Las diásporas juveniles en el siglo XXI

Por: Luis Bonilla-Molina

Lo que nuestros jóvenes deben saber sobre los procesos migratorios en el siglo XXI y la reconfiguración del modo de producción económico mundial

Globalización y mundialización

Con la llegada y popularización de la consola “Atari”, en la década de los ochenta del siglo XX, se inicia la más importante ruptura generacional de los últimos siglos.  Investigadores de la trayectoria de Maffesoli han llegado a plantear la irrupción de las tribus urbanas,  para destacar nuevas formas de asociación y relacionamiento de los jóvenes que le eran ajenas a las generaciones precedentes. A finales de la segunda década del siglo XXI, la explosión de las tecnologías de la comunicación y la información anuncian una cuarta revolución industrial, con profundas consecuencias en el modo de existir y entender la construcción de ciudadanía, el vivir y el compartir. Todo ello ocurre en el marco de la irrupción de la globalización económica y la mundialización cultural como expresiones del neoliberalismo.

La globalización es el desarrollo de un modelo económico hegemónico en el mundo: el capitalismo. La globalización económica impone nuevas dinámicas al campo financiero, productivo y al concepto de mercancías. Los capitales golondrinas dejan claro que para los señores de las finanzas, el dinero no tiene nacionalidad ni territorio y, que la voracidad de la ganancia especulativa reconfigura conceptos como la plusvalía o la explotación del hombre por el hombre. Las  fabricas se deslocalizan y surge la “maquila” como expresiones de la vuelta al pasado en materia de derechos laborales; algo que la llamada reforma laboral francesa sellaría en julio del 2016 con sus 46 horas semanales de trabajo.

Estas mutaciones laborales  -paradójicamente porque es el modelo quien lo genera-  tienen entre otras justificaciones, el creciente paro laboral de los jóvenes que mientras en Francia alcanza el 24%, según Eurostat 2015 -la oficina de Estadística Europea- en España ronda el 49,6%, en Grecia alcanza el 50.1%, siendo la media en esa región el 20,7%.

El desempleo juvenil se ha convertido en un fenómeno de toda Europa. El Youth Employment Decade (YED) construyó el mapa mundial del desempleo, en el cual se evidencia que el desempleo juvenil es un  problema creciente en los Estados Unidos, como en efecto lo señalaron las dos principales candidaturas presidenciales de 2016.

Por otra parte, en la globalización se multiplican las llamadas mercancías inmateriales y el trabajo inmaterial, como expresiones del mundo del trabajo en la segunda década del siglo XXI. El empleo se convierte en transfronterizo, utilizando los sectores empresariales a las grandes masas de inmigrantes, como instrumentos para la implantación de la flexibilización laboral y el trabajo precario; auspiciando con ello las contradicciones entre nacionales y foráneos, en el marco del desmantelamiento del Estado de bienestar keynesiano que mantenía algunas garantías sociales en materia de educación, salud y seguridad social.  Ahora los “recién llegados” a las naciones altamente industrializadas son recibidos como competidores por el empleo para los nacionales, ante un número cada vez decreciente de puestos de trabajo, como resultado de la onda expansiva de la crisis económica mundial iniciada en el 2008.

Por su parte la mundialización cultural crea la ilusión del emerger de una sola cultura global, de una ciudadanía planetaria uniforme, de una visión homogénea del mundo. En realidad, lo que viene ocurriendo en las últimas décadas, pero muy especialmente desde los ochenta del siglo XX, es un intento por la supresión forzada de las diferencias culturales. El árabe, el latino, el asiático, el africano se convierten en los “barbaros” y los nacionales de los países altamente industrializados como los “civilizados”. En ese contexto, se multiplica exponencialmente el drama de los inmigrantes, que ya Georges Moustaki describía en sus melodías en los setenta del siglo pasado. Los parias del pasado son los indeseables del presente.  La ilusión de una sola cultura planetaria queda relegada a la posibilidad de gustos homogéneos de los consumidores, que posibiliten al gran capital la venta de las mismas mercancías como necesidades creadas, no importa en el lugar del planeta en el cual se expongan.

El desempleo y su relación con los procesos migratorios

En el presente, los inmigrantes son los más afectados por la instalación a nivel planetario de la lógica neoliberal. La globalización y la mundialización, al plantearse la desaparición de los Estados nacionales, la flexibilización de las fronteras y la posibilidad de conseguir empleo en cualquier lugar del planeta, esconden con frases cuidadosamente construidas por la industria del marketing capitalista, el rostro siniestro de este proceso. Primero, como ya lo señalamos, la inmigración que promueve el gran capital es una herramienta para fomentar la disputa entre trabajadores nativos y los recién llegados, para lograr -en medio del caos propio de la desunión del mundo laboral-  desatar sus políticas destinadas a  borrar las conquistas laborales alcanzadas por los trabajadores en los últimos cien años.  Leyes draconianas contra el derecho a la sindicalización, la contratación colectiva, las jubilaciones y pensiones, la seguridad médica, el derecho a la educación se multiplican en todo el orbe como la peor de las plagas del siglo XXI.

Segundo, esta inmigración está asociada a la destrucción de la educación como derecho humano en los países llamados “desarrollados”, pues a la par que aceleran la privatización de los sistemas escolares, la desinversión en materia educativa y la destrucción de la profesión docente, procuran captar el mejor talento humano del planeta formado en los denominados países de la “periferia”. Un alto empresario estadounidense le señalaba al ex presidente Obama, que debería dejar de invertir tanto en formación profesional para concentrarse en hacer atractivo fuentes de empleo para los más talentosos, formados con dineros públicos, quienes podrían emigrar desde los países “dependientes”; esto describe la lógica del sector empresarial mundial en esta etapa.

Realmente quienes terminan siendo admitidos en los países industrializados a los cuales emigran un importante número de jóvenes de los distintos continentes, son aquellos que tienen alta calificación para contribuir al desarrollo del modo de producción del siglo XXI. Mientras una pequeña porción de los jóvenes “más calificados” son captados para el mundo del trabajo en los países industrializados, millones de los inmigrantes cuyas edades oscilan entre 16 y 30 años de edad son echados a un estado de miseria humana que muchos no conocían en sus países de origen. Es la hegemonía del peor “darwinismo” laboral conocido en la historia del capitalismo moderno.

Tercero, la criminalización de los inmigrantes, mediante una Orweliana mezcla de estereotipos que se utilizan para identificar a los “extranjeros” como potenciales delincuentes y terroristas, portadores de enfermedades, consumidores de los dineros de la seguridad social de los nacionales; siendo estos mecanismos coercitivos que promueven el auto retorno a casa, de quienes no encajan en la fabrica global de mercancías materiales e inmateriales que caracteriza al modo de producción capitalistas del siglo XXI. Eso sí, que vuelvan a casa a buscar dinero para comprar estas mercancías que los identificaran como seres “existentes”, es el lema silente de los grandes empresarios,

Cuarto, el surgimiento de regímenes y políticos autoritarios que centran su discurso en la colocación de barreras para los inmigrantes, por supuesto se refieren a aquellos que no aportan en lo inmediato al modelo de producción capitalista del presente. Ese fue el centro de la campaña xenófoba del presidente Trump, pero también de políticos emergentes como Marion Le Pen en Francia. Muchos de nuestros jóvenes han visitado como turistas a estos países y creen que los van a recibir de la misma forma cuando vayan, ya no a dejar sus dólares allí, sino a buscar empleo.  Señores como Trump, Rajoy, Le Pen o Macri están allí para hacerles saber lo equivocados que están.

Quinto, el drama de los jóvenes que han vivido en sociedades con sistemas de seguridad social generalizados, es que esperan encontrar la misma solidaridad colectiva en países que viven ahora la competencia como paradigma de vida. En los países industrialmente más poderosos y que suelen atraer a buena parte de la migración, desde la caída de la URSS se viene desmantelando la noción del compromiso social y, la salud, educación y las jubilaciones han pasado a ser mercancías a las cuales acceden quienes tienen recursos económicos para pagarlas. Es común encontrar en los chats de whatsapp, las conversaciones en facebook o de otras redes sociales, en las cuales los inmigrantes expresan su sorpresa y desconsuelo ante los costos elevadísimos de las medicinas, la atención médica o la educación universitaria, Muchos de ellos, especialmente los más jóvenes, salen de sus países obnubilados por la propaganda de las grandes cadenas televisivas que muestran al llamado “primer mundo” como sociedades políticamente ideales y socialmente sin problemas, sin los hechos cotidianos del “tercera mundo”, pero al llegar a sus destinos se encuentran con una realidad que le es común a los pobres y la clase media en cualquier lugar del planeta.  Es un mundo ideal para los ricos..

Sexto, cuando las administraciones americanas quieren atacar a un país, como ocurrió con la ex-Yugoeslavia, Irak, Libia e incluso como ocurre ahora con un socio mayor como lo es la Rusia capitalista, comienzan señalando deficiencias en sus sistemas políticos de gobierno, que si bien pueden en algunos casos llegar a ser ciertos, son señalamientos hechos por gobernantes cuya legitimidad no es producto del voto directo de la mayoría de sus ciudadanos. Recientemente leía el comentario de un joven que emigró a los Estados Unidos, sorprendido por el hecho, que el día de la elección del presidente norteamericano Trump, sus 15 compañeros de trabajo ni siquiera sabían que era el día de ir a votar. La despolitización de la juventud norteamericana contrasta con lo que ocurre en Latinoamérica, donde por ejemplo, es imposible pensar en un almuerzo de una familia venezolana donde no se hable de política, independientemente de la posición que se tenga sobre ello. En una oportunidad, conversando sobre lo que le ocurría a uno de los teóricos más importantes de la pedagogía crítica, Peter Mclaren -de origen canadiense quien emigró a los Estados Unidos- me sorprendió el relato de algunos de sus estudiantes quienes eran invitados por los servicios de inteligencia a grabar sus clases en la universidad, como un mecanismo de control y para censurar el pensamiento crítico en esa nación.  Precisamente en uno de los países que promueve la migración como arma de ataque a gobiernos, aunque después quienes parten para allí encuentren que es otra la realidad ,

El desencuentro generacional

Toda esta dinámica de la globalización económica y la mundialización cultural en el año 2017,  ocurre con problemáticas adicionales para los nacidos desde el año 1985 hasta la presente fecha. Una juventud que crece en la explosión del internet, la televisión satelital con más de 100 canales digitales, las redes sociales, los video juegos, el 4D y la realidad virtual aumentada construye un imaginario de éxito “efímero” no siempre asociado a soportes materiales en la realidad concreta. Y ahí dos aspectos a reflexionar.

Primero, desde las narrativas alternativas, son contadas las iniciativas para dotar de contenidos con sentido práctico a estos maravillosos desarrollos tecnológicos y comunicacionales, dejando, en muchos casos, el pensamiento crítico y los llamados “gobiernos progresistas” este campo de trabajo en manos y la hegemonía de la poderosa industria cultural de los países del G7+1. Sin embargo, mientras unos “no hacemos”, la industria cultural no cesa en su tarea de afirmar valores para el desarraigo cultural, la vergüenza étnica tercermundista, el consumo basado en necesidades creadas y la ilusión de alcanzar un estándar de vida fundamentado en la posesión de mercancías, que no alcanzan siquiera, la mayoría de los jóvenes nacidos en los países industrializados. Es urgente, el desarrollo de “tanques de pensamiento” desde el Sur, que analicen la industria cultural de las naciones más poderosas.

Segundo, existe un discurso propio de la generación precedente a la revolución científico tecnológica, es decir los nacidos antes de 1985, quienes ante la incapacidad para llevar el ritmo cambiante de este cambio de paradigma técnico y comunicacional, construyen desde  la academia, la política y los gobiernos un discurso conservador, que aumenta la ruptura generacional presente. Ante la incapacidad de las generaciones precedentes para entender y empalmar rápidamente, con sentido práctico y crítico pero no negador de la nueva realidad, los jóvenes de hoy se sienten en buena medida sin referentes de las generaciones que le preceden, lo cual es altamente peligroso, en el marco de la propaganda y producción de la industria cultural afín con los intereses de esta globalización económica y mundialización cultural. Es urgente, que los “mayores” entendamos esta situación y allanemos el camino del reencuentro no descalificador con los mas jóvenes o, estos últimos estarán aún más indefensos ante las avezas intensiones del gran capital. Así como en distintos momentos históricos fue ridículo censurar y responsabilizar de los males sociales al rock, la salsa, la lambada o ahora al reggaetón, porque ello solo mostraba la falta de diálogo inter generacional; hoy el dialogo entre los llamados “nativos” y los “inmigrantes” digitales es una tarea urgente, lo cual pasa no solo por una apropiación de las herramientas sino fundamentalmente por un reconocimiento mutuo de potencialidades y de encuentro.  Un discurso que censure lo tecnológico solo contribuye a la fractura inter generacional y fortalece dinámicas migratorias que frenan ese encuentro.

Los procesos migratorios en el marco de la restructuración económica global

Una muestra de ese desencuentro generacional lo ha sido la postura de los “mayores” respecto a la migración por parte de los más jóvenes en distintos momentos históricos  La construcción de las sociedades modernas ha significado procesos permanentes, constantes y diversos de migración. Primero fue de las fincas a las aldeas, posteriormente lo seria de éstas a las ciudades periféricas.  Tiempo después, con el surgimiento de las grandes ciudades se generaron masivos procesos de migración del campo, aldeas, pequeñas poblaciones a las ciudades centrales de los Estado nacionales. En el marco de la llamada oposición ciudad-campo surgió un discurso por parte de quienes se quedaban en el lugar contra quienes partían. “Traidores”, “desleales”, “desarraigados” fueron algunos de los epítetos con los cuales se señaló a quinees partían del lugar. Hoy la globalización económica y la mundialización cultural presionan por todos los medios, especialmente por los canales creados en la revolución científico tecnológica, para que nuestros jóvenes marchen fuera del país, en el marco de unas políticas del gran capital descritas anteriormente. Satanizar per se estas dinámicas, sin allanar caminos de reencuentro generacional, no contribuye a esclarecer las potencialidades y limitaciones de las dinámicas migratorias.

Por ello, la labor de las instituciones públicas de los países mal llamados en “desarrollo” y más aún, los dirigidos por gobiernos progresistas consiste en develar pedagógicamente los “entre telones” de esta ola de inmigración en cuatro dimensiones: las oportunidades reales, la dimensión  salarial, los aspectos de la seguridad social y la multiculturalidad, En el primero de los aspectos es urgente elaborar estudios y construir claras series estadísticas que muestre como el desempleo juvenil es un problema creciente y de alto impacto en Europa, Norteamérica e incluso en muchos de los países del llamado milagro asiático como Corea del Sur. Sólo un ínfimo porcentaje de los jóvenes que emigran hoy consiguen empleo, los restantes pasan a formar parte de los marginados entre los marginados.

Segundo, es importante sistematizar y publicar la relación de salario mínimo y profesional en los países que atraen inmigración y los costos de medicinas, alimentos, vivienda, transporte en países donde no existe la seguridad social para los extranjeros.  Ello no suprime la urgente necesidad de recomponer los salarios profesionales en nuestros países, para que resulten atractivos para los trabajadores de cualquier edad en el presente.

Tercero, nuestros jóvenes están acostumbrados a vivir en países donde los servicios, las medicinas, la comida son de muy bajos costos, donde elementos como la educación son gratuitos; por ello debemos explicarles cuales es la situación en esos países a donde quieren ir. Por ejemplo, mucho se publicita sobre la “maravilla” del modelo económico de Korea del Sur, pero pocos conocen el drama de una juventud de ese país, con severos problemas para conseguir empleo, en un marco de alta demanda social tanto de consumo, como para poder alcanzar logros tan comunes para nosotros como poder casarse y ser aceptado; esta imposibilidad ha llevado a que Korea del Sur, el gigante asiático, sea uno de los países con mayor tasa de suicidio juvenil.

Cuarto, la realidad social y poblacional no es de un solo tipo, no admite unidemensionalidad del pensamiento. Distintas costumbres, recorridos históricos, religiones hacen del mundo un lugar diverso.  Ello, es positivo y es obligación de nuestros sistemas educativos potenciar esta comprensión, incluso para decidir adecuadamente acerca de partir o quedarse.

Welcome al retornar a casa

A mi juicio existen tres tipos de dinámicas migratorias: (a) por razones de estudio, (b) por empleo, (c) el turismo “mochilero”. En cualquiera de los casos, expresan una tendencia de las nuevas generaciones  de vivir otras experiencias, conocer nuevas realidades y encontrarse con sus pares de distintas culturas. Si a pesar de que las generaciones mayores le expliquemos a los más jóvenes los riesgos y posibilidades de los procesos migratorios en el presente, ellos deciden probar suerte, como lo hicieron otras generaciones en el pasado; debemos garantizar que quienes partan lo hagan con la certeza que su país los recibirá nuevamente con los brazos abiertos, ya sea para desarrollar lo que aprendieron fuera o para apoyarlos en el reinicio de su desarrollo personal y profesional en la patria que los vio nacer.

La migración de los jóvenes en los cuatro puntos cardinales del planeta, a pesar de su inserción en la dinámica capitalista del siglo XXI, debemos verla también, dialécticamente hablando, como procesos hermosos de construcción de un nuevo prisma generacional que potenciará la construcción de identidad para nuestras naciones en el siglo XXI.  Sabemos que la mayoría de quienes parten regresarán, por ello debemos construir un cultura del “recibimiento” cálido y el reencuentro amoroso que posibilite seguir construyendo naciones independientes con todos y todas.

Lista de referencias

YEAD (2016) Youth Employment Decade Org. Mapa Mundial del Desempleo. Disponible online.

Desempleo Juvenil en Europa (2015). La vanguardia de España. Disponible en linea

[i] Docente e investigador en pedagogía critica y ciencias sociales. CEO del portal http://www.otrasvoceseneducacion.org

*(escrito originalmente para la revista síntesis de Venezuela)

*Imagen: http://juventudesargentinas.blogspot.com/

Fuente: https://luisbonillamolina.wordpress.com/2017/03/10/las-diasporas-juveniles-en-el-siglo-xxi/

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