capítulo 1.

La movilidad social intergeneracional: enfoques teóricos y debates.

En todas las sociedades se producen movimientos de personas entre las posiciones de clase (o estratos) que conforman una sociedad. Los estudios sobre la movilidad brindan elementos para considerar en qué medida las posiciones de clase ocupadas por las personas se heredan o si es posible trascenderlas en la experiencia propia o a través de los hijos y las hijas. Así, la movilidad social intergeneracional constituye una medida del carácter abierto o cerrado de una sociedad y del nivel de inequidad con que se distribuyen las oportunidades de acceso a distintas posiciones de clase jerarquizadas en términos de estatus socioeconómico, poder y prestigio (Lipset y Bendix, 1963, entre otros)

El análisis de las tendencias de la movilidad social en el tiempo permite comprender la dirección y los significados de los procesos de cambio social que tienen lugar en un país, sobre la base de la consideración de dos dimensiones: i) qué tipo de oportunidades se abren y cuáles se cierran en la estructura ocupacional y ii) en qué medida el acceso a las mejores oportunidades laborales se vuelve más abierto e igualitario o, por el contrario, más cerrado y condicionado con mayor fuerza por el origen de clase (Hout, 1988). Asimismo, los estudios sobre la movilidad social brindan elementos para considerar la formación y la composición de las clases sociales (Goldthorpe, Llewellyn y Payne, 1987; Erikson y Goldthorpe, 1992; Wright, 1997).

 

Debates sobre movilidad social en américa latina

La investigación empírica sobre la movilidad social en América Latina surgió hacia fines de la década de 1950 y principios de 1960 bajo el supuesto de que el desarrollo industrial en los países de la región llevaría a la expansión de las clases medias, al impulsar procesos generalizados de movilidad ascendente. Estos cambios en la estructura social, se pensaba, darían legitimidad y estabilidad al sistema político democrático-representativo. Estos estudios estaban enmarcados en la “teoría de la modernización”

 

Estratificación y movilidad social en argentina.

Huellas de su conformación sociohistórica En esta sección se describen algunos aspectos de la evolución histórica de la estructura de la estratificación social de la Argentina desde una perspectiva a largo plazo, con el fin de establecer la magnitud y los significados de las pautas de la movilidad social en diferentes períodos históricos. Este recorrido histórico permitirá delimitar hipótesis de trabajo relativas a los efectos de las transformaciones económicas y sociales recientes sobre las pautas de la movilidad intergeneracional. El enfoque teórico y empírico de la estratificación social desarrollado por Gino Germani en su estudio clásico Estructura social de la Argentina (1955) facilitará este recorrido.

En los estratos bajos, el mayor prestigio social de los inmigrantes europeos con respecto a la población criolla favoreció su integración y su ascenso social. Para Di Tella (1992), varios factores explican esta diferencia de estatus en favor de los inmigrantes: i) la “aristocracia de la piel”; ii) la magnitud del aporte inmigratorio y su efecto de reemplazo de la población nativa, y iii) su inserción en las clases más dinámicas del proyecto de desarrollo y de modernización capitalista: la burguesía empresarial urbana y la clase obrera calificada. A diferencia de los Estados Unidos, los inmigrantes no se ubicaron en el estrato más bajo de la jerarquía social. Por el contrario, su llegada al país supuso más bien un “corrimiento de estatus hacia arriba” (Di Tella, 1992: 97). Otro factor a considerar fue la presencia de valores ligados a la acumulación capitalista, el ahorro y el esfuerzo entre los inmigrantes europeos, que motivó una fuerte disposición a la movilidad social ascendente.

Cambios regresivos en el sistema de estratificación social.

En el sistema de estratificación social se experimentaron transformaciones sustantivas como resultado de la transición desde el modelo de desarrollo económico semicerrado con fuerte participación estatal hacia el modelo neoliberal de apertura económica, desregulación y privatizaciones iniciado durante la dictadura militar (1976-1983) y consolidado en la década de 1990 con el menemismo9 .

Esta transición hacia un modelo económico de corte neoliberal fue parte de una reestructuración capitalista a escala mundial que se profundizó en la década de 1990 con la caída del bloque socialista y la globalización de la economía.

En la Argentina, estas políticas implicaron la transición de una economía industrial a otra financiera, agropecuaria y de servicios (Basualdo, 2006).

La movilidad estructural fue más intensa en la región más dinámica del país, principalmente en Buenos Aires, donde los estratos medios duplicaban el promedio nacional. Asimismo, la clase alta fue más permeable al ingreso de extranjeros y de sus descendientes que en otros países de América Latina y de Europa, e incluso más que en los Estados Unidos. En la Argentina se experimentó un cambio profundo del sistema de estratificación social, especialmente en la región pampeana, que consistió en el reemplazo de una estructura de carácter tradicional y cerrada7 por otra moderna, urbana, cosmopolita y abierta. Sin embargo, como el propio Germani (1955 y 2010a) reconoció, la región del norte y del noroeste del país quedó estancada y atrasada, y, en consecuencia, su estructura social permaneció más cerrada. Estas marcadas diferencias entre el centro y la periferia constituían signos elocuentes de un modelo de desarrollo económico desequilibrado

 

Fuente:

Descarga 

http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20160414114802/dalle.pdf

Fuente imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/16QKQVvifpJlLjJ0V4oelBXYHVnYmSXMTXU5iGyJbkxfVIy-NEUITgvgNCfIb13_fArGjA=s85

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